sábado, 2 de mayo de 2015

ARCHIVO PERSONAL DE EDUARDO PEDRO GARCÍA RODRÍGUEZ-XXI



EL PERRO PASTOR GARAFIANO

El aislamiento que impone la insularidad y la tradicional incomunicación padecida por algunas comarcas de nuestras islas, ha hecho posible la pervivencia de una flora y una fauna autóctonas, cuyo interés y valor científico está sobradamente reconocido. En algunos casos su presencia es meramente testimonial y están encaminadas a su definitiva desaparición.
En lo que respecta a La Palma y a especies domésticas, es en la zona noroeste donde se han conservado razas exclusivas de la isla, algunas incluidas en los catálogos oficiales de razas ganaderas autóctonas publicados por el Ministerio de Agricultura (bovino, caprino y ovino), o como el cerdo negro canario, que fue común en todo el archipiélago y hoy es sólo allí donde puede verse algún ejemplar.

Reconocida la existencia de perros en la prehistoria de las islas, cabe destacar la coincidencia de los más antiguos historiadores f Abreu y Galindo, Torriani) al referirse a éstos y a los aborígenes, pues recogen que, tanto en Gran Canaria (Tibicena) como en Tenerife (Cancha) y en La Palma (Haguarán), identificaban al diablo en forma de "perro grande y lanudo", quien se aparecía de esta guisa a los antiguos palmeros (Truene).

Resulta curiosa la referencia, pues los que han subsistido en las islas, con mayor influencia de perrros llegados con posterioridad, son de pelo liso, salvo el garafiano que ahora nos ocupa. Cabe pensar en lo difícil que resultaría a los primitivos canarios, con anterioridad a la conquista y sin contacto con otros pueblos, imaginarse un perro de pelo largo de no existir también de este tipo.

Lo que si resulta fácil deducir es que los pobladores europeos, lo mismo que se hicieron acompañar de otros animales domésticos que criaban en sus áreas de procedencia, trajeron a La Palma sus perros.

Gallegos y portugueses se radicaron con preferencia en La Palma y, ya en el siglo XVI, la relación con Flandes fue importantísima. Perros de estos países tuvieron que cruzarse necesariamente con los existentes en la isla, dando lugar al actual perro de pastor garafiano. A pesar de las modificaciones que hayan podido experimentar en los últimos cuatro siglos, algunos de los rasgos de este perro hacen recordar a razas actuales de los lugares mencionados, que no hay la posibilidad de que influyeran en su formación, aunque sí la de que tuviesen antepasados comunes.

Es recientemente, no más de 25 años atrás, cuando comienzan a popularizarse en la isla perros de razas foráneas, principalmente el Pastor Alemán, que deslumhra con sus magníficas cualidades, no tardando en producirse cruzamientos con nuestro perro de pastor, dando lugar a una población mestiza muy extendida.

En 1980 se logra despenar un cierto interés en determinados órganos de la Administración por evitar la desaparición de las razas ganaderas autóctonas, permitiendo así su posterior estudio y valoración del patrimonio genético diferenciado del que son portadores, tarea en la que entonces colaboramos junto con destacados profesionales, pero que no ha tenido continuidad. Es entonces cuando se recuerda con nostalgia al perro rústico, cariñoso, de apariencia tranquila, hermosa presencia y eficaz en su trabajo, que desde niños vimos siempre acompañando a los "cabreros" con sus rebaños en los ya lejanos tiempos en que estos recorrían las principales calles de Santa Cruz de La Palma, ordeñando y vendiendo leche a la puerta de cada casa.

Enamorados de las magníficas razas de perros que los aficionados conocíamos y en muchos casos criado, no valoramos lo que teníamos ante los ojos sino cuando estaba ya a punto de perderse.

Se comienza a recorrer la isla, contactando con los cabreros en activo y los ya retirados (algunos octogenarios, que pastorearon cabras y tuvieron perros cuando no existían otras comunicaciones entre los pueblos alejados de la isla que los caminos de cumbre), recabando información y localizando y fotografiando perros. El resultado fue sorprendente, destacando la coincidencia en lo siguiente:

a)  En la descripción del perro, tanto en su morfología como en su carácter.
b)  En que existió "desde siempre", pues los vieron criar a sus padres y éstos a sus abuelos.
c)  En destacar sus cualidades como auxiliar indispensable en la conducción y manejo de los rebaños de cabras y ovejas.

d) En que el mejor perro fue siempre el que realizó mejor su trabajo, sin concesiones al aspecto externo.

e) En el error producido al efectuar cruzamientos con Pastores Alemanes, pues el resultado son perros muy bonitos pero muy agresivos para con las cabras, siendo necesario muchas veces cortarles los colmillos o sacrificarlos.

f) En que hasta época muy reciente no se criaban en las zonas rurales y tradicionalmente marginadas de La Palma, otros perros que el "de caza" (Podenco Canario, utilizado en las cacerías de conejos) y el denominado "lobo" (nuestro pastor garafiano).

Ante esta evidencia, se consideró que la presente generación contraería una responsabilidad histórica con las futuras, si asistía impasible a la desaparición de estos perros, por lo que se creó el "Grupo de Trabajo para la Recuperación del Perro de Pastor Garafiano", abierto a cuantos quisieran colaborar en esta tarea. Desde entonces, con la dedicación personal que han permitido las posibilidades de cada uno de sus integrantes, se han registrado 184 perros, muchos de ellos ya desaparecidos por diversas causas, y se ha repartido gratuitamente entre cabreros y aficionados 96 cachorros criados por el Grupo.

En este empeño se ha contado con el apoyo moral de reconocidas autoridades en el campo de la Zootecnia, Biología y Razas Autóctonas Españolas, el "Can Club de Tenerife" y la "Sociedad Canina de Canarias", quienes han reconocido de cerca la labor realizada y nos han alentado a continuarla. Destaca también la ayuda del "Excmo. Cabildo Insular de La Palma" de la "Compañía Transmediterránea" y de la "Sociedad Canina de Canarias", que hizo posible la presencia del "pastor garafiano" en la "I MUESTRA DE RAZAS AUTÓCTONAS" celebrada en Las Palmas el 18 de Junio del presente año, donde por vez primera se presentó nuestro perro fuera de la isla en un evento Muestra Regional de Razas Autóctonas. Las Palmas Junio 1988
niño de importancia y donde pudo ser conocido y estudiado por destacadas personalidades del mundo canino nacional e internacional. Cabe destacar, tal como recogieron por estos días variadas noticias de la prensa de las islas y revistas especializadas, la favorable impresión que causaron los siete ejemplares presentados y las palabras de aliento que recibió el Grupo de Trabajo para continuar su tarea de cría y selección.

Actualmente, por indicación del presidente de la "Real Sociedad Central para el Fomento de las Razas Caninas en España", Don Valentín Alvarez. quien con el Juez Internacional especializado en razas autóctonas Don Evaristo Sanllehi, hizo el estudio y evaluación morfológica a los perros en la Muestra, está prevista la constitución de la "ASOCIACIÓN ESPAÑOLA PARA LA CONSERVACIÓNDEL PERRO DE PASTOR GARAFIANO", que será preinscrita en dicha Sociedad Central y se encargará de proseguir la tarea del Grupo de Trabajo.

Cuando estas líneas vean la luz, se habrá celebrado ya en Santa Cruz de Tenerife una nueva Muestra de Razas Autóctonas, coincidiendo con la "VII EXPOSICIÓN NACIONAL CANINA DE SANTA CRUZ DE TENERIFE", en la que estarán presentes no menos de diez ejemplares de perros de pastor garafiano, cinco desplazados expresamente de esta isla por el Grupo de Trabajo y el resto de los cedidos por éste a aficionados de Tenerife.
Dejando para otra ocasión mayor información que pudiera resultar de interés, terminamos describiendo a nuestro perro, lo que podría servir de punto de partida para elaborar un pre-estandar.

Antecedentes. Se trata de una población canina diferenciada, existente en la Isla de La Palma, Canarias, principalmente en su comarca noroeste, donde se utiliza como auxiliar imprescindible en el pastoreo de los rebaños de caprino y ovino, desenvolviéndose muy bien en las zonas abruptas de la difícil geografía insular donde ésta se practica.

Posee unas características comunes, que se transmiten de generación en generación, presentando una manifiesta homogeneidad, con las normales variantes al no haberse realizado nunca otra selección que la funcional.

Su origen se remonta a la época pre-hispánica, si bien se supone que han contribuido a la configuración del perro actual los aportes sanguíneos de los que acompañaron a los pobladores europeos a partir de la conquista de la isla, en el año 1493, (gallegos, portugueses, flamencos, etc.).

Aspecto general. Lupoide, mediolíneo o moderamente longílineo, eumétrico, de tamaño mediano a grande, grupa ligeramente más alta que la cruz, cuello más bien corto y cabeza pequeña con relación al cuerpo.

Une a su aspecto rústico una gran belleza, sobre todo en los ejemplares de pelo suave y largo, causando admiración y compitiendo en estima con las razas más solicitadas.
Pesos y medidas. En ejemplares bien cuidados, el peso de los machos oscila entre los 28 y 35 kilos, y en las hembras entre 24 y 30.

La altura en la cruz es, en los machos de 57 a 64 centímetros, y en las hembras de 55 a 62. En la grupa, siempre, de 1 a 3 centímetros más.
Pueden encontrarse ejemplares de superiores o inferiores pesos y medidas, debido a hibridaciones o a un cuidado incorrecto.

Cabeza. Cónica, pequeña en relación con el cuerpo, frente ligeramente abombada, lo que resalta por la implantación algo trasera y separada de las orejas, que pueden presentarse partidas o con tendencia a partir hacia adelante. También pueden aparecer enhiestas, observándose entonces una tendencia a mantenerlas plegadas al menor estímulo, mostrando su cara interior, trufa siempre negra. Ojos oblicuos, de color castaño y algo próximos. Labios breves, recogidos. Mordida en tijera. Stop suave y poco pronunciado.

Patas. Fuertes, bien aplomadas, destacando en sus proporciones las posteriores, con o sin espolones, dobles en muchos casos y en algunos implantados. Pie de liebre.

Capa. Leonada o alobada, en sus diferentes matices. Los leonados muy claros se confunden con el color barquillo. Excepcionalmente se puede presentar algún ejemplar melánico. Los cachorros nacen pardos, más claros u obscuros, color que cambia al llegar a adultos, y en algunos aparecen pelos o pequeñas manchas blancas en el pecho, dedos o punta de cola, que suelen desaparecer al crecer.

Pelo. Abundante, más o menos largo, de contextura suave en unos casos y en otros algo áspero, acumulado principalmente en la base de las orejas, cuello, faldones, cola, arista posterior de las patas delanteras y entre los dedos. Liso en el hocico, frente, parte anterior de las patas delanteras y, en las traseras, del corvejón hacia abajo.
Cola. Muy poblada, en sable o ligeramente enroscada, pero nunca sobre el lomo. Su lo-gintud no suele rebasar el corvejón.

Carácter. Dócil, pero seguro de sí mismo, hace amigos con facilidad. Suele recibir a los extraños con una actitud típica: ladridos sueltos, al tiempo que pliega las orejas, mueve la cola, y gira ligeramente la cabeza mostrando la comisura de los labios de forma que parece sonreír. De apariencia tranquila y reposada, se muestra muy activo cuando está trabajando.

Aptitud. La fundamental es el pastoreo, tarea que prácticamente aprende sólo si se encuentra en el medio adecuado. Al ser muy inteligente y adaptable, asimila cualquier tipo de adiestramiento, incluso guarda. Por su belleza y carácter constituye un excelente perro de compañía.

Antonio Manuel Díaz Rodríguez, del Grupo de Trabajo para la Recuperación del Perro de Pastor Garafiano.

Revista Akli, mayo de 1993.
(Archivo personal de Eduardo Pedro García Rodríguez)


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