domingo, 12 de abril de 2015

ARCCHIVO PERSONAL DE EDUARDO PEDRO GARCÍA RODRÍGUEZ-3



1996 mayo.

Teresa González Pérez

Dra., en Historia.

LA DESIGUALDAD EDUCATIVA DE LA MUJER CANARIA

La mujer, dada las transformaciones que podía imprimir a la estructura familiar y social, se halló al margen del proceso evolutivo educacional. Hasta la Ley General de Educación de 1970 estuvo en vigor la educación diferenciada, si bien se mantenía un curriculum escolar sexista, y con la Constitución de 1978 se reconoció la igualdad entre mujeres y hombres. La sociedad patriarcal le confería las funciones familiares y participar en la transmisión de valores e ideas y facilitarle la educación implicaba un riesgo para la asentada sociedad patriarcal, en tanto en cuanto podía modificar los esquemas tradicionales. En consecuencia, había que controlar todos los resortes educativos para evitar la distorsión de los efectos de tal proceso en el sexo femenino. Por esta causa, como elemento fundamental dentro del a configuración histórico-social del Archipiélago Canario, destaca la educación de las mujeres como mecanismo significativo del control social, marcando las pautas e comportamiento y los sistemas de valores con respecto a los hombres y las mujeres. La identidad personal y cultural de la mujer, en diferentes momentos históricos, se plantea a partir de un rol doméstico y la maternidad. Incluso, las representaciones culturales mantienen la versión del prototipo femenino asentado en el discurso tradicional del hogar y la maternidad: el "Ángel del Hogar'' y la "Perfecta Casada" y los nuevos modelos de "Mujer Moderna" o "Mujer Nueva' '. La cultura tradicional, la religión y la mentalidad conservadora configuran elementos decisivos en las pautas de comportamiento, definiendo la identidad de la mujer en su función social como madre y encargada del hogar.


Los roles y opciones atribuidos al sexo femenino, así como el papel desempeñado por la mujer en la sociedad, se debe a su acondicionamiento social y a una diferenciación biológica de los sexos. El status sociopolítico de cada momento histórico queda reflejado en la legislación, lo cual constituye un aspecto que ilustra la condición social femenina y permite comprender el papel de la mujer en la historiografía española. Muchos pensadores argumentan que la subordinación de la mujer se justifica en las diferencias fisiológicas-bioógicas y religioso-católicas entre los sexos, entendiendo la inferioridad femenina como estado natural dentro de un orden jerárquico. La cuestión de inferioridad intelectual de la mujer respecto al hombre fue una controvertida polémica del siglo XIX  especialmente en U.S. A. y Europa - que se mantuvo en España hasta la II República, en amplios sectores de la sociedad. En ocasiones, los propios liberales dudaron de la capacidad intelectual femenina. Las denuncias y argumentos de las mujeres de talla, como Concepción Arenal y Emilia Pardo Bazán, no repararon la concepción de inferior capacidad mental de la mujer. No obstante, frente a la opinión generalizada de la relegación de la mujer a la esfera doméstica, había una minoría convencida de que la función primordial no era forzosamente el hogar, entendiendo que ésta podía acceder a la cultura, al trabajo y a la vida pública.

La mujer canaria no escapó al planteamiento instructivo del resto del estado. Aún en las islas se agravó su situación dada la pobreza y la marginación insular; la mujer se vio forzada a realizar trabajos agrícolas que alternaba con las faenas caseras y la crianza de los hijos. Su instrucción era cuestión secundaria porque se cometido esencial era el hogar.

Todas las mujeres isleñas, han contribuido al desarrollo de la sociedad, pese a su continua marginación socio-política y cultural. La sociedad patriarcal le tenía asignado un claro papel, aquél que le circunscribía al hogar. En cuanto a su instrucción, si bien podía asistir a la escuela primaria, sus programas eran muestra relevante de la situación discriminada de la mujer dentro de la sociedad isleña. Las escuelas de niñas no eran tan numerosas como las de los niños y particularmente grave fue la situación de la enseñanza femenina si estimamos que hasta finales del siglo XIX les estaba vedada la asistencia oficial a los centros de enseñanza media y universitaria. De ahí que el analfabetismo femenino fuera tan elevado y la formación de la mujer tan deficiente que justificaba a la vez la negación de otorgarle derecho alguno en el orden familiar o social. Esta formación carente de inquietudes laborales o sociales, se expresaba también en las lecturas especificas recomendadas a las niñas, cuyos textos realzaban la función social que les estaba encomendada, los libros hacían alusión al papel maternal, hogar, virtudes de la mujer, etc. En Canarias, la escuela ha favorecido
estereotipos predominantes de la sociedad.

Hasta época no muy lejanas la preparación intelectual de la mujer estaba acotada. Con una formación muy deficiente y un alto saldo de analfabetismo, la sociedad le la segregación sexual, estimulándola a través de los programas y contenidos; en definitiva, efectuando adaptaciones escolares de los tenía un papel que se circunscribía al hogar; la legislación le incapacitaba y le impedía el acceso al mundo laboral que no fueran los relacionados con las tareas domésticas o el trabajo agrícola. El trato que recibía la muj er equivalía al de una menos, igual que un ser inmaduro necesitado de protección, que carecía de valor como persona y que, al mismo tiempo, estaba sujeta a la admiración por sus virtudes de abnegación y delicadeza. En el ámbito familiar estaba considerada como una persona de segundo orden; incluso, la legislación le incapacitaba para administrar los propios bienes que aportaba al matrimonio y el cónyuge podía disponer libremente de ellos.

En el archipiélago la limitación de las mujeres a las actividades domésticas o agrícolas, igual que sucedía en el resto del estado, no permitió su promoción a otros niveles, si exceptuamos algunos casos aislados -profesionales de la enseñanza, enfermeras,...-. Hasta bien entrado el siglo actual con la intervención de la mujer como miembro activo de la sociedad isleña. No obstante, la presencia de la mujer isleña en la sociedad ha sido crucial. Desde la feminidad, su influencia era decisiva en las costumbres y vida social. Porque, además de desarrollar múltiple servicios de carácter asistencial y social, transmitía los valores ético-religiosos en la educación de los hijos.

Es cierto que las condiciones educativas y laborales han mejorado a través de la trayectoria socio histórica para las mujeres isleñas. Actualmente las políticas educativas y sociolaborales se encaminan a conseguir la justa equiparación entre mujeres y hombres. No obstante, ha sido una igualdad aparente a la hora de formarse o acceder al trabajo, porque continúa existiendo discriminación sobre la mujer, especialmente, a nivel laboral. Es decir que, pese a los avances, actualmente las mujeres siguen sufriendo opresión y la subordinación masculina en amplios sectores del mundo laboral y familiar. La mujer ha conseguido una igualdad teórica, en la práctica aún queda mucho que hacer.

Revista Neiga del Partido de Independientes de Lanzarote, PIL.
Edita
Partido de independientes de Lanzarote P.I.L.
35500 Arrecife de Lanzarote
Depósito Legal: 511/96 ISSN: 1136-2960 Imprime: Drago
(Archivo personal de Eduardo Pedro García Rodríguez)



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