miércoles, 15 de abril de 2015

EVANGELIOS APOCRIFOS-XXII



EVANGELIO APÓCRIFO DE JUAN

Capítulo 1:


1 La enseñanza del Salvador y la revelación de los misterios y las cosas escondidas en el silencio,  cosas que él enseñó a su discípulo Juan.

2 Un día, cuando Juan, el hermano de Jaime (los hijos de Zebedeo), subió al templo, sucedió que un  fariseo llamado Arimanios se le acercó y le dijo: «¿Dónde está tu Maestro, al que has estado  siguiendo?».

3 Juan le dijo: «Ha vuelto al lugar de donde vino».

4 El fariseo le dijo: «Este Nazareno os ha engañado gravemente, ha llenado vuestros oídos de  mentiras, ha cerrado vuestras mentes y os ha apartado de las tradiciones de vuestros padres»

5 Cuando yo, Juan, oí estos comentarios, me alejé del templo en busca
de un lugar solitario.

6 Estaba muy triste y dije para mis adentros: ¿Cómo fue elegido el Salvador? ¿Por qué fue enviado  al mundo por su Padre?

7 ¿Quién es su Padre, el que le envió? ¿A qué clase de reino eterno iremos?

8 Porque, ¿qué nos decía cuando nos dijo: «Este reino eterno al que iréis es una copia del  imperecedero reino eterno», mas no nos enseñó qué clase de reino era ése?
9 En el momento en que estaba pensando en esto, he aquí que los cielos se abrieron, toda la  creación bajo el cielo se iluminó
y el mundo tembló.

10 Tuve miedo y he aquí que vi dentro de la luz un niño de pie a mi lado.

11 Mientras yo miraba él se volvió como una persona mayor. De nuevo cambió su apariencia y fue  como la de un sirviente.

12 No era que hubiese varias personas ante  mí, sino que había una figura con varias formas dentro  de la luz.

13 Estas formas diferentes se hicieron visibles una después de otra y aparecieron tres formas.
14 Él me dijo: «Juan, Juan, ¿por qué dudas? ¿Por qué temes? ¿No estás familiarizado con esta  figura?

15 «Entonces ¡no seas pusilánime! Yo estoy contigo siempre.
16 Yo soy el Padre, Yo soy la Madre, Yo soy el Vástago, Yo soy el incorruptible y el inmaculado.

17 He venido a hablarte de lo que es, lo que era, y lo que ha de venir, para que comprendas  lo que  es invisible y lo que es visible; y para enseñarte sobre la Humanidad perfecta.

18 Alza, pues, ahora tu cabeza, para que comprendas las cosas que te diré hoy, y para que puedas  relatar esas cosas a tus amigos espirituales, que son de la raza inconmo
vible de la Humanidad  perfecta».

Capítulo 2:

1 Cuando le pregunté si podría comprender esto, él me dijo: «El Uno es un soberano que no tiene  nada sobre él.

2 Es Dios y Padre de todos, el Uno Invisible que está sobre todo, que es imperecedero, que es luz  pura que ningún ojo puede ver.

3 «Es el Espíritu invisible. Uno no debería considerarlo como un dios, o igual que un dios. Pues es  más grande que un dios, porque no tiene nada sobre él y ningún señor sobre él.

4 No existe dentro de nada que sea inferior a él, ya que todo existe únicamente dentro de él.

5 Es eterno, toda vez que no necesita nada. Porque es absolutamente completo: nunca ha carecido  de nada para ser completo. Sino que siempre ha sido absolutamente completo en la luz.

6 Es ilimitable, toda vez que no hay nada ante él que lo limite. Es insondable, toda vez que no hay  nada ante él que lo sondee.

7 Es inconmensurable, toda vez que no había nada ante él que lo midiera. Es inobservable, toda vez  que nada lo ha observado. Es eterno, y existe eternamente.
8 Es inexpresable, toda vez que nada podía comprenderlo para expresarlo. Es innombrable, toda vez  que no hay nada ante él que le dé nombre.

9 «Es la luz inconmensurable, pura, santa, brillante. Es inexpresable, y es perfecto en su
inmortalidad.

10 No es que forme parte de la perfección, o de la bienaventuranza, o de la divinidad: es mucho más  grande.

11 No es corpóreo ni incorpóreo. No es grande ni pequeño.

12 Es imposible decir: “¿Cuánto es?” o “¿De qué clase es?” pues nadie puede comprenderlo.

13 No es una entre muchas cosas que existen: es mucho más grande.

14 No es que sea realmente más grande. Sino que como es en sí mismo, no es una parte de los  mundos o del tiempo, porque cualquier cosa que es parte de un mundo fue producida una vez por  otra cosa.
15 No le fue asignado tiempo, toda vez que no recibe nada de nadie. Eso sería un préstamo.

16 El que existe primero no necesita nada de uno que es posterior. Al contrario, el posterior alza la  vista hacia el primero en su luz.

17 «Porque el Perfecto es majestuoso: es pura e inconmensurablemente grande.

18 Es el Mundo que da un mundo, la Vida que da vida, el Bendito que da bienaventuranza, el  Conocimiento que da conocimiento, el Bueno que da bondad, la Misericordia que da misericordia y  redención, la
Gracia que da gracia.

19 No es que sea realmente así. Sino que da luz inconmensurable e incomprensible.


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