"Hacían pinturas, y retratos
de los reyes, ó de los hidalgos, en tabla; los colores eran almagre, que es
tierra colorada, carbon, leche de higuera, y de cardon, y zumo de ciertas
yerbas, y aunque los matices eran toscos, era curiosa la obra...
"(Nuñez,1676:31).
El poeta Viana, con un texto de 1604, nos da cuenta de un hecho plástico que
sorprende, un retrato pintado sobre una tabla; los materiales descritos para la aplicación de la pintura son
similares a los citados por otros autores, no así la existencia de un cierto
parecido entre la imagen pintada y la modelo, la princesa Guacimara. Se trata
de la única cita que relaciona de forma tan clara una manifestación pictórica
con su referente en la realidad.
Núñez de
[guerras entre los reyes de Tenerife; Acaymo y Beneharo entregan un retrato en prueba de buena fe a Bencomo, por medio de dos embajadores] ... desenvuelven de entre unas blandas pieles el retrato de la princesa Guacimara, hija del rey de Naga, su única heredera, que al vivo lo estampó un pintor famoso; bésanlo humildes, danlo arrodillados a Bencomo y cumpliendo su embajada, el uno de los dos, así le dice: «Mandó mi rey, te fuese presentado este retrato que es de Guacimara, cuando la paz hubieses aceptado, porque en rehenes de amistad quedara; ...». Ponen los ojos todos al instante en la tabla y figura bien pintada con tinta de carbón, almagro y zumos de hierbas y la blanca leche de silvestres higueras, y aunque toscos los matices, curiosa la hechura, y al vivo a la figura semejante, tómala el rey, deléitase en mirarla ... (Viana, 1991: canto III, vv.481-505 ).
Maria Gómez Díaz. Marzo de 2015.
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