viernes, 30 de enero de 2015

EL MENCEYATO DE TEGUESTE




APUNTES PARA SU HISTORIA


Capitulo XI-II



La cuestión de las aguas y caminos

“Junto al tema de los montes, las aguas y el estado de los caminos formaban la terna de asuntos a los que más atención debía prestar la Corporación municipal. La falta de limpieza de acequias, tornas y tomaderos, propiciaba el mal estado de las vías. El arreglo de los caminos correspondía a los vecinos que debían acudir a su arreglo o pagar una suma. Personarse los días acordados a las obras de los caminos suponía una carga para los depauperados vecinos. En 1841, en contestación al Gobierno de la Provincia sobre el abandono en que se encuentran los caminos, se expone: que las fincas de esta Jurisdicción pertenecen, a exención de algunas de las de menos estimación, a personas avecindadas en otros Pueblos, y que careciendo esta Municipalidad absolutamente de toda clase de fondos y no pudiendo discurrir arbitrio alguno ni obligar a su vecindario a un trabajo y gastos que es imposible que resistan en el estado de miseria a que se hallan reducidos, pues aunque puedan prestar sus brazos al trabajo resulta que no tiene que comer el día que no lo ganan, y sería preciso el día que se les ocupase el tener con qué alimentarlos, no solamente a ellos sino también a sus familias a quienes mantienen con sus jornales. (María Jesús Luís Yanes/Juan Elesmí de León Santana)

El sempiterno problema de la dotación de secretario

La inexistencia de Secretario y en general de personas adecuadas para ejercer los cargos se convierte en una de las razones de peso para la agregación. El Ayuntamiento tiene que soportar algunas multas por no cumplir con los plazos en los asuntos, sobre todo en lo que se refiere a la realización de trabajos estadísticos y recaudatorios. No hay dinero
para sufragar los gastos de peritos con preparación suficiente, encargándose los vecinos del trabajo administrativo y recaudatorio más allá de sus posibilidades. Incluso algunos votan en contra de la agregación por cuanto los peritos repartidores en Tegueste no cobran.

En 1848, de los peritos nombrados para realizar la Estadística, ninguno es agrimensor ni arquitecto y a la verdad, si alguna ilustración puede considerarse de los individuos que componen aquel Cuerpo (la Junta de Estadística) sólo es en los forasteros Don José García y Don Pedro Vergara, lo que enteramente se niegan a concurrir a dicha Junta, y sin embargo no han concurrido. Éstos son los legítimos motivos con que aquella Junta pudiera evadirse de no haber cumplido ni llevar al cabo el encargo que se les a cometido, y no el que digan que este Ayuntamiento no le ha facilitado los documentos que existen en su archivo. (María Jesús Luís Yanes/Juan Elesmí de León Santana)

Ayuntamiento, alhóndiga, capilla mortuoria, cárcel y escuela

Si bien, se erigió con el fin principal de servir de sede del ayuntamiento, la absoluta carencia de centros públicos condujo a que también fuera desde un principio destinada a alhóndiga y montepío para sufragar la fábrica parroquial, cárcel y capilla-tanatorio, una especie de edificio de usos múltiples de la época.

En los libros de fábrica de la parroquia de San Marcos sólo se cita un “arca de misericordia”, institución de tipo caritativo destinada a socorrer a los más desfavorecidos, aunque se tiene constancia de la existencia de una alhóndiga en Tegueste al menos desde 169939. No obstante el Prebendado en su “Historia de Tegueste” manifiesta que a su llegada al Pueblo no había pósito o alhóndiga.

En cuanto al uso de una sala como tanatorio, antes de la construcción del Ayuntamiento, los cadáveres que venían de pagos distantes eran depositados en una capilla mortuoria, demolida en 1840.

La antigua capilla se encontraba adosada a la Iglesia parroquial, en la trasera de la misma.

Con el edificio ya construido, aparece la posibilidad de destinarlo también a escuela pública. Sin embargo, habría que esperar hasta 1849 para inaugurar la primera escuela de Tegueste, por la que abogó incansablemente el Prebendado, desde su llegada al pueblo.

En cuanto a otro uso del edificio, el de cárcel pública, no tenemos constancia de que hubiese servido a tal fin. Recordemos que los alcaldes tuvieron atribuidas competencias judiciales durante buena parte del siglo XIX.

En 1851, a Joaquín García de Mesa, vecino de Santa Cruz, no se le concede la compra de un terreno en La Placeta por estar destinado a la construcción de una cárcel o a otra utilidad pública, proyecto éste que no se llegó a realizar, incluso se pensó en ubicar el cementerio en esta zona. En cualquier caso la construcción de una cárcel tampoco debió
ser un proyecto acuciante, de primera necesidad.

Nunca hubo en este lugar cárcel destinada para el castigo y corrección de los delincuentes y si algún vecino necesitaba ser penado o corregido, era destinado por el Alcalde a estar detenido de día y noche en los poyos que tiene la Iglesia a los lados de la puerta de la Plaza, sin necesidad de custodia. (María Jesús Luís Yanes/Juan Elesmí de León Santana)

El primer proyecto de ordenación del territorio

En el siglo XIX se produce un gran desarrollo de los proyectos de ornato público y policía urbana en general, y es en este siglo cuando se produce el primer intento de ordenación y planeamiento de Tegueste.

En efecto, en el mismo año en que el Prebendado Pacheco entra a servir la parroquia de San Marcos (1842), la Corporación municipal comienza con las primeras disposiciones en materia de planeamiento y ornato, vinculando el proyecto de la construcción del ayuntamiento con la alineación de la plaza pública o de San Marcos. Se trataba de delimitar el frente de uno de los costados de la plaza con el fin de construir la anhelada casa de Ayuntamiento sin ocupar el largo de la plaza con dicha obra y guardar el orden de aspecto público, en definitiva delinear la plaza y camino en cuyos espacios se ha de cubrir la restitución del terreno que la obra ocupe, se verifique la medida luego que la obra se halle para no equivocar la delineación y afear el aspecto de la plaza y camino que lo ha de sufragar.

Un año después de terminarse la obra del nuevo Ayuntamiento, la Corporación acuerda indemnizar a Antonio José Álvarez Conde por el terreno cedido, con otro en línea recta, que no impida el lucimiento de fuese a llamar al sacristán y le contestó no podía porque estaba preso. ¡Qué admiración causó esto a Don Cesáreo.

La Plaza.

En 1845, se procede al deslinde de la plaza, en línea recta desde el Ayuntamiento (ya construido) hasta el muro de los herederos de José Roche, colindante al terreno de Pedro Melián y Antonio Domínguez, vecino de La Laguna. Asimismo, se deslinda el camino colindante al terreno de Pedro Melián, quien cede piedras de su heredad. También en este año, el Prebendado envía carta al alcalde de Tegueste para ceder 7 brazas de terreno en la Plaza “para el mejoramiento de su aspecto”.

Las disposiciones tendentes al mejoramiento de la plaza no cesan. El Prebendado muestra especial diligencia en el buen aspecto de ésta, llegando incluso a prestar piedra para que un vecino arregle un muro, más bien un bardo de zarzas y piteras. El Ayuntamiento conmina al propietario a realizar uno nuevo, igual al que ejecutaba Pedro Melián en 1852, construyéndose en su lugar un muro dado de cuchara y blanqueado, que debe el Pueblo a la luz de mis espejuelos y después de un año de disgustos por verlo realizado.

Llegados a este punto, cabría preguntarse hasta dónde llegaba la influencia del Prebendado Pacheco en las decisiones del Consistorio.

En cualquier caso, el párroco se muestra orgulloso de su participación en un Tegueste que encontró sin alhóndiga, sala de ayuntamiento, casa mortuoria y pieza para escuela¸ y durante su ministerio contribuyó a dotarlo de esos servicios públicos en la Plaza de San Marcos, mirando al naciente, con lo que recibió la plaza gran beneficio público y el ayuntamiento está hoy con más decoro que el de otros pueblos más ricos. (María Jesús Luís Yanes/Juan Elesmí de León Santana)

Delimitación del frente de la Plaza de San Marcos (1842)

Sesión de 11 de mayo de 1842.
Reunidos los señores que componen este Ilustre Ayuntamiento para tratar acerca de la delimitación del frente de la plaza, a saber en uno de sus costados que colindan con terrenos de Don Pedro Melián, por representación de su mujer, y del Venerable Beneficiado Don Antonio Álvarez Conde, en cuyo terreno se comprende también estar incluso y hacer el mismo frente en parte del indicado terreno Don Francisco Domínguez, vecino de la Ciudad de La Laguna, por representación de su suegra Micaela Martín Correa, a quien actualmente sostiene en su poder; con el fin de que habiéndose dispuesto por esta misma Corporación y conformidad de vecinos el construir una casa de Ayuntamiento con la disposición de piezas que sirvan para casa mortuoria y depósito de montepío que con sus ganancias sufraga a la fábrica de esta Parroquia, y como para no ocupar el largo de la plaza con dicha obra y guardar el orden de aspecto público se hace preciso el que esta misma construcción se forme dentro del terreno del indicado Pedro Melián quien se halla presente y convenido en ceder lo que precisamente ocupe con la condición de que se le devuelva, en el mismo predio de la Plaza y costado del camino con quien linda, la misma cantidad que se le ocupa con dicha obra y con la advertencia de que se le deje arrimar a la obra de las paredes de su cerca o cualquiera otra obra que en el tiempo pueda fabrica.

Igualmente con la condición de que en la obra que este Ayuntamientos construya no pueda abrir huecos a su terreno en las piezas bajas y sólo si las de la alta para su precisa luz y ventilación, como así mismo el que las aguas de sus goteras se les dé desagüe así al camino y no a su terreno. Y para estos señores convenir con la aceptación de las condiciones que el indicado Melián a expuesto contando por cierta representación al terreno que se ha de permutar al mayordomo de fábrica Don Manuel Melián de Abreu, se hizo comparecer a este contrato a fin de que expusiese cualquier reparo que pudiera ofrecerse, quien impuesto del todo y convencido de la urgente necesidad de la construcción de esta obra y que contribuye no sólo a el bien de la Parroquia según el objeto con que se fabrica sino también el que adorna la Plaza del templo, dijo no se le ofrece el menor reparo antes si le parece muy en el orden el que [se] lleve al cabo la obra en los mismos términos que esta municipalidad lo ha dispuesto; en cuya virtud los señores acordaron se continúe aceptando en las condiciones ya expuestas y para delinear la plaza y camino en cuyos espacios se ha de cubrir la restitución del terreno que la obra ocupe, se verifique la medida luego que la obra se halle para no equivocar la delineación y afear el aspecto de la plaza y camino que lo ha de sufragar.

Así lo dijeron y firmaron los que supieron haciendo su señal de cruz los que no, firmando también según su convenio los interesados Don Pedro Melián y Don Manuel Melián de Abreu, de que yo el infraescripto secretario certifico.

(Firmas:) Pedro Febles. El 1º regidor don José González Grillo. Juan de Armas. Marcos Cedrés. Pedro Melián. El Síndico Personero (cruz). Manuel Melián Abreu. José Felipe del Castillo Álvarez, secretario. Continuose sesión en dicho día.

Los mismos señores en atención a que para la construcción de la obra que el anterior acuerdo especifica se contó con un poco de madera que se halla en poder del mayordomo de Fábrica la que hay años se compró con la limosna de estos vecinos con el mismo objeto de fabricar la misma obra que ahora, y parece que equivocadamente Don José Antonio de Vargas, que era párroco de esta Iglesia, como no se llevó al cabo dicha construcción, de autoridad propia hizo consumo de la mayor parte de ella, ya en recomposiciones del templo y ya en la mejora de su casa y levantar sus parrales en alto tubo a bien esta sobrante unirla al inventario de la fábrica parroquial de esta Iglesia al rendir de las cuentas de su mayordomía en cuyo caso este actual mayordomo se halla imposibilitado poderla dar sin la deliberación de Su Señoría Ilustrísima y a fin de que perjudica mucho atraso el esperar el resultado de la solicitud de este permiso acordaron los señores que el citado mayordomo Don Manuel Melián franquee la madera por apunte de piezas de calidad para no entorpecer la obra y mientras tanto se ocurra al citado señor Obispo saliendo esta Corporación por garante de su entrega a todo tiempo, caso que dicho señor no permita el que se dé para esta obra pues en tal caso se reintegrará, costeándose su valor por medio de un presupuesto vecinal mediante a que los vecinos son los que disfrutan de aquella pieza y les es indispensable y aclaman se verifique su construcción para lo cual se le hizo saber lo acordado al consabido mayordomo quien enterado dijo que desde luego bajo responsabilidad extendida entrega dicha madera y pide se le dé copia de este acuerdo anotando en él las piezas que entrega y los señores dijeron se haga como lo pide.

Firmaron los que supieron, haciendo su señal de cruces los que no, de que certifico.

(Firmas) Febles. Juan de Armas. Marcos Sedrés. Pedro Melián. José Felipe del Castillo Álvarez, secretario. Archivo Municipal de Tegueste. Acta de 11 de mayo de 1842. Sign. 15(1)(1), f. 73v-75r. (Tomado de: María Jesús Luís Yanes/Juan Elesmí de León Santana.)
Tegueste recogido en  Madoz Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de ultramar , editado en Madrid en Madrid, 1845–1850.
 “Datos de la localidad:
Lugar con ayuntamiento de la isla y diócesis de Tenerife, provincia, audiencia territorial y ciudad g. de Canarias, partido judicial de la Laguna, de cuya ciudad dista una leguas situado en un llano al NO. de la isla, cuyos vientos son los que principalmente reinan; su clima es sano, alegre y despejado, y no se padecen otras enfermedades que las estacionales, fiebres y tercianas. Tiene sobre 265 Casas de las que 165 forman cuerpo de población y las restantes diseminadas en sus pagos, llamados la Goleta, Tegueste y Pórtezuelo hay casa alquilada donde celebra sus sesiones el ayuntamiento, y en la parte baja de la misma una pieza destinada á cárcel; una fuente de agua de buena calidad, de la cual se surten los vecindad para sus usos; iglesia parr. de entrada (San Marcos) servida por un párroco, un presbítero, un sacristán , un sochantre y dos monaguillos; y 5 ermitas dedicadas á Ntra. Sra. del Socorro, San Gonzalo, San Luís, Sto. Domingo y San Pedro Alcántara, todas en el término á 1/2 leguas de la población con corta diferencia. Confina N. con Tegina; E. el Rosario; S. Montañas, y O. la Laguna. El Terreno, aunque de secano, es de escelente calidad, hallándose en vanos puntos plantaciones de árboles frutales de varias clases, tales como higueras, perales, manzanos etciudad. Caminos-, hay uno que dirige á la ciudad de la Laguna , llano y en buen estado; y otro que conduce á Tegina y pueblos del interior de la isla algo descuidado la correspondencia se recibe de la Laguna por balijero, á cuyo punto lleva la que sale. Producción  trigo, maiz, patatas, hortalizas, frutas y vino; siendo esta y la del trigo la principal cosecha; se cría un poco de ganado vacuno y mular, pero bastante de cerda; hay caza de conejos, perdices, codornices y palomas, Industria,  la agrícola y algunos telares de lienzos caseros. Comercio extracción á la Laguna de los frutos sobrantes, é importación en su lugar de aceite, jabón y cueros. El dia del patrono de la v. acude alguna gente de los pueblos inmediatos, y se vende algún ganado y frutas; pero sin que esta reunión merezca el nombre de feria. Pobl.  267 v e c, 1,162 almas. Riqueza Imp.-. 417,420 reales. Contr., por todos conceptos 55,747 reales.”
Templos católicos en el municipio de Tegueste
Parroquia de San Marcos evangelista
Fue  tónica general en las poblaciones rurales coloniales era que estas se desarrollaran en torno a pequeñas ermitas, las cuales posteriormente mediante sucesivas ampliaciones fueron tomando porte de templos más notables, este proceso es el seguido por el actual templo católico  de San Marcos en Tegueste.
La primera ermita de Tegueste se supone que se levanto en 1530, por estar situada entre dos barrancos y ser pequeña para los feligreses se decide su traslado, según consta en el primitivo libro de fabrica, desde sus inicios tuvo concedido un curato, después de su traslado al lugar que ocupa actualmente en 1700, fue erigida en parroquia en 1606.
Pugna entre las parroquias de Tegueste y Tejina

Característico de la ideología y costumbres de la época es el episodio, recogido por Pereira Pacheco, de las luchas entre los vecinos de Tegueste y Tejina, que culminó en aquella noche de Jueves Santo en que, hábilmente, logran los segundos quedarse a solas en el templo de San Marcos y obligaron a un fraile, residente en el lugar, a conducir el Santísimo a su Iglesia, en réplica de la negativa de los teguesteros a dar cumplimiento al decreto fundacional en la celebración de determinadas festividades solemnes.

La distancia entre ambos templos aún subsistían el primitivo de San Marcos, enclavado en el extremo naciente de su término, los malos caminos y, con seguridad, las continuas desavenencias entre ambos vecindarios, indujeron a su párroco el Ldo. D. Juan Afondo de Torres y Mota, a solicitar del Obispo D. Bernardo de Vicuña y Zuazo, la completa separación de amibas jurisdicciones, que servirían dos sacerdotes. Con exquisito tacto logra su propósito y por decreto del prelado de 17 de noviembre de 1699 no sólo se acuerda la provisión de ambas parroquias separadamente, sino que consigue agregar a su término la antigua ermita de San Gonzalo, que .se había reservado la Matriz, y la autorización para construir el nuevo y actual templo de San Marcos. (Leopoldo de La Rosa Olivera, 1947).

“El primer templo bajo la advocación de San Marcos Evangelista estaba ubicado en la Plaza de la Arañita. Fundado como ermita en el siglo XVI, en 1606 fue erigido en parroquia. Sus reducidas dimensiones y, sobre todo, su situación entre barrancos, obligó en 1700 al traslado de la parroquia a su actual ubicación. La antigua iglesia parroquial se reconvirtió en ermita de San Francisco de Paula.

La iglesia de San Marcos, siguiendo la costumbre generalizada de inhumar en las parroquias o, donde los hubiera, en conventos, monasterios y hospitales, constituía lugar de enterramiento desde su construcción en su actual emplazamiento en 1701. Desde entonces el subsuelo de la iglesia se había ido llenando de sepulturas hasta llegar a un punto de atentar contra el buen aspecto de la Iglesia y, sobre todo, poner en peligro la salud.

El primer enterramiento en la nueva iglesia fue el 6 de noviembre de 1700: un niño de 6 meses, hijo de Ambrosio Suárez Collazo. Libro 1º de defunciones de la parroquia de San Marcos. A.D.L.L.

Desde la segunda mitad del siglo XVIII, el reformismo ilustrado aboga por la necesidad de construir cementerios y abandonar la práctica de inhumar en los templos, todo ello encuadrado en la defensa de la salubridad pública y la secularización de aspectos hasta entonces vinculados exclusivamente al mundo eclesiástico.

La primera disposición legal sobre la construcción de cementerios nace precisamente de la situación creada por la mortandad de varias epidemias y su objetivo se centra en el mantenimiento de la salud pública,

Exceptuando las grandes poblaciones, generalmente la erección de cementerios se retrasó hasta la segunda mitad del siglo, pese a las reiteradas órdenes en este sentido. Tres son las principales razones que explican esta demora. En primer lugar, la discrepancia sobre la financiación y jurisdicción sobre los cementerios entre la Iglesia católica y el poder civil; en segundo lugar, la pobreza de fondos para acometer las obras y, en tercer lugar, ya dentro del campo de las mentalidades, la costumbre de enterrar dentro de los templos católicos.” (María Jesús Luís Yanes/Juan Elesmí de León Santana, 2011)

Sepulturas en la Iglesia de San Marcos

“A pesar de la relativa modernidad de la iglesia de San Marcos de Tegueste (principios del siglo XVIII), los enterramientos en el subsuelo habían llevado al templo a una situación que no difería de las de otros tantos pueblos, pero que en su caso se agravaba porque gran parte de los sepulcros estaban sobre risco firme, lo que causaba malos olores ya en 1843.

Tres décadas más tarde, el nuevo cura del pueblo, Antonio Pereira Pacheco, “el Prebendado”, advierte que la costumbre de inhumar en el templo va en detrimento del aspecto del mismo: Desde el momento mismo en que me hice cargo del ministerio Parroquial de este Pueblo, vi con el mayor disgusto el desaseo y desigualdad del piso de la Iglesia, que por varios respectos pide pronto remedio (...)

El abandono de la práctica de abrir sepulcros en las iglesias era urgente no sólo por el problema de salubridad debido a los malos olores que exhalaban los sepulcros sino, como reiteraban los defensores de la inhumación en cementerios, también una medida de respeto a los templos.

En la iglesia de San Marcos, la nave de las Ánimas era la que estaba levantada sobre risco. En la nave central se procuraba enterrar lo menos posible, con el fin de mantener su piso decentemente. La nave que quedaba, la de Nra. Sra. del Rosario era, por consiguiente, la que más soportaba la apertura de sepulcros, aunque su suelo tampoco era el idóneo para tal fin, por lo que los cuerpos quedaban: a la flor de la tierra sin ponerles cal por la pobreza de los vecinos; y como por no haber sepulturero, éstos mismos abren y cierran las sepulturas, se ven éstas mal enladrilladas, formando un piso desigual, molesto y peligroso para andar y mal visto a los ojos de todos.

Mientras se sucedían las dificultades para la construcción del campo santo, la situación en la iglesia llegó al límite de contar en 1850 sólo con cinco sepulcros “libres”: Mas hoy me hallo en el caso de hacer presente a Vuestra Señoría que ya no quedan en la Parroquia más que cinco sepulcros en que se pueda dar sepultura, y como puede acontecer haya en la Primavera un ramo de calenturas o tercianas en que en pocos días fallezcan seis personas y no haya donde enterrar la sexta, ante de verme en este evento, suplico a Vuestra Señoría lo tome en consideración y no extrañe que, si advierto la apatía que hasta aquí, dé parte a las Autoridades Civiles y Eclesiásticas para que me digan con tiempo dónde hago los enterramientos.” (María Jesús Luís Yanes/Juan Elesmí de León Santana, 2011).

La última restauración del templo de San Marcos

En enero de 2013 finalizaron los trabajos de restauración de la torre del templo de San Marcos. Las obras, que duraron algo más de un mes y medio, fueron adjudicadas y financiadas casi en su totalidad por la propia parroquia, lo que supuso un coste cercano a los 35.000 euros.

Los trabajos de restauración en la torre del templo  consistieron en la impermeabilización de toda la estructura con lo que se ha conseguido erradicar las fisuras encontradas en los últimos tiempos, y que provocaron humedades interiores en la torre. Además, se llevaron a cabo trabajos de consolidación de toda la sillería de la torre.

La torre del templo católico  de San Marcos en Tegueste se construyó en tres fases. La primera fue en el siglo XVII, fecha en la que se levantaron las tres primeras plantas. La torre volvió a crecer en los años 40, fecha en la que se edificó la cuarta planta de la torre, mientras que la última planta se construyó en los años 50. En estas dos últimas ampliaciones, siempre se utilizó la misma línea arquitectónica que la utilizada en el siglo XVII, así como el mismo tipo de piedra y el resto de elementos.

Tras este periodo de trabajos, la torre de la iglesia fue “reinaugurada” durante una misa oficiada por el párroco de San Marcos, Miguel Ángel Navarro, y en la que estuvieron presentes el alcalde de la Villa, José Manuel Molina, y la directora general de Patrimonio Histórico del Gobierno de Canarias, Aranzazu Gutiérrez Ávila.
La imagen de San Marcos Evangelista
Según el estudio de Rodríguez Morales y Amador Marrero, el culto a San Marcos Evangelista en Tegueste nace con la bendición de la ermita en 1530, posteriormente iglesia parroquial desde 1606. Su primer inventario, realizado dos años después, incluye la que debió ser su primera representación en el templo, “un retablo de la imagen de señor San Marcos en el altar”.
La primera prueba que avala la presencia de una imagen escultórica es tardía, pues corresponde a un inventario de 1669, el primero formado en el siglo XVII. Por este documento se sabe que ya entonces se rendía culto en el retablo del altar mayor a las efigies de la Virgen de los Remedios, en el nicho central, flanqueada por las de San Andrés y San Marcos, también de bulto.
El estudio de la talla del santo patrón que ahora se venera lleva a los autores del trabajo a descartar que sea aquella inventariada por vez primera en 1669, aunque muy probablemente anterior, y a proponer en este breve trabajo su atribución al escultor isleño Lázaro González de Ocampo. La biografía y la trayectoria artística de este autor han ido definiéndose paulatinamente a partir de los años cuarenta del pasado siglo (xx), cuando Hernández Perera, Tarquis e Izquierdo Pérez revelaron sus primeras obras conocidas.
Los autores del trabajo hacen una propuesta de atribución del santo patrón de la Villa teguestera a través de un estudio comparativo con otras imágenes de Lázaro González de Ocampo (Güímar, 1651-Santa Cruz de Tenerife, 1714), concretamente el San Andrés de Los Realejos y el San Matías de La Victoria. Otra de las características del cartel de 2012 son los calados que rodean la imagen del santo.
Ermita del Socorro

Durante el  siglo XVI. Fue administrada por la comunidad de agustinos del Espíritu Santo, cuyo convento tenía importantes terrenos de cultivo en el valle dejados en herencia por el colono Juan López, de profesión  cerrajero y de origen portugués, que vivió en la calle del Santo Espíritu, (hoy San Agustín) en la ciudad de La Laguna, quien deja en herencia un cahiz de tierra en Tegueste, (esta heredad data de 1528) a su hijo Fray Sebastián, religioso Agustino y que moraba en el Convento de Religiosos de los Agustinos de La Laguna. Fray Sebastián construyó en dichas tierras, una ermita, la que se supone arruinada por un diluvio, por encontrarse ésta situada en las inmediaciones del barranco llamado "Las cuevas de Tegueste el Nuevo".

Con anterioridad y en los protocolos notariales de Hernán Guerra, aparece que Axenso Gómez y su mujer Guiomar González, hacen una donación el día 6 de septiembre del año 1510, a la casa de los frailes del Espíritu Santo, de un pedazo de tierra de regadío en Tegueste el Nuevo (hoy El Socorro) con su agua correspondiente y que estas tierras, junto a las de Fray Sebastián pasan a ser propiedad de la Comunidad de Agustinos del Espíritu Santo en el año 1540, fecha en la que se construye una nueva ermita y se coloca en la misma un Óleo de la Virgen con el nombre de Ntra., Sra. del Socorro.

Un gran diluvio azotó al pueblo el día 29 de noviembre, vísperas de San Andrés, del año 1590, arruinó hasta los cimientos de la ermita construida para la Virgen, salvándose milagrosamente el lienzo de la Virgen en el único trozo de pared que quedó en pie Se supone que se volvió a reconstruir la ermita y fue gran la devoción que se le profesó a Nuestra Señora, viniendo muchísimos fieles de la isla a visitarla. A lo largo de estos tiempos, se hacen notar los favores que la Madre de Dios hacía a los feligreses y por el año 1743, cuando arreglaban la ermita, un obrero se salva milagrosamente de una caída.

Por esta fecha, año 1743, no se sabe si fue destruida y se reconstruía de nuevo o fue ampliada, pues cuentan que el año 1744, el 27 de septiembre, una vez concluidas las obras, dice, se traslada la Sagrada Madre desde el oratorio de la casa de Amaro Rodríguez Felipe, más conocido como “El Corsario Amaro Pargo”, a la iglesia actual, celebrándose una fiesta extraordinaria y cuyos gastos corrieron a cuenta del comerciante de La Laguna, gran devoto y benefactor de Ntra. Sra. Don Amaro González de Mesa, descendiente de Don Amaro Rodríguez. Felipe.

Estas fechas, últimos días de septiembre, es la que se ha que dado institucionalizada como la conmemoración del día de Ntra. Sra. del Socorro y que ha perdurado hasta nuestros días.

Después de estos acontecimientos la ermita sigue regentada por la Comunidad de Agustinos del  Espíritu Santo, pero en 1835, cuando se produjo desamortización de los bienes de la iglesia por el Gobierno, pasa la ermita del Socorro a depender de la Parroquia de San Marcos y desde ese momento es custodiada por Mayordomos. (La Laguna Ahora, 2008)


Templo de san Antonio abad del portezuelo

Las primeras noticias que se tienen de la Parroquia de El Portezuelo datan del año 1918.

Entonces, se construye una ermita bajo la advocación del Sagrado Corazón de Jesús en tiempos del Padre Martín Chacobo en las inmediaciones del barranco de El Portezuelo, conocido por el Barranco de Las Cuevas en ese tramo. Esta ermita es demolida por amenazar ruina y se construye una nueva en el año 1971, esta vez bajo la advocación de San Antonio Abad, por iniciativa del cura párroco de aquel entonces, Don Julián de Armas Rodríguez (actual deán de la Catedral de La Laguna) con la colaboración del barrio. Este santuario, había sido elevado al rango de parroquia independiente en el año 1967, siendo obispo de la Diócesis don Luís Franco Cascón. En esos momentos, la doctrina de la iglesia católica en Canarias era clara en ese aspecto: multiplicar las parroquias para facilitar la labor pastoral. Por ello, durante esos años, se construyen más de sesenta parroquias a lo largo y ancho de la Diócesis. El estilo arquitectónico de la nueva iglesia es moderno, adaptando su estructura a las necesidades litúrgicas. Se celebran fiestas en honor del Sagrado Corazón de Jesús en el mes de julio de cada año y se instituye más tarde también la fiesta de San Antonio Abad. Es evidente la falta de mayor documentación acerca de esta y de otras parroquias del municipio.

Extraído de “Tegueste, un repaso a través de la Historia” de Juan Daniel Darías, editado por la concejalía de Bienestar Social del Ilustre Ayuntamiento de la Villa de Tegueste. Año 2004.
Templo católico de Pedro Álvarez, construido en la segunda mitad del siglo XX y una pequeña ermita.
La Padilla de Tegueste

Ya tiene una imagen de católica  San Andrés, obra artística del joven escultor de Aguahuco (Punta del Hidalgo) Ibrahim Hernández, quien  con apenas 20 años, es uno de los artistas más solicitados de Canarias.

Tras varios años de espera se bendijo la nueva imagen de La Padilla. Y será San Andrés por la tradición que existe en La Padilla de las llamadas “correr el carro”, al igual que el arraigo y vinculación de esta zona de Tegueste al vino y las bodegas.

Los vecinos de este barrio de Tegueste cuentan por primera vez en su historia con la imagen de su patrón “San Andrés”, una obra realizada por el joven imaginero puntero Ibrahim Hernández.

Una imagen que, sin embargo, todavía no tiene ermita, ya que el barrio no cuenta con santuario católico propio, algo que esperan poder empezar a construir en breves fechas con el apoyo del Ayuntamiento de Tegueste.

La nueva imagen de San Andrés esta depositada en la parroquia de El Portezuelo hasta que tenga su propia ermita en su barrio de La Padilla.

Pedro Álvarez

El de marzo de 1988 se consagro el templo católico del barrió teguestero de  Pedro Álvarez viendo así cum­plido uno de sus sueños, como fue una ilusión que se hizo rea­lidad gracias al esfuerzo y tra­bajo que, durante años, lleva­ron a cabo sus vecinos y veci­nas y que, junto al empuje del párroco Miguel Ángel Cedrés, se vio plasmado. Un elemento que va más allá de sus piedras y enfoscados, ya que forma parte imprescindible para la vida del barrio y supone un elemento de orgullo y aglutinador del pue­blo.

Una fecha grabada a fuego en la historia de este barrio teguestero, ya que, además de la, importancia del templo para esta zona del municipio, supone la demos­tración de cómo el empeño de sushabitantes, conocidos por ser gente sencilla y muy tra­bajadora, se hizo realidad hace un cuarto de siglo.

La primera piedra del templo había sido colocada por el entonces obispo Luís Franco Gascón y que fue el inicio de toque, años después, seria la iglesia, de Pedro Álvarez, La necesidad de llevar a cabo esta obra surgió de la demanda de los vecinos y vecinas, ya que no contaban con un lugar de culo católico acorde con el número de  fieles que ya poblaban  esta zona de la Villa.

La antigua ermita, que se ubica en la zona conocida como El Cantillo (a unos l00 metros de la actual parro­quia), empezó a quedarse pequeña.

Fue entonces cuando, en unos terrenos cedidos por Ambrosio Díaz, miembro fun­dador del Patronato Parro­quial de Pedro Álvarez, e impulsor de este sueño, comenzó a forjarse.


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