domingo, 11 de enero de 2015

EL MENCEYATO DE TEGUESTE




APUNTES PARA SU HISTORIA

CAPITULO VII




Eduardo Pedro García Rodríguez

EL AYUNTAMIENTO DE VALLE DE GUERRA

“En las islas de realengo, el Cabildo se configura como institución única de gobierno con sede en Las Palmas (Gran Canaria), Santa Cruz de la Palma (La Palma) y La Laguna (Tenerife). Característico de los cabildos realengos es la perpetuación de los oficios de regidor, la implantación de los corregidores con carácter definitivo (en Gran Canaria y Tenerife) a partir de la década de 1630, la presencia de diputados del común (4 en Gran Canaria y Tenerife, 2 en La Palma) a partir de 1766, el absentismo de los regidores sobre todo en el siglo m y XIX y la coexistencia de regidores electivos en virtud de la real orden de 17 de octubre de 1824 con los regidores perpetuos hasta su extinción en 1835.

El régimen municipal único implantado en las islas a raíz de la conquista entra en crisis tras la aprobación por las Cortes de Cádiz de un nuevo modelo de organización municipal, conservando únicamente el sistema de elección de los diputados del común, personero y alcaldes reales o pedáneos. Los cabildos en 1812-14 y 1820-23 se convierten en ayuntamientos de las respectivas ciudades capitalinas y el modelo de ayuntamiento integrado por dos alcaldes, varios regidores y dos personeros se extiende a los pueblos de cada isla, continuando el mismo proceso de elección gradual. La experiencia o balance, por su corta duración y porque dichos ayuntamientos, salvo los capitalinos, nunca llegaron a tener poder económico, no fue positiva. Tras el paréntesis constitucional se vuelve al modelo municipal absolutista: Cabildo y pueblos con alcaldes, diputados y personero.

Estos núcleos, con su mayor o menor antigüedad, surgen en función de dos factores característicos de la sociedad del Antiguo Régimen: carácter agrario y carácter religioso.

La construcción de iglesias o ermitas, más tarde convertidas en parroquias, condicionan y estructuran la concentración del hábitat en torno a ellas, pero al mismo tiempo estos pueblos surgen como necesidad de asentamiento agrícola.

Además de la no coincidencia de los límites parroquiales y civiles hay que destacar otro aspecto importante: no siempre la parroquia precede a lo que podríamos llamar el “municipio”. Ello quiere decir que el rasgo que distingue a unos núcleos de población con entidad propia frente a otros pagos o barrios que se convierten en pueblos independientes en el siglo xix y xx, es la existencia de un alcalde real o pedáneo en cada uno de ellos. Y en todos ellos el alcalde precede al párroco.

Con la desaparición en 1836 del modelo municipal del Antiguo Régimen basado en el Cabildo-isla, la mayoría de los núcleos de población que se habían venido configurando, primero con sus alcaldes y después con sus diputados del común y síndicos personeros, van a consolidar su situación como ayuntamientos con plenas competencias políticas y económicas. Gran Canaria ve convertidos en ayuntamientos los 21 núcleos de población que se han

En Tenerife también subsisten en 1836 como tales ayuntamientos los núcleos de población formados en los siglos anteriores: La Laguna, Santa Cruz, San Andrés, Taganana, Punta del Hidalgo, Tejina, Valle Guerra, Tegueste, La Esperanza, Tacoronte, El Sauzal, La Matanza, La Victoria, Santa Ursula, Puerto de la Cruz, La Orotava, Realejos de Arriba, Realejos de Abajo, San Juan de la Rambla, La Guaricha, Icod, Garachico, El Tanque, Los Silos, Buenavista, Santiago, Guía, Adeje, Vilaflor, Arona, San Miguel, Granadilla, Fasnia, Gúimar, Arafo, Candelaria y El Rosario. Lo que caracteriza a la isla es el proceso de reducción de ayuntamientos más que de creación de otros nuevos.  (Vicente Suárez Grimón)

Como hemos dicho la promulgación en la metrópoli de la Constitución de 1812 la cual fue de obligada aplicación en las colonias administradas por España, en sus artículos 309 a 337 bajo el título Del gobierno interior de las provincias y de los pueblos, los citados artículos establecen que habrá ayuntamientos en los pueblos que lleguen a mil almas, a los que se les señalarán el término correspondiente. Los ayuntamientos estarán compuestos por el alcalde o alcaldes, los regidores y el procurador síndico, presididos por el jefe político. El 320 establece que en todo ayuntamiento habrá un secretario, elegido por éste por pluralidad absoluta de votos y dotados con fondos del común. El citado texto legal recoge en su articulo 321 contiene un listado de las competencias de los ayuntamientos y señalar que la doctrina mantiene que la verdadera autonomía municipal radica en la existencia de una lista de materias y servicios que constituyen el núcleo de la autonomía municipal.
El Achimenceyato de Valle de Guerra al igual que otros pueblos vecinos tuvo ayuntamiento propio, el ayuntamiento inició su organización oficial inmediatamente después de promulgada la Carta Magna en la que se señalaba que “todos los años en el mes de diciembre se reunirán los ciudadanos de cada pueblo para elegir a pluralidad de votos, con proporción al vecindario, determinado número de electores que residan en el mismo pueblo y estén en el ejercicio de los derechos ciudadanos”.
Su territorio abarcaba desde la costa hasta la cumbre a 980 metros de altura lindando con el ayuntamiento de Chicayca (El Rosario), Tacoronte, Aguere (La Laguna) abarcando dentro de su territorio actuales pueblos como Guamasa, El Ortigal, y La Cruz Chica.
Según publica F. Fernández, 1952. Del padrón de 1780 de Valle de Guerra se deriva que en este año contaba con noventa y dos vecinos y su alcalde era Don Salvador García. De principios del siglo XIX  J. Primo de la Guerra en su diario I (1976) ciento cincuenta y dos da cuenta de la elección del alcalde en fecha 31 de diciembre de 1802.
Como curiosidad veamos alguno apuntes anotado por J. Primo de la Guerra: El 27 de enero en el Valle.—Ayer por la mañana estuvo en casa el alcalde de este lugar, Francisco García, mayordomo de don Juan Dapelo.

Díjome que Figueroa le ha dado cuenta de los vecinos de Guamasa que entran, a robar leña en el monte, que ha castigado algunos sacándoles las multas, pero que para la enmienda se re­ quiere despacho del corregidor.
El 20 de marzo de 1802: Ayer, día de San Josef, a la salida de misa dio el alcalde García una reprimenda al vecindario por haber hallado tiznado el cartel de una cédula real que había mandado fijar en la puerta de la ermita. Esta cédula (que vi ayer tarde) es cometida al comandante general y contiene el arbitrio de media anualidad sobre todas las rentas dimanadas de donativos de la Corona, con destino a la extinción de vales reales.
Miércoles 25 de agosto de 1802: Ayer se hizo en Tejina la fiesta de San Bartolomé. La víspera en la noche hubo palos y uno de los heridos fue el alcalde de este lugar, Francisco García, quien tomó parte en la pendencia por ir a contener a los que peleaban. Y mas adelante: Salió electo alcalde del Valle de Guerra para el año próximo Domingo Alfonso de Armas, vecino del Boquerón, medianero en la hacienda de Carta que poseen el capitán Don Diego Reguera y Don Luís Fonspertuis.
Más tarde, con la Constitución de las Cortes de Cádiz en 1812 que, como otras, intervenían en la ordenación y administración, se acordó que aquellas localidades que tuvieran parroquia o ermita podrían constituirse en municipio independiente. A partir de aquí son muchos las localidades que solicitaron ayuntamiento propio.
Al igual que otros Ayuntamientos del Menceyato de Tegueste, el de Valle de Guerra por dificultades económicas se vio obligado a pedir su agregación al de San Cristóbal de La Laguna. El quince de mayo de 1846 el ministerio de la Gobernación de España comunica la siguiente Real Orden.
Conformándose S. M. con lo propuesto por VS., y  por esa diputación provincial se ha servido mandar que se suprima el Ayuntamiento de Valle de Guerra, y que su territorio se agregue al distrito municipal de La Laguna.

Una ciudadana de Valle de Guerra conserva un bastón de mando de la antigua alcaldía del valle, el periodista Domingo Barbuzano en un interesante artículo publicado en el periódico El Día (10 de febrero de 2008) nos informa de la existencia de esta pieza de la historia local.
En el mencionado articulo el periodista recoge: “Dña. Concha Mendoza González, guarda, desde hace 20 años, la vara de mando de los antiguos alcaldes que tuvo el antiguo Ayuntamiento de Valle de Guerra que, según la documentación consultada, se remonta al menos a 1780, año en que su alcalde fue Salvador García.
Dña. Concha Mendoza contó que la vara se la regaló su tío Francisco Herrera Bello, cariñosamente conocido como "Pancho El Latonero", quien la obtuvo, a su vez, de un vallero al que llamaban "Juan El Secretario", biznieto del último secretario que tuvo el Ayuntamiento de Valle de Guerra en 1846, año en que cerró sus puertas dicho consistorio y lo asumió el de La Laguna. El citado Juan usaba la vara por los caminos como elemento de apoyo dada su edad y Francisco Herrera la recuperó, al cambiársela por uno de los valiosos bastones que hacía.
Está convencida de que si no hubiese sido por su tío y por su entrega a cuidar la vara, Valle de Guerra no tendría hoy dicho e importante símbolo del acontecer histórico-administrativo de su pueblo.
“Al admirar cada día la vara -dijo Concha Mendoza- pienso en los diferentes alcaldes que lucharon por Valle de Guerra y me da fuerzas para seguir su ejemplo y ayudar en lo que pueda para que este pueblo lagunero tenga cada vez un futuro más próspero como así está sucediendo”. (Domingo Barbuzano, 2008)
Valle de Guerra en la actualidad cuenta con una población cercana a los 10.300 habitantes, está formado por distintos barrios o zonas; en la costa tenemos La Barranquera, más arriba La Hondura, La Biromba, El Realejo, La Herreña y El Cantillo, Toscas de Abajo, Toscas de Arriba, Juan Fernández; en el centro se encuentra El Puente, La Plaza, El Moral y Lomo Solís y a más altura tenemos Los Collazos, San Francisco, Calle El Vino, El Consumo, El Boquerón y Garimba.
Templos católicos en la localidad
Ermita de Nuestra Señora del Rosario

 El historiador Carlos Rodríguez Morales en relación a este templo recoge:
“La bibliografía relativa a la primitiva Ermita de Nuestra Señora del Rosario, en el Valle de Guerra —sobre la que en 1924 fue erigida la parroquia de la localidad—, refleja opiniones diversas sobre sus comienzos. A falta de datos concluyentes, Rodríguez Moure recogió la tradición de que “se consideró siempre del vecindario”; Padrón Acosta, Trujillo Cabrera y Hernández Perera la identificaron con el oratorio de la hacienda de la familia Carta; y Cioranescu, con otro oratorio dotado por Alonso Vázquez de Nava en 1604. A grandes rasgos, quienes tras ellos se han referido al templo han mantenido la confusión: González Cairós afirma que fue erigido en 1721, fecha que recoge también el expediente incoado para la declaración de la Librea como Bien de Interés Cultural por el Cabildo Insular de Tenerife, en 2001. Un rápido paseo por internet confirma estas dudas, que se extienden a la fecha de origen de la Librea, sobre la que se llega a asegurar que su primera representación «está datada» en 1604.
Por fortuna, el hallazgo de varios documentos de principios del sigo XVII en protocolos notariales de La Laguna —conservados en el Archivo Histórico Provincial de Santa Cruz de Tenerife— nos ha permitido desvelar el verdadero origen de esta ermita y la identidad de sus fundadores y primeros patronos, como dimos a conocer en un artículo publicado en Estudios Canarios. Anuario del Instituto de Estudios Canarios, en 2008, en el que pueden consultarse con detalle las citas documentales y bibliográficas que sustentan este trabajo. Asimismo, los documentos referidos informan sobre otros aspectos de interés que contribuyen a precisar y enriquecer el conocimiento sobre el pasado de esta zona de la Isla que, como se sabe, toma su nombre del apellido de la familia que durante siglos tuvo amplias posesiones en “el pago y término de Tacoronte, que ahora se llama Valle de Guerra.” (Carlos Rodríguez Morales).

Hacienda y Ermita San Francisco y San Miguel

La familia Guerra construyó para su residencia la casona que hoy es conocida como la Casa de Carta, nombre que adquirió al ser vendida en el año 1726 a esta familia, y que actualmente alberga una de las sedes del Museo de Historia y Antropología de Tenerife.
De aquella época en la que la familia de colonos los Guerra gobernaba el pueblo, data también la Ermita y Hacienda de San Francisco de Paula, fechada en el siglo XVII.
Actualmente es propiedad privada y no se puede visitar. Otra casona antigua digna de admiración, que data del siglo XVII es la Casa de Armas, situada en la subida del Lomo Solís hacia el Boquerón.
Tradiciones y fiestas
En torno al templo parroquial del Rosario, giran las tradiciones más importantes del pueblo: las fiestas en honor a la Virgen del Rosario, celebradas en octubre y las fiestas en honor a San Isidro Labrador y Santa María de la Cabeza, celebradas en mayo.

El día 15 del mes de mayo se celebra la festividad de San Isidro Labrador, teniendo como eje principal de las fiestas la Romería en honor al santo, en la cual sale en procesión junto al desfile de carretas adornadas con productos típicos del campo, en agradecimiento al santo y su ayuda al logro de las cosechas. Además de las carretas, acompaña el jolgorio de los grupos folclóricos y el reparto de comidas y vino de la tierra a todos aquellos que se acerquen a disfrutar de la romería.

Rememorando

"En el año 1944 D. Diego Rodríguez González compró la actual imagen de San Isidro por un valor de 525 pesetas, incluyendo la yunta de vacas. Esta imagen la tenía conservada en su casa de La Laguna el cura D. Manuel Díaz Pacheco, quien pudo rescatarla de las llamas en un incendio que destruyó la iglesia de El Chorrillo de donde D. Manuel era titular en tiempos de la Guerra Civil de los españoles. Este sacerdote vino luego a nuestra parroquia, entre los años 1948 y 1952 y logró desarrollar multitud de aspectos dentro del campo de la cultura. Así, creó la Unión Artístico-Musical de Valle de Guerra, mejoró el coro parroquial, facilitando que actuara en directo en Radio Club Tenerife en más de una ocasión, compuso varias marchas y pasodobles,  composiciones para grupos de cuerda, coro, etc.

A D. Diego le acompañaba ese día D. Juan Abreu, quienes se dirigieron luego a la casa de D. Isidoro Calzadilla en La Laguna para regresar al Valle en su coche. Eran las seis de la tarde y ya les esperaban D. Pepe Ramos y D. Pedro Rodríguez con cohetes y  algarabía junto a la iglesia.

La otra imagen del santo, algo más pequeña, había sufrido un percance durante el transcurso de una procesión unos años antes, cayéndose al suelo y perdiendo la cabeza.

Esta imagen fue a parar, con el consentimiento de D. Bernabé el párroco, a la finca que D. Isidoro Calzadilla tenía en la costa de Valle de Guerra.

En el año 1947 D. Ignacio Rodríguez, D. Pedro Pérez y D. Juan Abreu le pidieron permiso al cura y llevaron el santo en procesión a La Hondura, después de haberla celebrado en la plaza. Antonio Herrera preparó donde hoy está el Bar La Hondura, junto a un mollero de piedras, un entarimado a modo de púlpito donde el cura realizó la plática.

Por 37 pesetas consiguieron comprar unos cohetes y buscaron en Tejina cuatro músicos que amenizaran algo la comitiva. Por fin los consiguieron, pero con la condición de que tan sólo tocarían desde el Barranco de Lirio hasta La Hondura y regreso. La polémica fue grande cuando a partir del Lirio la música dejó de sonar. Al día siguiente el cura mandó a llamar a D. Ignacio Rodríguez para pedirle explicaciones pero claro, contestó Ignacio, –¿qué más se nos puede pedir por 37 pesetas para música y fuegos cuando a usted le costó la banda que trajo a mediodía 300 pesetas y no se movieron de la esquina de la plaza, mientras el Santo rodeaba la iglesia hasta la puerta de entrada?” (Antonio González González).



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