jueves, 27 de noviembre de 2014

MUJERES AFRICANAS SINGULARES-LXII

 


 

Aissa Magia

Nos visita una belleza franco africana

No todos los días se tiene la ocasión de encontrarse con una actriz de cine y teatro tan peculiar como esta extraordinaria morena. Me refiero a Aissa Magia, una de las protagonistas de la película francesa Las muñecas rusas, quien ha estado de visita en la ciudad de La Habana con motivo del Festival de Cine Francés en Cuba que se desarrolla hasta el 3 de julio.


Con un paso natural y gestos precisos, muy sensuales, Aissa Maiga es indudablemente una mujer de su tiempo. Entre la belleza y la gracia, epítetos que la definen muy bien a esta joven francesa, amigos míos, Aissa vive concentrada en su carrera. Su padre es maliense y su madre senegalesa, de ahí su atractivo color café. Dice que ella es sobre todo la madre de dos niños cuyo futuro es su prioridad. Por tanto, se confiesa primero como mujer hogareña y luego como actriz. O las dos cosas a la vez, en el mismo momento.

En la pantalla, puede ser una mujer que se divorcia o que roba el marido de otra, una vampiresa o una emigrante; Aïssa Maïga se mete en la piel de sus personajes como si fuesen ella misma. Instinto, talento, profundidad o sensibilidad, no sería decir demasiado; nada es necesario añadir o restar a estas cualidades de las que está dotada porque es considerada una verdadera potencia artística que nos ofrece su interpretación de la vida.

Según Aissa, a muchos les llama la atención una artista negra entre las estrellas francesas. “La dura realidad del oficio de comediante negro se impuso en mí. Comencé alucinando porque la gente del medio tenía un discurso que era terrible para nosotros. Puedo recordar a algunas de las afirmaciones que se hacían. Por ejemplo a veces decían que necesitaban protagonistas negros pero que no había. No los hay porque no les dan papeles. Por lo tanto no son visibles y se tiene la impresión de que no existen. Cuando yo comencé, se les veía actuar en obras teatrales, en cortometrajes y hacían algunas apariciones en películas, bares.

“Después de eso la nueva expresión era, ¡hay actores negros, pero no son buenos! Como si, ser bueno o malo fuera genético. Otros eran señalados por venir de África, por ser emigrantes con acento diferente y actuaciones diferentes... Lo que no es nuestro caso. Nosotros, los negros crecidos en Francia, cuando hablamos por teléfono, nadie puede saber que somos negros. Cuando comencé yo iba a los castings donde buscaban jóvenes muchachas de 20 años. La gente te decía por ejemplo: se pidió una actriz de 20 años, no se pidió una negra. Cosa muy diferente para ellos.

“Se tiene la impresión de que se utiliza a los protagonistas negros en el cine francés desde hace una quincena de años. Si uno se documenta bien, se da cuenta de que hay en Francia una tradición del personaje negro desde por lo menos el siglo XVII. Y de eso no se habla. El negro está pues presente en este imaginario desde hace siglos. El reproche que yo hago es que está representado de manera demasiado ridícula. Ya que por todas partes en Francia, vivimos normalmente, trabajamos y pagamos impuestos como todo el mundo. No pido que se nos idealice, pero que nuestra presencia precisamente esté representada con relación a la realidad de nuestras vidas para salir de estos tópicos a menudo racistas.

“Actualmente, hay una toma de conciencia que hace evolucionar el debate sobre los artistas negros en Francia. Se habla de discriminación positiva y minoría visible, si se está a favor o en contra de las cuotas, al menos hay un diálogo que se instala y que permite revelar la amplitud de la problemática. Es una situación basada en la injusticia y que debe cambiar imperativamente.

“En Las muñecas rusas de Cédric Klapisch estrenada el año pasado, tengo el papel de la amiga de Romano Duris (El Albergue Español). Es un papel secundario muy bonito a mi parecer.

“A los jóvenes que desean hacer cine les digo que ese es un medio muy difícil. Es necesario tener una fe inquebrantable y creer mucho en su capacidad. Cuando durante un año, no se tiene el más mínimo proyecto en vista, ni tan siquiera un casting, es necesario resistir e insistir ¡Es duro! Es necesario mantener la búsqueda.”

Aissa ha trabajado en más de dos centenares de películas y en importantes obras de teatro. De su extensa filmografía podemos destacar Paris te quiero (2006), Las muñecas rusas (2006), Cache (2005), Código desconocido (2001), El profesor (2000), Lise y Andre (2000), Jonah y Lila, Hasta mañana (1999), La revancha de Lucy (1998) y Saraka Bo (1997).

Excelente acogida dio la crítica en New York tras su presentación en la obra Brooklyn Boy en el año 2004.

Aissa encuentra fascinante su presencia en este festival y considera muy acogedor al pueblo cubano por su temperamento y cordialidad donde descubre muchas huellas de sus ancestros. Y a nosotros nos ha fascinado su presencia. Sólo esperamos que disfrute de nuestra música y de lo más auténtico de la cultura cubana antes de su regreso a Paris.
¡Gracias Aissa por tu presencia!

Jesús Risquet 

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