jueves, 7 de agosto de 2014

DON RAMON GIL- ROLDAN y MARTIN; ABOGADO E INTELECTUAL TINERFEÑO


 

1940.

Fallecio Don Ramón Gil Roldan y Martin, contertulio de mi abuelo materno, Bruno Abréu Rodríguez, zapatero y músico, reuniones que mantenían en la zapatería orotavense, y en muchas ocasiones en la finca de don Tomás Reyes en el Sauzal donde se reunían intelectuales de la época.

Nació en Santa Cruz de Tenerife, el 28 de febrero de 1881. Cursó los estudios de bachillerato en su ciudad natal. Fue pensionado para cursar la carrera de Derecho en la Facultad de Sevilla, donde obtuvo el título de licenciado en el año 1906. Obtuvo premio extraor­dinario para ampliar estudios en la Universidad de Bolonia. También ostentaba el título de maestro nacional. Fue tipógrafo en la imprenta de "El Liberal" de Sevilla, de cuya redacción formó parte. Desempeñó las cátedras de Derecho Romano e Historia del Derecho en la Universi­dad de La Laguna. Fue también pasante en el bufete de Don Agustín Rodríguez. Durante 25 años fue asesor jurídico de la Armada. Presiden­te de la Mancomunidad Provincial y diputado a Cortes por Tenerife.

Don Ramón Gil-Roldán fue un hombre polifacético, ya que supo compaginar su profesión de abogado con la política y la poesía. Fue el primer presidente de la Mancomunidad Interinsular de Cabildos en Santa Cruz de Tenerife en el año 1931. Asimismo fue delegado del Gobierno en la Junta de Obras del Puerto de Santa Cruz de Tenerife. Ejerció el puesto de profesor en la Escuela Oficial de Náutica de la ca­pital de la provincia tinerfeña.

La guerra civil le sorprendió en Santa Cruz de Tenerife, y por estar ya enfermo de cuidado, no fue molestado en absoluto.

La realidad es que don Ramón Gil-Roldán y Martín, diputado a Cortes en la II República Española y gran tribuno, creador de la Ley de los Cabil­dos Canarios, tuvo una época esplendorosa como maestro del Derecho y abogado ilustre. Cuando él intervenía en la Audiencia, la Sala se llena­ba de público y sus magistrales defensas o ataques eran comentados durante mucho tiempo.

Tanto en lo legal como en lo político, en su época, había que contar siempre con don Ramón.

Según cita Hugo Masandi "parece ser que van a ser publicadas sus memorias, dado que se ha estado trabajando en su recopilación y orde­nación."

En su vida privada, contrajo matrimonio con la distinguida señora doña Francisca Fernández del Castillo y Hernández-Abad, fruto del cual fueron sus hijos: Francisca, Ana, Ramón, Inocencio y Julio Gil­ Roldán y Fernández del Castillo.

Frente a este esquema de datos biográficos, se alza el prestigio de un hombre y los rasgos de su temperamento, y de sus virtudes. Ramón Gil-Roldán era todo ingenio y corazón. Sobre todas las cosas puso siempre su fina ironía y su sonrisa. Difícilmente encontramos entre to­dos los tinerfeños de su época un ingenio tan fino como el suyo. En unos versos íntimos, halló entre risas, burlescas, el dolor de esta idea: “…Mi vida ha sido una triste peripecia, / Perdida en una pura democracia..."

Como poeta, destaca su poesía galante, principalmente la que dedi­có a la dama que representaba el Menceyato de Anaga, en la Fiesta que organizó el Ateneo de La Laguna, celebrada en el Teatro Leal de la ciudad universitaria, el 12 de septiembre de 1919: “…A la raza y a la tierra mis canciones; / A sus pies los rendidos corazones / De todos los poetas tinerfeños, / Que osados a los más duros empeños / Leguen su gloria a las generaciones. / Y a vos, bella Señora y Reina mía, / - Reina por siempre, serlo en este día ­–  / En prueba de mi humilde vasallaje, / La humilde estirpe de mi verso os fía / El más rendido y fiel pleito homenaje...”

Gil-Roldán era corazón de poeta y corazón de niño. Fue uno de los poetas más originales de la poesía tinerfeña. Su verso fue encendido y fervoroso. Su estrofa, limpia y sonora.

Confiemos que la publicación de sus memorias no se haga esperar más. Tanto éstas, como sus restantes escritos y producción poética, no sólo servirán para avivar el recuerdo de tan excepcional figura de las Letras, el Derecho y la Política, sino que también nos mostrarán un interesante contenido del pasado tinerfeño. Fue uno de los valores de más prestigio que tuvo Tenerife. (Bruno Juan Álvarez Abreu)


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