sábado, 25 de octubre de 2014

AMARO PARGO, UN CRIOLLO PIRATA Y HACENDADO TINERFEÑO






Capitulo IV

Eduardo Pedro García Rodríguez

Comenzaron a abrir la sepultura colocando la tierra a los lados, Amaro Pargo en su ansiedad por ver la caja resbaló cayendo en la fosa y rompiendo la tapa del ataúd, en cual penetró gran cantidad de tierra. Una vez sacada la caja y abierta se vio que el cadáver estaba muy reducido y los hábitos completamente mojados, el Padre Provincial tocó las manos del cadáver y estas se desprendieron descompuestas, siendo ya tarde y oscuro decidieron dejar el examen para el día siguiente, ordenando el  Padre Provincial el traslado del féretro a la celda que había habitado la difunta, mandando clavar la ventana y la puerta, poniendo a dos religiosas de guardia, acordando que al día siguiente procederían a separar los hueso y demás despojos de la monja, atribuyendo la humedad que mojaba el cadáver y la caja a la pérdida de agua de una tubería que surtía al convento y que pasaba por la parte exterior de la pared del coro.

Al día siguiente concurrieron los personajes arriba citados más el Doctor Barrios que se encontraba de visita en el convento, abiertas la celda y la caja en que estaba el cadáver, comenzó a separar la tierra con sumo cuidado pues por causa de la humedad ésta se había convertido en lodo. Finalizada esta operación, se observó que el cadáver  estaba prácticamente entero (excepto las manos y píes) flexible y con todo su pelo en la cabeza, el paladar y lengua fresco y sonrosados, con su color natural, destilando todo él sangre y un líquido que mojaba los nuevos vestidos que le pusieron así como el lugar donde estaba situado, creyendo que la destilación del cadáver era debido a la humedad del lugar donde había estado enterrado, José Jaime y Juan Hernández  abrieron de nuevo la sepultura, no encontrando más humedad que la habitual, y cogiendo puñados de tierra y apretándolos fuertemente, ésta no soltó la más mínima gota de agua. Pasados 20 días de la exhumación continuaban destilado líquido igual que al principio. Todo lo expuesto animó al capitán Amaro Rodríguez Felipe a costear el lujoso sarcófago en que reposan los restos de la monja, en lugar de la sepultura que le tenía prevista, y haciendo esculpir en la urna en un claro deseo de dejar constancia de su sobrenombre los siguientes versos:

                         P arece a quien el humano afán
                         A  mirar con luz divina
                         R ara ave peregrina
                         G irando al Cielo Guzmán
                         O al trono de Catalina.

             Es posible que la momificación del cadáver  de Sor María de Jesús se debiera al proceso conocido como saponificación, éste tiene lugar cuando la cantidad de grasas en el cuerpo del difunto tiene un volumen considerable, esta grasa se transforma en adipocira, dando lugar a un proceso de saponificación  o hidrólisis de las grasas cuando existe un grado de humedad determinado. De esta manera el cuerpo  muerto dispone de una protección natural que lo aísla de los agentes externos y, por tanto, de la putrefacción. También al acrecentar al máximo el misticismo mortificando su cuerpo con severas penitencias, es viable que el organismo desarrollase mecanismos de defensa creando alguna sustancia endógena que, sería la responsable de la conservación del cadáver.

Casos de momificación similares  al de Sor María de Jesús, se producen con cierta frecuencia en los conventos y monasterios de todo el mundo y en todos los tiempos, en el siglo XVII está registrado un caso similar, el de sor María de Jesús de Agreda, cuyos restos se conservan en la clausura concepcionista de su monasterio. En las revisiones efectuadas al cadáver en los años 1909 y 1989, se observó que éste no había sufrido deterioros apreciables en los últimos ochenta años. Ambas monjas tenían en común el hecho de haber sido enterradas en condiciones pésimas, tenían el don de la bilocación y el sufrir frecuentes estados de éxtasis, y como caso curioso, el cadáver de la madre de sor María Jesús de Agreda, Catalina de Arana, se conserva incorrupto aunque algo estropeado, ésta mujer también estuvo rodeada de un halo de santidad y misticismo. Recientemente, el 20 de abril de 1982, se procedió a desenterrar el cadáver de la monja franciscana sor Clara Sánchez García, del convento de Santo Domingo, en Soria, el cuerpo de la monja pese a haber estado enterrado bajo tierra y sin ataúd, y con humedad por todas partes, su cuerpo se conserva en perfectas condiciones; la piel tenía su color y los miembros los tenía flexibles. Hoy en día son millares los cuerpos incorruptos, entre ellos,  figuran los del  Papa Juan XXIII, el monje Charbel, Santa Bernardette, el cura de Ars, el maestro budista Hui Neng, e infinidad de místicos y seglares.

Creemos interesante insertar a continuación uno de los primeros documentos relativos a la exhumación de los restos de sor María de León:

CERTIFICACIÓN

DEL NOTARIO ECCO. Y APP. D. MIGUEL HERNÁNDEZ DE QUINTANA.

<<Yo D. Miguel Hernández de Quintana, Prebístero, y vecino de esta Ciudad de La Laguna, Isla de Tenerife, testifico a todos los que la presente vieren como hoy veinte de enero de este presente año de mil setecientos treinta y cuatro años, habiendo sabido y entendido que en la tarde del expresado día estaba dispuesto el exhumar el cadáver de la Venerable Soror María de Jesús, Religiosa del Monasterio de Santa Catalina de Sena de esta dicha Ciudad, me fui a la Iglesia del dicho Monasterio a la hora de Vísperas, con el motivo de ver si podía yo hallarme presente a la exhumación de dicho cadáver, y con efecto lo conseguí mediante la licencia del M.R.P. Mtro. Provincial Fr. Luis Tomás Leal y habiendo entrado en el coro bajo de dicho Monasterio con el dicho M.R.P. Mtro. Provincial el Muy Reverendo P. Prior Fr. Pedro Conde, R.P. Regente J. Luis Díaz, Secretario Fr. Juan Bautista, los doctores D. Francisco de Barrios, D. José Sánchez y el Capitán D. Amaro Rodríguez Felipe y D. Antonio de la Torre, se empezó a hacer la exhumación y se desenterró el cuerpo de la Venerable Soror María de Jesús con el motivo de trasladarlo a otro nuevo sepulcro y habiendo extraído el cajón o urna de la sepultura (habiéndole caído antes alguna porción de tierra dentro de él, por haberse desunido la tapa de la sepultura que estaba contigua) se levantó la tapa y quedó patente el cuerpo y éste, a juicio prudente de todos los referidos que lo estaban mirando para ver si se había deshecho y consumido por el poco lugar que ocupaba en la urna y éste juicio que entonces hicimos lo confirmamos luego viendo que el M.R.P. Provincial le fue a coger las manos como para alzárselas y se le desunieron y desbarataron, de que inferimos que el cuerpo estaba resuelto y que la causa de esto era la grande humedad que había en el terreno  a donde estaba enterrado el cajón con dicho cuerpo, pues se reconoció también en esta ocasión que el hábito y la demás ropa estaba mojada y que todo provenía de que pasaba por cerca de la sepultura la cañería o conducto por donde va el agua al dicho Monasterio y luego sin dilación se volvió a cerrar y clavar el dicho cajón y se llevó (ayudando yo a ello) a ponerlo en la celda que había sido de dicha Venerable Soror María de Jesús, en donde se colocó, habiendo quedado las puertas cerradas y clavadas de mandato del dicho M.R.P. Provincial. Y así mismo testifico haber concurrido en el dicho coro bajo de dicho Monasterio todos los arriba expresados (menos el Dr. D. José Sánchez), en el día veintiocho de dicho mes de Enero y de mandato del M.R.P. Provincial, se abrió el sepulcro donde había estado enterrado el cuerpo de la Venerable María de Jesús, para reconocer si en aquél terreno podía haber tanta humedad, que podía ser causa de estar mojado el hábito y ropas del cadáver; y habiendo abierto aún más profundo (a mi parecer) de lo que estaba antes de exhumar dicho cadáver, se registró con luz, habiendo abajado al plano, del, el dicho M.R.P. Provincial y después me dijo su Paternidad M.R. bajase yo y con efecto entré y estuve con una barreta escarbando la tierra por diversas partes y la hallé cuasi seca y sin humedad y como cualquiera otra sepultura regular, de manera que cogiendo yo la tierra y escarbándola con los dedos en el plano del sepulcro y apretándola con la mano volviéndola a soltarla  casi me quedaba sin haberme suciado y habiéndose vuelto a cerrar el sepulcro pasamos a la celda en donde estaba el cuerpo de dicha Venerable Soror María de Jesús el cual ya estaba puesto y tendido con camisón y enaguas todo nuevo y habiéndole desatado la camisa por el cabello reconocí que el cuerpo estaba entero y sólo le faltaba los pies y manos por haberse ido desbaratando, y estaba al parecer con sus carnes, pescuezo y cabello en la cabeza y el estomago esta flexible y blando a modo de un cuerpo vivo y de ser así todo lo que dejo referido lo juro in vervo sacerdotis en dicha Ciudad en veintinueve de Enero de mil setecientos treinta y nueve años=Miguel Hernz. Quintana.>>

 El capitán don  Amaro Rodríguez Felipe, sobrevivió a Sor María de Jesús 16 años, falleció un miércoles 4 de octubre sobre las ocho de la mañana y fue enterrado al día siguiente en el convento de Santo Domingo, en su bóveda a la entrada de la puerta a mano derecha, en la capilla de San Vicente Ferrer, de la que como hemos dicho era patrón.

             Queda una incógnita que no hemos podido resolver, ¿quién fue el misterioso caballero que quiso comprar en el antiguo callejón de la parroquia de los Remedios, la virginidad de la joven María de León Delgado?.





Fuentes consultadas
Elías Serra Rafols
“Las Datas de Tenerife libros I al IV”
Pedro Pablo Pons
“El Libros de las Momias””

José Rodríguez Moure
“Cuadros Históricos de la Vida y Virtudes
de la Sierva de Dios Sor María de León Delgado”


Autores citados en el texto.:


Portada: Blas de lezo rindiendo al navío Inglés
“Stamhope”. A. Cortellini. Museo Naval. Madrid




No hay comentarios:

Publicar un comentario