viernes, 17 de enero de 2014

EL GOFIO NUESTRO DE CADA DIA







Año 1831.
Los canarios son comedores de gachas, como decía Plinio de los antiguos romanos. El alimento fundamental del hom­bre corriente, y que ocupa el lugar del pan, es el gofio, hecho de granos de cebada, trigo o maíz, que se tuestan al fuego y, luego, se muelen.

Este gofio puede comerse bien tomando un puñado, sin más ingredientes, de esta harina tostada, bien con pescado salado y cocido, carne, queso, fru­tas, papas y otras verduras, o bien amasado sólo con agua. Con un zurrón lleno de gofio, una calabaza hueca con agua, una manta de tejido basto y algo de tabaco en sus alforjas, camina el canario por toda la isla con su cayado en la mano, sin preocuparse de buscar un alojamiento para la no­che, ya que, en el peor de los casos, le puede servir para ello la primera cueva adecuada que encuentre. Sin embargo, a muchos isleños, sobre todo a los de La Palma, La Gomera y El Hierro, les falta, a menudo, incluso ese sencillo alimento, de manera que se ven obligados, durante gran parte de año, a ayudarse con un pan confeccionado a partir de raíces de helechos las cuales, una vez secas, molidas y mezcladas con un poco de harina di centeno, se hornean para hacer pan. En Lanzarote y Fuerteventura la gente pobre llega a comer incluso, en años de escasez, las semillas de  una especie de barrilla (Aizoon canariense), molidas como gofiov. Durante la época de fructificación, una gran parte de la población se alimenta de higos, principalmente de los higos de Indias o higos tunos, que se dan muy bien incluso en las regiones más áridas y que, secos, proporcional un alimento sano y sustancioso. El pescado salado y las papas, junto con una salsa de vinagre, aceite y pimienta española, llamada mojo, constituyen un exquisito manjar para la mayoría de los canarios. La bebida usual es el agua, para la gente del campo, y el vino, para los de la ciudad; sin embargo, en algunas Islas, sobre todo en las dos más orientales, se acostumbra, desgraciadamente, a beber aguardiente. Entre las clases altas domina la cocina española y el plato más importante es el puchero, compuesto esencialmente de carne hervida, papas, garbanzos y otras verduras, todo ello cocido con un trocito de tocino; los restantes platos dependen del antojo del que cocina y constan normalmente de un asado o de compuestos, muy especiados con tomate.

Durante la hora del almuerzo las dos de la tarde, está cerrada la puerta de la casa. En la mesa no puede faltar un espantamoscas. Antes de beber agua, se suele comer golosinan Se suele ser moderado en el consumo del vino. La siesta tras el almuerzo es lo habitual. (Francis Coleman Mac-Gregor, [1831] 2005:134-135)


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