domingo, 26 de enero de 2014

CAPÍTULO XLIV-IX




EFEMERIDES CANARIAS
UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS
PERÍODO COLONIAL, DÉCADA 1831-1840

CAPÍTULO XLIV-IX



Eduardo Pedro García Rodríguez

 1837. A raíz de las gestiones del diputado por Chinech (Tenerife) Gumersindo Fernández de Moratín, las Cortes de la metropoli aprobaron el restablecimiento de los decretos de 1822, que declaraban a Añazu (Santa Cruz) puerto de depósito de primera clase, a la vez que habilitaban un puerto en cada isla de la colonia para el comercio en general. Bien que mal, la cobertura legal existía. No del todo bien, ya que había que negociarla y renovarla periódicamente; pero mejor que en otros puertos de la metrópoli y de sus islas, que no disponían siquiera de esta posibilidad. Ello explica, junto con la situación geográfica de las islas, el que la navegación haya podido continuar sus actividades de manera más o menos normal, en un período de grave depresión económica; y también el que la insuficiencia del movimiento y de los estímulos económicos no haya permitido la dotación del puerto, cuya infraestructura seguirá siendo insuficiente a lo largo de toda la primera mitad del siglo, sin que se noten apenas señales de recuperación. (Cioranescu)
1837. Tejeda, Tamaránt (G. Canaria). Los vecinos se amotinan y expulsan al párroco don Pedro González.

1837.
Igualmente suelen topar con barcos extranjeros encallados en la desierta costa de África, Tomás de Brito, vecino de Arrecuife, noticioso de hallarse allí un gran bajel sumergido, se fue allá y lo trajo a re­molque primero a Pto. de Cabras y después a Lanzarote. Resultó ser una fragata fuertísima, nominada Fruncís Spaigh, cargada de madera; y sabida la noticia en Londres, un tal Mr. Thomas Mahy, se presentó autorizado a reclamarla, pues había sido arrebatada por un huracán desde el Canadá donde estaba cargando. Con efecto, pagó los gastos, y le fue dado el buque el cual recondujo a Inglate­rra en el mes de julio, equipado con nuevos aparejos que le trajeron de allá. (J. Álvarez Rixo, 1982:153)


1837. A raíz de las gestiones del diputado por Chinech (Tenerife) Gumersindo Fernández de Moratín, las Cortes de la Meteropli aprobaron el restablecimiento de los decretos de 1822, que declaraba  a Añazu (Santa Cruz) puerto de depósito de primera clase, a la vez que habilitaban un puerto en cada isla para el comercio en general. Bien que mal, la cobertura legal colonial existía. No del todo bien, ya que había que negociarla y renovarla periódicamente; pero mejor que en otros puertos de España y de sus islas, que no disponían siquiera de esta posibilidad. Ello explica, junto con la situación geográfica de las islas, el que la navegación haya podido continuar sus actividades de manera más o menos normal, en un período de grave depresión económica; y también el que la insuficiencia del movimiento y de los estímulos económicos no haya permitido la dotación del puerto, cuya infraestructura seguirá siendo insuficiente a lo largo de toda la primera mitad del siglo, sin que se noten apenas señales de recuperación.

1837. Enero 1. En Tedote n Benahuare (Santa Cruz de La Palma) ve la luz por primera vez Manuel de Abreu Lecuona, Doctor en Medicina. Hijo de José Abreu Luján, natural de la misma ciudad, y de Ramo­na Lecuona Carta, que lo era de Añazu n Chinet (Santa Cruz de Tenerife), adquirió sus primeros conocimientos de Dorotea Vizcaíno Busta­mante  que amplió más tarde con Blas Carrillo Batista, considerado el profesor más sobresaliente de su época en Benahuare (La Pal­ma).
Calificado como alumno aventajado y estudioso por Francisco Torres Luján, con el que aprendió la lengua latina, marchó a La Laguna a fin de cursar Filosofía, equivalente entonces a la segunda enseñanza. En Madrid estudió en la Facultad de Medi­cina y obtuvo la licenciatura por aquella Universidad el 17 de junio de 1865, fecha en que realizó los ejercicios de grado; la investidura la recibió el día 25 siguiente y dio principio a su activi­dad profesional el 1 de agosto inmediato. En aquella época estudió griego, lengua que llegó a hablar y escribir con suficiencia. Esta­blecido en su ciudad natal, continuó con la práctica de su carrera médica, donde fue muchos años Subdelegado de Sanidad, además de haber ejercido los cargos de Cónsul de la República de Cuba y de Médico auxiliar de la Administración de justicia y la peniten­ciaría; ocupó la dirección del hospital de Nuestra Señora de los Dolores, de la Cuna de Expósitos y de Sanidad del puerto, y desempeñó la cátedra de Historia Natural en el colegio "Santa Catalina". Considerado un personaje de gran capacidad e inteligencia, que puso su posición social y el prestigio de su profesión al servicio de sus ideales políticos, llevó una vida muy activa al frente de las presidencias de la Junta Revolucionaria de Benahuare (La Palma) de 1869 y del Partido Progresista, así como de la jefatura del Partido Liberal en dicha isla. Tuvo descendencia del matrimonio que celebró en la localidad de su nacimiento, el 12 de julio de 1867, con Juana Pérez Abreu, hija Juan Antonio Pérez Pino  y de María de los Dolores Abreu Luján, falleció en su hacienda de Breña Baja el 23 de septiembre de 1902, aunque sus restos reposan definitivamente en Tedote n Benahuare (Santa Cruz de La Palma), adonde fueron trasladados.
1837 Abril 10.
Nace en la Orotava, Chinech (Tenerife) el criollo Luís Benítez de Lugo. Fue marqués de la Florida. Afiliado en el partido de la democracia a pesar de su origen nobiliario, fue elegido diputado en las Constituyentes españolas el año de 1873, desempeñando el cargo de secretario. En la sesión del 2 de enero de 1874 pronunció en el Congreso español un enérgico discurso, hallándose designado en aquella ocasión para ocupar el ministerio de Ultramar. Los acontecimientos políticos lo relegaron a la vida privada, falleciendo prematuramente en Añazu n Chinet (Santa Cruz de Tenerife) el 3 de mayo de 1876.

1837 Junio 30.
Inventario del Castillo de San Francisco del Risco o del Rey, Cuerpo de Ingenieros del ejército español en Las Palmas de Gran Canaria general del todas las partes que constituyen el citado Castillo

Inventario con expresión de las puertas, ventanas, herrages, etc. que hay en él, cuya descripción particular y estado en el día de la fecha es como sigue:

Entrada y Puente que conduce á ella.- Se llega á dicha Fortaleza por medio de un puente fijo colocado sobre el foso que rodea el frente abaluartado del lado Este del Fuerte, en el cual se halla la puerta principal.

Dicho puente está formado de 6 pies derechos con zapatas y soleras que sostienen los cuartones y tablazón. La madera es de tea. Dimensiones del tablero del Puente 3,20 mts por 11,30 mts. Puerta principal de una hoja de tea con postigo central de 2,67 por 2,31 mts, midiendo el postigo I,75 mts por 1,06 mts. la puerta gira sobre quicialeras y el postigo sobre bisagras.

Los herrages de la puerta son cerradura y llave, cerrojo con dos armellas, cuatro planchas con cuatro tornillos de doble tuerca cada uno, que refuerzan la puerta y el larguero de quicio, el cual está además reforzado en las inmediaciones de los puntos de giro por dos planchitas de hierro y guarnecida con plancha cuadrángular de hierro y clavos la quicialera superior. Los herrages del postigo son cerradura y llave y siete visagras. La puerta está reforzada al exterior con clavos de cabeza redonda. Al interior se atranca con una palanca reforzada con un rectángulo de hierro. Los herrages de la palanca son dos anillas, una pequeña y otra grande. Dicha palanca resbala por un extremo y se apoya por el otro en dos cabidades rectangulares practicadas lateralmente en los muros. En el umbral de la puerta hay dos argollones grandes con brazo sugetos á dos de las varias losas que constituyen el ya expresado umbral.

Depósito de Efectos.- Puerta de entrada de dos hojas, de tea de 1. por 0,58 mts cada hoja, que giran sobre quicialeras; los largueros de quicio están reforzados en su parte inferior con dos planchitas de hierro y tiene al exterior 6 filas de clavos de cabeza redonda y una palanca giratoria de sugetar en la parte superior. Los herrages son dos cerraduras, llaves y botón de agarrar. El pavimento es de empedrado ordinario, el techo envigado con mampostería encima. Dos pies derechos con tres perchas de colgar y una
tabla de apoyo para colocación de efectos y útiles.

Depósito de Efectos y Almacén provisional de Pólvoras.- Está á la izquierda de la puerta de entrada: tiene una puerta de tea de dos hojas de 1,05 por 0,71. mts cada hoja y giran sobre quicialeras. Los herrages son dos cerraduras, dos llaves, tres armellas exteriores y macho y hembra interiormente. Puerta de dos hojas con bastidor de tea de 0,84 por 0,53 mts cada hoja con cerradura, cerrojo y cuatro armellas. Tiene 1 perchas y  colgaderos para efectos. El pavimento es empedrado de entrefino, el techo envigado y entablado en mal estado por estar las cabezas faltas de apoyo.

Cuerpo de Guardia y Dormitorio de Tropa.- Siguiendo por la derecha. tiene una puerta de entrada de tea de dos hojas de 2,r2 por 0,59 mts cada una que giran sobre quicialeras y están reforzadas con cinco filas de clavos s de cabeza redonda al exterior. Tienen tres armellas al interior.

El pavimento es de empedrado ordinario y el techo envigado y en  mediano estado.

Tiene dos camastros sostenidos por cuatro pies derechos faltándoles algunas tablas y teniendo ambos 27 desprendidas. Hay un poyo de mampostería de 2,92 por 0,28 mts que tiene en su meseta una tabla del mismo largo y 0,20 mts de ancho con escopleaduras para 30 carabinas. Hay un cepo de tea con 7 agujeros el cual tiene un visagrón doble de hierro,  cerradura y cerrojo con cuatro armellas.

Cocinas.- Puerta de entrada de una hoja de tea con bastidor y umbral de tea de 1,90 por 0,87 mts y llevan dos armellas y un refuerzo de hierro en el extremo de un larguero de quicio. El techo envigado y entablado en mal estado, estando el local inservible.

Almacén General de Pólvora.- La puerta de entrada de tea de dos hojas con doble bastidor en ángulo de 2,5 por 0,77 mts cada hoja. En la  superior tiene un tejadillo en ángulo á dos aguas, también de madera, sostenido por tres hierros salientes. Lleva como herrages cerradura con llave,  cerrojo con cuatro armellas, ocho bisagras inútiles y cuatro en mediano estado, y otra cerradura sin llave. Una segunda puerta de dos hojas también de tea de 2,12 por 0,77 mts cada una, giran sobre quicialeras, estas y  los largueros de quicio están reforzados en la parte superior é inferior respectivamente, con aros de hierro. Tiene cerradura, llave y cerrojo con cuatro armellas. Esta puerta conduce á un corredor cuyo pavimento está entablado. Una tercera puerta de tea de dos hojas de 1,06 por 0,75 mts cada una, que giran sobre quicialeras. Tiene cerradura, llave y cerrojo con  tres armellas. El pavimento es de entarimado en todo el almacén.

Pabellón del Gobernador del Castillo.-
Número 1. Vestíbulo ó Corredor.- Puerta de entrada de dos hojas de tea con bastidor de 1,10 por 0,64 mts cada una. Cerradura, llave y dos pasadores de cartera con dos abrazaderas cada uno y clavos de cabeza redonda al exterior, el pavimento es de losas. Al frente hay una ventana de dos hojas con bastidor de 1,90 por 90 mts cada una. Tiene falleba con abrazaderas, alcayatas de sugeción y ocho bisagras. Dos ventanas de cristal de corredera de 0,75 por 0,78 mts cada una y tiene cada una doce cristales.

Número 2. Habitación de la derecha con puerta de entrada de una hoja con bastidor de tea de 1,99 por 1,03 mts y gira sobre quicialeras con cerradura y llave. El pavimento es de losas y tiene una ventana de tea de dos hojas con falleba y bisagras: tiene dos hojas de corredera con cristales.

Número 3. Habitación de la izquierda con puerta de entrada de una hoja igual en todo á la del número anterior; tiene además dos anillas para candado y el pavimento es de losas y tiene una ventana con puertas de dos hojas y bastidor todo de tea de I,2I por 0,39 mts, seis bisagras, falleba con cinco abrazaderas y una alcayata de sugeción. Dos ventanas de corredera de 0,60 por 0,78 mts cada una con seis cristales cada una.

Número 4. Cuartito de efectos. Antes de entrar en el pabellón á la izquierda, puerta de entrada de una hoja con bastidor de tea de 1,80 por 0,70 mts, candado y dos armellas y tres bisagras. En la parte superior de la puerta, hay un claro con nueve brazos verticales.

El pavimento empedrado ordinario.

Número 5. Cocina.- Al exterior y en el lado Sur del Pabellón tiene puerta de entrada de una hoja con bastidor de tea de 1,90 por 0,76 mts, gira sobre quicialera y el larguero de quicio está reforzado inferiormente con aro de hierro. Tiene dos armellas y el pavimento es de empedrado ordinario.

Campanario.- Sobre el plano de fuegos del frente principal del Castillo hay dos pies derechos sostenidos en su base por un cuartón coronados por un puente todo de tea, cuya armadura ha servido de sostén de la campana.

Asta de la bandera.- En el ángulo Norte del citado frente existe un asta de bandera con apoyos ó escalones, driza y manilla doble para sugetar esta última. Dicha asta se halla sugeta con una especie de cepo formado por un murete de material y dos cuartones de tea atravesados.

Garita.- Hay también una garita de material en estado ruinoso, la cual tiene en su coronación una perilla de tea. Las Palmas 30 de Junio de I873.  (En: José María Pinto y de la Rosa. 1996)

1837 Junio 21.
Querer considerar a este país (Lanzarote) de posibilidades sin hacerse cargo que estas son eventuales según la mayor o menor fatalidad del año, ha puesto a su vecindario en compromisos, por habérsele señalado en contribuciones que si un año pudieran pasar, otros son exacciones temerarias. Así es, que en la sesión de la Diputación provincial cele­brada el 21 de junio de 1837, se trató sobre la petición del pueblo del Arrecife y otros de Lanzarote, para que se les dispensase del pago de la de Paja y Utensilios a causa de la escasez del año. Véase el Boletín oficial de Canarias n.° 7 de agosto 10 de 1837.
Y según dicho documento N. 24, del año 1839, la suma general de la contribución extraordinaria de guerra asignada a toda isla fue 184.477, Rl.vn. siendo la respectiva a su puerto del Arrecife 48.845, Rl.vn. en la forma siguiente:
Cuota asignada a la riqueza territorial pecuaria ..........    10.800. Rvn.
Dha------------ a la otra, industrial y de comercio.........    23.060.
Dha.----------- a los Consumos..................................    14.945.

El siguiente 1840, le cupo por la de Paja y Utensilios 2.334, 21 mrs. (Boletín Orí. N.° 105). Pero tan imposibilitado estaba el país para exhibirla, que la Diputación provincial en sesión de 15 de Julio decretó la formación de comisiones para recoger caridades con que remediar la miseria de los pueblos de las islas de Lanzarote y Fuerte-ventura. (Bol. Ofl. N.° 90, o 97). de 12 de agosto del citado año 40. Finalmente el de 1844, el Ayuntamiento del Arrecife tuvo que recla­mar contra la excesiva señalada en su corta posibilidad de jurisdic­ción para presos pobres. (Bol. Ofl. N.° 124 de octubre 9 de 44).

Pudieran estas calamidades ser menos sensibles, si hubieran más luces y más patriotismo, puesto que la experiencia de ellas, a hom­bres menos negligentes, les habría estimulado a solicitar arbitrios con que precaverlos. Pero aquí se verifica el común refrán de los moros, después de salir de su apuro, fuera María de casa. Todas las amargu­ras se echan a las espaldas; pues era fácil haber creado en años abun­dantes una caja de ahorro donde depositarse algunos granos o dinero para los apuros públicos con premio moderado y otras bases benéfi­cas y humanas. En tonterías de lujo, son diligentes nuestros paisanos: mas en imitar las conveniencias civiles de otros parajes, nada. No obstante, los vecinos por los años de 1766, hicieron un arreglo con el Señor de la isla marqués de Velamazán y de Lanzarote, que siendo bien observado podía garantizarles de mucho en las desolaciones.

Al haber llegado a este punto de escasez de cosechas y de aguas, no podemos prescindir de hacer algunas observaciones generales referentes a toda la isla, puesto que la población de ella en tiempo de los aborígenes según menciona la Historia fue tan superabundante, que para no aumentarse mandó el bárbaro gobierno destruir todos los niños varones que nacían. Nos confunde de qué manera se sur­tían de agua para beber tantas gentes y sus numerosos ganados: pues si fuesen sólo algunas pocas rancherías a manera de los indios que pueblan la vieja California, ya entendemos tendrían bastante con las fuentecillas que manan al norte en Famara, los remanientes situados a orillas del mar frente a la isla Graciosa y denominan el Río; con al­gunas otras filtraciones que en los inviernos lluviosos suelen quedar en al parte montañosa del país. Porque los aljibes o cisternas que tu­vieron debieron ser algunas hoyas formadas con piedra y barro, puesto que no tenían conocimiento del uso de la cal para mahonar sus fondos y paredes.

Quieren algunos decir, hay tradición que los paganos tuvieron varios pozos, y en prueba de ello citan los existentes en Haría, lugar al extremo oriental de la isla, aunque distintos de ellos son los abier­tos más modernamente, con uno que otro encontrado por algún pun­to. Pudiera ser; y que con los estremecimientos ocasionados por los volcanes se hubiesen alterado sus fondos, perdiéndose su agua, que­dándose además muchos de ellos cubiertos de las arenas y la lava. Lo cierto es, que el año 1802, hacia el poniente de los aljibes del Arreci­fe, situados en lo llamado la Vega se descubrió un pozo. Y entusias­mada la gente con la esperanza de hallar agua potable, lo excavaron y limpiaron, pero resultó ser salada, como que no está muy lejos el mar. Yo no creo hiciesen los antiguos el trabajo para no servirles de-nada, o bien se conformaban con agua muy salobre, séase que la geo­logía del país ha sufrido notables alteraciones.

Por razón de ignorar el uso de la cal, no podían tener la Mareta que hoy admiramos en la villa de Teguise, salvo que se suponga esta­ría formada aquella natural y redonda hondonada sin paredes donde hoy la vemos, y que el agua de lluvia introducida allí, se mantuviese parte del año. Pero siempre nos encontramos con la misma dificul­tad. Porque si a pesar de dicha Mareta de cosa de 150 varas de diá­metro, que hoy está segura y bien obrada, tantísimo aljibe en todos los pueblos de la isla, y los muchos pozos que están en el citado Ha­ría, no basta cuando hay años escasos de lluvias, para 16 a 18.000 personas que la pueblan; como pudo haber antiguamente si es cierto que fue tan poblada? Si mi opinión valiese diría: Que no hubo ja­más tanta gente en Lanzarote como hoy tiene, y que los indígenas con pocos medios para subsistir, se creerían numerosos cada vez que les faltaban alimentos y procurarían disminuirse, porque los bárba­ros no suelen tener previsión ni discursos más finos para precaverse de las miserias. (J. Álvarez Rixo, 1982:78-79)

1837 Septiembre 18. Lunes, en Puerto Mequínez (Puerto de la Cruz) sopló un fuerte viento del Sur-Suroeste que causó la pérdida de la goleta de matrícula de ese puerto La Josefina ,la cual se fue a pique en una tarde.


1837 Diciembre 27. La goleta americana Samuel, encalló en la escollera del muelle en Añazu n Chinet (Santa Cruz de Tenerife)

1837 Diciembre 28.
El Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma solicitó al “Gobierno de S.M. se le diese el convento de Santa Agueda para trasladar a él el Hospital y la Cuna de Expósito”.

Si en la Isla de San Miguel de La Palma durante el siglo XVI van a sobresalir las fundaciones de la iglesia católicas masculinas (dominicos y franciscanos), en el siglo XVII predominarán las femeninas. Así, las primeras en establecerse fueron las monjas clarisas, que fundaron su convento junto a una ermita dedicada a “la Gloriosa Santa Águeda”, entronizada en 1574 como Patrona de Santa Cruz de La Palma y, también a raíz de una sequía, elegida por votación, entre otras advocaciones, como “Abogada de las Mieses”.
No se le conoce relación alguna con la agricultura, por lo que se presenta como un interesante caso de advocación cambiada producido por el azar pues, como relata Viera y Clavijo, “echaron suertes y salió por abogada de las mieses la santa mártir”.
La importancia de la tierra para la subsistencia explica el sentido trascendente que alcanza esta protectora de la ciudad y de la isla, en definitiva. A la santa se la representa con sus senos colocados sobre un plato aludiendo a su martirio. Es patrona también de las enfermeras, de las desgracias que provienen del fuego, de los volcanes, de enfermedades del pecho, etc. Lamentablemente es una fiesta que ha sido, inexplicablemente, olvidada.
Esta iglesia fue edificada, según un acta de 1607 “con gran fervor con limosnas de los vecinos” y gran apoyo del Cabildo, que había hecho voto solemne de guardar su día y hacer procesión a su ermita. Ya en el acta del Cabildo de 27 de enero de 1581 se dispone que “para el dia de señora Santa Agueda se ruega que todos linpien sus calles y pertenencias y enrramen las calles y los mayordomos de los oficios acudan con los pendones a la prosesion."
Los gastos finales ascendieron a “más de 3.000 ducados”. El italiano Torriani había dibujado un plano de la ciudad palmera en 1590 donde ya aparecía la capilla de “Santa Agata protettora della Cittá”.
El Cabildo trató de fundar en esta ciudad un Convento de Religiosos, en palabras del Teniente Cervera, “porque con el favor de Dios se espera ‘redundará’ de ello buen fruto ainsí al servicio de Dios como para el consuelo de los vecinos que tuvieren hijas, porque bien es de creer que habiendo Religiosas, por las oraciones y sufragios de sus siervas, hará Dios mucha merced a esta Isla de bienes temporales y espirituales …”.
El Cabildo envió esta petición por escrito al Padre Fray Andrés de Medina en Tenerife. La respuesta no se hizo esperar. Así, “los Venerables Vicario y Beneficiados de esta Isla y los caballeros, como Padres de la Patria”, confirmen “a dónde y en qué lugar se fundará el dicho convento y de qué advocación y de qué orden y hábito e institución y a qué Prelado han de estar subordinadas…”.
Se acordó, como se ha dicho, que el Monasterio se edifique junto a la Iglesia de Santa Águeda, según el acta del Cabildo del 14 de abril de 1597.
Las siete religiosas fundadoras se embarcaron en Garachico, procedentes de La Laguna y con rumbo a la capital palmera. Durante la travesía marítima, una gran tempestad les impidió llegar a “buen puerto”, al de Santa Cruz de La Palma.
El barco las dejó en otro lugar lejano de la costa palmera, teniendo que atravesar “malos caminos” hasta que, el 25 de agosto de 1603, llegaron finalmente a la capital e ingresaron en el primer monasterio femenino – el tercero de su orden en Canarias-, que tomó por advocación a la mencionada santa mártir.
En el acta del Cabildo del 28 de julio de 1603 se menciona que “se faculta al Padre Canino para cortar la madera que falta para acabar el Convento”.
Viera y Clavijo afirmó en su obra que la comunidad llegó a “ser de más de cuarenta y cinco religiosas, bajo la dirección y obediencia de los padres de San Francisco”.

Unas religiosas clarisas que pronto produjeron una gran empatía en la sociedad de la época. “Toda la ciudad” concurría a dicho Convento ya que las monjas “celebraban los divinos oficios con mucha devoción”.
Tal fue así que se trató de adecentar los caminos que conducían al monasterio. El Capitán Juan del Valle, Regidor, tomó a su cargo el “aderezar y allanar el camino que va a dicho convento por estar un poco escabroso”. Más tarde se confirma en el acta de 8 de junio de 1605 que el camino está muy “limpio, llano y adornado”.
El Vicario y el Clero, mancomunadamente, decidieron que “fuesen por allí las procesiones que se hiciesen en la Semana Santa y las demás, en lo cual convinieron… y aderezada la calle y adornada con edificios que se han fecho y hacen cada día.” (Acta del Cabildo del 7 de mayo de 1607).
El Beneficio seguía yendo en procesión a cantar la Misa Solemne el día 5 de febrero, onomástica de la Patrona de la ciudad, Santa Águeda, a pesar que el Ayuntamiento había dejado de acudir, “como era costumbre y obligación”.
Un dato curioso es que en el año 1866, siendo “Párroco ecónomo el Dr. D. José Ana Jiménez, trató de impedir que las procesiones de Semana Santa fuesen por allí. Los vecinos se quejaron y el Gobernador Eclesiástico dispuso que se siguiese esta costumbre, jamás interrumpida de que dichas procesiones fuesen a aquel Templo”.
En el testamento del Capitán Juan del Valle, otorgado ante el escribano Tomás González el 19 de febrero de 1609, existe una cláusula que declara que “el Convento de Monjas de Santa Águeda de esta isla le deben 7.000 reales que les prestó para poder acabar dicho convento y entrar dentro de él. Que posteriormente prestó para el sostenimiento de las monjas 3.730 reales. Que de esto ha recibido algunas cantidades, todas las cuales obran en una cuenta detallada que posee y manda que se cobre el resto a dho. Convento”.
Ya en 1616 se les permitió agrandarlo hacia la placeta que existía en un lateral de la iglesia, llamada plazuela de Alarcón. Uno de los ilustres hijos de La Palma que ayudaron a iniciar la fundación del convento y su mejora fue el mencionado Regidor Juan de Valle.
Debido a estas obras, las monjas se trasladaron provisionalmente a una casa particular de la Calle Real, la misma que perteneció posteriormente a don José María Fierro, hoy la sede del Real Club Náutico de la capital palmera. Allí iniciaron la tradición de montar un altar efímero, como descanso para la procesión del Santísimo en la mañana de la Pascua de Resurrección.
Las religiosas “de coro y velo negro” eligieron abadesa a la madre María de San Luis Vandeval Bellido, hija natural del Licenciado don Luis Vandeval Bellido, mayordomo del monasterio.
Este recinto sacro alcanzaba su máximo apogeo en lo que a ingresos se refiere, gracias a que cada vez eran más “las señoras del país que con su profesión y las rentas que sus dotes resultaban se fue la casa enriqueciendo…”. Según escribe el Obispo de Canarias García Ximénez: “era el mayor, más numeroso y antiguo de los dos conventos de monjas de clausura de la ciudad”.
La nobleza de la isla manifestaba abiertamente su preferencia por este convento, donde profesaban aquellas amadas hijas destinadas a la clausura. Es por ello que las grandes familias aportaban grandes sumas de dinero para que la calidad de vida de sus moradoras fueran las idóneas de acuerdo a lo acostumbrado en la estirpe familiar.
Se mejoró y amplió el monasterio, su templo y aledaños, por “ser la yglesia tan corta que se queda la gente de la parte de afuera”. Allí vivían sus hijas y familiares, por lo que no se escatimaban las donaciones. También se decidió levantar “diez palmoz en redondo” las paredes de la capilla mayor.
El carpintero don Amaro Hernández de León recibió doce mil reales, que compartió con el cantero y albañil don Domingo Álvarez. Se nombraron regidores para el seguimiento de la obra a don Diego de Guisla y a don Nicolás de Sotomayor Topete. Curiosamente también se nombró para el mismo cometido a un monje que pertenecía a una familia de canteros, fray Pedro de Carmona.
Un ejemplo de la generosidad de las acaudaladas familias para con el monasterio, fue el hecho que “madres discretas y de consejo de este dicho convento” contrataron el 26 de julio de 1679 la hechura de un nuevo retablo mayor, ya que el antiguo se encontraba bastante deteriorado, “por no ser decente se haze de nueuo”.
Doña María de San Luis, una de las ricas monjas herederas, dio de sus bienes cien ducados, “de los que la religión me a permitido para mis necessidades y e podido ahorrar de ellas”.
“Ángela Bernardina de Santa Ana de Cáceres, la cual retirándose para los servicios y cultos de Nuestro señor de las casas del siglo se ha entrado en religión en Señora Santa Clara de esta ciudad para ser religiosa de Velo Negro”. Era práctica y costumbre que la dote por entrar en dicho convento se elevara a 5.500 reales, y como esta señorita no contaba sino con 4.500, donados por un bienhechor, el complemento de los 1.000 restantes que faltaban para cumplir con las condiciones contenidas en los estatutos de la Orden. Éstos señalaban “no darse la profesión sin tener completa la cantidad de la dote”. Su madre doña Hermenegilda Xaviera de Cáceres, estando viuda, cargó esta suma “sobre unas casas con su aposento y sitios bajos” que se encontraban en la Calle Real de la ciudad.
Otra religiosa profesa, Mauricia de San Rafael, recibió de su madre un legado que mejoró su situación en el monasterio, a condición expresa de que a su muerte no pasara a la Comunidad. También costeó de su pecunio uno de los días de la estancia de la Virgen de Las Nieves durante su Bajada Lustral a la ciudad, por lo que “instituyó la fundación con aquella donación”.
Para perpetuar la memoria de doña Margarita de San Esteban Pinto de Guisla, abadesa en el momento de la fabricación del nuevo y magnífico retablo, al igual que la de su familia, hizo pintar su nombre en las cartelas del sotabanco en 1697.
También se conservan los nombres de las familias influyentes que se alzaron con los diferentes patronatos de las capillas-altares embutidas en la pared: los Lorenzo de Cepeda, Sotomayor, Domenech y Massieu-Salgado.
Según la disposición propia de las iglesias monjiles, la de Santa Clara o Santa Águeda, hoy del Hospital de Dolores, poseía tan sólo una nave paralela a la calle y dos puertas gemelas.
Una nave única que tiene 32 metros 35 cms de longitud y 8 mts 65 cms de ancho. La capilla mayor es cuadrilonga (aprox. de 8 por 7 mts). Las cubiertas son armaduras mudejáricas y el arco triunfal es de medio punto, apoyando en sendas pilastras renacentistas.
En cuanto a la fachada, la puerta tiene también curva semicircular, que descansa también en pilastras, pero éstas con unos magníficos capiteles en los que se han labrado unas volutas enrolladas en sentido inverso, como si se tratase de una derivación del estilo jónico.
En su interior existen varios retablos-hornacina de madera de la segunda mitad del siglo XVIII, como denotan sus soportes estípites, sobrepuestos a las antiguas capillas o nichos de cantería, dos de las cuales fueron descubiertas recientemente.
Se sabe que en la nave se encontraban varios retablos, como el de San José, Santa Rosa de Viterbo, Santa Catalina de Bolonia, San Pedro de Alcántara y el del coro bajo con nicho dorado y un gran crucifijo sevillano. Así constan en los inventarios de 1828 y 1836.
En estos mismos años también aparece documentada la imagen de la Inmaculada Concepción, ubicada en el nicho central del retablo mayor y con vestidos sobrepuestos, cuya antigüedad data de principios del siglo XVII. Es posterior a la de Santa Águeda (traída “despaña” en 1594, una preciosa imagen que acusa la elegancia de la imaginería sevillana del manierismo bajorrenacentista). Ambas se encontraban entronizadas en el retablo mayor, junto con Santa Clara.
Existe también una talla de Santa Lucía, colocada en el templo hospitalario después de 1673 y una pequeña escultura de San Juan Nepomuceno, de mediados del siglo XVIII. Una preciosa talla de San Lorenzo se encuentra custodiada en la amplia sacristía.
También se conservan del antiguo convento un facistol y la sillería del coro del XVII. Ésta está labrada en madera de viñátigo y ya constaba en 1836 de cuarenta y cuatro sillas fijas. Existen otras tres sillas de brazos para el altar, donadas por la abadesa Santa Clara Albertos en 1778, según consta en la inscripción que tiene el lienzo trasero del respaldo.
Don Pedro de Escobar Pereira, en su testamento, dejó 200 reales para que se hiciese una custodia de plata y se colocase en una de las manos de la venerada imagen de Santa Clara, encareciendo a sus herederos “la máxima puntualidad” en el encargo.
Su hija, doña Clara de Santa Gertrudis, había profesado en el querido convento, quedando huérfana siendo aún niña al ocurrir el fallecimiento de su madre, doña Sebastiana Pereira y Brito. Fue esta dama la que encargó a su marido que la “entrase en aquella Religión”.
Según la iconografía de los Santos, Santa Clara, como primera discípula de San Francisco de Asís y co-fundadora de las monjas franciscanas o clarisas, antiguamente portaba también un báculo, prohibido posteriormente por un decreto de la Sagrada Congregación de Ritos. Nuestra preciosa talla sí poseía ambos atributos. Se cuenta que fue quemada en una hoguera por una monja loca que odiaba las imágenes de candelero.
El ostensorio o ciborio eucarístico se relaciona con la devoción de la santa a la Santísima Eucaristía y con un hecho acaecido al final de su vida. El magnífico báculo de plata en su color, de 135 cms de altura, se conserva en la Parroquia Matriz de El Salvador de esta ciudad.
Su altura se distribuye en seis cañones lisos de 22 cms cada uno y un cayado de 24 cms de alto por 14 cms de ancho. Tiene forma y decoración muy naturalista y desbordante que lo diferencia del barroco peninsular. Podría situarse hacia mediados del siglo XVIII.
También se encontraba ubicado en la hornacina superior del retablo mayor una preciosa imagen de “Jesucristo Resucitado”, según el inventario realizado el 30 de septiembre de 1836, con motivo de la supresión del Convento de Santa Águeda.
Sería interesante rescatar esta talla del olvido al que está sometido e introducirla en las procesiones de la suntuosa Semana Santa de Santa Cruz de La Palma, concretamente en el Domingo de Resurrección, como broche de oro a las celebraciones de Pascua.
La licencia para llevar a cabo este altar fue dada por Fray Sebastián Sanabria el 12 de diciembre de 1672. Se contó con la ayuda del carpintero Andrés del Rosario y de su yerno, Juan Fernández. El precio fue de 8.000 reales y también se le hacía entrega del retablo antiguo, “que por no ser decente se haze este nuevo”.
El maestro Del Rosario hace una referencia en una cláusula de su testamento de 3 de abril de 1693 sobre este trabajo: “declaro que io concerte y me obligue a un Retablo de la Religiosas de Sta Clara desta ciudad…”
La importancia de este magnífico altar radica principalmente en que es considerado como el iniciador de la tipología típica de retablo palmero- como indica el querido profesor Jesús Pérez Morera-, es decir, la que sigue la línea de tres calles cerrándose la central sin ático, a la manera portuguesa, con el “semicírculo del entablamento que se ve obligado a curvarse siguiendo la trayectoria de la hornacina”.
Se considera que ha tenido varios autores por la diferencia de estilos que se observan en su trazado y ejecución. A parte de los mencionados maestros, el Profesor Trujillo también atribuye su ejecución al carpintero Marcos Hernández Duarte, autor del de la Virgen de Las Nieves. Así, la abundante decoración de gruesa talla y recortado contorno del primer cuerpo contrasta con las formas más austeras y bajorrenacentistas del segundo.
El antiguo retablo se vendió a la parroquia de Ntra. Sra de Montserrat en Los Sauces. Así consta en la visita que realizó a ese templo el Licenciado don Juan Pinto de Guisla en 1686. Desapareció en 1757 cuando el Visitador don Estanislao de Lugo mandó que se hiciera otro debido a su deterioro.
Al sagrario original de planta poligonal se le añadió una puerta de estilo rococó a mediados del siglo XVIII, tal y como podemos verlo en la actualidad.
Las monjas claras erigieron un altar efímero para que allí descansara “Su Divina Majestad” en la custodia, durante la solemne procesión del Domingo de Pascua de Resurrección. Lo que se inició como una piadosa costumbre, vino a convertirse más tarde en una obligación, puesto que don Juan Fierro y Monteverde y su mujer doña Tomasa Espinosa y Valle, en su testamento otorgado ante el Escribano Público don Pedro de Mendoza Alvarado el 16 de junio de 1691, impusieron la “obligación al poseedor del mayorazgo que tenían fundado, entre cuyos bienes se comprende la casa de su habitación de hacer y enramar con decencia el altar que se venía armando…”
Este convento se extinguió en 1822, siendo Abadesa la Muy Rvda. Madre Santa Liberata de Salazar. Fue nuevamente restablecido en 1828 pero definitivamente suprimido el 28 de diciembre de 1837, siendo Abadesa la Muy Rvda. Madre Santa Clara de Salazar.
Tras la ley de desamortización de las clausuras, dictaminada por el ministro Mendizábal el 28 de diciembre de 1837, el Ayuntamiento de esta ciudad solicitó al “Gobierno de S.M. se le diese este edificio para trasladar a él el Hospital y la Cuna de Expósito”. Esto le fue concedido por Real Orden el 14 de junio de 1842. La misma iglesia del Convento de Santa Clara sirvió de oratorio para ambos asilos benéficos. (José G. Rguez. Escudero).

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