sábado, 29 de junio de 2013

MARTIN FIERRO VI




V
Yo andaba desesperao,
800    Aguardando una ocasión Que los indios un malón Nos dieran y entre el estrago Hacérmeles cimarrón m Y volverme pa mi pago.
805    Aquello no era servicio
Ni defender la frontera:
Aquello era ratonera
En que es más gato el más juerte;
Era jugar a la suerte 810    Con una taba culera "*.
Allí tuito va al revés: Los milicos m se hacen piones Y andan por las poblaciones Emprestaos pa trabajar;
815    Los rejuntan pa peliar
Cuando entran indios ladrones.
Yo he visto en esa milonga '* Muchos jefes con estancia, Y piones en abundancia,
820    Y majadas, y rodeos; He visto negocios feos, A pesar de mi inorancia.

Y colijo que no quieren La baranda'" componer.

825    Para esto no ha de tener
El gefe aunque esté de estable " Más que su poncho y su sable, Su caballo y su deber.
Anslna, pues, conociendo
830    Que aquel mal no tiene cura, Que tal vez mi sepultura Si me quedo iba a encontrar, Pensé en mandarme mudar m Como cosa más sigura.
835    Y pa mejor, una noche
¡Qué estaquíada m me pegaron! Casi me descoyuntaron Por motivo de una gresca. lAhijuna201, si me estiraron
840    Lo mesmo que guasca fresca!
Jamás me puedo olvidar Lo que esa vez me pasó: Centrando una noche yo Al fortín, un enganchao 845    Que estaba medio mamad Allí me desconoció.
Era un gringo tan bozal * Que nada se le entendía. ¡Quién sabe de ande sería! 850    Tal vez no juera cristiano **, Pues lo único que decía Es que era pa-po-litano M.
Estaba de centinela, Y por causa del peludo "•
855    Verme más claro no pudo Y ésa jué la culpa toda: El bruto se asustó al ñudo Y f í el pavo de la boda **.

Cuanto me vido acercar:

860    «¿Quén vívore *"?», preguntó; «Qué víboras», dije yo; «¡Ha gario **!», me pegó el grito, Y yo dije despacito: «Más lagarto m serás vos.»
865    Ahí no más, ¡Cristo me valga!
Rastrillar ao el jusil siento;
Me agaché, y en el momento
El bruto me largó un chumbo2U;
Mamao, me tiró sin rumbo, 870    que si no, no cuento el cuento.
Por de contao, con el tiro Se alborotó el avispero; Los oficiales salieron Y se empezó la junción:
875    Quedó en su puesto el nación2I2, Y yo íí al estaquiadero.
Entre cuatro bayonetas m Me tendieron en el suelo; Vino el mayor medio en pedo*•,
880    Y allí se puso a gritar: «Picaro, te he de enseñar a andar declamando sueldos.»
De las manos y las patas Me ataron cuatro sinchones **;
885    Les aguanté los tirones
Sin que ni un ¡ay! se me oyera, Y al gringo la noche entera Lo harté con mis maldiciones.
Yo no sé por qué el Gobierno
890    Nos manda aquí, a la frontera, Gringada que ni siquiera Se sabe atracar a un pingo. ¡Si ererá, al mandar un gringo, Que nos manda alguna fleral

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No hacen más que dar trabajo, Pues no saben ni ensillar; No sirven ni pa carniar2", Y yo he visto muchas veces Que ni voltiadas las reses Se les querían arrimar.
Y lo pasan sus mercedes OT Lengüetiando pico a pico21Í, Hasta que viene un milico A servirles el asao; Y, eso sí, en lo deücaos Parecen hijos de rico.
Si hay calor, ya no son gente; Si yela, todos tiritan; Si usté no les da, no pitan2" Por no gastar en tabaco, Y cuando pescan un naco ** Unos a otros se lo quitan.
Cuanto llueve se acoquinan Como el perro que oye truenos. ¡Qué diablos!, sólo son güenos Pa vivir entre maricas, Y nunca se andan con chicas Para alzar ponchos ajenos.
Pa vichar m son como ciegos: Ni hay ejemplo de que entiendan, No hay uno solo que aprienda, Al ver un bulto que cruza, A saber si es avestruza222, O si es jinete, o hacienda.
Si salen a perseguir v>, Después de mucho aparato Tuitos se pelan m al rato Y va quedando el tendal. Esto es como en un nidal Echarle güebos a un gato.
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