domingo, 16 de junio de 2013

CORSARIOS EN EL VALLE DE ABIKURE





Guayre Adarguma Anez’ Ram n Yghasen


1576 Mayo 30. En el lugar e puerto de Santa Cruz desta isla de Thenerife a ora de la una ora después de media noche poco más o menos treinta e un dia del mes de mayo año del Salvador de mili e quinientos e setenta e seis se juntaron en forma de Cabildo los señores Justicia e Regimiento desta dicha isla es a saber el Muy Magnifico Señor Juan Álvarez de Fonseca Governador e Justicia mayor desta dicha isla e de la de la Palma por su Magestad e los Sres. Lope de Azoca e Álvaro Bázquez de Nava e Bernardino Justiniano e Pedro de Soria e Miguel Guerra regidores de la dicha isla y en presencia de mí Simón de Azoca escrivano mayor del Concejo de la dicha isla por su Magestad.

E luego el Sr. Governador dixo que ya estos Sres. Saben e an visto el enemigo cosario questá a la boca deste puerto Real surto con seis velas e cantidad de gente de guerra desde ayer a mediodia por razón de lo qual su merced baxó a este puerto y halló que avían saltado en el valle de Salazar a tomar agua e lo que hallasen e que por razón de no aver acudido gente para socorrerle por estar legua y media deste puerto el enemigo tuvo lugar de entrar en el dicho valle y llevar cinco botas de vino e otras peruleras robadas e que por ser tarde no tubieron lugar de tomar agua e que se entiende que en siendo de día saldrán a tomarla y que no enbargante que su merced mandó que todas las mugeres e niños se biníesen para que no oviese peligro sería bien que un capitán o dos con hasta ciento e cinquenta onbres y su merced con ellos se hallasen antes que amaneciese en el dicho valle y se lo defendiesen como son obligados e sobre ello se prendiesen e matasen los que se pudiesen que sobresto los cavalleros deste Cabildo den su parecer porque desto le parece se servirá Dios y su Magestad.

E luego el Sr. Lope de Azoca regidor dixo que el sitio del valle de Salazar está desviado deste puerto casi legua y media y para ir a él no ay camino por donde se pueda pasar si no es con baxa mar y por riscos y muy malo y por la mar es mucho inconbeniente por estar los navíos de los enemigos a la boca del dicho valle y tener sus lanchas y bateles por la costa por donde pueden defender la entrada y al presente ay poco aparejo en este puerto para poder pasar gente al dicho las naos tienen mucha artillería y que la tierra no tiene defensa alguna para la gente y lo que de allí pueden llevar es hasta tres o quatro botas de agua de un posuelo salado porque lo demás 1o an ya llevado que mandava e mandó se guarde este puerto e lugar de Santa Cruz visto que no se puede hazer por agora efeto ninguno sín mucha pérdida e que los Srs. capitanes con su gente estén al alerta para acudir a lo que adelante pareciere que conbenga e así 1o probeyó e mandó. [Firmas autógrafas:] Juan Álbares de Fonseca = Lope de Azoca = Álbaro Bázquez de Nava = Bernardino Justiniano = Pedro de Soria = Miguel Gerra = Simón de Azoca escrivano mayor del Concejo.

E después de lo susodicho En el lugar e puerto de Santa Cruz en este dicho día mes
e año dicho después de amanecido se juntaron en forma de Cabildo el dicho Sr. Juan Álvarez de Fonseca Governador y los Sres. Alonso de Llerena e Lope de Azoca e Álvaro Bázquez de Nava e Luys Fiesco e Pedro de Soria e Miguel Guerra e Francisco de Arzola de Bergara regidores de la dicha isla por presencia de mí el dicho escrivano e luego entró el Sr. Bernardino Justiniano regidor.

E luego los dichos Sres. Justicia e Regimiento dixeron que porque después de aver pasado lo que en el Cabildo antes deste se a visto que los dichos navios de cosarios se an pasado a surgir de el valle de Salazar donde estavan más adelante en derecho del valle de Egueste adonde ay un barranco de agua donde se pueden proveer de la dicha agua en que por la dispusición de la tierra parece segund la relación de personas diestras de quien se an informado que la gente desta isla puede defender la dicha agua para que el enemigo no la lleve e opremido se salga de la boca del dicho puerto real acordaron que vayan uno o dos de los presentes capitanes con cient soldados e que tomen la gente del valle de Salazar e otra plática en la tierra para que con mejor orden y efeto se haga lo que convenga al servicio de Dios nuestro señor e de su Magestad defendiendo la dicha agua e la entrada de la tierra y se les provea el mantenimiento que fuere menester y se pague de los propios del Concejo e así lo proveyeron e mandaron.

El Sr. Miguel Guerra dixo que le parece muy bien lo pedido por estos cavalleros enpero que porque la gente desta isla no está dotrinada en esto de la milicia como es razón y los cient onbres que an de ir son de diferentes compañías y en todo no obedecerán lo que los dos capitanes que oliesen de ir les mandase [sic] e porque como tales podrían antes de tienpo salir e no guardar el orden necesario le parece que es bien que vaya por cabeça onbre de mucha espiriencia para regírles y governarles como es su Merced del Sr. Governador o el Sr. Theniente para que todo vaya en orden e no suceda algo que sea en daño de la tierra e siendo así él por su parte está presto de ir donde su Merced le inbiare y estar el tiempo que conviniere.

El Sr. Governador dixo que así se haga como lo dize el Sr. Miguel Guerra e que su Md. está presto de ir en persona con la gente o inbiar con ella a su Alcalde mayor. [Firmas autgrafas:Juan Álbares de Fonseca =Alonso de Llerena = Lope de Azoca = Luis Fiesco = Berdardino Justiniano = Pedro de Soria = Francisco de Arzola de Bergara = Miguel Guerra.

E luego en este Cabildo fue leída una carta que el dicho Sr. Governador dixo averle escrito al capitán de los dichos: navíos, la qual es la que se sigue. ,
[Página en blanco].

E siendo leída la dicha carta los dichos Sres. Justicia e Regimiento dixeron que se responda al dicho capitán que se vaya de la entrada del dicho puerto porque en esta isla no se a de dar agua ni otra cosa alguna ni se a de tratar ni contratar con él sino que con todas las fuersas posibles se procurará hecharle del dicho puerto e para el dicho efeto se cunpla lo arriva provehido = Juan Álbares de Fonseca.

E después de los susodicho en este día mes e año dicho se juntaron a Cabildo los Sres. Justicia e Regimiento es a saber Antonio de Llerena Álbaro Bázquez de Nava licenciado
Gallinato e Juan de Balverde e Lope de Azoca Reinadlos Arzola Regidores de la dicha isla por presencia de mí el dicho escribano.

E luego los dichos Sres. Justicia e Regimiento dixeron que atento que los dichos navíos de cosarios se están surtos en el dicho valle de Egueste y se esperan muchos navíos de España que vienen a esta isla e si viniesen a entrar en este dicho puerto los tomarían los dichos cosarios e para lo remediar acordaron que se concierte un barco con remos de los
que están pescando a la banda de Tegina para que esté en vela en la Punta para dar aviso de los dichos cosarios a los tales navíos que así vinieren a entrar .para que no les puedan
haser daño. E se comete al Sr. Licenciado Gallinato para que lo concierte e lo que concertare se le pague de los bíenes del Concejo a Juan Albares de Fonseca = Alonso de Llerena =Lope de Azoca. (Elías Serra Rafols;1958:128-36)

1576 Mayo 31. Los hechos que reflejan los documentos que luego transcribimos no son nuevos para nuestra historia, ni concretamente a los que se refieren tuvieron tal trascendencia, que merecieran la atención de nuestros cronistas. Debieron de ser relativamente corrientes en aquellas también azarosas épocas, pero los publicamos porque creemos que permiten conocer ciertos detalles, reacciones, costumbres, que para los contemporáneos carecían de valor, pero que ahora, desde nuestro ángulo visual, cobran indudable interés.

Publicamos primero los de fecha posterior, aunque sólo hay dos años de diferencia entre los unos y los otros. Son aquéllos unas actas capitulares de 1576, que se hallan dentro de uno de los libros de acuerdos, pero sin formar cuerpo con el mismo, porque las reuniones se celebraron en el puerto de Santa Cruz, la primera a la una de la madrugada del 31 de mayo de aquel año. Al mediodía anterior seis buques corsarios, con cantidad de gente de guerra, habían sido vistos frente al puerto; luego habían saltado en el Valle de Salazar (Valle Abikure), indefenso desde tierra, pero desde el que tampoco se podía atacar el resto de la Isla, llevándose vino y pretendiendo hacer aguada. El Cabildo delibera; el gobernador Juan Álvarez de Fonseca es de parecer que se vaya con la fuerza a rechazarlos, pero los regidores, mejor conocedores del terreno y más realistas, lo disuaden. Amanece y advierten que el enemigo ha ido a tomar agua al Valle de Igueste, en el que las circunstancias son distintas, por lo que acuerdan enviar a aquellos milicianos, con mejor voluntad y decisión de defender su tierra que preparación para hacerlo.

Los corsarios mandan una carta al gobernador, que desgraciadamente no se conserva, en la que parece le decían que sólo querían tomar agua, propuesta que es rechazada. Luego el gobernador y los regidores toman medidas para poner sobre aviso a navíos que se esperan de España. Éste es, en resumen, el contenido del documento; pero invitamos al curioso lector a saborear su contenido, con la seguridad de que ha de hallar un relato mucho más vivo y real que el que pudiéramos hacer nosotros.

El otro grupo de documentos es del mismo mes de mayo de 1574. Unos corsarios franceses llegan frente al mismo Valle de Salazar (Valle Abikure) con dos carabelas portuguesas que habían apresado. Unos emisarios, Robert Duval y Bernard Avarengio, saltan a tierra con ofertas para el rescate de aquellos navíos, su tripulación y la carga que llevan. Discuten hasta llegar a un acuerdo con los emisarios del Cabildo de la Isla, que los rescata, sin interés alguno y sólo para que no los pierdan sus dueños, portugueses de Aveiro, y, cerrado el trato un escribano extiende el documento en que, como entre pacíficos ciudadanos, los corsarios se obligan jurídicamente y hacen renuncia de «la pecunia e leyes de la prueba e de la paga».

Luego, un mercader portugués, dueño de la loza que traía una de las carabelas, se hace cargo de la misma y de la mercancía, se obliga a entregar la nave a sus dueños y, para garantizar el pago, ofrece hipoteca sobre unas casas que tenía en Aveiro.

Si curioso es el contrato con los corsarios, tiene un indudable valor de hermandad la desinteresada actitud del Cabildo de la Isla, y la aceptación de la palabra de aquel mercader de Aveiro, que garantiza su deuda con unas casas que dice tener en sus lejanas
tierras de Portugal. (Elías Serra Rafols; 1958:128-36) (Ver efeméride de 30 de mayo de 1576)

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