lunes, 29 de abril de 2013

La Psicología del Colonialismo en el Nuevo Siglo: Lo que Fanon nos Sigue Enseñando









Jorge A. Montijo, Ph.D.
Grito de l@s Excluid@s
San Juan, Puerto Rico
RESUMEN
A 47 años de su muerte cabe cuestionarse la pertinencia del pensamiento de Fanon a las ciencias sociales y jurídicas en general y a la psicología en particular, cuando se encuentra casi totalmente marginado de los currículos de estas disciplinas. Esa marginación podría ser proporcional al poder inquietante de sus propuestas, porque las estructuras, actitudes y las prácticas coloniales persisten. Debido a ello la psicología del colonialismo amerita estudio y denuncia, particularmente en este país.

En un libro seminal Hussein Abdilahi Bulhan (1985) hizo una reseña abarcadora de las contribuciones psicológicas de Fanon, entrelazando su desarrollo personal y su evolución intelectual; su lucha contra la complicidad de la psicología eurocéntrica en los
proyectos de opresión colonial, y elaboró esquemas para adelantar el estudio de la psicología de la opresión.

Esta presentación se propone entrelazar someramente aspectos de la biografía de Fanon con el desarrollo del pensamiento anticolonialista; discutir los efectos de la opresión colonial sobre la mente del colonizado a base de la interpretación fanoniana del dialéctica del Amo y el Esclavo; cuestionar una disciplina psicológica acrítica y partícipe de esquemas de opresión, y proponer la más amplia difusión posible de la figura y el pensamiento de Fanon, un héroe intelectual caribeño.

Días antes de morir Frantz Fanon escribió en su carta de despedida a un amigo: “La muerte siempre está con nosotros…lo importante es si hemos logrado el máximo para las causas que hemos abrazado…No somos nada en esta tierra si no somos en primer lugar esclavos de una causa, la causa de los pueblos, la causa de la justicia y de la libertad.” (Geismar, 1969; citado en Bulhan, 1985, p. 35)

Hace algo más de 20 años Ignacio Martín Baró, Nacho para sus amigos, psicólogo y jesuita, salvadoreño y español, habló ante sus colegas en Puerto Rico de la necesidad de combatir la esclavitud de la psicología. Se refería, por supuesto, a su servidumbre ante esquemas colonialistas y neocolonialistas. Por su lucha contra la opresión Nacho, cuatro otros jesuitas y las dos mujeres que les servían fueron asesinados por el ejército salvadoreño en noviembre de 1989.

Por su pensamiento y práctica eminentemente fanonianos invoco aquí su memoria.
Fanon y psicología colonialismo

Debo aclarar también que hablo en representación del Grito de l@s Excluid@s, El Grito es un movimiento social continental que lucha contra todas las formas de exclusión, y por lo tanto contra el neoliberalismo, la deuda externa, los tratados de libre comercio y las agencias internacionales como el Fondo Monetario Internacional, los cuales promueven la explotación de los pueblos.
Apoyamos la conformación de nuevas formas de poder popular que permitan construir alternativas económicas, sociales, culturales y políticas al modelo económico imperante. Es en ese espíritu que hago esta lectura de Frantz Fanon.

He decidido dedicar mi ponencia a la raíz, a Fanon mismo, a su biografía, el desarrollo de su conciencia y su praxis, tanto psiquiátrica como anticolonialista. Yo jamás pensé que el pensamiento de Fanon, a quien leí una vez como estudiante, tendría una gran influencia tanto sobre mi forma de ver el mundo como sobre mi profesión de psicólogo. Eso me sucedió al toparme con un gran intérprete de la psicología de Fanon, el psicólogo etíope Hussein Abdilahi Bulhan.

En un libro seminal, “Frantz Fanon and the Psychology of Oppression” (1985) Bulhan le hace justicia como nadie a Fanon. Realiza una reseña abarcadora de sus contribuciones psicológicas, entrelazando su desarrollo personal y su evolución intelectual; su lucha contra la complicidad de la psicología eurocéntrica en los proyectos de opresión colonial, y además elabora esquemas para adelantar el estudio de la psicología de la opresión basados en el pensamiento de Fanon. Como Fanon, Bulhan entendió que no era suficiente tratar de entender la realidad colonia y neocolonial, sino que había que tratar de transformarla.

Si se plantea la pregunta ¿Seguimos colonizados?, pudiéramos responder con otra pregunta: ¿Seguimos sometidos a la colonialidad del poder?

Entiendo que la respuesta tiene que ser afirmativa. Celebramos a Fanon en un contexto colonial. Fanon mejor que nadie entendía que es imposible escapar el efecto de ese contexto sobre la conciencia. Somos sujetos de las modalidades de dominación de la colonialidad según las ha enumerado Agustín Laócapitalismo, imperialismo, racismo y patriarcado. Por eso, por más iluminados que nos pensemos seguimos siendo los condenados de la tierra, y sólo si lo entendemos y aceptamos podremos luchar para superarlo. El pensamiento y el ejemplo de Fanon nos sirven para orientarnos en esta lucha.

Frantz Fanon nació en Martinica, una antigua colonia francesa, en 1925 y murió a los 36 años en Washington, DC, en manos de la CIA. Como la gran mayoría de las colonias caribeñas en los Siglos XVII y XVIII Martinica fue dedicada al monocultivo de azúcar mediante la importación masiva de personas africanas esclavizadas. Debemos tener en mente que para aquel tiempo el azúcar era equivalente al petróleo en nuestro tiempo, y esa riqueza inmensa, que facilitó el desarrollo del capitalismo, era producida por la explotación Fanon y psicología colonialismo inmisericorde de seres humanos. El padre de Fanon era descendiente de esclavos.

Para cuando Fanon nació Martinica aún era una colonia clásica. Una minoría blanca controlaba los destinos de la isla y ejercía la hegemonía ideológica. Según en Puerto Rico se nos enseña en la escuela elemental la grandeza de Washington, Lincoln y otros héroes del Norte, las primeras tres palabras que deben aprender a escribir los niños martiniquenses son “Yo soy francés.” Y ser francés significaba para Fanon, y significa aún en Martinica y otras islas francófonas, no considerarse negro y negar la herencia africana, la Otredad, lo caníbal, lo salvaje. Ello se consigna magistralmente en “Piel Negra, Máscaras Blancas” o “Escucha Blanco”.

Como adolescente Fanon vivió los desmanes de las tropas navales francesas en Martinica al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, algo comparable a lo que experimentaron los habitantes de Vieques y Culebra. Fanon logró escaparse de Martinica a pesar del bloqueo naval y se ofreció de voluntario a las fuerzas para la liberación de Francia, haciendo oídos sordos a los que pensaban que los negros no tenían por qué ir a morir por los blancos. Desde su ingreso al navío que lo transportó a Francia Fanon comenzó a experimentar en carne propia el racismo que marcó toda su vida en Europa. A pesar de haber sido condecorado por luchar por Francia Fanon comprendió que siempre sería un francés de segunda o de tercera clase, y que el color de su piel lo definía como inferior ante los más blancos.

Desarrolló mayor conciencia al exponerse a la defensa de la negritud de su compatriota y maestro Aimée Césaire, y más adelante por su participación en las luchas estudiantiles y obreras en Francia. Fue influenciado por el filósofo y activista político Jean Paul Sartre. Cabe mencionar que, como tantos, Sastre eventualmente fue influenciado por las ideas de Fanon, como se vislumbra en su prólogo a “Los Condenados de la Tierra.”

Al terminar sus estudios de medicina y su especialización en psiquiatría Fanon opta por dirigir el hospital psiquiátrico Blida-Joinville en Argelia, que ahora lleva su nombre, aunque su preferencia inicial era Senegal. Buscaba el regreso afirmativo a África y darle la espalda a Europa. Como director del hospital le toca humanizar el tratamiento de los pacientes argelinos. Además al hacerlo rápidamente entra en directa contradicción con la psicología colonial predominante, que pregonaba la inferioridad intelectual y moral de los africanos.

Simpatiza y eventualmente se hace miembro del Frente Nacional para la Liberación de Argelia. En el hospital psiquiátrico desarrolla tratamientos innovadores. En su práctica privada atiende entre otros a agentes de seguridad francesa perturbados por su rol de torturadores. Más tarde en la noche atiende clandestinamente a miembros del Frente y a otras víctimas de esas torturas. Sus experiencias como psiquiatra conforman la última parte de “Los Condenados de Fanon y psicología colonialismo la Tierra”. No debe extrañar ese enfoque clínico en un libro político: Fanon esencialmente percibía la acción anticolonialista como una actividad psicoterapéutica.

Expulsado de Argelia por el gobierno francés Fanon se marcha a Túnez, donde realiza diversas labores de organización y propaganda para el Frente de Liberación, y escribe algunos de sus textos más importantes. Enferma de leucemia y es enviado a la Unión Soviética para tratamiento. Allí los médicos le recomiendan que se traslade a USA para recibir atención más avanzada. En Washington cae bajo el control de la CIA, la cual intenta sobornarle posponiendo su tratamiento con tal de obtener información. Diez días antes de su muerte en de 1961 completa y revisa el manuscrito de su obra cumbre, “Los Condenados de la Tierra”. Yace enterrado en Argelia.

El pensamiento anticolonialista de Fanon es influenciado no sólo por sus experiencias personales y por su participación en la lucha por la liberación de Argelia. También es influenciado por las tradiciones filosóficas europeas, particularmente por el pensamiento de Hegel, según le llega filtrado a través de Sartre.

Sartre dijo haber sido uno de los participantes de una serie de conferencias sobre Hegel llevadas a cabo los años anteriores a la Segunda Guerra Mundial por Anton Kojève, aunque esa participación ha sido cuestionada por Chris Arthur. En esas conferencias participaron entre otros Merleau-Ponty y Jacques Lacan, quienes también fueron influenciados en sus obras posteriores por estas conferencias.

La dialéctica del Amo y el Esclavo o Siervo fue elaborada originalmente por Hegel en su obra La Fenomenología de la Mente (1807). Es el elemento central del discurso fanoniano, ya que caracteriza todas las relaciones de poder. La interpretación de la dialéctica Amo y Esclavo de Hegel que hace Kojève puede resumirse muy apretadamente de la siguiente forma:

1. La necesidad humana básica es el reconocimiento pleno.
2. En una lucha el Amo vence y logra ser reconocido como tal, pero a su vez le niega su reconocimiento al Esclavo.
3. El Esclavo se somete al Amo por temor a la muerte, y para el Amo debe vivir y trabajar, lo cual fácilmente trae a la mente el refrán tan caribeño, “trabajar para el inglés”.
4. A pesar de su sometimiento el Esclavo no puede dejar de luchar por el reconocimiento.
5. En su quehacer es el Esclavo y no el Amo quien construye el mundo y mueve la historia.
6. Sin embargo, seguirá siendo esclavo hasta que no supere el temor a la muerte. Sólo superando el temor a la muerte puede enfrentar al Amo y alcanzar su plenitud humana.

Esa superación del sometimiento a la esclavitud la ilustra con precisión la letra de una canción del grupo folclorista dominicano Convite, dirigida al Amo por su Siervo o Esclavo: “Ya usté lo vé/en el día menos pensao.../Si se me trata con maña/me cogen mal confesao/Tengo mi dedo amarrao/Ni a la muerte tengo miedo. /No nací para semilla…”

Si bien elucubraciones como la dialéctica del Amo y el Esclavo parecen comenzar en el mundo de las ideas su aplicación a las relaciones sociales es clara. La esclavitud africana y las colonizaciones de África y de América no fueron ejercicios epistemológicos, sino actos de despojo justificados por el prejuicio y el racismo de la intelectualidad europea y más adelante por la estadounidense. La colonialidad del poder propone que unos seres humanos son intrínsecamente mejores que otros por ciertas características específicas y superficiales: el color de su piel, su origen étnico o nacional, su género, su orientación sexual, su “inteligencia”, etc.

Desde la conquista de América se definen ciertos grupos humanos como inferiores, y se usa esa presunción de inferioridad para justificar su opresión. A base de esa psicología los esclavos merecen su condición, al igual que los colonizados, las mujeres maltratadas, los homosexuales y lesbianas perseguidos, los llamados “negros”, los llamados “indios”, términos sumamente inexactos (Real Academia Española, 2001). En Puerto Rico, en estos últimos tiempos, los dominicanos son nuestros negros.

Siempre me ha llamado la atención la organización de “Los Condenados de la Tierra”.

Luego de cuatro ensayos formales, sobre la violencia, el espontaneísmo, la conciencia nacional y la cultura nacional el quinto ensayo deviene totalmente en lo clínico: “Guerra Colonial y Trastornos Mentales”. Según Fanon el colonialismo no sólo pretende el control de las mentes, sino que en la negación de la plena humanidad y dignidad de las gentes colonizadas promueve precisamente el descontrol de sus mentes, y hasta afecta las de los propios colonizadores. Recuérdese que a Fanon también le tocaba ofrecerles
tratamiento a los colonizadores. Como Fanon narra la violencia intrínseca en la relación colonial frecuentemente se desborda tanto en agresiones contra los compatriotas, el desborde horizontal, como en síntomas psiquiátricos producto de la internalización e intropresión de esa violencia. Tal parece que Fanon vislumbra la colonia como una gran fábrica de locura. Hace pensar en la obra de teatro Marat/Sade, de contenido revolucionario, en la que los pacientes mentales se liberan tomando por la fuerza su manicomio. Los tarados heredaremos la tierra, porque no hay forma que el colonialismo nos haya dejado intactos. Fanon no sólo describió y trató profesionalmente los desastres mentales del colonialismo. También refutó abiertamente las teorías psicológicas eurocéntricas que justificaban ese sistema, que planteaban la inferioridad de las gentes
colonizadas y neocolonizadas, los condenados de la tierra. A 47 años de su muerte esas teorías se resisten a desaparecer, más bien se disfrazan y Fanon y psicología colonialismo desplazan sigilosamente. Ya no es tan prudente proclamar la inferioridad intelectual genética de los negros, particularmente cuando se compara al actual incumbente de la Casa Blanca con el anterior. Pero se nos sigue presentando, por ejemplo, una imagen de inferioridad intelectual y moral de los palestinos en comparación con los israelitas, de los árabes y los musulmanes en comparación a los europeos y a los estadounidenses y así con todas las comunidades oprimidas.

Así como filósofos europeos y psicólogos estadounidenses elaboraron y refinaron las teorías de superioridad racial que culminaron en las prácticas de limpieza étnica y de subyugación de otros pueblos ahora sabemos de psicólogos militares de USA que han participado en procesos de tortura con la complicidad de la Asociación de Psicología de USA. Leemos y escuchamos las justificaciones de las ocupaciones militares de Palestina, Irak, Afganistán y de Haití, tan olvidado pero tan cercano a nosotros. Contemplamos, entre otros ejemplos de la colonialidad del poder, los movimientos anti-indigenistas en Bolivia, la celebración del tapaboca del rey de España a Hugo Chávez, y por supuesto las múltiples manifestaciones coloniales que parecen naturales en este
otro país ocupado, Puerto Rico.

Según Agustín Laó (manuscrito sin fecha) la descolonización es un proceso de desmantelar no sólo todas las formas de dominación imperialpolíticas, económicas y culturales-sino también de retar y minar el capitalismo, el racismo y el patriarcado. Es un proceso complejo de cambio radical en todas las instituciones de la sociedad y en todas las relaciones sociales, desde las definiciones de la forma de ser, los patrones familiares y los currículos educativos hasta las formas de definición y modos de organización de la política, la economía y la cultura. La descolonización, más que una mera descolonización política, es un paradigma para la democracia radical y la justicia social sustantiva. En esto la lectura que hace Hussein Bulhan de las aportaciones de Frantz Fanon sigue siendo invalorizable, porque Bulhan habla con la fuerza moral de Fanon.

En estos tiempos, en que no se sabe qué cosa es el comunismo, ni el capitalismo, ni el imperialismo, y menos aún el socialismo del Siglo XXI, y se confunde el imperio con una entelequia (Borón, 2002), pero persiste el azote del imperialismo yanqui-frase tan trillada y tan fuera de moda, pero tan pertinente, quiero parafrasear los versos negristas para preguntar: “Y Fanon… ¿Dónde está?” Los informes meteorológicos televisados nos hacen diáfanamente claro que desde Puerto Rico sólo debemos mirar hacia el Norte.

Para el informe del tiempo las islas caribeñas al sureste de Puerto Rico sólo existen como ruta de tormentas. En las academias el quehacer intelectual de nuestros hermanos caribeños casi nunca nos llega si no es con sello de aprobación norteño. Así Fanon, pensador caribeño, puede estar tan lejano de nosotros como parece estar Martinica en comparación con Nueva York, Boston o Miami. Fanon y psicología colonialismo

Leer y repensar a Fanon nos ayudaría a reconstruir nuestra “memoria rota”, sabiamente descrita en los ensayos de Arcadio Díaz Quiñones (1993). Nos ayudaría a entender mejor este “quítate tú pa ponerme yo”, esta violencia que nos arropa. Nos daría mejores herramientas para combatir la enajenación, la exclusión, el desarraigo y el miedo. Nos permitiría ver más claramente cómo estamos en el mismo bote, en la misma yola, casi todos menos ese ínfimo porcentaje de la humanidad que tiene la sartén por el mango, esa fracción del uno por ciento que derrocha a costillas de los billones que apenas sobreviven con dos míseros dólares al día. Y nos dejaría seguir vislumbrando la utopía, que al buen decir de Serrat, no tiene bastante con lo posible.

Pocos años después de la caída del muro de Berlín y del socialismo realmente existente, en la antigua Alemania Oriental, alguien cubrió de flores la base de un busto de Carlos Marx y dejó allí un letrero que leía, sencillamente:

“Tenías razón.” Con o sin razón propongo que, como Marx, Frantz Fanon es otro cadáver exquisito que no descansa. Y aún si no fuera así estaríamos obligados a no dejarlo descansar, por ser imprescindible en esta lucha, al decir de dom Hélder Cámara, por un mundo sin esclavos y sin amos.

Referencias
Borón, A.A. (2002). Imperio imperialismo: Una lectura crítica de Michael Hardt y Antonio Negri (4ta Ed.). Buenos Aires: CLACSO. Disponible en http://www.biblioteca.clacso.edu.ar/
Bulhan, H.A. (1985). Frantz Fanon and the psychology of oppression.
New York: Plenum Publishing Co.
Díaz Quiñones, A. (1993). La memoria rota. Río Piedras, Puerto Rico:
Ediciones Huracán.
Fanon, F. (1963/2003). Los condenados de la tierra (Julieta Campos, trad.)
México, D.F: Fondo de Cultura Económica.
Laó, A. (sin fecha). Puerto Rico, Puerto Ricans and the new politics of
decolonization. Manuscrtito.
Real Academia Española (2001). Diccionario de la lengua española (22a. Ed).
Madrid: Editorial Espasa-Calpe.

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