jueves, 4 de abril de 2013

CAPITULO XXV



EFEMÉRIDES DE LA NACIÓN CANARIA

UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS

ÉPOCA COLONIAL: SIGLO XVI



DECADA 1541-1550

CAPITULO XXV




Guayre Adarguma Anez’ Ram n Yghasen

 1544. Diego Sánchez Gozón, siendo ya arcediano de la secta católica en Titoreygatra (Fuerteventura), fue procesado por el Santo Oficio porque, habiendo el teniente de gobernador hecho prender a su manceba Catalina Suárez, se lamentaba con mucha sinceridad diciendo: «Que no sabía por qué era aquella persecución, pues él no era jugador, ni pendenciero, ni amigo de meriendas, ni hablaba mal de nadie y que únicamente tenía el vicio de las mujeres, creyendo que en ello no pecaba mortalmente».


Esta proposición fue causa de su proceso sin que le resultase castigo alguno. Gozón estaba ciego.

1544
El colono Pedro Fernández de Saavedra se convirtió, en uso de sus poderosos medios, en campeón de la lucha africana, y la fama de sus hazañas, al transponer los umbrales del Archipiélago a la captura de esclavos en el continente, le forzó a organizar nuevas expediciones. Precisamente,  una orden del Emperador (Carlos II) le anunciaba que habiendo sido informado de la llegada de algunas flotas o embarcaciones menores a ciertos puntos de África, debía prepararse para reconocer aquellas costas, poniéndose inmediatamente en camino.

Esta orden, que tanto halagaba su vanidad, se vio cumplida con increíble presteza, y en la primavera de 1545 Saavedra cruzaba por última vez el Océano con sus navíos bien artillados y provistos. El punto escogido para el desembarco fue el llamado Tafetán, donde organizó sus escuadrones para llevar a cabo una exploración hacia el interior, y tuvo la suerte, o la desgracia, de cautivar en la primera jornada a la familia del jeque de aquella comarca.

Al conocer los moros la inesperada invasión corrieron a las armas y en pocos días se combatió furiosamente por una y otra parte. El intrépido Saavedra se enfrentó a un enemigo superior, y aunque salvó a sus huestes de una derrota, no pudo evitar el ser herido mortalmente., sucumbiendo con un puñado de sus más valientes oficiales, tales
como Pablo Mateo Sanabria, Martín de Castro, Juan Verde de Bethencourt y Sancho Díaz.

Ocurrió este desgraciado suceso el 27 de julio de 1545, fecha casi lindante con el momento que historiamos, pues las hazañas en Africa de su hijo Agustín, el futuro conde y marqués de Lanzarote, que sólo contaba por esta fecha ocho años de edad (había nacido en 1537), caen fuera de este período y serán narradas en su momento oportuno.

El fruto de todas estas expediciones esclavistas fue alterar por completo la constitución racial de las islas de Lanzarote y Fuerteventura, al dar predominio en las mismas a la población berberisca, con evidente riesgo para su propia tranquilidad. (En: A. Rumeu de Armas, 1991)

1544 Septiembre 11.
El daño que recibían las Islas Canarias de estas ininterrumpidas depredaciones de los piratas está reflejado en una Real cédula de este mismo año, en la que se evalúan las pérdidas sufridas en la elevadísima cifra de 60.000 ducados. Por esta disposición legal, el príncipe don Felipe, teniendo en cuenta "que entran [los piratas] en los puertos y roban los navíos... ; que han tomado mucho de ellos y han muerto y cautivado a muchas personas. ..especialmente después que hay guerra entre nuestros reinos y el rey de Francia. .." ; y que era necesario asegurar las islas, pues si no se arruinaría el comercio de ellas, autorizaba a la de Tenerife para repartir por sisa hasta la cantidad de 5.000 ducados, que debería invertirse íntegramente en la construcción y reparación de fortalezas.

Mas parecía que las islas traían maleficio a los piratas  por cuanto el caso de Jean Fleury lo vamos a ver repetirse muy pronto con Alfonse de Saintonge. Como presintiendo su próximo fin, Alfonse dedicó el invierno y la primavera siguiente a dar término a su Cosmographie, compendio de observaciones geográficas tomadas a lo largo de sus viajes, que sería obra de extraordinario valor si no fuese un calco o plagio de la Suma  Geographia de Martín Fernández del Enciso. El 24 de mayo de 1544 daba fin a su obra-verdadero testamento Jean Alfonse, en La Rochela.

Un mes más tarde, aprovechando la buena estación, partía de aquel puerto (26 de junio de 1544) con dos navíos de Guillaume Perle, La Marie y La Louise, y otro tercero procedente de la isla de Re. La: expedición comenzó bajo los más felices auspicios, pues a la altura del cabo de San Vicente fué capturando, uno tras otro, hasta doce navíos españoles que, confiados en las paces recién firmadas (18 de septiembre de 1544)-paces
que ignoraba el corsario francés-, se aventuraban, tranquilos, por el Océano. Sin embargo, iba a tener muy pronto un fin desgraciado, porque, yendo ya de regreso a La Rochela, le salió al encuentro un navío español encargado especialmente de su captura.

Maximiliano de Austria, gobernador de los reinos españoles en ausencia del Emperador y el Príncipe, queriendo dar fin a las depredaciones del famoso corsario francés, había encargado a don Pedro Menéndez de A vilés, entonces en el comienzo de su gloriosa carrera, de perseguirlo sin descanso. Ya había recorrido en todas direcciones el Océano Menéndez cuando logró alcanzarlo a la vista del puerto francés de La Rochela, guarida del pirata. El navegante asturiano no se arredró por ello, sino que, penetrando en el propio puerto francés, logró despojarle de cinco navíos españoles y trabar combate a renglón seguido con La Marie. De resultas de él, Jean Alfonse sucumbió mortalmente herido, sin poder recibir socorro alguno de sus compañeros. (En: A. Rumeu de Armas, 1991)




No hay comentarios:

Publicar un comentario