jueves, 16 de agosto de 2012

EFEMÉRIDES DE LA NACIÓN CANARIA UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS CAPITULO II: DE LA ANTIGÜEDAD AL SIGLO XIV


EFEMÉRIDES DE LA NACIÓN CANARIA

UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS

CAPITULO II:

 

DE LA ANTIGÜEDAD AL SIGLO XIV


Guayre Adarguma Anez’ Ram n Yghaesn.


1342. Parte del reino de Mallorca una expedición de mercaderes hacia las Islas Canarias. Los navegantes van a la búsqueda de materias tintóreas, esclavos, etc. El 16 de abril de ese año se firma en Palma de Mallorca una licencia en la que se autoriza a Francesc des Valers, Pere Magre, Bartolomeu Giges y otros socios y armadores a conquistar alguna de las islas recién descubiertas llamadas de la Fortuna.
1342 Abril 26. Parte del reino de  Mallorca una segunda expedición en la coca bayonesa San Joan al mando de Domingo Gual con destino a las Islas Canarias. Otras expediciones se repiten hasta fines de siglo, partiendo en unos casos de Mallorca v en otros de Barcelona.
1343. "Escarmentado el Moro como alegre la Cristiandad del castigo, la victoria de unos y de otros las pérdidas, procurando los aumentos de la fe la Reina doña Juana de Nápoles, que después de su abuelo Roberto en este año de 1343, luego hizo donación del derecho que dice tenía a la conquista de las Islas Fortunadas, y era suyo por donación del Papa á su abuelo, y por ella á su sobrino don Luís de España y Cerda porque tenía larga noticia de dichas Islas por un navío suyo que las aportó de Lancelot Mailesol napolitano que estuvo en ellas de paz y trato y comercio en el año 1320, y por este tiempo las frecuentó hasta el presente año de 1344 que el Papa Clemente VI le dio investidura y luego Don Luís envió Armada a ellas".(Marín de Cubas, p 15).

1344. Mostrencas las Canarias, Clemente V, papa de Avignon, (Papa de la secta católica Célebre por haber suprimido los templarios. Tras un cónclave difícil, reunido en Perusa, que duró más de 11 meses, fue elegido papa el arzobispo de Burdeos, Bertrand de Got (5 jun. 1305), que tomó el nombre de Clemente V. Fijó la ceremonia de su coronación en Vienne, en tierras del Imperio; pero, a instancias de Felipe I V el Hermoso, se celebró en la iglesia de SaintJust, de Lyon, en tierra francesa, ante la presencia del referido monarca (14 nov. 1305)., otorgó la investidura de Príncipe de las Fortunadas, "in partibur Africae", con la conquista de las islas y tierras "adyacentes", a Luís de la Cerda, sin más obligación que la de convertir a los naturales, adoradores del Sol. Nieto de Fernando de la Cerda, el primogénito de Alfonso X, a quien birló el trono Sancho IV, hijo de Alfonso de la Cerda y Mahalda de Francia, Luis casó con Leonor de Guzmán, nacida del Guzmán el Bueno, que vino de Allén Mar. Llevó en dote el Puerto de Santa María, comprado por el padre al almirante Micer Benito Zacarías, con el cortijo del Alijar, tierra de pan llevar, uniendo al puerto el grano, que había de llevar a la patria de origen. Muerto el flamante príncipe y sus dos varones sin descendencia, el segundo ajusticiado, por seguir prematuramente a Enrique de Trastamara, quedó por única heredera Isabel de la Cerda. Y vacas las Fortunadas. Lo estaban 1393, cuando Enrique III fletó en Sevilla armada para las Canarias, probablemente a iniciativa de la reina Catalina, hija de Juan de Gante y nieta de Enrique III de Inglaterra, el socio de Alfonso X, en la cruzada de "Alléns Mar". (L.A. Toledo)

1344. De la armada que vino a Canaria.  Se considera, a base de conyuctura: más bien que por verdadera historia, que el año de 1344  llega a esta isla la armada de don Luís de la Cerda, conde de Talmond de Francia, según lo que refiere en su historia Pedro IV, rey de España. Entonces debieron de venir a canarias los mallorquines, a quienes los canarios se vanagloriaban de haber vencido, según cuenta Francisco López de Cámara en la Historia de las Indias.

Se cree que los mallorquines que vinieron con la armada de don Luís de la Cerda llevaban consigo muchos útiles para construir y que, al desembarcar sin sospecha en la playa de Almenara, frente a la ciudad de Telde, fueron capturados por la muchedumbre de isleños que acudieron a la orilla, para oponerse a la entrada. Los demás soldados, que
habían quedado en la armada, creyendo que los presos habían sido muertos o sin esperanza de libertad, dieron vela a su nación, y no se sabe dónde fueron a parar, ni hasta ahora se ha tenido de ellos noticia alguna.

Los mallorquines cautivos hallaron en los canarios humanidad y buena voluntad; y se entendieron con ellos tan prudentemente, que vivieron junto con ellos casi como si. fuesen naturales, y más que unos amigos de fuera. Tuvieron de ellos tierras y ganado y mujeres, con las que se casaron y tuvieron hijos. Ellos fabricaron la iglesia de Santa Catalina Mártir, entre la ciudad y el puerto, la cual era cuidada por frailes franciscanos que vinieron a 'predicar el Evangelio; y hicieron estatuas de madera a la Virgen y a Santa Catalina ya San Nicolás, pero tan mal hechas, que molesta el que se deban contemplar, debajo de formas tan torpes, bellezas más que divinas. También adoctrinaron a los canarios en todas sus cosas, tanto de gobierno como en ritos y ceremonias que ellos hacían a Dios. Ello no obstante, no se sabe que algún canario se haya bautizado; se cree, al contrario, que fue establecido por los canarios que cada uno
vivise en su ley, y que no consintieron que propagasen el Evangelio.

Pero con el tiempo, aumentando la generación de los mallorquines, de modo que les parecía poder enfrentarse con los isleños, empezaron a predicar el Evangelio ya querer cambiar las cosas de éstos; y ellos (como todavía no había llegado el tiempo establecido por Dios para su conversión), en cierta hora del día, (así como los sicilianos habían hecho con los franceses), tomaron las armas y mataron a todos los mallorquines ya los que habían nacido de ellos.

Los frailes franciscanos fueron precipitados desde la altura de un monte, por lo cual todos juntos gozan hoy, triunfadores, en el cielo, la palma del martirio. (Leonardo Tooriani; 1959: 117-19)

1344 Noviembre 4.

BULA del Papa de la secta católica Clemente VI erigiendo las Islas Afortunadas en principado soberano, feudatario de la Santa Sede, e instituyendo al Infante don Luís de la Cerda en Príncipe de la Fortuna.

«Clemente obispo, siervo de los siervos de Dios, a nuestro querido hijo el noble Luis de España, Príncipe de la Fortuna: según como lo pide la solicitud que se nos ha presentado de vuestra parte, existen en el Océano, entre el Mediodía y el Occidente, unas islas, de las cuales se sabe que las unas están habitadas y los otras deshabitadas, a todas las cuales se los llama generalmente Afortunadas, aunque cada una tiene su denominación propia, como se dirá abajo, y algunas otras islas adyacentes a éstas; también existe cierta isla situada en el Mediterráneo. De todas estas islas, la primera se llama vulgarmente Canaria, la segunda Ningaria, la tercera Pluviaria, la cuarta Capraria, la quinta Junonia, la sexta Embronea, la sétima Atlántida, la octava de las Hespérides, la novena Cernent, la décima las Gorgonas y la que está en el Mediterráneo Goleta, y todas estas dichas islas desconocen la fe de Cristo y la dominación de los cristianos; para la exaltación de la fe y honra del hombre cristiano, deseáis emplear vuestra persona y vuestros bienes en la adquisición de todas las dichas islas, con tal que os sean concedidas por Nos, según lo habéis manifestado y pedido humildemente, sobre ellas el título y autoridad para vos y vuestros herederos y sucesores, tanto varones como
hembras.

Nos, aprobando en consecuencia la intención piadosa que manifestáis tener bajo este concepto, y deseando que la fe ortodoxa se propague y florezca en aquellas islas, que el culto divino se observe y que por mediación vuestra se extiendan los límites de la cristiandad, acogiendo vuestra demanda para el honor de Dios, para vuestra salvación y aumento de vuestros Estados en virtud de la autoridad Apostólica, en nuestro nombre y en el de los Romanos Pontífices, nuestros sucesores, y de la misma iglesia Romana, con acuerdo y consentimiento de nuestros hermanos y en la plenitud de la autoridad Apostólica, os concedemos y damos en feudo perpetuo en la manera, forma y tenor y bajo las condiciones y convenciones contenidas en la presente, mientras no haya cristiano alguno que pretenda tener especial derecho, todas las supradichas islas y cada una de ellos con todos sus derechos y pertenencias, alta y media justicia y toda cualquiera otra jurisdicción temporal, para vos y vuestros herederos y sucesores, así varones como hembras, católicos y legítimos, permaneciendo fieles a la Iglesia Romana; y os investimos de hecho presente del supradicho feudo, por el cetro de oro, dándoos igualmente a vos ya vuestros herederos y sucesores, salvo, como se ha dicho, el derecho de otro, pleno y libre poder de adquirir y poseer perpetuamente esas mismas islas, de acuñar moneda de una o más clases y de ejercer en los propias islas, salva la soberanía del Romano Pontífice sobre ellas, los derechos reales, con facultad de levantar en todas y cada una de ellas iglesias y monasterios y dotarlos convenientemente, reservando para vos y vuestros herederos y sucesores el derecho de patronato como está permitido por las reglas canónicas.

Y a fin de que en virtud de la concesión que os hemos hecho, seáis considerado con el título de más alta dignidad, Nos, en virtud de la autoridad ya expresada, de parecer y consentimiento de nuestros hermanos, os damos el Principado de dichas islas y decretamos que seáis llamado Príncipe de la Fortuna, poniendo con nuestras manos so- bre vuestra cabeza una corona de oro, en señal de que habéis adquirido el dicho Principado y del aumento de vuestro honor, queriendo que vos y vuestros herederos y sucesores en el mismo Principado, cualesquiera que sean, seáis en adelante llamado príncipe de la Fortuna; de suerte que vos, en lo que os atañe, y vuestros herederos y sucesores por vos mismo o por vuestros Procuradores legalmente habilitados, seáis obligado a prestar reconocimiento, homenaje, pleno vasallaje y juramento de fidelidad según la fórmula que será prescrita; que si acaeciere por algún evento el que a falta de varones, la sucesión a dicho Principado toca a una mujer soltera, ella habrá de casar con un católico fiel a la iglesia Romana, después que haya pedido el parecer al Pontífice Romano.

Y además, vos y cualquiera otro heredero vuestro y sucesores en el dicho Principado y por razón de éste, pagaréis íntegramente cada año, el día de San Pedro y San Pablo, al Pontífice Romano entonces reinante, cualquiera que sea el lugar donde esté, y a la Iglesia Romana, o igualmente, en caso de vacante de la Santa Silla, a la iglesia misma, cualquiera que sea el punto donde se encuentre, dando al futuro Pontífice y según la parte que toca al Colegio de la dicha iglesia, un censo de 400 florines de oro puro y bueno, con el cuño y peso de Florencia, al pagamento de cuyo censo, según se acaba de decir, vos y vuestros herederos y sucesores en el dicho Principado estaréis obligados, etc., etc.». Dada en Aviñón, el 4 de noviembre de 1344;

FORMULA del juramento de fidelidad exigido al Príncipe de la Fortuna al tomar posesión de las islas. «Yo, Luis de España, príncipe de la Fortuna, confieso y reconozco que las islas abqeto expresadas, a saber: Canaria, Ningaria, Pluviaria, Junonia, Embronea, Atlántica, de las Hespérides, Cernent, Gorgónida y Goleta, con todos sus derechos y pertenencias, han sido concedidas por vos mi Señor Clemente VI, Papa por la divina Providencia, en vuestro nombre y en el de vuestros sucesores los Romanos Pontífices canónicamente elegidos y de la Iglesia Romana, en feudo perpetuo a mí y mis sucesores católicos y legítimos y unidos a la Iglesia Romana, así varones como hembras, y que yo las he recibido y las conservo mediante el censo anual de 400 florines de oro puro y bueno del peso y cuño de Florencia, pagando anualmente el dia de los Santos Apóstoles San Pedro y San Pablo, a vos mi señor Clemente VI, Papa por la divina Providencia, y a vuestros sucesores y a la Iglesia Romana. Por las cuales islas presto un pleno vasallaje a vos y a vuestros sucesores canónicamente elegidos ya la Santa Iglesia Romana. Yo seré desde hoy fiel y obediente a San Pedro y a vos mi señor Clemente VI, Papa, ya vuestros sucesores canónicamente elegidos y a la Santa Iglesia Romana, etc., etc.». (En: A. Millares Torres, 1977 t. 3:333-4)-

1344 Noviembre 15. La concesión del Papa de la secta católica Clemente VI de las islas Canarias a  Don Luís de la Cerda, Un mes más tarde, le nombra rey del Archipiélago a con el título de Príncipe de la Fortuna. Luis de la Cerda (era conocido en Francia como don Luis de España), de abolengo castellano, biznieto de Alfonso X el Sabio, conde de Claramont (Clermont), y almirante de Francia.
Esta concesión constituye una clara aplicación de la vieja doctrina omni-insular. De la Cerda se apresta a conquistar las islas, y la autoridad papal le concede la investidura a cambio del pago anual de un censo de 400 florines de oro, y del compromiso de promover la evangelización de los guanches naturales de ellas tal como lo había pedido. El Drenario de San Pedro era el tributo que el papado exigía de las islas en las cuáles, de acuerdo a la doctrina omni-insular, ejercía jurisdicción. El drenario, exigido originalmente, sufrió alteraciones en su naturaleza a través del medievo, siendo considerado limosna en unos momentos, y verdadero tributo en otros (bien como diezmo o impuesto eclesiástico, o como censo temporal),  en palabras de Weckmann.

En el mismo sentido, el papa Nicolás V confirma las posesiones portuguesas frente a las costas africanas por medio de la bula Romanus Pontifex, en 1455. Los más importantes descubrimientos portugueses son las Azores y Cabo Verde (utilizadas más tarde como referencia de Alejandro VI para trazar la línea de partición), cuya concesión es confirmada en la bula Inter caetera de Calixto III en 1456.

1345. El rey Alfonso IV de Portugal, al recibir comunicación de la bula, reclama la soberanía; en carta del 12 de febrero de 1345 expone que «praedictarum insularum fuerunt prius nostri regnicolae inventores».

1345. El rey Alfonso XI de Castilla, al recibir comunicación de la bula anterior, reclama la soberanía; en carta de Alcalá de Henares del 13 de mayo de 1345 expone que la «acquisitio Regni Africae ad nos nostrumque jus regium nullunque alium dinosci tur pertinere».

1345. Aborda la isla Titeroygatra en busca de esclavos el capitán Álvaro Guerra y tomó posesión nominal de ella en nombre de  Pedro IV de Castilla, dándole el nombre de isla del Infante.

Sus convecinos los de Fuerteventura llamábanla Torcusa; los naturales denominábanla Titre-Roy-gatre.  Sus habitantes eran altos, enjutos de carnes, morenos y de rostro agradable; ágiles, sobrios, andarines, hospitalarios y tan obsequiosos, que á los extranjeros de algún viso les ofrecían sus propias mujeres. Estas eran de rostro alegre y ojos negros y grandes, bastante vivarachas y muy enamoradas.

Vestían los hombres capas cortas de pieles, á las que decían huruy, largas hasta las rodillas; envolvían sus pies en cueros sujetos con correas, calzado que recibía el nombre de maho ó maxo; adornaban sus cabezas con gorros de piel en forma de cono, al que llamaban guapil. Un saco o mochila de cuero, harguy, usaban para viaje. Las mujeres vestían una larga túnica hasta los pies, y encima un tamarco ó capa de abrigo. Una tira de cuero teñida de Color encima del gorro y que se extendía á su alrededor con tres plumas en la parte de la frente, adornaban sus cabezas.

Las armas consistían en macanas, lanzas o tezeres y ganotz, garrotes.

Vivían en cuevas y casas por ellos construidas, de piedras secas. Los matrimonios eran como en Gran Canaria. Antes de casarse la cebaban con leche y gofio para que fuese digna de sus esposos. Solían ofrecer las primicias al rey, siendo noble el hijo que se considerase suyo.

Sus cadáveres eran envueltos en pieles y enterrados, eran cubiertos de piedras -dolmen.
Adoraban á Guayaxeras -dios -en sus efequenes formados de piedras en círculo yen su interior había una piedra grande llamada Jayra. Hacían rogativas por falta de lluvias. Al Sol le decían Ahío. Al mes, Cela. A la cabra, Chinguena. A la leche, Aho. Al cerdo, Ilfe. A la cebada, Terremen, etc.

La medicina consistía en quemar con fuego las heridas, untándolas con manteca de ganado después; en sangrías practicadas con finos pedernales, y en cataplasmas que hacían con hojas machacadas. Obtenían fuego, frotando un palo seco de espino, contra otro estopiento de tabaiba.

Al ocupamos de los letreros hallados en la isla del Hierro, dijimos que muchos de sus caracteres eran idénticos á los usados por los chinos y japoneses, y hoy debemos añadir que muchos antropólogos aseguran que las razas Cro-magnón, Guanche, Vasca y Japonesa es una misma, pero ignoro si la lengua-madre de los guanches y sus consiguientes dialectos tenían palabras de los Japoneses y Vascos, pues únicamente se ha acreditado que los Vascos entienden sesenta palabras del lenguaje Japonés. Mr. Bellesort llama la atención de que los japoneses creen descender de la diosa "Sol" como primera emperatriz habida en el Japón.

El padre Calancha hace observar, que al conquistarse Méjico, hallaron en aquel imperio unos indios feroces, muy semejantes en su físico, uso, costumbres é industria, á los guanches de las islas Afortunadas, existiendo en la isla de Tenerife y en la villa de la Orotava un cerro, llamado por los aborígenes Chichimani, y hace suponer conexión con los mejicanos denominados Chichimecos.

El lenguaje de los indios de las pampas Argentinas, ya hemos dicho que tiene ciertas relaciones léxicas con el mejicano y el guanche. Asimismo existe gran identidad entre la antigua raza guanchinesca y la actual que en estado medio salvaje puebla las numerosas islas de la tierra del fuego y la Patagonia, en la punta Sur de América.

Si las razas enumeradas tienen tan gran afinidad entre sí, desde su constitución física, hasta sus usos, costumbres, industria y creencias religiosas, pues todas admitían un Dios superior y un principio del mal, dando culto al Sol, Bel ó Baal, -tanto las razas descritas, como otras del viejo y nuevo mundo, ¿qué partes del globo habitaban y cual fué la causa de diseminarse por la tierra? Solo existe una explicación categórica y concluyente; la desaparición de las tierras Atlántico-tricontinentales de que hemos hecho mención en la
nota del texto en su página 12 que hoy ampliamos con nuevos datos modernos.

Al efecto corrobora mis creencias el sabio profesor de Filadelfia James Lindesay; pues dice que; hace diez mil años estaban perfectamente unidas Asia y América; que el actual estrecho de Behering y toda su comarca, tenía un clima distinto del de hoy, pues ha hallado en Siberia grandes mamíferos y plantas fósiles, que solo podían vivir en climas más bien cálidos que fríos; que la Geología del litoral Americano concuerda perfectamente con el litoral Asiático, como sucede con los litorales de España y Africa; que hay abundancia de oro en la punta Americana y muchos otros signos que ha hallado, que le confirman en su opinión de que había facilidad de comunicaciones entre sí.

Otros sabios aseguran que los Vascos y Japoneses habitaban esas mismas tierras polares y que estos últimos llegaron atravesando la Siberia, la Mongolia y península de Corea, fijándose en las islas del hoy Japón, bajando los Vascos por Europa hasta los Pirineos, donde se quedaron, uniéndose después á los celtiveros.

Los demás que quedaron en la parte Americana, como es consiguiente, emigraron hacia el interior de la hoy América, huyendo de los primeros glaciares que rápidamente iban enfriando el medio ambiente y tapizando la tierra polar con sus masas heladas.

¿Quién pudo introducir entre los canarios el culto de Bel? Opino que las caravanas comerciales que constantemente salían de la primitiva Babilonia, apenas fundada, cuya fecha pasa de veinte mil años, estando aún libre la península Africano-canariense. Las excavaciones practicadas hace poco en el templo de Nippur ó Calneh -antiguo Kengi ó Babilonia, que significa tierra de canales y cañas -han dado por resultado averiguar que cinco veces fué arruinada la ciudad y sus templos y otras tantas reedificada, incluso los templos, y éstos han sido escavados y han hallado, el primero de la era cristiana, el segundo construido 600 años antes de Jesucristo en tiempo del Rey Ashurbanapal cuya terminación es palabra guanche; -unos pasos más abajo se ven ruinas del tiempo del rey Kdashman-Turgh de 1400 años A.C. La plataforma que sigue fue edificada en tiempo del Rey Ur-gur; siglos antes de nacer el patriarca Abrahan; otra plataforma se halla más abajo, de tiempo de los reyes Sargón I y Narin-sin, cuyo nombre se halla esculpido en los ladrillos; siendo el Sargón Rey 3800 años A. C., y por último en el fondo de un gran pozo se ven los escombros del emplazamiento de la primitiva Calneh ó Nippur, con fragmentos de urnas, arcos y altares, construidos hace 4500 años antes de Jesucristo. Es decir son las ruinas de obras de hombres que trabajaron hace 7000 años. En cada capa se han hallado millares de tablillas de barro arcilloso con escritos, relatando historia, religión, cuentas, diccionarios, cronología, documentos comerciales, hechos guerreros, etc., cuyo contenido parece que traducen los antiguos con suma habilidad.

Pregunto yo ¿cuántos millares de años tendrán los letreros grabados en la lava volcánica del Hierro, de la cueva de Belmaco y otros de las islas Canarias, cuando ningún sabio los ha podido aún descifrar por completo? ¿Las tablillas ó pinturas de barro de Gran Canaria tendrán su traducción?

Los objetos hallados en dichas ruinas consistentes en alhajas de plata, oro y pedrería, ataudes hechos de yeso medio quemado, con tapas de una especie de vidrio verdoso, tuberías de barro, objetos de tierra cocida, cerámica pintada, grabados con buril en vasos de piedra, arcos, etcétera, demuestra sucesión de progreso de miles de años anteriores á las ruinas y por lo tanto identidad de ambiciones que las nuestras; teniendo ya industria y comercio por lo que ya eran razas muy civilizadas.

Los guanches de alguna isla, tenían un débil reflejo de una antigua civilización, pero otros solo la rudimentaria del hombre de la edad de la piedra y la madera. ¿De dónde procedía su débil civilización? No es fácil la contestación: pues no puede probarse que estuvieron en relaciones directas con pueblos cultos, porque ningún objeto de arte de éstos, se ha podido hallar en los antros de sus cuevas-moradas ni en las excavaciones hechas para cimentar edificios. (Cipriano de Arribas y Sánchez; 1993:278-81)

1345 Diciembre 15. Don Luís de la Cerda prepara la expedición de conquista con indulgencias y privilegios de cruzada; pero no tuvo efecto por haber muerto el 25 de agosto de 1346 en la batalla de Crecy. Más, al parecer, un navío al menos llegó a Lanzarote; y de aquí, de vuelta, parece que arribó a Mallorca con algunos guanches capturados como esclavos (acaso para «lenguas» o intérpretes).
1346. Parte de Palma de Mallorca el catalán Jaime Ferrer con destino a Río de Oro (desembocadura del río Senegal donde se suponía centralizado el comercio de dicho metal precioso) en una galeaza a remo y vela, sin que volviera a tenerse noticia alguna de su expedición. Se supone que pasó por Canarias. Buena parte de estos viajes tienen como motivo el lucro, la exploración y la evangelización.

1347. Según nos relata Marín de Cubas, [1694] por este año una expedición depredatoria  compuesta por aragoneses recala en la isla de Tenerife, siendo invitados a abandonarla por el Mencey de la isla Betzenuriga, en el mismo relato Marín de Cubas  da una descripción de los antiguos habitantes guanches de la isla en los siguientes términos:

“Naturaleza y costumbres de los naturales de Thenerife

Esta  Isla tuvo varios nombres así en la Antigüedad como en estos tiempos: Nivaria por tener perpetua nieve el alto monte Teide, muy descollado, de más de tres leguas de alto y nueve el pie de circunferencia, y en lo alto tiene una llanada de más de legua de donde se divisan todas las Islas y en días claros el África de más de cuarenta leguas; asimismo este monte está humeando por el volcán, y sácase cantidad de piedra azufre y por eso en los derroteros es llamada Isla del Infierno; los de Canaria llaman Thenerife porque así llaman los canarios una punta de tierra que miran al Sur donde se descubre esta Isla de Thenerife; de sus mismos naturales unos la llaman Chinechi, y otros Binchini, y sus moradores guanches derivados del término Cucancha, que significa perro, y así llaman al demonio que se les aparece en esta forma grande y lanudo.

Hubo noticia en Levante de esta Isla, llamada Infierno, por los aragoneses llegados á la parte sur donde es Adeje á tratar de paz por los años del Señor 1347, y vino allí un Rey solo que dice tenía la Isla, llamado Betzenuriga con muchos capitanes, supieron el temple de toda ella y cómo eran idólatras teniendo un Dios llamado Jucanche, y cómo no admitieron tener con ellos paz diciendo que si allí volviesen otra vez á ese fin no saldrían vivos.

Después dijeron cuando llegó á ellos Diego de Herrera por el año 1464 á fines de Junio, cuando hizo con los guanches paces, que tuvieron un solo Rey, y que teniendo nueve hijos se alzaron con la tierra, y que todos nueve eran los que ahora hacían las Paces (que constan en Instrumento) y parece no fue así porque el Señor de Taoro que en la conquista es reino más poderoso, y el Señor de Teno  otro, comenzando á contar del sitio donde está la Imagen; en Güímar gobernaba Acaino, en Abona, Atguahona, en Adeje, Arbitocaspe, en Daute, Caconaimo; en Ycod, Chincanaíno; en Tacoronte, Rumen; y otro en Tegueste, en Anaga, Bencaro y Agujuco.

Cuando la conquista por los castellanos era la tierra dividida en dos reinos y doce capitanes; el mayor señorío era el de Taoro y su Rey llamado Bencomo, de casi ó más de 70 años, gobernaba con su hermano Tinguaro, la reina Jañagua y dos hijas, una Dácil y la otra Ramagua, y un hijo Deriman. En Teno era Guantacora, en Adeje, Pelinor, en Daute, Rumen, en Icod, Belicar, en Tacoronte, Jaineto; en Naga, Raito y una hija quacimara; en Güímar, Añaterve y su hijo Gaiton. Muchos hubo señalados en fuerza y valor, como Ancor, Tigaiga, Guionza, Teguico, Lescoldo, Zuñugo, Baidace, Tauco, Arazo, Ajar que fue gran luchador, compañeros Calucha, Rucaden, Arico y Godoto.

Cada Rey tenía seis capitanes llamados Sigoñe y cuatro guañemes ó consejeros; eran á modo de brujos que barruntaban futuros contingentes ó cosas apartadas; el Reyes llamado Quevey; los guanches son medianos de cuerpo, los de Taoro, que es hacia la parte del Norte, son blancos y rubios de cabello, los de Adeje, á la del sur, son prietos y cabello negro liso, enjutos y de buen discurrir, de gran valor y fuerzas como los demás de las otras Islas.

El lenguaje, era común de todos los isleños, en pronunciar hiriendo la  lengua al paladar, á modo de tartajosos ó impedidos de lengua; comienzan las más veces con la letra T pronunciados en su acento sin finalizar, y en Thenerife más particular ese defecto sobre la aspiración nace de las fauces como los africanos, y para una cosa usaban de más de dos y tres vocablos diferentes, la lengua de todos los isleños en común es indeclinable; y lo mismo trae el P. Fr. Juan Galindo, en el Manuscrito de Conquista lib. 1 cap. 12.

En esta isla de Thenerife unos afirmaban que no había en el cuerpo alma racional, ó que en muriendo el cuerpo todo se acababa, otros confesaban haber un Dios universal, y llamaban Jucancha; juraban solemnemente por el sol, llamado Acaman y que había otro Señor que gobernaba el mundo, y las cosas sublunares llaman Iguaya hiraji, compuesto de guaya que significa espíritu, y hireji cielo. Conocen haber demonio y llaman guayote, y que él sólo tiene la pena en la tierra, y en los sitios donde hay volcanes, fuego y azufre, y en particular en el monte de Teide. Adoraban por cosa celestial y suprema deidad á la Virgen de Candelaria y al niño en su mano derecha llamaban Chijoraji, hasta el tiempo de la conquista, contaban haber cien años solares que tenían á esta Señora en su tierra, muy pocos más ó menos, y hacía en ellos admirables prodigios en medio deser paganos é idólatras; hacían largas romerías á visitar los huesos de sus sepulcros en todo semejantes á los canarios y en particular había los más frecuentes en el pico del Teide y también juraban por los huesos de sus antepasados á modo de venganza ó pleito homenaje; en sus sacrificios se les aparecía el demonio en varias apariencias, y lo ordinario en la de perro grande y lleno todo de lana, llamaban cancha y guacancha; otros ponían el cuerpo tendido boca abajo hablando algunas palabras dentro de un hoyo, y así llamaban al ausente aunque fuese de muy larga distancia.

El Rey casaba con su igual sin respeto á parentesco de hermana. Algunas veces se descasaba el marido de la mujer cuando ambos querían, y ella se casaba con otro; lo ordinario era vivir juntos hasta que muriesen; dormían los hombres apartados de las mujeres, las camas de pajas y pieles; cuando nacía la criatura le lavaban con agua de todo el cuerpo, mujeres á niñas y hombres á niños, y quedaban en nuevo parentesco con los padres; el uso de vestir, el mismo que los demás de Canarias; lavábanse manos y rostro después de dormir á cualquier hora, y antes y después de comer; su alimento del mismo que hemos referido, de carnes asadas, gofio, frutas; tenían los mismos granos y animales que en Canaria; no tuvieron higueras (1) que sólo las hubo en Canaria, y el árbol lentisco que no hubo en ninguna de las demás Islas; no se halló que hubiesen usado de cosa de metal ó hierro; cortaban con rajas de pedernal; habitaban en grandes cuevas, casas de piedra, pequeñas, de terrado y pajizas, y en reparos de riscos, y viven apartados unos de otros sin forma de pueblo ó comunidad, en tierras ó cortijos propios sin ser comunes ó concejiles como en los canarios. En sus rebatos se avisan de día con humo y de noche con fuego en sus atalayas, júntanse con voces, gritos y silbos; sus armas, palos y piedras, y muy diestros por extremo para usar de ellas. Tenían grandes rumazones de cuerpos mirlados tan enjutos que parecían de madera y forrados en pieles; había mujeres con los niños al pecho enjutos con todas sus perfecciones, que podían conocerse, y sin faltarles cabellos, antes los tenían rubios, largos y fuertes; hacíanles ofrendas de comida del modo que hemos dicho; tenían mujeres que vivían en comunidad y clausura á modo de las Marimaguadas de Canaria. A nadie daban castigo de muerte; traía el Rey un bastón de buen tamaño arrimado al pecho y hombro, con que mandaba dar con él tantos palos al homicida ó matador conforme mereciese el delito, y por lo que se acordase en el Cabildo; después de los palos le sajaban las asentaderas y pantorrillas de buena manera con rajas de pedernal, y si tenía ganados se los quitaban y daban á la mujer del muerto, y él después guardábase no le cogiesen los parientes, aunque fuese desterrado á otro término. Tenían en sus términos muchos ganados sueltos y salvajes, y otros tenían mansos, y tenían dedicados á la Virgen de Candelaria otros pintados de blanco y varios colores; tenían juegos y fiestas en diversos tiempos del año, y venían de África al trato de carnes, cecinas, sebo y cueros, traían cera y hacían procesión y encendían luces á la Virgen paseando la playa donde fue hallada, y esto hicieron en secreto aún hasta el tiempo de la conquista en sus casamientos llevaban luces en la mano.

Dan noticia haber habido en esta Isla gigantes dicen de uno que hubo en el término de Arico, llamado Junicaho, donde se señala estar sepultado, y ser muy largo de cuerpo, y también está señalado el sitio de una hoguera donde se calentó y curó las heridas de todo su cuerpo untado de manteca y sacado los  pedazos de banote ó puntas de palo que muchos guanches armados contra él sólo hirieron y lastimaron, habiendo él primero hecho en ellos gran mortandad, y por último de cansado fue vencido. El Rey de Taoro juraba por un mirlado su pariente que tenia el cuerpo agigantado de más de estadio y medio en la cueva de Guatmogeti, llamado el de las Lanzadas, o porque fuese peleando con mallorquines ó por otra causa. Hacían sus fiestas como los canarios al fin de la era ó año empezando en la luna de Agosto llamado Bellasmer.”Marín de Cubas [1694] 1993).

(1) Estimamos que don Tomás estaba desinformado en cuanto a la existencia de higuerales en la isla de Chinech (Tenerife) ya que estos están recogidos en otras fuentes, además la moderna arqueología viene a confirmarlo, según un estudio llevado a cabo por la arqueóloga María C. del Arco en una prospección realizada en la Cueva de D. Gaspar en Icod, unas restos de higuera sometidos al estudio del Carbono 14 dio una antigüedad de 380 años antes de la era actual.

1350. El Libro del Conocimiento, primer libro de geografía universal, sitúa y nombra a las Islas Canarias. El libro es obra de un franciscano ibérico que debió escribirlo entre 1344 y 1350 y en él figuran enumeradas todas las islas, con los nombres que luego se generalizarán y en el orden correspondiente a su situación geográfica respecto a la costa africana. "El franciscano inicia su viaje a ver las islas perdidas que llama Tolomeo las islas de la Caridad, desde la costa africana, entre el cabo Bojador y Río de Oro, señalando que la distancia entre aquel accidente y la prime­ra isla es de 110 millas, que él salva en un leño y en compañía de unos moros, arribando así a Gresa, después a Lanzarote, dando noticia de la razón de este nombre, Bezi-maria, Rachan, Alegranza, Vegiamar, Forte Ventura, Ca­naria, Tenerifiz, Infierno, Gomera, Fero, Aragavia y Salvaje."

 1351. Juan Doria (de Auria) y Jaime Segarra (de Sagarra), mercaderes mallorquines, proyectan una expedición de treinta personas -religiosos, clérigos y seglares- para la evangelización de  las islas. Para ello cuentan con doce guanches esclavos (probablemente de la expedición anterior) comprados por Juan y Jaime, convenientemente instruidos en la fe. Para llevar adelante el proyecto piden autorización al Papa.

1351. El Papa Clemente VI, en bula de Avignon, a 15 de mayo de 1351, aprueba el proyecto de Doria y Segarra y les concede gracias espirituales. Se desconocen los resultados de este proyecto.

 1351. Clemente VI por la bula Coelestis, designa a fray Bernardo, de la orden del Monte Carmelo, obispo de las Islas Afortunadas, para que las evangelice con la ayuda de indígenas neófitos: "... más abajo de los límites del mar, entre el occidente y el mediodía, existen algunas islas distantes entre sí por un no grande trecho de mar, vulgarmente llamadas Afortunadas, que, con abundancia de bienes, son fértiles y están llenas de pueblos, sin embargo, aún no imbuidos con la doctrina de la salvación en la verdadera fe (...) Meditadas todas estas cosas con la debida mediación de nuestros mismos herma­nos con buen consejo y con la plenitud apostólica de la virtud, te hemos nombrado obispo y pastor en las mencio­nadas Islas Afortunadas ..." de acompañar a las islas descubiertas no ha mucho, apelli­dadas de Canaria, con el fin de convertir al conocimiento de la augusta Trinidad y de reducir a la fe ortodoxa a las gentes que habitan las mencionadas islas (...) os damos pleno poder de obrar en y sobre las dichas gentes y sobre cada una de las mismas y sobre sus bienes, y de ejercer absolutamente la omnímoda jurisdicción civil y criminal.


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