viernes, 10 de agosto de 2012

CAPITULO XI


CAPITULO XI


Eduardo Pedro García Rodríguez



Isla Benahuare (La Palma):


Origen de los Awuaras o hawaritas (palmeros):
Como sucede con el resto de los habitantes primigenios de la nación canaria algunos autores continúan empecinados poniendo en entredicho algo que la ciencia oficial no tenido más remedio que admitir ante las abrumadoras pruebas arqueológicas, lingüísticas y sobre todo los modernos estudios antropológicos y genéticos ponen de manifiesto, la procedencia africana de los canarios, tal como expone el doctor Juan Carlos Rando refiriéndose al ADNmt: “Las mutaciones detectadas en el ADNmt pueden ser utilizadas como un indicador temporal, ya que esta variación ha necesitado de un tiempo determinado para producirse. Este se puede calcular mediante un sencillo método matemático. La variación detectada en las secuencias “U6” de Canarias, ha requerido aproximadamente de unos 7000 años para su acumulación. Esta fecha coincide con el comienzo de un periodo húmedo en el noroeste africano, en la franja de terreno situada frente al archipiélago canario, lo que concuerda con el comienzo del Neolítico en esta región. Esto sugiere que a esta zona llegaron, al menos en parte, los antepasados de los primeros pobladores de Canarias. Desde aquí, de acuerdo con datos arqueológicos, hace unos 2500 años estas gentes pasarían a las islas más próximas al continente africano, dispersándose posteriormente al resto del Archipiélago.”

En la actualidad muy al Norte de Marruecos se encuentra la localidad de Haouara y en Souss-Massa (Agadir), también es posible encontrar otro lugar con ese mismo nombre.

De los Awara se puede encontrar mucha información ofrecida, entre otros, por el historiador romano Plinio situando a los baniurae en el Atlas, por el geografo árabe El Edrisi (siglo XII) que da noticias sobre los haovarythas, por el historiador también árabe Ibn Khaldum que nos ofrece información sobre los Hawwara que se habían establecido en Fezzan y el Hoggar argelino, por el fraile franciscano Abreu Galindo que muestra su convencimiento de que los primeros habitantes de Canarias vinieron de África, por el ilustre Viera y Clavijo en el siglo XVIII que menciona a los Benhahoave, por el comerciante británico George Glas que los localiza de nuevo en el Atlas y le da el nombre de los Beni-Hoare, por Sabin Berthelot que le da el nombre de Confederación de los Haouarah, y por el aventurero francés Charles Foucould que sitúa a la tribu de Huara,  que antaño había habitado el Fezzan libio, repartida entre el centro y oeste del Atlas.

También los Awaras fueron conocidos en la Península Ibérica cuando se produjo la ocupación mazigia (berebere) dirigida por los árabes en el siglo VIII, desde el centro, sur y este peninsular, existen referencias sobre su tránsito por esas tierras gracias a la toponimia de algunos lugares, como el de Alhaurin de La Torre (Málaga), Benalauria (Serranía de Ronda - Málaga), Fabara (Zaragoza), etc.
Admitiendo que: "gentilicio, como adjetivo, indica que el sustantivo calificado proviene de ese país, región o ciudad, y expresa un sentimiento de pertenencia," y como hemos apuntado más arriba es un hecho incuestionable la procedencia norteafricana del primitivo pueblo canario. Ahora bien, no todos procedemos de un mismo grupo humano. De hecho, los grupos dominantes en cada isla son conocidos como Canarii, Maxos, Gomeros, Guancheris (Zanatas) y Benahoritas, todos ellos debidamente documentados en cuanto a su procedencia originaria. Así que vamos a ocuparnos de la procedencia de los Awara.

Es bien sabido los intensos contactos mantenidos entre los primitivos libios y egipcios, especialmente durante el periodo de la Dinastía XXII hasta la Dinastía XXV, Egipto tuvo por mucho tiempo lazos con Libia.

El lugar de Hawara, se halla a unos 8 Kilómetros al sureste de Medinet el-Fayum, la actual capital de la región del Fayum. Faiyum (en egipcio Sh-Rsyt o Lago Meridional, luego dividido en otro distrito llamado Mr-Wr o Gran Estanque) es una extensa depresión fértil de 65 km de ancho y con el mencionado lago al norte, que está a 44 mts., por debajo del nivel del mar.


Según recoge el investigador Miguel A. Martín: “Sus asentamientos eran muy humildes, aprovechando las cuevas más espaciosas, construyeron cabañas modestas y uniformes que indicaban una sociedad igualitaria, donde la riqueza estaba distribuida de forma bastante igualitaria. No era un pueblo guerrero; a parte de las escaramuzas entre familias y facciones, no tenían ni enemigos no ambición por conquistar nuevos territorios en islas adyacentes. Celebraron fiestas para resaltar la solidaridad. Establecieron acuerdos firmes y vinculantes sobre los derechos de pastos, la cría de ganado, el matrimonio y el intercambio de bienes. Era una sociedad oral, no hacían efigies de sus dioses y usaban el ritual para mantener el orden del mundo. Estas acciones ceremoniales podían controlar las fuerzas de la naturaleza y hacer que la lluvia llegue en su tiempo y que los cuerpos celestiales permaneciesen en sus cursos fijados. El cielo se podía comunicar con la tierra y los humanos podían compartir la comida con los antepasados y los dioses. Tenían sus santuarios al aire libre, experimentaron el paisaje como algo rico en sentido espiritual, veneraron los elementos más destacados de su territorio (roques, montañas…), establecieron los cuatro puntos solsticiales y, por encima de todo, se encontraba una Diosa del cielo (Abora) (Miguel A. Martín
Los primitivos habitantes de Benahuare (La Palma) estaban gobernados por un solo Tamanca o Mencey, igual que en la isla Chinech, (Tenerife) y como en esta, al fallecer el monarca su hijos se dividieron el gobierno del territorio entre sí, situación que encontraron los invasores y que indudablemente les facilitó la ocupación de la isla aprovechando a su favor las disensiones internas práctica esta sostenida hasta nuestros días. Entonces la isla estaba dividida en 12 cantones o señoríos, gobernados  por un jefe cantonal e incluso algunos distritos por dos o tres.

El 29 de septiembre de 1492 desembarcan en Tazacorte, isla Benahuare (La Palma) en la desembocadura de La Caldera,  Barranco de las Angustias, unos 900 mercenarios al mando de Alonso de Lugo, soldado de fortuna al servicio de los nefastos reyes Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón. Estos invasores por medio de pactos auspiciados por la sacerdotisa o princesa conversa Gazmira, (Francisca Palmense) fueron poco a poco sometiendo a nueve de los doce cantones en que estaba políticamente dividida la isla. Luego tuvieron que librar la gran batalla de Timibúcar para vencer la resistencia de los cantones aliados de Tedote y Tigalate, venciendo a Bentacayse, uno de los jefes de Tedote, y a los hermanos Jariguo y Garehagua, que compartían el gobierno del cantón de Tigalate.

Algún autor apunta que una vez concluida la invasión y sometimiento de la isla, Alonso de Lugo como capitán de las hordas que irrumpieron  la isla comenzó de inmediato al reparto de las tierras cuevas y casas como botín de guerra entre sus mercenarios y los mercaderes de esclavos que le habían financiado la armada. La realidad es que si bien en las capitulaciones concertadas entre la corona de Castilla y el mercenario se le prometía a éste la gobernación de la isla una vez sometida, no se recogía que Alonso de Lugo pudiese repartir por sí sólo el botín de guerra. Esta facultad se le concedió oficialmente el 15 de  noviembre de 1496, según  carta de la corte castellana concediendo, poder y facultad al invasor Alonso de Lugo parar el repartimiento de tierras, casas y heredades en la isla Benahuare (La Palma) tal como recoge el siguiente documento:
“[Al margen:] El Rey e la Reyna.


Poder Alfonso de Lugo para que pueda repartir las tierras de la ysla de Sant Miguel de La Palma.

Don Fernando e doña Ysabel, etc. Por quanto vos Alonso de Lugo, nuestro govenador de la ysla de Sant Miguel de La Palma, fuystes por nuestro mandado a la conquistar , e la conquistastes la dicha ysla de La Palma e la ganastes, e nos querríamos que la dicha ysla se poblase, e que las dichas tierras e casas e heredades que en ella ay se repartiesen e diesen a las personas que a ella fuesen a poblar Por esta nuestra carta damos poder e facultad para que vos podáys hazer e hagáys el dicho repartimiento, segund que a vos bien visto fuese que se deve hazer para que la dicha ysla se pueble; que por esta nuestra carta vos damos poder para ello como dicho es, e fazemos merçed a las personas que vos dierdes e repartierdes e señalardes qualesquier tierras e heredamientos de la dicha ysla de La Palma e dello les dierdes vuestra carta finnada de vuestro nonbre e synada de escrivano público para que sea suya e pueda hazer della e en ella segund e como e de la forma e manera que ge lo dierdes e con las mismas condiçiones. De lo qual vos mandamos dar la presente, firmada de nuestros nonbres e sellada con nuestro sello. Dada en la çibdad de Burgos, a quinze días del mes de novienbre, año del nasçimiento de nuestro salvador Jhesu Christo de mill e quatrocientos e noventa e seys años. = Yo el Rey. = Yo la Reyna. =E yo Miguel Pérez d' Almaçán, secretario del rey e de la reyna, lo fiz escrevir por su mandado.=Y en las espaldas, M. doctor.=Liçençiatus de Talavera. = Liçençiatus Çapata. = Uarez (sic), in decretis baccalareus (rubricado) (A.S.: Registro del Sello. Fols. 125/126).” (En: A. Rumeu de Armas, 1975:451).

Los asentamientos humanos pre-coloniales en la isla Benahuare (La Palma) eran muy similares a los de Chinech (Tenerife), predominando el uso de los poblados sobre las cuevas naturales aunque estas eran preferidas por los jefes cantorales. Como en las demás islas del archipiélago, en los primeros tiempos posteriores a la invasión y conquista castellana, los mercenarios y colonos se apropiaron tanto de los poblados como de las cuevas para desarrollar la vida cotidiana, desplazando de los mismos a los awaras (palmeros).

Toda Benahuare (La Palma) se caracteriza por una orografía muy similar a la de Chinech, la sucesión de barrancos desde las cumbres a la costa que han permitido generar pasillos para asentamientos humanos y abundancia de pastos y agua.

Según la leyenda los invasores  establecieron su primer asentamiento en el cantón de Tedote actual ciudad de Santa Cruz de La Palma, el 3 de mayo de 1493 dándole al lugar el nombre de Villa de Apurón, nombre dado al lugar debido a que los invasores castellanos estuvieron a punto de sucumbir ante el empuje de los tabores hawaritas. Una vez dominado el cantón de Tedote los invasores celebraron las primeras sesiones del Cabildo colonial en las cuevas de Carías. 

La primera ocupación humana, asentada sobre el antiguo cantón de Tedote, se remonta según algunos autores hasta la primera mitad del I milenio antes de la era actual. Con la llegada de los primeros contingentes de pobladores procedentes como hemos dicho del Norte de África, pero estudios recientes apuntas al arribo a la isla en épocas más tempranas.


 Su presencia está constatada en algunos sitios emblemáticos como el poblado de cuevas del Morro de Las Nieves, incluso con presencia de grabados rupestres, canales y cazoletas y La Erita, en las cumbres del actual municipio (complejo conjunto de grabados rupestres, con más de 300 motivos).

Uno de los asentamientos humanos de los awaras precoloniales más importante es la denominada "Cueva del Tendal" la cual debió estar habitada durante muchas generaciones a juzgar por el abundante material arqueológico conservado en su entorno, lo que ha motivado  numerosas excavaciones por el Departamento de Historia de la Universidad de La Laguna.

No quisiera terminar este capitulo sin expresar mi gratitud a mi buen amigo Álvaro Morera Felipe por la valiosa información que me proporcionado para la elaboración de este trajo.
                                                       
















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