miércoles, 1 de agosto de 2012

CAPITILO II


  CAPITILO II

Eduardo Pedro García Rodríguez
 
Cuevas viviendas en Europa

Desde el Netherdal hasta ahora las cuevas han ejercido un atractivo sobre el hombre, es más que posible que a su alero se haya tejido gran parte de la historia y cultura del homo sapiens moderno.

La piedra en una forma de urbanismo que tiene sus ventajas y su belleza especial además de un componente espiritual especial. Muchos monasterios de la Edad Media especialmente en Oriente se han construido por agrupaciones de cuevas. En su aislación y silencio y en el medio de la montaña es más fácil escuchar a la Diosa-Madre.

La arquitectura subterránea también conocida por arquitectura enterrada, arquitectura excavada o arquitectura troglodítica. Es un subtipo de la arquitectura solar bioclimática aprovecha una tecnología para reducir la incertidumbre ambiental para seres humanos en el subterráneo (bajo tierra) más cerca a la superficie, donde pretende construir un refugio acogedor y duradero.

Esta arquitectura se orienta hacia el sol y al aprovechamiento de los recursos que hay naturalmente en los alrededores del sitio elegido para la construcción: el propio suelo consolidado tal como esta. Se aprovecha mucho la inercia térmica para tener un confort térmico interior en la vivienda. Este tipo de arquitectura esta muy a menudo relacionado con la autoconstrucción.

En muchas partes del mundo han sido por siglos formas tradicionales de viviendas, las cuevas. Particularmente en zonas de clima árido y calido, Palestina, Siria, Egipto, Libia, Marruecos, Canarias, Túnez Turquía y Afghanistán, y europeos Italia, Cerdeña, Francia, Yugoslavia,  también en España como herencia amazigh. En este ultimo país, en los territorios que otrora fueran de dominio árabe-mazigio especialmente en Al-andaluz (Andalucía) hay pueblos enteros de casas cuevas-viviendas.
Según los investigadores Luís Arias González y Juan José Andrés Matías: “Actualmente, las cuevas-vivienda constituyen en España un patrimonio arquitectónico muy apreciado por su originalidad y por los beneficios económicos que producen tanto su rehabilitación en sí como su, cada vez mayor, explotación y reconversión en alojamientos turísticos. La mayoría de ellas, restauradas convenientemente, ofrecen  ahora en distintos puntos de Canarias, Andalucía, Levante, Aragón, Navarra, Castilla y León, Madrid y  Castilla-La Mancha, todo tipo de comodidades que las han transformado en la imagen floreciente –y muy rentable- de un sistema hostelero alternativo que aúna la calidad más moderna con los aspectos ecológicos de moda –“construcción bioclimática”- y la pervivencia, a la vez, de una pintoresca tradición constructiva. Desde hace unas tres décadas, la alta consideración alcanzada por la cueva-vivienda ha puesto en marcha un peculiar proceso de “gentrificación”, es decir, que son ahora las clases sociales más altas quienes han revalorizado y transformado en lugares “chic”, zonas anteriormente sumidas en la depresión y el abandono. Pero, al margen de estos nuevos usos habitacionales privados, constatamos un renovado interés entre los mismos poderes públicos por sumarse a esta recuperación arquitectónica y cultural. Sin embargo, hasta los años 70,  las casas troglodíticas eran consideradas en nuestro país un foco de poblamiento marginal y un sinónimo inequívoco de “subvivienda” o de infravivienda de la más baja estofa. Sus mismos ocupantes, las autoridades políticas del momento y el grupo de arquitectos y demás expertos en el tema de la habitación popular, coincidían al verter sobre ellas una inequívoca consideración peyorativa y despreciativa.” (Luis Arias González y Juan José Andrés Matías, 2008).


Técnicas de excavación y tipos de cuevas horadadas


Por lo general, se adaptan a la forma del terreno, siendo casi nula la preparación del mismo. Sin embargo, no hay duda que, a veces, en algunos sectores se observa un acondicionamiento previo antes de la excavación, principalmente de los accesos y entradas. Éste consiste en cortar verticalmente un sector del cerro, donde va la fachada, dejándole, rara vez, visera en la parte superior. A la vez, y lateralmente, se preparan dos planos triangulares que sirven de muros de contención y resguardan la fachada. Estos planos con respecto a la fachada forman casi siempre un ángulo superior a 90º. También se nivela el terreno frente a la fachada, formando una especie de plazuela que da amplitud a la entrada y sirve de desahogo a sus moradores. Los trabajos comunitarios de desmontes para arreglar los accesos los realizan los miembros de los linajes que allí viven.

Cuando se excava una cueva, tanto si se hace horizontal como en foso (pe. Matmata), se acostumbra a utilizar la técnica del arco, consistente en trazar un arco de medio punto en la pared, desde el que se excavará de arriba abajo, penetrando un metro o metro y medio, espesor que se da a los muros de carga, de frente y lateralmente; luego se harán otros arcos sucesivos según se vayan horadando hasta conseguir la altura deseada. El arco, además de servir como referencia en la excavación, da seguridad a la misma.

Pese a la variedad de técnicas usadas en la horadación de las cuevas, dos formas son las más generalizadas: a) las excavadas de forma horizontal y a ras del suelo del camino o sendero, tipo más frecuente; b) las excavadas en foso y a partir de aquí y a ese nivel se horadan las demás habitaciones.
Desde el camino o sendero para llegar a la primera habitación se desciende mediante rampa o escalones. Este tipo es consecuencia de la poca elevación del cerro. Un cerro que tenga unos cinco metros de altura forzosamente habrá de excavarse en foso. Una y otra forma de excavación aprovecha intensamente el suelo, porque se hace en profundidad y perpendicular al cerro, excepto cuando se «sobaquea», es decir, se abre una habitación a cada lado de la primera. Estas habitaciones van dotadas de ventanas.

La primera habitación es la entrada y sirve de acceso a las demás. La forma de esta primera habitación puede variar, así como sus dimensiones: las hay cuadradas, rectangulares, trapezoidales, ovaladas, etc. Por lo general presentan un techo con bóveda de medio cañón, con una altura en el centro de 2,5 m. a 4 m. y 1,5 m. a 2 m. en los arranques. El suelo se pica nivelado y si la arcilla es buena se le deja natural, fregándolo sólo con agua. En otras ocasiones, después de picado, se le echan de 3 a 4 cm. de granza de arena, encima se les da mezcla y luego se pone solería.


Las cuevas habitadas en la Península Ibérica


Hacia mitad del siglo XX España era la región con más cuevas habitadas dentro del ámbito mediterráneo y es muy posible que aún hoy lo continúe siendo. A principios de los años 60  eran 42 las provincias españolas que tenían familias viviendo en cuevas con un nivel de presencia muy diferente de unas provincias a otras. Dejando al margen lo que solo son situaciones excepcionales, la vivienda-cueva se extendía especialmente por Aragón, Navarra, País Valenciano, Castilla-La Mancha y sobre todo por Andalucía.

A principios de los años 60 del siglo pasado Andalucía era la región de la Península Ibérica con mayor volumen de cuevas habitadas y ella sola concentraba el 49 por ciento de las familias que vivían en cuevas en toda España. A su vez, dentro de Andalucía la concentración de viviendas trogloditas  era mayor en las provincias de Jaén, Almería y sobre todo en Granada, donde habitaba el 41 por ciento del total de familias  trogloditas del país en dicha fecha.

Extensión y alcance territorial


En Andalucía el uso de viviendas excavadas ha estado presente en mayor o menor proporción en todas las provincias andaluzas, si bien en los años 60 del siglo XX tenían ya un carácter residual en las provincias de  Huelva,  Málaga y Sevilla, habiendo desaparecido en la actualidad en todas ellas. En Huelva y Málaga se utilizaron con carácter de provisionalidad por familias de pescadores. En la provincia de Córdoba se desarrolló un núcleo de cuevas habitadas, relativamente estable en torno al municipio de Iznájar, al pie de la Penibética  y que, aunque muy disminuido, se mantiene en la actualidad.

La provincia de Cádiz ofrece una situación similar a las anteriores en cuanto a significación mínima de la vivienda troglodita, aunque merece una atención especial, ya que este tipo de vivienda tiene aquí una tipología especial. Se trata de viviendas  localizadas en el municipio de Setenil de las Bodegas, en la vertiente del Rio Guadalporcún, que aprovechan una hendidura tallada en la mole rocosa y cuentan con una parte subterránea y otra construida desde la oquedad hacia fuera con objeto de captar luz y favorecer la salida de humos. Se han calificado como viviendas semitrogloditas, por su carácter de vivienda parcialmente subterránea, pero no excavada. Algunas de ellas continúan habitadas y constituyen uno de los actuales atractivos turísticos del municipio.

Hacia el Este, en concreto en las provincias de Jaén, Almería y sobre todo Granada las cuevas habitadas aumentan en número, a la vez que van uniformando su tipología. En la provincia de Jaén las cuevas habitadas en la década de los 50 del pasado siglo se situaban en  gran número de municipios, enclavados en las vertientes del Valle del Guadalquivir y sus afluentes, especialmente en las del Guadiana Menor y el Guadalimar. Se trataba de alojamientos de pequeña superficie,  muy deficientes, casi sin huecos al exterior; en suma, auténticas infraviviendas que han ido desapareciendo progresivamente. En efecto, el descenso a partir de esa fecha ha sido muy significativo, incluso en aquellos municipios de la provincia  con una importante tradición de vivienda troglodita. Ése fue el caso de Jódar, sin duda el núcleo troglodita más importante de la provincia (él solo contaba con más del 25% de las cuevas habitadas de la provincia en 1900), habiéndose reducido su número a 11 en 1981 y a 4 en 1991. Actualmente subsiste en el barrio de la Serrezuela alguna habitación excavada a la que se ha adosado la casa que fue construida con posterioridad y que actualmente se utiliza como desahogo de la vivienda. Un uso residual, no propiamente residencial, también se mantiene en otros municipios de la provincia de Jaén que tuvieron cuevas en pasadas décadas. También es posible encontrar algún municipio con escaso número de cuevas habitadas, como es el caso de Alcaudete o Pegalajar, donde, además, se está impulsando el turismo rural en las tradicionales viviendas excavadas.

Durante la segunda mitad del siglo XX su posición era la segunda en la escala provincial andaluza (tras la de Granada), si bien a principios del siglo puede que las posiciones de ambas provincias estuvieran cambiadas y quizás fuera Almería la provincia andaluza con mayor número de cuevas habitadas, que  se extendían profusamente a lo largo de los La provincia de Almería ha constituido a lo largo del siglo XX un área con enorme implante de este tipo de vivienda y así lo han reflejado numerosos autores valles de los Ríos Almanzora y Andarax, llegando hasta la misma capital de la provincia). (Mª Eugenia Urdiales Viedma, 2003).

Los mamatís

La vivienda mas codiciada por el hombre mazigio (bereber) primitivo fue una cueva. En cuanto el ser humano consiguió vivir de forma estable en un mismo sitio, eligió la cueva como el mejor refugio que le ofrecía la naturaleza. Abrigada en invierno y fresca en verano, fácil de defender de los enemigos y de las fieras salvajes, a cubierto de las mas intensas lluvias y de huracanados vientos. Las cuevas, naturales o artificiales, fueron una vivienda muy apreciada por el hombre durante muchos milenios. 
Uno de los pueblos imazighen (bereberes) que durante milenio han excavado sus viviendas en la piedra caliza o arena arcillosa son los mamatís de Túnez.

Hacia el oeste por el oasis de Gabes a 20 kilómetros se llega a Matmata, pueblo de  casas trogloditas. Localizada en una pequeña cordillera, sus habitantes, en su mayoría beréberes, han construido las viviendas bajo tierra, excavando la arena arcillosa buscando temperaturas más agradables y constantes.
Las cuevas habitación se disponen en círculo alrededor de un foso, con una profundidad de 10 metros, por lo que cuando uno se va acercando pareciera que nadie viviera por esas zonas.

En los alrededores se encuentran otros centros de poblados de cuevas viviendas como Tijma, habitada por mazigios (beréberes) cuyas mujeres tienen el pelo naranja teñido con henna y tatuajes realizados también con este tinte.

La ciudad de Matmata es la capital de los mazigios (Bereberes) de Túnez. Un antiguo pueblo aguerrido, que ha habitado en el norte  del continente desde  tiempos inmemorables, y que tiene muchos recuerdos - de los invasores fenicios, romanos, barbaros, arabes, franceses y otros tantos.

Estos imazighen (Bereberes) llegaron a vivir en las ciudades construidas en sus tierras por los extranjeros, pero la mayoría de ellos abandonaron estas ciudades cuando los turcos quisieron cobrarles impuestos inmensurables y volvieron a las cuevas donde muchos de  ellos habitan aun.

Aparte de las cavernas, existían sus fortalezas - "ksares", donde  se ocultaban protegiéndose de sus enemigos.

Aun conservan su idioma, costumbres y tradiciones. Los jóvenes, como es usual, poco a poco se trasladan a las grandes ciudades. Pero entre los mas viejos se encuentran todavía aquellos que en la época del espacio cósmico del Internet viven aun en las casas de los trogloditas - cavernas.  Claro que hay que admitir, que sorprende bastante, al ver cerca de la caverna una batería solar y antena de televisión, pues  algunas casas subterráneas tienen electricidad.

Las casas-cuevas, fueron ideadas hace siglos con el fin de esconderse de diferentes agresores, por eso es muy difícil encontrarlas en medio de los lomos.

En las puertas hay dibujos de peces, huellas de la mano abierta (símbolos de oración a la Diosa Tanit), símbolos que protegen al hogar de maleficios y atraen la buena suerte. En comparación con el calor que hace en el exterior el interior de la cueva es fresco.

Las casas-cuevas suelen tener bastantes habitaciones. Vivir allí, es bastante confortable - en invierno no hace frío y en verano no hace calor.

“Casas como estas ya no se construyen”, - “Tiempos atrás, cuando un hombre joven se casaba, se reunía la familia completa y todos ayudaban a cavar un nuevo hueco en la arena y construían así la casa a la nueva pareja de jóvenes”, afirman los habitantes más viejos del lugar.

Hemos dado un somero repaso a las viviendas-cuevas en algunos países, viviendas que hasta no hace mucho tiempo eran vilipendiadas y condenadas,  y sus moradores marginados por una sociedad prepotente que sólo valora la ostentación despreciando  muchos de los beneficios que la naturaleza nos brinda en sus múltiples facetas, se dice que los antiguos era sabios y sabían vivir integrados en la naturaleza, mucho de cierto debe haber en este aserto cuando la actual sociedad del ocio y el consumo trata de rescatar para uso y disfrute de algunos privilegiados las antiguas viviendas trogloditas, algunas de las cuales han sido transformadas en villa y hoteles de lujo, debe ser cosa del ser atávico que todos llevamos dentro aún en esta era especial y cibernética.

En las páginas precedentes hemos dado un somero repaso a algunas de las culturas que han desarrollado técnicas de excavación para construir templos, edificios públicos y viviendas en la roca en algunos casos similares a las que construían nuestros ancestros, en la páginas siguientes trataremos las construcciones canarias pre-coloniales y veremos que nuestros antepasados no sólo habitaban las cuevas en estado natural como insistentemente y de manera interesada nos vienen propugnando ciertos estamentos oficiales y oficialistas encargados de recrear según modelos etnocentristas la cultura primigenia canaria, pero antes, estimamos oportuno incluir algunos apuntes en torno a la geografía y orografía de Canarias, pues aunque parezca increíble, lamentablemente en pleno siglo XXI son muchos los jóvenes y no tan jóvenes que ignoramos nuestra realidad geográfica tanto como la histórica.

Ello es debido a que tanto el sistema educativo español impuesto en Canarias como los medios de comunicación sociales españoles en las islas-que son casi todos, aún los autodenominados autonómicos- no dejan de bombardearnos artera y continuamente con mensajes subliminales dirigidos a alienar la mente de los ciudadanos. Frecuentemente estos medios tergiversan la realidad informativa empleando términos que aparentemente trasmiten la sensación al lector u oyente de un aparente despiste o desconocimiento geográfico, la verdad es que estos son perfectamente estudiados e impuestos por los jefes de redacción de los diversos medios de comunicación, verdaderos cancerberos de los dogmas emanados desde la metrópoli y de los políticos de servicio locales, así nos vemos sorprendidos con  disparates como los siguientes; “En el Sur de Tenerife s ha inaugurado el hotel más moderno de Europa” “Fuerteventura es la isla del continente europeo que menos pluviosidad recibe al año” “Con las obras del nuevo dique semisumergido, el puerto de Las Palmas de Gran Canaria continuará estando entre los diez primero del viejo continente” “ “El tubo volcánico de la cueva del viento en Icod de los vinos es la gruta más  larga de Europa.” “Arafo tiene el mayor número de pozos de nieve acreditados de toda Europa.” Y así, infinidad de estas interesadas incogruencias.

Afirma mi amigo Bentakayse que “la palabra no es inocente” aserto con el que estoy totalmente de acuerdo. Decía un ministro Nazi de propaganda que una mentira por increíble que esta sea si se repite continuamente acaba siendo aceptada como verdad, y de esta técnica saben mucho los estamentos coloniales en Canarias, fruto ello es el hecho de que una gran parte de la población canaria tiene asumido como realidad incuestionable la falacia de que somos europeos y de que estamos situados físicamente en Europa.

 Geografía y Orografía de las islas Canarias

Canarias es un archipiélago con una extensión de 7273 km2, (sin contar las Islas Salvajes, bajo administración portuguesa) situado en el Atlántico situado frente a la costa noroeste de África, entre las coordenadas 27º 37' y 29º 25' de latitud norte y 13º 20' y 18º 10' de longitud oeste (esta situación implica una diferencia de una hora entre Canarias y la península ibérica, es decir, en Canarias la Sol sale una hora antes.) La distancia a nuestro continente es muy pequeña, de tan sólo 95 km., en el punto más próximo, si se compara con la que lo separa de las tierras europeas: 1.400 km.

Está formada por siete islas mayores: Esero (El Hierro), Ghumār (La Gomera), Benahuare (La Palma), Chinech (Tenerife), Erbania (Fuerteventura), Tamaránt (Gran Canaria) y Titoreygatra (Lanzarote). Además del Archipiélago Chinijos (La Graciosa, Alegranza, Montaña Clara, Roque del Este, Roque del Oeste, Isla de Lobos, además de las Islas Salvajes las cuales como hemos dicho están bajo administración portuguesa.

Por su origen y evolución íntimamente relacionados con la apertura y expansión del Atlántico Sur y el margen noroccidental del continente, el archipiélago canario no guarda ninguna relación con la evolución geológica de la Península Ibérica ni con Europa.

Desde el punto de vista geológico, el archipiélago se encuentra situado en la zona magnética tranquila del margen pasivo africano. Su substrato es oceánico y se formó al separarse África de América a lo largo de un sistema de rift (la actual dorsal medio atlántica). Es un buen ejemplo de vulcanismo oceánico intraplaca de tipo alcalino.

Origen:

Se trata de una construcción volcánica edificada a lo largo de una dilatada actividad volcánica con emisiones de diverso tipo. Las islas se encuentran sobre la litosfera oceánica en el contacto entre ésta y la litosfera continental de la placa africana.

Las formas de modelado de las Islas Canarias están influencias principalmente por las estructuras volcánicas, su litología y el clima. La combinación de los distintos factores ha dado lugar a una evolución morfoclimática especial, donde aparecen estructuras como calderas, barrancos, terrazas, acantilados, etc.

El proceso de formación se inicia en el Mioceno, aunque el volumen principal de las islas emergidas se formó, en algunos casos, hacia el Plioceno, incluso en el Cuaternario.

Sin embargo, las Islas no presentan la misma edad, dado que su formación no fue simultánea, sino que las dataciones efectuadas sobre las rocas superficiales aportan unas edades de entre 20 y 10 millones de años para las islas más antiguas Titoreygatra, Erbania, Tamaránt, y Ghumār  (Lanzarote, Fuerteventura, Gran Canaria y La Gomera) y entre 10 y 0,5 millones de años para las más jóvenes Chinech, Benahuare y Esero (Tenerife, La Palma y El Hierro). De igual modo, hay que señalar, que cada isla es el resultado no de un único episodio eruptivo, sino que se ha formado por etapas o ciclos eruptivos relativamente cortos, separados por largos períodos de inactividad volcánica en los que actuó, tras la emersión del edificio insular, la erosión. En cada ciclo, la superposición de nuevos materiales extendía y elevaba los edificios insulares.

Uno de los rasgos más característicos del relieve canario y que en primera instancia llama la atención, es la altitud que llegan a alcanzar los edificios insulares. A pesar de su reducido tamaño, el apilamiento de materiales que se ha dado a lo largo de su historia geológica origina estos continentes en miniatura’ sobre el océano. Cada una de las Islas suele tener su máxima altitud en las zonas centrales, y a partir de ahí va disminuyendo hasta llegar al litoral. Titoreygatra y Erbania (Lanzarote y Fuerteventura) constituyen una excepción. Son las islas más bajas y llanas, cuyo relieve ha sido arrasado por la erosión durante periodos temporales más largos que en las demás, pues se trata de los edificios insulares más antiguos del Archipiélago. Esto también ha provocado que estas dos Islas sean tan áridas, ya que las nubes cargadas de humedad que traen los vientos alisios, pasan de largo sin provocar la precipitación de niebla o lluvia horizontal.

Las mayores altitudes en Canarias están constituidas por el Teide en Chinech (Tenerife) (3.718 m, el pico más elevado de las islas), el Roque de los Muchachos en Benahuare (La Palma) (2.423 m), el Pico de las Nieves en Tamaránt (Gran Canaria) (1.949 m), Malpaso en Esero (El Hierro) (1.501 m), Garajonay en Ghumār  (La Gomera) (1.487 m), Jandía en Erbania (Fuerteventura) (807 m) y Peñas del Chache en Titoreygatra (Lanzarote) (671 m).

En la línea de Edafología, la profesora Inmaculada Menéndez en colaboración con profesores de la Universidad, de la de La laguna y de otros centros extranjeros, investigan sobre el polvo atmosférico procedente, en gran parte, del vecino Sahara, el mayor desierto a nivel mundial, y sobre las consecuencias de éste cuando se deposita en el suelo. “Analizamos su procedencia y trayectorias de viaje, la distribución de tamaños de las partículas de este polvo sahariano y su composición geoquímica y mineralogía”.

Esta línea de trabajo es de gran interés debido a que se ha detectado que los suelos de Canarias tienen, en gran medida, un aporte de este material externo, el polvo sahariano. “Hay en concreto un mineral, el cuarzo, que está ausente en las rocas de las Islas, llegando exclusivamente con el polvo sahariano”. La profesora Menéndez comenta que, fácilmente, más del 30% del material que forma el suelo es de origen externo a las islas, llegando éste por vía eólica, como polvo atmosférico.

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