jueves, 30 de agosto de 2012

Capitulo XXVI-IV


Capitulo XXVI-IV

Eduardo Pedro García Rodríguez

Titoreygatra (Lanzarote)
Cuevas naturales


Como queda dicho el habitat más generalizado en el archipiélago era la cueva, tanto natural como construida por la mano del hombre.

 En Lanzarote igual que en Fuerteventura, sin embargo, el hábitat predominante fueron los poblados en superficie, al ser la orografía de estas  islas prácticamente llanas con escasez de cuevas naturales. Los grupos sociales estaban constituido por una extensa familia que vivía dispersa en pequeños poblados formados por cuevas naturales y cabañas, también aprovecharon en ocasiones  los tubos volcánicos. Los lugares de habitación, estaban agrupados en auchones o aldeas, tenían unas características muy peculiares que les diferenciaba de las del resto del archipiélago. Por ejemplo: la cueva de los Maxos (Majos), que forma parte del conjunto del poblado de Zonzamas, su interior fue agrandado por obras de los habitantes primigenios y dividido con muros de piedra.

En Lanzarote las cuevas están a menudo situadas en amplias corrientes de lava y que había que descender por una especie de pozo extremadamente largo. Esta disposición se imitaba en la construcción de las viviendas artificiales. En Tahiche he visto una bonita muestra, consistente en una casa que tenía el aspecto de un grueso montón de piedras amontonadas en forma cúbica. Las de fuera estaban alineadas, mientras que las otras habían sido colocadas sin orden, aparte de las que rodeaban la vivienda propiamente dicha. Esta se componía de tres pequeñas salas circulares, una a cielo abierto, dispuestas en triángulo y comunicadas por galerías cubiertas. Para penetrar había que escalar el montículo y descender por la especie de pozo que formaba la pequeña sala sin techumbre. Las casas de Tahiche ofrecen otra particularidad: están medio enterradas en el suelo El montón de piedras apenas representa la mitad; de la altura total de la vivienda. El resto fue excavado en la tierra y rodeado de un muro de piedras secas que protegía de los derrubamientos. (R. Verneau, 1981)

Pero en ciertas localidades, las cuevas no eran suficientes para la población, que entonces tenía que construir viviendas de superficie. Para esto se excavaba primero en la tierra un agujero profundo y se cubría su perímetro con un muro de piedras secas el cual sobresalía del nivel del suelo un metro o metro y medio. Una vez el muro llegaba a la altura deseada se cubría la vivienda por medio de grandes lozas dispuestas en bóveda.

Finalmente se revestía toda la construcción de tierra y se tenía una verdadera cueva en un lugar donde antes no existía. Una rampa, preservada de desprendimientos por dos muros laterales, daba acceso a esta vivienda.

La vivienda pre-colonial reutilizada por los grupos populares urbanos y rurales fue otro tipo de construcción habitual en ciertas áreas y zonas donde la presencia de los habitantes precoloniales debió de ser importante aún después de la invasión y colonización normando-castellana.

En Lanzarote, como en otras islas del archipiélago, se registra un uso cotidiano de las antiguas viviendas de los maxos hasta los inicios del siglo XVIII. Éstas, como la cueva, eran demandadas por los sectores populares ante su escaso precio, amplias dimensiones y la calidad de su construcción, la cual llegaba a superar en elaboración y solidez a un considerable porcentaje de las casas terreras construidas en ese momento de arquitectura colonial. Los núcleos donde se reutilizó con mayor asiduidad estas viviendas -en algunos casos llegaron a representar más del 15 % del total de casas habitadas del lugar.

Por otro lado, la propuesta de reconstrucción del hábitat en función de paradigmas territoriales y, sobre todo, a partir de los referidos a los recursos potenciales, tendrán una serie de variables correctoras en función del período cultural y del contexto socioeconómico y político que opere sobre el territorio. Así, elementos como las relaciones de producción (propiedad, mecanismos de explotación de los recursos, etc.), tipo de cultivos, limitaciones tecnológicas, etc. van a condicionar diferentes respuestas humanas a similares condicionantes naturales y, a su vez, la realidad material de cada período, si podemos realizar una aproximación suficiente, nos darán importantes pistas sobre el tipo de aprovechamiento del territorio. (José de León Hernández)

Construcciones de superficie


Los cronistas de la invasión de Titoreygatra comandada por los piratas y tratantes en esclavos Jean de Bethencourt y Gadifer de la Salle, los frailes franciscanos  Pedro Bontier y Juan Le Verrier, no pudieron menos que asombrarse de las especiales características de las viviendas de los maxos, y ello a pesar de que provenían de una civilización tecnológicamente más avanzada, pero que en algunos aspectos distaba mucho de poseer los conocimientos espirituales y morales y astrológicos que dominaba el primigenio pueblo canario en general.

Es una constante en el colonialismo el tratar de justificar el sometimiento de otros pueblos escudándose en una supuesta inferioridad cultural de los sometidos, en el caso de Canarias el sistema colonial viene insistiendo desde hace siglos en que nuestros ancestros se encontraban tecnológicamente en estadio similar a la era neolítica.

Es conveniente recordar que las cronologías empleadas son siempre relativas, teniendo en cuenta las zonas geográficas a las que se aplican; así, mientras en la península ibérica en el siglo XV, y en los territorios que hoy conforman Francia,  muchos reinos estaban anclados en un estadio cultural similar al de la prehistoria,  y otros  pueblos que encontremos ojeando la historia de aquellos países estaban en lo que llamaremos “protohistoria” (= Periodo de una cultura de la que, no teniendo vestigios escritos, conocemos datos mediante otras civilizaciones que sí gozan de escritura.). De todos modos es fácil encontrar, en la misma península ibérica, sociedades que conviven en estadios muy diferentes de desarrollo, en Canarias la escritura ancestral aún pervive y está presente en el soporte perenne de las piedras a la espera de un moderno Chapollion.

Los primeros cronistas y estudiosos  nos han trasmitido sus impresiones en torno a los Aspectos arquitectónicos de los maxo, veamos algunas referencias: Vivían en “casas hondas” hechas de piedra constituidas por tres pequeñas salas redondas (una de ellas al aire libre), dispuestas en triángulo y comunicadas entre sí mediante galerías cubiertas.

La isla de Lanzarote está a cuatro leguas de la isla de Fuerteventura… Por el lado hacia Erbania tiene muy buen puerto para galeras. Allí vienen tantos lobos marinos, que parece milagro, y cada año se podrían sacar de provecho, de las pieles y de las grasas, 500 doblas de oro o más. Y en cuanto a la isla de Lanzarote, que se llama en su lengua Tytheroygatra. Tiene gran cantidad de aldeas y casas hermosas, y solía estar bien poblada, pero los españoles y otros corsarios del mar los han cautivado varias veces y llevado en esclavitud hasta que quedaron pocas gentes… (Le Canarien, 1980: 169).

[…] Cuando Asche vio llegar la hora para hacer prender al rey, envió decir a Gadifer que viniese y que el rey estaba en una de sus casas en un poblado cerca de Arrecife, y tenía consigo cincuenta de sus hombres; entonces partió Gadifer enseguida, con 20 de sus compañeros consigo, que fue en víspera de Santa Catalina mil cuatrocientos dos;  y marchó toda la noche y llegó sobre ellos antes del amanecer, cuando todos ellos estaban en una casa y tenían consejo contra nosotros; entonces trató de caer sobre ellos, pero defendieron la entrada de la casa e hicieron gran resistencia e hirieron a varios de los nuestros; y salieron cinco de los que habían estado en la muerte de nuestros compañeros, de los cuales cuatro fueron malamente heridos, uno por una espada por enmedio del cuerpo y los otros dos por flechas. (Le Canarien, 1980: 118)
Tuvieron los mahoreros casas y moradas, aunque gran parte de ellos vivían en cuevas de las montañas, hechas por la naturaleza en numero infinito.  (L. Toriani, 1959:41)

Vivían en cuevas y casas por ellos construidas, de piedras secas. Los matrimonios eran como en Gran Canaria. Antes de casarse la cebaban con leche y gofio para que fuese digna de sus esposos. Solían ofrecer las primicias al rey, siendo noble el hijo que se considerase suyo. (Cipriano de Arribas y Sánchez, 1993)
[…] sus habitaciones son casas de piedra sola, húbolas muy grandes y redondas, las entrada  muy pequeñas, donde hacían sus sacrificios, ofrecían leche, manteca, menos carne  esta fiesta ó sacrificio llamaban Efequenes, de todos los frutos á modo de limosna recogen cierta porción, mas no en forma de diezmo, quemaban en el sacrificio, y por el humo derecho ó ladeado juzgaban la forma de mal o bien… (Tomás Marín de Cubas, [1694]  1993: 103-6)

Se trata de las llamadas “casa hondas”, denominadas así porque el piso se halla excavado en la tierra, de modo que la mitad o más de la habitación quedaría bajo el nivel del suelo. Junto a estas, algunos tubos volcánicos eran utilizados como estancias, casi siempre de manera ocasional.
Existían en Lanzarote numerosas viviendas de este género, a las que se da el nombre de casas hondas. Generalmente están agrupadas en cierta cantidad sobre un mismo punto.

Aparte de estas cabañas, unas veces medio subterráneas, otras ocultas bajo tierra, existían en Lanzarote, casas construidas por completo sobre el suelo, de las que se ven todavía vestigios. Se componen de muros de piedras secas formados a menudo de bloques enormes, con nichos en su espesor.

Presentan formas cuadradas, rectangulares y, lo más frecuente, circulares o elípticas. El techo se hacía con troncos de árboles colocados de través que sostenían ramajes, hojas y paja y que se cubría, a veces, con tierra o piedras llanas. Estaban agrupadas en aldeas y alineadas, con frecuencia, de manera que dejaban entre ellas una especie de callejones estrechos.

Las casas mayores podían alojar una veintena de personas. Bontier y Le Verrier también nos hablan de edificios sólidamente construidos; de una especie de fortalezas que designan con el nombre de palacios y que servían de alojamiento a los personajes  del norte de  la isla.

Los principales asentamientos maxos estaban localizados con el área central de la isla, conocida como “El Jable”. Destaca el yacimiento de Zonzamas, uno de los mayores poblados guanches del archipiélago, residencia del último rey de Lanzarote, y que continuó siendo habitado bastante después de finalizar la conquista. Otras zonas arqueológicas destacadas son la llamada La Gran Aldea (hoy Teguise), Ajey (actualmente San Bartolomé) o el Lomo de San Andrés.

La arquitectura pre-colonial de los maxos a través de la arqueología
Se hallan en Lanzarote tres cosas grandes. La primera es un corral que le cerca muchas piedras á medio círculo, cada una de grandísima magnitud, y una esta apartada algo lejos que hace forma de silla, la segunda son seis pilas i muy altas y redondas, la mayor llevará hasta cincuenta arrobas de tercera es una célebre cueva que tiene tres mil pasos de hueco y muy ancha dos puertas, la una es agujero redondo metido en un hoyo para dentro, primero van los píes juntos arrastrando y sólo una persona, y a y grandes sótanos, aposentos, hoyos ó mazmorras, es menester llevar tea ú otras de grande luz en el techo, tiene esculpido como de mucha antigüedad un Cristo Crucificado, algunos quieren que sean rajas y grutas al natural dícenlo comúnmente que es de hechura de Crucifijo: la otra puerta es una cueva común, larga y oscura y en su remate es muy alta donde tiene la entrada algo angosta, y es menester escalera de mano ó cuerda para subir á ella, de dos picas. (Tomás Marín de Cubas, [1694] 1993: 103-6)


En el municipio de Teguise se encuentra el valle de Zonzamas, rico en muestras del pasado precolonial, las condiciones naturales de la llanura central lanzaroteña, hicieron de ella un lugar propicio para la agricultura y, en especial, para el cultivo de la cebada, base de la dieta de los maxos, siendo uno de de los núcleos poblacionales más importantes de los que hallaron los piratas normandos a su llegada a la Isla.
 En 1418 el colono Maciot de Bethencourt se asentó en  la actual Teguise desbordando los límites edificados del poblado maxo de la “Gran Aldea”, transformándola en el primer núcleo urbano colonial de Canarias. Situada a en la base de una atalaya privilegiada que le permite divisar una buena porción de la isla. Estando  resguardada de los vientos reinantes (alisios) por los complejos de Famara, Guatifay y Guanapay,  su altitud favorece el suministro de aguas para personas, ganado, y el riego de unas tierras muy aptas para el cultivo.
Uno de los yacimientos arqueológicos de mayor interés en Lanzarote, es el de Zonzamas, que fue hábitat del anteúltimo rey maxo antes de la invasión y conquista. Parcialmente excavado en la actualidead, este yacimiento presenta una serie de construcciones singulares, dentro del panorama arqueológico canario.

Allí se han encontrado piezas de alto grado de depuración estética, como la figura llamada “Estatuilla Sedente de Zonzamas”, de la que se cree es una representación fenicia de la diosa egipcia Tueris, de la que trataremos más adelante.

Este yacimiento presenta una serie de construcciones de las más significativas dentro del panorama arqueológico canario, las mismas ofrecen una uniformidad arquitectónica, una muralla de grandes piedras rodea parte del poblado, en las ruinas del castillo de Zonzanas, se encuentran fragmentos de bloques pétreos de 1,70 por 1,20 metros. Cabe preguntarse cómo los maxos pudieron llegar a mover y amontonar tales bloques, también hay edificaciones semienterradas o casas hondas como queda dicho. Tiene especial significación un recinto rectangular semi subterráneo, que se divide en nueve compartimentos, colocados a lados de un pasillo central y que, descartándose su utilización como vivienda, pudo tener alguna función destacada sencillamente sorprendente para la época y que aún hoy no los arqueólogos no se han puesto de acuerdo sobre para que se utilizaba. Otros recintos presentan, asimismo, estructuras de finalidad desconocida hasta el momento.

El poblado, una vez consumada la invasión y conquistada la isla, seguiría siendo habitado, según se desprende de los resultados de las excavaciones realizadas, donde se han determinado materiales maxos en el nivel inferior mientras que en los superiores aparecen asociados a otros de origen europeo.
Sobre este yacimiento Berthelot recoge: “En cuanto a las construcciones megalíticas, colocamos primero, entre las antigüedades canarias de esa edad, a las ruinas ciclópeas que existen todavía en las islas de Lanzarote y Fuerteventura; las primeras son las del castillo de Zonzamas, enorme muralla que debió abarcar un espacio bastante considerable en el centro de la isla, en el que grandes bloques de piedra bruta indican un recinto circular en parte destruido y cuya disposición, aunque imponente, no tiene nada de artístico. Sin embargo, estas aglomeraciones de rocas han debido costar muchos esfuerzos para acarrearlas desde las montañas vecinas en una planicie devastada por los volcanes para levantarlas a continuación con un cierto orden, las unas encima de las otras, hasta una altura de cuatro a cinco metros” [1](Sabin Berthelot….)
Fiquinineo
En el antiguo poblado maxo de Fiquinineo, en Teguise,  Lanzarote, Las excavaciones han dado como resultado importantes hallazgos arqueológicos, demostrando la confluencia de la cultura de los maxos de un enorme valor cultural, este  enclave, es uno de los más importantes de la isla por sus altos valores históricos y patrimoniales.

Es uno de los yacimientos con restos precoloniales más relevantes de los que hay en Lanzarote, casi equiparable en cuanto a su valor arqueológico y patrimonial con el de Zonzamas; Asimismo, gracias a las excavaciones efectuadas, se conoce que se trata de un asentamiento maxo que, a raíz de la invasión y conquista normanda, es ocupado por la población morisca traída como esclava a Lanzarote. Leonardo Torriani en el siglo XVI señala su presencia en la cartografía que efectúa de Lanzarote.
Igualmente, Pascual Madoz, en 1982, afirma que el pueblo fue enterrado hacia mitad del siglo XIX por una tormenta de jable y que sus habitantes descienden de la población esclava morisca. Por su parte Verneau se refiere a este enclave como un pueblo habitado por las sacerdotisas de Venus.
Yacimiento de Buenavista

[…] Habitáculo n° I, además de un elemento lítico con superficies pulimentadas de características similares a los registrados en el otro habitáculo; en este caso destaca la presencia de un fragmento de objeto metálico, elaborado en cobre.

Por lo que a la estructura arquitectónica se refiere, hay que señalar que junto a los habitáculos, tanto por el extremo Oeste como por el Sur, se desarrollan a su vez sendas estancias cuadrangulares que, dadas las limitaciones económicas con que afrontamos la campaña, su total excava­ción debió posponerse para e siguiente año… Al finalizar los trabajos de campo se pudo comprobar que ni la actividad erosiva ni la intervención antrópica habían modificado sustancialmente e aspecto original que debió presentar el asentamiento; de hecho, el abandono del lugar en el siglo IV a.n.e. nos legó unas estructuras bastante bien conservadas pertenecientes al, por ahora, asentamiento más antiguo de Lanzarote en el que se dejaron ¡n situ elementos materiales significativos de cara a conocer determinados aspectos culturales correspondientes a las primeras formaciones humanas asentadas en la isla.

La campaña de 2006 también nos permitió constatar a lo largo de una amplia superficie de 20 m2 que el yacimiento posee una secuencia estratigráfica estable, con ciertas diferencias según se trate del exterior o el interior de la estructura, aspecto de gran importancia de cara a la interpretación arqueológica del lugar, máxime si tenemos en cuenta la parquedad con que ese tipo de elementos se ha mostrado en muchas de las intervenciones arqueológicas desarrolladas hasta ahora en Lanzarote.

De ese modo, la exca­vación de Buenavista permite delimitar una nueva estratigrafía en la isla que se suma a las registradas previamente en El Bebedero (Atoche et al., 1989) y en la Caldereta deTinache (Atoche et al., 2007), cuya aparición resulta de indudable importancia de cara no sólo a la adecuada interpretación diacrónica de los hechos arqueológicos acaecidos en el sitio sino también porque nos permite cotejar y ampliar las secuencias proporcionadas por otros yaci­mientos insulares. (Pablo Atoche et al., 2009)

Tinache

[…] Desde la perspectiva arqueológica, el sitio de la Caldereta de Tinache fue inventariado en la Carta Arqueológica de Lanzarote (1994) con el número de identificación 69/6/0244, caracterizándose como un asentamiento al aire libre con patrón de localización en el interior de una pequeña caldera (Atoche, 1996), espacio donde el yacimiento se distribuía en torno al depó­sito de agua (mareta) que estacionalmente aún inunda el interior de la cal­dera, fenómeno que ha contribuido a colmatarla con finos sedimentos de carácter aluvial… (Pablo Atoche Peña et al., 2007:18)

Aguar domésticos

La cultura material es rica en cerámica elaborada sin torno, cuchillos de obsidiana, morteros y tahonas de piedra y objetos fabricados con huesos, así como adornos personales a base de piedras, material óseo y macalogico.

Los antiguos maxos adornaban sus hogares con muebles, aunque de carácter bastante rudimentario. ¿Cómo era este mobiliario?

El mobiliario de las viviendas de las islas occidentales era elemental y formado de piedra. No se conoce ningún mueble de madera. De madera conocemos los cayados, bastones y armas arrojadizas, así como algunas vasijas al estilo de las de cerámica.
Como en las demás islas la loza es de greda seca al sol, su alimento cebada tostada molida á tahoníllo de mano cernida por criba menuda de agujeros…, y llaman la tierra para sembrar á la primera lluvia aran con cuernos de cabrón, sus granos de cebada que las mujeres cogen, la espiga majan, aventan con las manos y palos, tuestan y muelen, y ellos así son grandísimos haraganes. (Tomás Marín de Cubas, [1694]  1993: 103-6)

En torno al hogar, en la parte más iluminada y exterior de la cueva o casa, solían colocar varios asientos de lajas. También se suelen encontrar en un lugar más recogido de la cueva o casa en forma de círculo. Como mesa se utilizaba una gran laja, colocada sobre un amontonamiento de piedras. Para colocar las vasijas y otros utensilios, a modo de estantería, se aprovechaban las repisas naturales de la cueva, y los nichos fabricados ex profeso en las viviendas de superficie.

Las camas estaban formadas por un murete de piedra seca en la parte de la cabeza, de los pies y de un costado, siendo el otro, la pared. El espacio para tumbarse iba relleno de una primera capa de cascajo o piedra menuda, que se recubría de una segunda capa de hierbas secas, las sábanas eran pieles de cabras u ovejas adobadas y las mantas del mismo material pero con pelo. Los asientos tanto en el interior como en el exterior de las viviendas se cubrían de pieles o esteras de palma.

En el yacimiento arqueológico de El Bebedero también se han encontrado vasos decorados con relieves e incisiones, fragmentos de metales como el bronce, el hierro y cobre o collares de pasta vítrea piezas de cristal en total). Nuevamente El Bebedero remite a las usanzas del pueblo imazighen por la semejanza de sus objetos cerámicos con los hallados en el norte del continente.

Estatuaria


En  Lanzarote  adoraban  a  un  “ídolo”  en  forma  de  figura  humana  y  tenían  un  recinto o casa que hacia las veces de templo, donde hacían sacrificios de leche  y manteca. Hasta el momento se conoce un ídolo de piedra con representación  humana (procedente de Los Valles) y otro antropomorfo de Tejia. Encontramos  placas  trapezoidales  con motivos  triangulares y  otros, de esta placas nos ocuparemos más extensamente en el capitulo dedicado a la Diosa Tanit. 
Llama la atención el hallazgo de figurillas líticas de tipo antropomorfo y zoomorfo asociados a rituales de la ancestral religión de los maxos, interpretados curiosamente por los idolatras cristianos en términos peyorativos como ídolos.

Destaca entre éstos la estatuilla el llamado Ídolo de Zomzamas, que guarda similitudes estilísticas con ciertas esculturas fenicias y púnicas, descubierto y dado a conocer por el Dr. Pablo Atoche. Los efequenes, por su parte, eran templos en forma circular en los que se hacían rituales y ofrendas. También se han vinculado con ciertos ritos a las llamadas “queseras”, conjuntos de acanaladuras artificiales sobre la toba volcánica que podrían haber servido para el derramamiento de leche y otros productos.

Una gran escultura de bulto redondo que representa un carnero o un cerdo (Balbín et al. 1987: 31) que, aunque esquemática y deteriorada, se podría relacionar con las bichas béticas, y una gran piedra rectangular con una gran espiral grabada, o mejor una estela solar, de 1,50 m de altura, ambos en Zonzamas, relacionados con el culto al paredro divino Baal Hammón / Tanit (Balbín et al. 1995). Escaraboides egiptizantes elaborados en calcedonia hallados en Lanzarote y Fuerteventura (Atoche et al. 1999).
Recientemente ha podido precisarse que un objeto conocido desde los años ochenta, tras las excavaciones de Inés Dug en el yacimiento de Zonzamas, no es otra cosa que una representación de la diosa egipcia Tueris Así lo creen M.C.: Pérez Diez (González Antón, R. et ali, 1995: 31), y Leo Dubal, quien ve en ello, cuanto menos, una obra “egiptizante” (Dubal, L., comunicación per­sonal). De igual modo, desde el punto de vista estilístico, esta pieza se emparenta con otras representaciones de diosas entronizadas (mujeres encintas o diosas en cintas) de influencia egipcia, ampliamente repartidas por el Occidente púnico, datables, al menos en Cartago, en el siglo VII a.C. Los prototipos siciliotas de estas últimas suelen presentar varias vueltas de collar en su pecho (Fernandez, J.H., 1992: 100; Lancel, S., 1994: 71). (Pablo Atoche Peña)

La Diosa Tueris de Titeroygatra (Lanazarote) es representada sentada sobre sus talones con las rodillas dobladas, los brazos sobre éstas, y la cabeza rematada por un tocado o corona rehundida. Mayoritariamente ha sido interpretada como una figura femenina.


El nombre egipcio de Tueris es Tauro (Ta-urt) helenizado como Tueris y significa “La grande”.

Diosa de la fertilidad. Estaba vinculada al nacimiento, era protectora de las embarazadas y favorecía la abundancia de leche materna. A menudo recibe el nombre de Ojo de Ra, como hija suya y madre de Osiris e Isis. Según Plutarco era concubina de Seth (que también puede aparecer en forma de hipopótamo macho), sin embargo Tueris se unió a las fuerzas de Horus en la batalla contra Seth. También era una diosa celeste que llevaba el título de "Misteriosa del horizonte", representada por una estrella situada en el hemisferio norte del cielo.

Se representaba con grandes pechos, cabeza de hipopótamo o de mujer, cola de cocodrilo y patas de león; su piel era de color negro y  llevaba un tocado con cuernos y el disco solar.[2] Su figura aparece en las camas y en los vasos para poner leche. Entre sus atributos se encuentra una antorcha, cuya llama exorciza a los demonios peligrosos. Se le adoraba entre las comunidades obreras del área tebana. Centro de culto en Egipto fueron Karnak, Heliopolis, Gebel Silsileh, Abu Simbel y Redesiyeh.

Construcciones cultuales


Los santuarios de los maxos guardaban cierto paralelismo con los fenicios de Lixus, tal como recoge el investigador Rodrigo Balbín en un extenso y documentado trabajo del cual copiamos algunos párrafos para mejor inteligencia del posible lector:

“Estos santuarios, se caracterizaban en gran parte por su ubicación al aire libre, por la presencia de árboles, por un fuego, en el caso de los de Melqart, al que se mimaba con especial interés, y por la presencia de ofrendas, ofrecidas para obtener beneficios y tranquilizar a la divinidad, irritable y no siempre protectora. Estos lugares, descritos como exteriores y no necesita­dos expresamente de imágenes de la divinidad superior, poseían muchas veces círculos de piedra, poco monumentales, como probablemente el de Lixus y con seguridad el descrito en el Cabo San Vicente portugués, área característica de los Zinete europeos.

Este sistema pertenece claramente al ámbito feno-púnico, y de él debió ser tomada en el mundo beréber, permaneciendo en uso al menos hasta época cristiana. Nuestro atún fue colocado al aire libre en un círculo de piedra dentro de una colada volcánica próxima al Teide Viejo, en un ambiente forestal y cerca de otras ofrendas, entre las que se encuentran ánforas de asignación claramente púnica, y objetos de madera y piel.”(Rodrigo Balbín Behrmann, 1995:13)
[…] húbolas muy grandes y redondas, las entrada  muy pequeñas, donde hacían sus sacrificios, ofrecían leche, manteca, menos carne  esta fiesta ó sacrificio llamaban Efequenes, de todos los frutos á modo de limosna recogen cierta porción, mas no en forma de diezmo, quemaban en el sacrificio, y por el humo derecho ó ladeado juzgaban la forma de mal o bien…  (Tomás Marín de Cubas, [1694] 1993: 103-6)

También se citan edificios de piedra destinados a cultos idólatras: “Tienen templos donde hacen sus sacrificios” (Crónica de la Conquista, op. cit. p. 138.). Viera confirma estos datos basado en el padre Espinosa y Abreu Galindo. Estos templos, que llamaban efequenes, eran circulares; dos muros con céntricos formaban un doble recinto; estaban situados, la mayoría de tas veces, en lugares elevados. Las ofrendas consistían en manteca y libaciones de leche de cabra (Viera, Noticias, tomo I, p. 167).

Adoraban, un ídolo de forma humana, pero no se sabe quien era, lo tenían en una casa como templo, donde hacían congregación, la cual estaba rodeada por dos paredes, que en­tre si formaban un pasillo, con dos pequeñas puer6t5as, una fuera y la otra en medio; y allí como en un laberinto, en­traban a sacrificar leche y manteca. Algunos otros preten­den que  entre estos bárbaros hubo otras clases idolatría, de las cuales la verdad es que no se tiene ninguna seguri­dad. (L. Torriani, 1959:41)

Tenían casas particulares, donde se congregaban  hacían sus devociones, que llamaban efequenes, las cuáles eran redondas y  de dos paredes de piedra; y entre pared y pared hueco. Tenía entrada de se servía aquella concavidad. Eran muy fuertes, y las entradas pe­queñas. Allí ofrecían leche y manteca. No pagaban diezmo, ni sabían que cosa era. (Abreu Galindo, 1977:57)

 Los Santuarios  (construcciones megalíticas) denominados Efeken. Así mismo, están los templos de “El Oratorio de los Cabocos” en Tiagua, Teguise. Y la “Iglesia de los Maxos” en el “Mal país grande” de Tiscamanita; y el “Oratorio de los maxos”, en “Mal País chiquito”, en la parte de Ayoze.
Junto a estos, aparecen gran cantidad de lugares sacralizados, así como síntomas de un culto a elementos de la naturaleza, como montañas y acuíferos.
Son rudísimos, pertinaces en su secta, tienen templos donde hacen sacrificios con humo de cosas que queman, como no con carne, sino cebada, dátiles, asisten hombres y mujeres. La parte llana de esta isla es lo mas cercano á África, a doce leguas francesas. Es falta de agua y recogen de lluvia como en las otras… (Tomás Marín de Cubas, [1694]  1993: 103-6) En cuanto al mundo de las creencias de los maxos, se trata de un pueblo monoteísta, tal y como se expresan de algunas crónicas y corroboran estudios arqueológicos recientes efectuados por los más destacados especialistas de las Universidades de España en Canarias, los cuales destacan la presencia de signos y símbolos de la Diosa Tanit en la Isla Titoreygatra (Lanzarote), los cuales además abundan en el resto de las islas, en el capitulo correspondiente trataremos ampliamente de la simbología de la Diosa Tanit.

Queseras


Uno de los elementos que presenta mayor singularidad dentro de las técnicas constructivas de Titeroygatra (Lanzarote), lo suponen las denominadas “queseras”, que en la actualidad sigue constituyendo un enigma su utilidad y significado.

Esas construcciones están realizadas en una superficie plana, labrando en la roca basáltica, una serie de canales alargados, más o menos paralelos, de varios metros de largo y que, a su vez, presentan algunas pequeñas divisiones internas.

Son varias las construcciones de este tipo localizadas hasta la actualidad, la primera en ser estudiada es la del poblado de Zonzamas, la cual esta asociada a un yacimiento de grabados rupestres de siluetas de pie o podomorfos similares a los de Montaña Tindaya en la vecina Isla Erbani o Fuerteventura. Así mismo, al suroeste de la quesera, existen tres afloramientos basálticos con grabados geométricos y escaleriformes. [3]

Otro yacimiento de similares características está ubicado en el mal país de La Corona, en las proximidades de los Jameos del Agua, cerca de un poblado de casas hondas.

Existen referencias de otra “quesera” en San Bartolomé, que afloró al ser excavados los cimientos de una casa, y que como otros tantos yacimientos arqueológicos fue destruida.

Maretas


La Isla de Lanzarote es falta de agua, que no hay otra sino la que llueve, la cual recuden en maretas o charcos grandes hechos a mano, de piedras. Tambien recogen en pozos, y la guardan para sustentarse, y a sus ganados. También hay algunas fuentes, pero de poco agua(Abreu Galindo, 1977:58)
Lanzarote es una de la islas más secas de Canarias, pues es una de las dos más orientales y próximas al continente africano, por lo que Torriani (1592/1978: 10) comenta que en “Lanzarote (...) no hay agua, más de la que llueve”. Igualmente, Abreu (1590-1632/1977: 58) menciona que “Lanzarote es falta de agua, que no hay otra sino la que llueve, la cual recogen en maretas o charcos grandes hechos a mano, de piedras”. Para estos estanques o maretas, según V. Fernandes (1506-07/1998: 80) “los habitantes han hecho unos conductos entre las sierras para llevar el agua a un lugar parecido a un estanque, en el que se recoge toda el agua de esas sierras”. Igualmente, según López de Ulloa (1646/1978: 262), “Esta Isla es pequeña y muy falta de agua. En tal manera, que de las lluvias y cisternas en maretas y charcos se proben para beber en el discurso del año la gente y todo género de ganados”.

En la época previa a la invasión y conquista tenemos referencias de la existencia de varias maretas en las inmediaciones de algunos de los principales poblados aborígenes de la isla (Cabrera, 1989: 27) como La Gran Aldea (Teguise), dos en Zonzamas (Teguise), Fiquinineo (Teguise), Muñique (Teguise) y Teseguite (Teguise), todas próximas a la capital del reino maxo en Zonzamas. Además, se localizan en torno al primer asentamiento europeo en Lanzarote entre ca. 1302-1332, el castillo del genovés Lanzarotto Malocello (de la Salle, 1404-19/1980: 34), situado en la montaña de Guanapay de 408 m. s. n. m., que domina el actual casco urbano de Teguise. En su interior se hallaba la antigua gran mareta de Teguise, en terrenos que actualmente están parcialmente ocupados por una escuela de E. G. B. (Hernández Delgado, 1989: 9). La Gran Mareta de Teguise fue mejorada por Sancho de Herrera y finalmente reconstruida por Agustín de Herrera y Rojas. Tenía entonces 40 m. de largo y 9,2 m. de profundidad (Hernández Delgado, 1989: 2), con una capacidad entre 39,7 y 50,2 millones de litros de agua. (Alfredo Mederos Martín y Gabriel Escribano Cobo, 2002)


Tinache se caracteriza como un asentamiento al aire libre con patrón de localización en el interior de una pequeña caldera espacio donde el yacimiento se distribuía en torno al depó­sito de agua (mareta) que estacionalmente aún inunda el interior de la cal­dera.








[1] Como curiosidad reproducimos una nota de Sabin Berthelot: “Hay que destacar que cuando los cananeos, en su emigración, llegaron a Palestina, el país estaba ocupado por tribus trogloditas de la raza de Refaim que opusieron fuerte resistencia y entre los cuales se cita a los Zomzamin o Zomzin, denominaciones que encontramos análogas a la de Zonzamas de Canarias, nombre del rey de Lanzarote y del castillo de Zonzamas, ruinas ciclópeas que acabamos de indicar. Esta coincidencia es tanto más curiosa cuanto que los trogloditas de la raza de Refaim están señalados en la tradición bíblica como hombres de talla gigantesca y fuerza sobrehumana. No es menos singular, por otra parte, encontrar nombres de pueblos del occidente asiático y antiguas costumbres hebreas en el mismo archipiélago.” (Sabin Berthelot)

[2] Los teónimos de la Diosa Sol, entre los amazigh se explican por lo acontecido en el periodo de los carros, que entre los egipcios se llama Amon-Ra, entre los guanches de Tenerife Magek y entre los fenicios Ba'al Hammon. Y la Sol es un elemento fundamental en la religión y creencias preislámicas de los Amazigh, (hogueras solsticiales bereberes), aunque también lo fue de otros pueblos del Oriente Medio, debido a lo cual distintas oraciones del Islam coinciden con la salida y la puesta de la Sol, precisamente para eclipsar los cultos solares preislámicos. No por casualidad, Alejandro Magno fue al actual oasis de Siwa (Egipto) para ser investido divinamente en ese oráculo líbico donde estaba la fuente de la Sol.

[3] Los grabado escaleriformes son unos de los numerosos signos representativos de la Diosa Tanit.

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