viernes, 20 de febrero de 2015

EFEMÉRIDES DE LA NACIÓN CANARIA



UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS

PERIODO COLONIAL 1501-1600

DECADA 1501-1510

CAPITULO I-VII

                                                                                                                




Eduardo Pedro García Rodríguez

1502. Gran descontento cunde contra Alonso de Lugo por exigir éste que de grado ó por fuerza se organizase una expedición  para la captura de esclavos en las costas del continente.
1502.
“Había mucho que admirar –en la prosa de Gaspar Frutuoso-, antes, en las casas llenas de cajas y cofres guarnecidos de cuero, ricos escritorios y todo lleno de vestidos de seda y brocado, oro y plata, dinero y joyas, vajillas, tapicerías adornadas con historias y alacenas llenas  de lanzas y alabardas, adargas y rodelas, armas y jaeces riquísimos de silla con arzones y cubiertas de brocado con mucha pedrería, sillas de brazos de mucho precio, arneses, cotas de malla con otras ricas armaduras, pues no hay en aquella isla hombre distinguido que no tenga dos o tres caballos moriscos, y muchos artesanos los tienen y sustentan y en las fiestas de cañas y escaramuzas todos salen a la plaza y son de los más nobles estimados y buscados, lejos de envidiados ni murmurados, como en otras partes hacen muchos envanecidos, que se creen ser sagrados y no toleran que les hable todo el mundo; al contrario se usa  en esta isla de La Palma y demás islas Canarias, en donde visten calzón y cabalgan tan lucidamente los oficiales de oficios mecánicos como los hidalgos y regidores, conversando todos juntos y yendo a saraos disfrazados con libreas muy costosas, que sólo se usan para un día”.
La mar siempre fue el camino que condujo a La Palma. Y también la referencia de su florecimiento. La producción de los ingenios azucareros que iniciara Juan Fernández de Lugo Señorino en 1502 tenían como principal objetivo satisfacer la demanda de Francia, Inglaterra y los Países Bajos. Y la producción de vinos, entre ellos los célebres malvasías, viajaron por mar hasta las más exquisitas mesas, todo lo cual se corresponde con el boato de sus habitantes, con el lujo de sus templos y edificaciones y con el comportamiento histórico en plena consonancia con los gustos y las modas de Europa.
Viera y Clavijo dice que La Palma estaba “poblada de familias españolas nobles, heredadas y todavía activas, condecorada de una ciudad marítima que se iba hermoseando con iglesias, conventos, ermitas, hospitales, casas concejales y otros edificios públicos, defendida contra los piratas europeos, aunque entonces sólo por algunas fortificaciones muy débiles, y dada enteramente al cultivo de las cañas de azúcar, viñas y pomares, al desmonte, a la pesca y a la navegación; La Palma, digo, sin tener ningunos propios considerables, había empezado a conciliarse un gran nombre, no sólo entre los españoles que la conquistaron y que navegaban a las Indias, no sólo entre los portugueses, los primeros amigos del país que hicieron en él su comercio, sino también entre los flamencos, que acudieron después a ennoblecerla, atraídos de la riqueza de sus azúcares o de la excelencia de sus vinos que llamaban y creían hechos de palma”.
En esta época surgen nombres estelares en la historia marinera de España como “capitanes de la carrera de Indias”, todos ellos vinculados con La Palma: Gaspar de Barrios, Henriques Almeida, Fernández Rojas, Zabala Moreno, Fernández Romero y los Díaz Pimienta. El nombre de La Palma ocupó un lugar privilegiado en el triángulo que formaba entonces la llamada carrera de Indias con los puertos de Amberes y Sevilla.
La Isla, rica y fértil, creció rápidamente en población y al mismo tiempo mucho significó en el tráfico comercial con el Continente que allende de los mares nacía a impulso del esfuerzo de los españoles. De Flandes llegó el legado de inteligentes ordenaciones urbanas, orientadas hacia la protección de la brisa marina; además se introdujo la industria del bordado y las mantelerías y se enriqueció el patrimonio religioso con extraordinarias muestras artísticas de las escuelas entonces imperantes: Brujas, Gante y Amberes.
De Europa, en su camino a las Indias, en La Palma descansaron las órdenes monásticas y de predicadores en la misión evangelizadora del Nuevo Mundo e incluso dominicos y franciscanos echaron raíces en esta tierra, fundando y construyendo sus propios conventos, vigorosas edificaciones que han llegado hasta nuestros días. El esplendor de la capital palmera se advirtió rápidamente en la expansión del núcleo urbano y en la edificación de las grandes casas de marcada influencia portuguesa, “que fueron las más altas y cómodas de todas las islas, con amplios patios, fuentes de agua y bodegas”, en el decir del ilustre cronista oficial de la ciudad, Jaime Pérez García. (Juan Carlos Díaz Lorenzo)
1502.
El ingenio azucarero de Juan de Siberio en Tenoya, Tamarant (Gran Canaria)
“Una vez terminada la conquista de Gran Canaria por las huestes castellanas, la isla fue repartida entre los más destacados oficiales que participaron en la contienda.
Entre ellos tenemos a Juan de Siberio, y alguno de sus familiares (María May)  que entre otros lugares recibe tierras en el Valle de Tenoya.
En un principio la mayor parte de estas tierras iban acompañadas de su correspondiente agua para el riego y el destino que se pretendía dar a las mismas era el cultivo sobre todo de la caña de azúcar.
Esta industria necesitaba de un elemento inseparable de este cultivo, ya que para poder obtener el azúcar de caña es necesario un laborioso proceso realizado en lo que se denomina “ingenio azucarero”
En 1502 se autoriza a Juan de Siberio para que pueda construir...: “..un ingenio para moler cañas dulces en el Valle de Tenoya, dentro de su heredad, lo puede hacer, y en nombre de sus altezas, le hace gracia y donación del dicho ejido tanto en cuanto por derecho, puede e debe, por virtud de los poderes que tiene, que puede moler con el agua del dicho Valle de Tenoya”.
En 1581, un esclavo de Melchor Proceles vecino de Guía trabajaba en el ingenio de Tenoya de Miguel de Moxica. “... su servicio consiste en ir con tres caballos de albarda a la Montaña de Doramas, y desde allí acarrear leña al ingenio, además de transportar toda la leña y planta que le mandare: Por su trabajo y por el de los caballos recibirá su dueño dos reales viejos, -ochenta y cuatro maravedises – por cada caballo, más comida, tanto para el esclavo como para los animales...”
En 1641, el Maestre de Campo don Juan Alçola y Vergaza, regidor de la isla te Tenerife, en nombre de su esposa doña María de Muxica, vende a Honorato Estacio, una suerte de tierras plantada de caña de azúcar, en el lugar de Tenoya, detrás de las casas de purgar del ingenio de dicho lugar.
En 1652 se sigue hablando de las casas de purgar (venían a ser unos almacenes en donde se guardaba el azúcar en unos moldes denominados “formas”) en la Hoya de doña María. Por lo que deducimos que en la Hoya de doña María debían estar algunas de las edificaciones necesarias para el funcionamiento de un ingenio y muy posiblemente la mayor parte de las instalaciones del mismo.
Llegados a este punto, creo que sería necesario hacer un pequeño resumen de lo hasta ahora tenemos:
Juan de Siberio construyó un ingenio azucarero en sus tierras dentro de lo que se denominaba el Valle de Tenoya bien comunicado, con una corriente de agua cercana, y que a mediados del siglo XVII posiblemente estuviese cerca de la Hoya de Doña María.
Pero, ¿en que zona de la actual Tenoya estaban esas tierras? ¿Podemos acercarnos a la ubicación original del ingenio?
Es difícil llegar a localizar el sitio exacto en donde se construyó el ingenio, pero voy a intentar acercarme a él.

Por eso, voy a apoyarme en dos documentos:
El primero es una solicitud de tierras que en 1.534 hace Bernardino Lezcano, que dice: “... me hagan merced de las tierras que van desde la iglesia que hizo Fernando de Bachicao para abajo todo el lomo abajo hasta andar a mis tierras de la parte del barranquillo...”
Por un lado tenemos que sus tierras estaban más bien en los alrededores de un barranquillo cercano a la iglesia que hizo Fernando de Bachicao.
Y por otro lado tenemos en la siguiente joya otros datos de vital importancia. Este es un documento del 13 de junio de 1676 que es quizás la pieza clave de este pequeño rompecabezas que hemos ido montando.
En él se nos relata una visita que se hace a la zona de Tenoya por un problema de propiedad de aguas surgido con los vecinos de Teror.
El documento dice lo siguiente:
“...vio y reconoció que al desembocar por la ermita que llaman de Bachicao cuesta abajo, se reconocieron dos caminos, uno que va a Arucas, a dar a las acequias y barranco de Tenoya que sale a mano izquierda y el otro que va a la mano derecha va al dicho lugar de Tenoya y pasa por encima de las casas y ermita de San Pedro a las villas de Guía y Gáldar y en principio y de dicho camino de Arucas, va un barranquillo que no lleva agua sino cuando llueve que llaman de la ermita de Bachicao y por entre dicho Tenoya pasa la acequia principal de dicho heredamiento que baja de hacia la parte de Teror y atraviesa todo el lugar y el dicho barranco seco por la parte alta que va a dar al Almatriche y pasa a la Hoya de doña María que va a dar al Almatriche...”
Si analizamos los elementos que se detallan en el texto situándonos justo encima del actual túnel, tenemos que:
Habían dos caminos, uno a la izquierda hacia Arucas (Camino Real a Arucas, que subía por el Salvial, pasaba por las Cuatro Esquinas pasaba por la Calzada y a través de San Francisco Javier, llegaba a Arucas), y otro a la derecha que bajando por la Almatriche a través del casco antiguo de Tenoya, “...por encima de las casas y ermita de Tenoya...”, Portichuelo, Cardones, Cruz de Pineda, Bañaderos, etc)
Por otro lado se nos dice: “ ...Si bajamos llegamos al barranquillo que no lleva agua sino cuando llueve y que llaman de la ermita de Bachicao...” (el barranquillo de Tenoya).

También se nos describe la visión de una acequia, la “principal del heredamiento de Tenoya” que viene de Teror y atraviesa el lugar de Tenoya y que va a dar a la Almatriche y pasa a la Hoya de doña María.
 Si actualmente miramos esa zona, comprobamos que la Hoya de doña María, encaja tanto por su ubicación como por el nombre con la actual finca por todos conocida como Finca de la Hoya.
Si tomamos todos estos datos objetivamente y teniendo en cuenta que la orografía tenoyera no ha cambiado en los últimos años, vemos como nos vamos ubicando.

Fijándonos detenidamente, parece que aquí tenemos todos los elementos necesarios que necesitábamos para localizar la zona en la estaría una instalación de este tipo:
Lugar bien comunicado (desde El Real de Las Palmas con el camino real a Gáldar, con Arucas, Firgas y la Montaña de Doramas desde donde se traería leña para quemar en el ingenio, a través del camino real a Arucas, y por otro lado con el puerto para la exportación, posiblemente, el Portillo, (Bañaderos) desde donde se embarcaría el azúcar.

También tenemos, un cauce de agua, la acequia principal del heredamiento de Tenoya.
Esta iba por la parte alta del actual barranquillo y atravesaba el núcleo poblacional de Tenoya que en el siglo XVII sólo lo formaban la ermita y unas casas a su alrededor.

Hay una acequia denominada como “acequia vieja”, (18) en el casco antiguo de Tenoya, en la zona conocida hasta no hace muchos años como Asestadero.

Probablemente, desde ella salía un ramal que iba al ingenio que estaba cercano a las casas de purgar, en la zona de la Hoya de doña María, que como hemos leído, se corresponde con la actual zona de la Finca de la Hoya-Almatriche. (Hay que tener en cuenta que cercano no es justo al lado).
Conclusión:

Llegados a este punto, y debido no sólo a los datos documentales que aportamos sino a los topónimos que se conservan, creemos que la posible ubicación del ingenio estaría en la zona entre Almatriche y la actual Finca de Curbelo.
Además, algo que corroboraría esta teoría es el vestigio de algún resto/estructura imprescindible para el funcionamiento de un ingenio movido por agua y esa estructura creo que está aún ahí, desafiando al tiempo pero a la vez pasando desapercibida.

En las fotos que aparecen en esta página, se ve un cubo que en alguna época sirvió para que a través de él cayera el agua desde la altura suficiente para producir la energía necesaria para poder mover todos los componentes de alguna maquinaria de molienda.

(No hay constancia documental de ningún molino de gofio o harinero en esa zona)
Aquí podemos ver el cubo muy parecido al de un molino harinero existente actualmente y sin utilidad aparente en esa zona. Dicho cubo es alimentado por un ramal de la conocida como “acequia vieja”.
Hay que tener en cuenta que los elementos usados en la construcción de estos ingenios, mayoritariamente eran la madera y únicamente las edificaciones anexas eran construidas de piedra y por otro lado hay que tener en cuenta que todo el Valle de Tenoya ha sido cultivado durante muchos años y que ello hace que actualmente solo veamos vestigios de cultivos no muy antiguos, pero quizás algún día a través de excavaciones arqueológicas podamos tener más información no solo de la ubicación del posible ingenio del siglo XVI sino también del primitivo núcleo poblacional de Tenoya. (Laureano Lezcano Galindo)
1502.
Regadas  por el Río Grande del Taoro, las tierras del Reino del Taoro, eran ricas en agua y apreciados sus cañaverales.  Entre los beneficiados por Alonso Fernández de Lugo, heredados en la comarca, figuró Lope Fernández, regidor de Tenerife. Le fueron adjudicadas más de 18 fanegas, susceptibles de ser regadas y  herido para ingenio “de moler caña de azúcar”, “para que muela con el Agua del Taoro”.
Registrada la donación en el  “Libro del Repartimiento”, en 1502 Fernández la arrendó por 9 años “a un hombre que dicen Juan Luengo”, vecino de Gran Canaria. Minucioso el contrato, recoge usos y costumbres de los criadores de azúcar. No habiendo puesto Fernández el donadío en producción, el arrendatario habría de hacer tomadero en el río, con altura adecuado, en punto en que el caudal fuese suficiente para regar las cañas y nutrir el “herido”, aportando la fuerza indispensable, para mover la rueda del ingenio.
 Plantación y riego tendría que estar en producción  en marzo de 1503, poniendo López los materiales a pie de obra y los aperos, para hacer un segundo ingenio, que estaría corriente y moliente, para la Navidad “primera que viene”. Facilitando el trabajo, López prestó gratuitamente yunta de bueyes, por 14 meses, que Luengo habría de devolver en el estado en que los recibió, fiándole 200 fanegas de trigo y 250 puercos, a pagar en azúcar, valorada el precio en que se vendiese a primeros de año, y  3.000 formas "buenas y sanas", para hacer azúcar.
 Puesto el cañaveral en producción, Luengo pagaría 500 arrobas de azúcar cada año, puestos en el ingenio y en tres plazos, en abril, junio y agosto. De faltar agua para molturar la caña, haría la zafra con bueyes, compensándole  rebajada en la renta, pues de suceder, no pagaría más que  400 arrobas. (Luisa Álvarez de Toledo)
 1502. Gobernador  Tamaránt (Gran Canaria), se ocupó igualmente de Gonzalo de Burgos, escribano de la isla, informado de la toma de posesión de Vutata, en nombre de la Católica y de muchas cosas más. Por entonces en Tagaoz, "que está en aquella Berbería", quizá con Alonso de Lugo, su colega Juan de Arines se trasladó a la capital del Cabo de Aguer, para conseguir testimonios de "moros y judíos", que permitiesen entregarlo al Santo Oficio. Ultimado el expediente, Arines lo dio a un tal Ximón, "mancebo" genovés, que embarcaba con destino a Tamaránt (Gran Canaria), para que lo entregase a Torres. Llegado a Guniwada  (Real de las Palmas) y cumplido el encargo, quiso brillar en reunión de amigos, en casa de Valenzuela. Leído el infolio durante el viaje recitó las acusaciones, acumuladas contra Burgos. La indiscreción llegó a oídos de inquisidor sevillano, que terminada la visita por Chinet (Tenerife), Benahuare (La Palma), Esero (Hierro) y Gomera, se detuvo en Tamaránt (Gran Canaria). Escandalizado por la campaña, escribió a los inquisidores de Sevilla, para advertirles de la calumnia, entregando la carta a un mercader burgalés, que zarpó hacia la Península Ibérica, cuando Torres preparaba viaje para el 20 de septiembre de 1502, con intención de velarse con su mujer y "la traer a esta isla", llevando el proceso contra Gonzalo de Burgos y las cuentas que dio Alonso de Lugo, de la guerra en Berbería. . (L. Al. Toledo)


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