CAPITULO V I (II)
9.1 APUNTES EN TORNO LA PENETRACIÓN CRISTIANA EN CANARIAS
Generalmente las conquistas de unos pueblos por otros suelen ir precedidas de penetraciones religiosas que actúan como puntas de lanza. En el caso de Canarias, la punta de lanza estuvo en manos del cristianismo, esta confección religiosa puso sus miras en el archipiélago desde tiempos remotos. La santa sede erigida en árbitro de los pueblos y secundada por las turbas fanáticas cristianas europeas, decide esclavizar y expoliar las islas Canarias. Para ello comenzó regalando el país con la misma facilidad con que se concedía una indulgencia. A partir de ese momento, comenzaron los males de este pueblo los cuales preveo que van a continuar durante largo tiempo.
Quizás los primeros rudimentos del cristianismo introducidos en nuestras islas, viniesen de la mano del genovés Lancelot, quien pactó con los lanzaroteño el establecimiento de una factoría en la isla desde la cual iniciaba sus correrías por el continente y posiblemente por las otras islas del Archipiélago. Es más que probable que Malocelo hiciera después de dar por sentado su supremacía sobre los isleños hiciera aflorar la prepotencia innata en los europeos, lo que obligó a los isleños a expulsarlo de la isla.
Posteriormente en 1402, otros piratas y esclavista europeos, Gadifer de la Salle y Maciot de Bethencourt, arribaron a las islas de Lanazarote y Fuerteventura y mediante pactos que nunca cumplían, y con el uso de la fuerza en otros casos, lograron establecer su campamento en la isla, desde donde organizaban expediciones de saqueo a las comarcanas, así saquearon Fuerteventura y El Hierro y posiblemente la Gomera, además de esporádicos intentos en las de Gran Canaria y Tenerife, donde fueron contundentemente rechazados, por lo cual extremaron sus operaciones de razzia en las islas ya sometidas. Acompañaban a estos esclavistas dos frailes, Vontier y Leverrier, quienes consiguieron levantar una ermita que denominaron San Marcial de Rubicón, la cual posteriormente sería elevada a la condición de Catedral por el Papa de turno.
En la isla de Gran Canaria, se ensayó un proceso de penetración pacifica y preparatoria para la posterior invasión llevada a cabo por frailes predicadores mallorquines, quienes consiguieron establecerse en la isla siendo tolerados por los canarios durante más de treinta años en convivencia pacifica, hasta que como siempre, los frailes creyeron llegada la hora de tratar de imponer su supuesta supremacía sobre los isleños, esto unido a una serie de abusos y excesos sexuales llevados a cabo por los frailes, determinaron que éstos fueran ejecutados por los isleños en aplicación de su estricta justicia. No obstante, los frailes mallorquines dejaron tres ermitas situadas en diferentes puntos de la isla, Las cuales fueron reutilizadas y revitalizadas con posterioridad por los invasores españoles, sirviéndose además para sus fines de conquista, de los isleños que habían sido catequizados por los frailes mallorquines que conservaban ciertas nociones del cristianismo, sin cuyo concurso y fidelidad al dios de los conquistadores, éstos hubiesen tenido mucho más difícil la conquista de la isla.
El Papa Clemente VI, erige en reino a las islas Canarias, y concede los derechos de conquista de las mismas al almirante francés Luis de la Cerda, con el título de “Príncipe de la Fortuna”, en 1344. Confirma a los vicarios después de ser electos misioneros, El Pontífice Benedicto XIII da testimonio de ello por medio de la bula Illius celestis agricole, 20 de noviembre de 1424.
El más grave obstáculo con que tropezaba la evangelización era la pervivencia de la esclavitud del infiel, defendida por un grupo compacto de doctrinarios (Egidio Romano y Enrique de Sousa a la cabeza) y combatida por una minoría de penetrantes teólogos (Inocencio IV, Santo Tomás y Agustín de Ancona. La curia pontificia va a adoptar en 1434 una postura intermedia que, para el momento, supone un decidido progreso.
El cambio anterior se operó gracias a los informes enviados a la corte pontificia sobre las verdaderas circunstancias de los aborígenes atlánticos con el apoyo del Obispo del Rubicón, Fernando Calvetos, y por el testimonio directo del misionero fray Juan de Baeza, minorista, y un lego indígena, Juan Alfonso Idubaren. Eugenio IV, proclamó la libertad de los aborígenes canarios, pero que, los “mercaderes piratas” jamás respetaron.
Las violencias cometidas por piratas cristianos con los Canarios, fueron execradas por la bula Regimini gregis de fecha 29 de septiembre de 1434... En cuanto al núcleo misional de Tenerife, radicado en el sur de la isla, más concretamente en Candelaria (Menceyato de Gúímar) contó desde un principio con poderosos valedores que contribuyeron a dar al mismo inusitado auge.
Los mallorquines intentaron una penetración por el menceyato de Adeje en 1347, posiblemente por la playa de Los Cristianos. Entrevistados con el mecey Betzenuriga le expusieron sus pretensiones de paz y evangelización, escuchados por el mencey y sus consejeros, fueron invitados a abandonar el país, con la advertencia de que si volvían con las mismas pretensiones serían ejecutados.
El ministro general de la orden franciscana fray Jaime de Zarzuela (elegido el 20 de mayo de 1458) acogió bajo su tutela el eremitario de Tenerife, sometiéndolo a directa jurisdicción. El principal apóstol de esta misión fue fray alfonso de Bolaños, quién había conseguido catequizar buen número de infieles güimareros. Sabemos por expresa declaración pontificia que el núcleo tinerfeño lo componía tres misioneros, y hasta es dable identificar a otro de ellos, fray Masedo. Acaso fuese el tercero fray Diego de Balmanua. De los tres hay constancia de que vivieron entre los guanches y que predicaban en la lengua de éstos. (Bula decet apostolicam sedem1462.) Bullarium, tomo II, núm. 978,página 512).
El segundo protector del eremitario de Tenerife fue el obispo de Rubicón don Diego López de Illesca, a quien de sobra conocemos. Éste patrocinio se extendió a fray Alfonso de Bolaños, como cabeza visible del núcleo nivaríense. Dicho prelado se erigió en defensor del misionero contra las tropelías del vicario de Canarias fray Rodrigo de Utrera, acudiendo con sus quejas, en 1461, ante la propia corte pontificia. Conocemos estos incidentes por la bula Decet apostolican sedem, 1462. del Papa Pío II.
...Para que los recursos económicos no faltasen, Pío II, por la bula Pastor bunus (7 de octube de 1462) concedió una amplia indulgencia en beneficio de los cooperadores en las obras misionales...y fulmina de nuevo con la excomunión contra los piratas que salteasen y vendiesen a los naturales si no les restituían inmediatamente la libertad.
...Una bula posterior del Papa Paulo II, la Docet romanorum pontifecen (1465), nos informa de manera indirecta que por esta data el fraile Alfonso de Bolaños ejercía autoridad como vicario sobre Guinea, las islas del mar Océano y algunas de las Canarias.
...En 1465 Diego García de Herrera, señor de las islas Canarias, como se quejase del comportamiento de Bolaños en carta que dirigió al Papa Paulo II,...que según Herrera, fray Alonso de Bolaños abusaba de sus privilegios, proponiendo sustituirle a fray Diego de Balmanua, misionero que conocía la lengua de los isleños...
A esta etapa tan intensa de la acción misional aluden con reiteración los testigos de la famosa Información de Cabitos (1477). El propio señor de las Canarias Diego García de Herrera confiesa, por la pluma de su procurador, lo que sigue: <<el obispo de las dichas islas ha estado en las dichas islas e sus clérigos; e en la dicha isla de Tenerife han entrado azas veces frayles e tienen su iglesia e hay en ella asaz gente bautizada>>. El testimonio merece ser realzado por la calidad de la persona y la concreción de los detalles.
Es posible que la iglesia a que hace referencia Diego García de Herrera fuese la cueva de Achbibinico o de San Blas, (la que anteriormente había estado destinada para el esquilmo del ganado) que después fue la primera parroquia erigida en el valle de Güímar. En varios documentos del protocolo del escribano Sancho de Urtarte, se hace mención expresa de la parroquia de San Blas.
En el testamento otorgado por Luis Alonso, natural (guanche) de Tenerife, dispone una manda << a la cofradía del Stmo. Sacramento de la iglesia parroquial de San Blas, en el pueblo de Candelaria, media dobla para aumento de la cera,>>. Además dispone que, <<por el vicario, frailes, y convento de Ntra. Sra. de Candelaria, que sobre la tumba de su padre Pedro Alonso y la suya, se le diga una misa cantada de cuerpo presente y otra misa rezada de réquiem, ofrendado de una fanega de trigo, un carnero y un cántaro de vino>>. Sábado 18 de julio de 1579. Fol. 1.126 vº. Por esta manda testamentaria, podemos ver como unos 83 años después de la conquista, los mazigios tinerfeños continuaban ofrendando alimentos a sus difuntos, aunque naturalmente de manera sincretisada. Esta practica guanche, era aceptada por la iglesia debido a los pingües beneficios económicos que la misma le proporcionaba.
...Al igual que Pío II, Sixto IV se apresuró a expedir una bula, la Pastoris aeterni, 29 de junio de 1472, fiel trasunto de las inquietudes misionales. El pontífice minorista se declara entusiasta y ardoroso campeón de la conversión de los indígenas guanches y africanos, depositando toda su confianza en fray Alfonso de Bolaños para el desempeño de tan importante misión. Con este objeto erigía la nunciatura de Guinea, designando nuncio y comisario a fray Alfonso de Bolaños. Quedaban bajo su inmediata dependencia espiritual la isla de Tenerife, los territorios de África y Guinea y las islas del mar Océano. Con lo que tenemos que, Tenerife antes de tener obispado, tuvo Nunciatura.
Sixto IV, haciendo caso omiso de la soberanía portuguesa y de la jurisdicción espiritual otorgada a la orden de cristo por su predecesor Calixto III, (dicho pontífice había concedido jurisdicción espiritual sobre el continente africano a dicha Orden por la bula Inter Caetera, de 13 de mayo de 1456.)
9.2 IMPOSICIÓN DE NOMBRE GUANCHE
En determinas culturas, especialmente en las africanas es huso común el imponer al recién nacido, un nombre que sirva para distinguirlo de los demás y que al mismo tiempo indique la procedencia familiar, de clan o tribu. Generalmente el nombre es escogido por los padres o parientes del neófito, en función de los que los padres y parientes próximos esperan y desean del “bautizado” o lo toman de algún pariente o antecesor que se hubiese distinguido en la comunidad, bien por determinados hechos sucedidos en su vida, o porque se hubiera destacado de entre los suyos, como cazador, guerrero, deportista, hombre mascota etc., en la medicina o cualquier otra actividad de relevancia en servicio de la comunidad.
En todo caso, este primer nombre distintivo suele ser provisional, ya que, cuando el individuo alcanza la mayoría de edad, (en la sociedad guanche era a los 25 años) éste puede tomar el nombre que estime conveniente, el cual generalmente está determinado por las cualidades que en su vida cotidiana haya desarrollado el futuro portador, en el hecho de que destaque en alguna actividad concreta, o en que posea alguna característica física o moral destacables.
9.3 ANTECEDENTES
Las noticias que hasta nosotros han llegado sobre la toma de nombres propios por nuestros antepasados, son pocas y confusas ya que, generalmente, éstas nos han sido trasmitidas por frailes, los cuales suelen actuar imbuidos por el fanatismo de sus creencias y por consiguiente, guiados por un ego cristianismo exacerbado y con un odio feroz hacía cualquier creencia o cultura por ellos denominada “paganas”. Por tanto, trataban de resaltar en éstas las similitudes con sus ritos Católicos, (por esas fechas, la mayoría de frailes y clérigos eran totalmente analfabetos) en unos casos o falseándolos en otros. En todo caso, cuando no podían erradicar de los pueblos conquistados determinadas creencias, a pesar de los criminales métodos empleados en sus intentos a través del brazo secular, cambiaban de táctica y se limitaban a sincretizar estas creencias dándoles un tinte de catolicismo. Así en Canarias tenemos que, determinados lugares de culto guanche fueron cristianizados implantando en éstos, ermitas o cruces, y aplicando a los mismos nombres de santos Católicos. Los árboles Santos, tales como los pinos y dragos, fueron victimas propicias para las hachas de los conquistadores en su afán por destruir los lugares sacros del pueblo guanches.
En aquellos casos en que no les fue fácil la tala por encontrar una fuerte oposición por parte del pueblo guanche, se limitaron a cristianizarlos con supuestas apariciones de vírgenes. Tales fueron los casos del pino santo de Terure, (Gran canaria) el cual tenía tres dragos en una de sus inmensas ramas y dos lajas con unos grabados rupestres formados por la silueta de dos píes (podomorfos), en su base, nacía una fuente cuyas aguas eran reputadas como medicinales tanto por el pueblo mazigio como por los conquistadores, los que no dudaron en beneficiarse de ellas.
Así mismo según referencias recogidas de los antiguos canarios por el historiador Marín de Cubas, en 1687, en una de sus ramas existió la tumba de un antepasado protector, cuyo nombre no se conoce con exactitud, pero que pudo ser precisamente el de Terure, tal como lo expone el mencionado historiador: <<Lo qe piadosamente se tiene es qe aquellas piedras, i tierra onde estaban plantados los dragos, devía estar el cuerpo de algun Varón Sancto que en la isla muriesse>>.
El clero no tuvo muchos remilgos a la hora de implantar imágenes cristianas o cristianizadas, en el caso de La Virgen del Pino concretamente, sirvió una imagen cuyo origen es incierto, pero que al igual que la Chaxiraxi, no son de factura cristiana, veamos lo que sobre La Virgen de Terure o Teror nos dice el coronel y viajero inglés, E.B. Ellis: <<Entre otras imágenes extraordinarias de esta isla, una de las más extrañas es la que existe en Teror, una pequeña pero pintoresca aldea situada a unas once millas de Las Palmas. Es de madera, está cubierta de joyas y provista de cuatro brazos. Y lo que para alguien que conozca las deidades de la India supondría que intenta representar al dios hindú Visnu, aquí sin embargo es la Virgen y la tradición asegura que hace algunos siglos se la encontró milagrosamente clavada en un pino de un bosque cercano. No obstante el motivo por el que tiene cuatro brazos es un misterio que dudo que incluso un sacerdote pueda resolver sastifactoriamente. >>.
Entre los árboles venerados por el pueblo y sincretisados por el clero podemos citar el Pino Santo de la isla de La Palma (Las Nieves) y El Pino Santo de Acentejo, (La Victoria, Tenerife) en todos ellos, el clero hizo aparecer milagrosamente Vírgenes, práctica que les dio tan buen resultado que decidieron exportar la experiencia a América, donde las apariciones marianas se multiplicaron bajo los auspicios de los frailes dominicos y franciscanos. De los árboles santos de la isla de Chinech, solo se libraron de la sacralización católica, (y del hacha) los pinos santos de Vilaflor, quizás por encontrarse alejados de los asentamientos de influencia europea, en zona de muy difícil acceso.
En cuanto a los lugares cultuales situados en lugares elevados y preeminentes, de atormentada orografía y difícil acceso para el clero y sus acólitos, la estrategia empleada fue diferente. Comenzaron a tejer burdas leyendas en torno a horribles aquelarres protagonizados por supuestas brujas y brujos con asistencia del propio Satanás. El amilanamiento de los neófitos se conseguía lanzando sobre éstos terribles amenazas y anatemas, sobre el cada ves más crédulo y alienado por la religión católica pueblo guanches. Así dieron nacimiento a la denominación de bailaderos de las brujas, a los lugares donde nuestros antepasados se reunían – y en algunos de los cuales se reúnen sus descendientes en nuestros días – para practicar los ritos ancestrales de nuestros mayores. En la actualidad, son innumerables los lugares que en las montañas, bosques y Llanuras, de toda nuestra geografía ostentan el topónimo Bailadero, ello nos da una idea de la pervivencia de algunas de las prácticas rituales guanches, después de la conquista hasta nuestros días, a pesar de la brutal represión de la iglesia y de su brazo secular, pues aún hoy en pleno siglo XXI, determinados sectores de la población canaria continúan practicando los rituales de nuestros antepasados.
En las bandas del Sur, aún el presente se escucha de boca de los ancianos algunas plegarias, en la lengua de nuestros antepasados, veamos unas recogidas por los compañeros Sita, en Güímar, y Fernando Hernández González en Chío, Guía de Isora, y traducida al castellano por el Dr. Ignacio Reyes García:
ORACION GUANCHE A LA SOL
¡¡Uh!! Magné Mastáy Achen tumba Manéy.
¡Uh! Ma gdnná, Mastay ase-n tunwa, Maney.
Tanemir uhana gek magék Enehana benijime
barba Enaguapa acha abezan.
Tansmmirt uyan ajeq Mayeq n eyenna benn iyimme
Hansa n wafa ass abezzan.
TRADUCCION AL CASTELLANO
¡¡Oh!! Madre del cielo Madre de la tierra.
¡Oh! Madre del cielo, Madre del crecimiento de la hermandad,
Madre de lo nuevo.
Gracias poderosa Sol por salir un día más para alumbrar la noche.
Gracias, joya que eres fulgor, Sol del comienzo del alba,
que tiñe siempre de luz toda la oscuridad (o maldad).
9.4 REFERENCIAS SOBRE EL RITUAL GUANCHE DE LA IMPOSICIÓN DE NOMBRES
<<Acostumbraban (...) cuando alguna criatura nacía, llamar a una mujer que lo tenía por oficio, y ésta echaba agua sobre la cabeza de la criatura: y aquella tal mujer, contraía parentesco con los padres de la criatura, de suerte que no era lícito casarse con ella, ni tratar deshonestamente. De donde les hubiese quedado esta costumbre, o ceremonia no saben dar razón más de que así se hacía. No que fuese sacramento, pues ni lo hacían por tal, ni les era ley evangélica predicada, más era una ceremonia de un lavatorio, que también otras naciones usaron. Pude ser haberles quedado esta costumbre y ceremonia desde el tiempo que Blandano y Maclovio predicaron en estas islas (como atrás queda dicho) o antes, y como ellos murieron o se fueron de ellas, no les quedó más que la ceremonia, olvidando el fin para que se hacía, y el nombre por quien. >>
Así es como el dominico fray Alonso de Espinosa, nos describe la imposición de nombres a los neófitos guanches, de tal manera que aparentemente, la ceremonia de la imposición de nombres guarda cierta similitud con el bautismo cristiano. Es el acto de lavar de la cabeza a los pies al bautizado y el hecho de que la oficiante, contraiga parentesco espiritual con los padres, lo que da pies al dominico para dar a entender tal posibilidad. Aunque el historiador es parco en detalles, no deja de consignar que <<también otras naciones usaron>>. Ignoramos los detalles sobre la ceremonia, aunque sabemos que esta se llevaba a cabo indistintamente en el mar y en los charcos de los barrancos o en las proximidades de determinadas fuentes de agua.
Así mismo, el autor “olvida” mencionar que las tales mujeres eran las Arimaguadas, sacerdotisas guanches algunas de las cuales tenían su convento y hospital en el barranco de Chacorche (Candelaria) y, que entre otras funciones, tenían la de dar nombre a los achikukas. (niños/as) detalle que seguramente debió conocer, pues su fuente de información para estos temas las tomó de ancianos guanches, de Candelaria, tal como afirma mas adelante: <<...son tan cortos y encogidos los guanches viejos que, si las saben no las quieren decir, pensando que divulgarlas (a extranjeros) es menoscabo de su nación. >>
9.5 BAUSTISTERIOS
La toponimia nos ha legado algunos de los lugares donde nuestros antepasados acostumbraban a realizar la ceremonia de la imposición de nombres, algunos de los que aún se conservan son los siguientes:
BAUTISTERIO DEL BOXO o CHARCO DEL BAUTISTERIO, localizado en el barranco del Boxo de Arico, a mediados del siglo XIX en unas cuevas de este barranco se descubrieron cinco tallas de barro, conteniendo cada una un esqueleto de niño.
CHARCO DEL BAUSTISTERIO, situado a orillas del mar, en el municipio de La Guancha, Tenerife,
FUENTE DE JEÑICA o de LOS JUNCOS. En el Municipio del Rosario, sobre la carretera de Güímar.
LAVATORIO DE LOS GUANCHES o FUENTITA DE CERRO GORDO.
BARRANCO DE CHAMARTA (CHAMATTU), en Eguerew, (La Laguna, Chinech;) en este barranco existió un centro cultual guanche.
Es indudable que el número de eres y charcos consagrados como bautisterios tanto en las playas como en barrancos y en las proximidades de las fuentes debió ser numeroso en todos los menceyatos.
9. 6 PRIMERA IMPOSICIÓN DE UN NOMBRE GUANCHE DESPUES DE LA INVASIÓN Y CONQUISTA DE CHINECH
El pueblo canario viene tomado conciencia de sus orígenes, conciencia que día a día nos impulsa a recuperar nuestra secuestrada identidad. Por ello, sentimos la necesidad de usar los nombres propios de nuestros ancestros, con la misma ansiedad con que un hijo adoptado busca incansablemente a su madre biológica. Así, multitud de personas nos hacemos llamar por nombres guanches en contraposición a los nombres de origen europeos que nos han venido imponiendo a partir de la conquista y posterior cristianización de nuestras islas.
En el año 1996, la Asociación Sociocultural Kebehi Benchomo, puso en marcha una campaña tendente a fomentar la imposición de nombres nacionales a los recién nacidos, para ello concedía – y concede – el titulo de socio de honor a todos aquellos niños/as que ostentando nombres guanches lo soliciten por mediación de sus padres, hasta el presente cuentan con setenta socios de honor por este concepto.
El primer bautizo por el rito guanche de los tiempos actuales, fue llevado a efecto en las playas de Chimisay (playa del Socorro) en el menceyato de Güímar, isla de Chinech, el 14 de Octubre de 1997 en la persona del Achikuka Bencomo, hijo del Amesnau Ulidaren (Alias, Emiliano Bethencourt Expósito), y de Peregrina María Gómez Díaz. Ofició de Arimaguada, Acerina (Alias, María Espinosa Díaz), y como Kanku, Guaire Adarguma Anez’ Ram n Yghasen (Alias, Eduardo Pedro García Rodríguez.) La asamblea estuvo compuesta de unos treinta asistentes, entre ellos, como extranjeros invitados de honor asistió el investigador, escritor y arqueólogo sueco, y -según él- ciudadano del mundo, doctor Thor Heyerdahl, acompañado de su esposa.
La asamblea llegó a la playa de Chimisay sobre las doce horas y, auque la mañana estaba bastante desapacible y fría, la Arimaguada tomó al achikuka de los brazos de su madre y envolviéndolo en un cojín de piel de cabra, se dirigió a la orilla de la playa y en un lugar donde rompen las olas procedió al lavatorio de la cabeza y cuerpo del niño, concluida esta parte de la ceremonia, entregó al neófito en brazos del Kanku, quien a continuación lo depositó en los de la madre.
La asamblea se trasladó al municipio de Arafo, (antiguo feudo de los sacerdotes kankus, encargados de mantener el culto al divino Sol,) donde habría de celebrarse la Guatativoa en honor del niño, aquí y antes de comenzar el festejo, el Kanku presentó al Achikuka a la asamblea del pueblo de la siguiente manera: El Achikuka completamente desnudo fue tomado por el Kanku por debajo de las axilas y presentándolo de cara a la asamblea dijo: >>conozco yo que éste, es Bencomo, hijo de Ulidaren, hijo de...( sigue nombrando a los ascendientes paternos hasta donde alcanza la memoria) y es libre de todo defecto o mancha>>. Acto seguido, el Achikuka y sus parientes comenzaron a recibir los presentes de la asamblea, entre ellos la actuación de varios grupos folkcloricos y solistas que compartieron con los parientes del niño la alegría del primer bautizo guanche en nuestros días.
El hecho de que el Kanku tome al niño solamente después de que éste haya sido lavado (purificado), está relacionado con el tabú de la sangre, el que el pueblo guanche respetaba al máximo.
Mostrando al recién nacido desnudo ante la asamblea, el Kanku demuestra al pueblo que el niño está perfectamente constituido, y que no posee ningún defecto físico, extremo éste muy importante en la sociedad de nuestros antepasados, cuya actividad económica principal era el pastoreo y por consiguiente debían llevar una vida al aire libre y por terrenos abruptos, además de estar debidamente capacitados para la guerra, razones por las cuales una buena constitución física era fundamental.
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