miércoles, 15 de mayo de 2013

CAPITULO XIII-II





EFEMÉRIDES DE LA NACIÓN CANARIA

UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS

 

ÉPOCA COLONIAL: SIGLO XVI


DECADA 1581-1590


CAPITULO XIII-II





Guayre Adarguma Anez’ Ram n Yghasen

1581 Marzo.
Tuvo lugar un ataque francés a Lanzarote,  por los capitanes Le Testu y La Motte. Los documentos españoles hablan de "Giraldo Tetu" y "Nyculao Mota". Como jefes de la flotilla, y hemos pretendido identificar al primero con un hermano o pariente del famoso cosmógrafo y navegante Guillaume Le Testu, a quien vimos morir auxiliando a Drake en las costas de Nueva España el año 1573; ambos, Giraldo y Guillaume, eran naturales de El Havre, y basándonos en esta comunidad de cuna y en la semejanza de sus apellidos, establecemos la identificación. En cuanto al segundo capitán Nyculao Mota reconocemos en él a Nicolas La Motte, capitán francés que dos años antes, en 1579, había combatido con una escuadra portuguesa a la altura de Pernambuco.

Componían la flotilla francesa dos navíos de 100 y 150 toneladas, artillados cada uno con seis piezas de hierro colado, y llevando abundante arcabucería. Su tripulación la componían unos cien hombres, y tenían como principal objeto comerciar con los portugueses de la torre de Arguin y de las islas de Cabo Verde, para lo cual llevaban en sus bodegas 45 fardos de telas y paños de Ruan, 6 cofres de mercaderías variadas y diversas barras de hierro.

Eran sus armadores (según la difícil ortografía española que no hemos en este caso podido identificar) seis ciudadanos de Ruan: los hermanos Nicolao y Cornelio Mariaxe, Jean Buduyn, monsieur De Cablet, almojarire de El Havre y monsieur De Bretagny, y la expedición estaba autorizada por el vicealmirante de Normandía La Meilleraye ("mosior de la Myllarada, almirante e lugarteniente del Almirante de Francia", según los documentos españoles).

Ahora bien; si tenemos en cuenta que por esta fecha, marzo de 1581, Catalina de Médicis había enviado (o enviaría tiempo más tarde) diferentes expediciones a las colonias portuguesas para sublevarlas en favor de don Antonio, prior de Crato, como la de Antoine Scalin en mayo de 1581 a las Azores, y las de jefe ignorado al Brasil y al castillo de Elmina, hay que pensar forzosamente que la expedición de Le Testu- La Motte, bajo la apariencia de viaje comercial-así se hicieron algunas de las otras-, debía llevar por auténtica misión establecer contacto entre el pretendiente portugués y las colonias lusitanas.

La flotilla francesa se hizo a la vela en El puerto de El Havre en el mes de febrero de 1581, dirigiéndose a las costas de Portugal y de allí a las Islas Canarias. La primera que avistaron fue la de Lanzarote, a mediados de marzo, en cuyo puerto de Arrecife recalaron con ánimo de piratear.

Los franceses aseguraron más tarde que habían desembarcado en tierra con bandera de paz y con propósito de comerciar lícitamente; pero de ser cierta esta última determinación no se compagina con sus primeros actos de vandalismo al tratar de apoderarse de los navíos españoles allí surtos y saquearlos a mansalva.

Se hallaban entonces fondeados en el puerto de Arrecife tres navíos españoles: dos, cargados de trigo, que se remitía a España, y otro de lana y quesos para vender en la isla de la Madera. Verlos los franceses y lanzarse sobre ellos fué cuestión de breves segundos.

Con este fin prepararon varias barcas, y acercándose a los navíos ahuyentaron a sus tripulantes a tiro de arcabuz y los asaltaron por la fuerza. Los franceses registraron los navíos sin quedar satisfechos de sus búsquedas, pues cuando comunicaron a Le Testu que contenían trigo, éste respondió decepcionado "que no quería ni trigo ni navíos". No obstante, las dos embarcaciones menores fueron saqueadas y su cargamento trasladado al navío mayor, que pretendían incorporarlo a la flota.

Pero no contaban los atacantes con las condiciones especiales del puerto de Arrecife, que requería marea alta para entrar y salir en el mismo; y así es que cuando fueron a franquearlo se encontraron con la barrera natural de escollos que impedían la salida.

Entonces optaron los franceses por desembarcar en tierra para robar, quizá con la esperanza de encontrar alguna provisión de buen vino, que era al parecer lo que con tanta ansiedad olfateaban.

La noche la pasaron, pues, los franceses en tierra en el saqueo y quema de algunos caseríos próximos, hasta que al amanecer una escuadra de 50 soldados con bandera decidió avanzar hacia la villa con ánimo de intimidar al conde de Lanzarote, obligándole a proveerlos de los víveres, mantenimientos y bebidas que necesitaban.

Este; que ya tenía concentradas sus fuerzas en el castillo de Guanapay, desde donde miraba vigilante los menores movimientos del enemigo, al darse cuenta de que avanzaban en tan corto número sobre la villa decidió cortarles el paso con sus milicias, y lanzándoles en vanguardia su propia infantería morisca, escaramuzaron contra ellos con tal ímpetu que les forzaron a huir precipitadamente, dejando en el campo tres muertos y un prisionero, sin otra baja por su parte que la del "quintador" Juan de León, que resultó herido en la refriega.

El prisionero, a quien a duras penas pudo salvar Rodrigo Barrios de las iras de los naturales, dispuestos a dejarlo tendido en tierra como a sus compañeros, llamábase Tomás Limonyer, y era natural de la comarca de Ruan.

Los franceses que huían se refugiaron entonces en el navío español que tenían dispuesto en el puerto de Arrecife, pero no sabiendo maniobrar con él hábilmente y viendo que los naturales desde las cercanías les atacaban "con piedras", sin descanso y con habilidad extraordinaria, tuvieron a la postre que desampararlo reembarcándose en sus propios buques.

Así acabó el desembarco de los capitanes Le Testu-La Motte en Arrecife, cuyo recuerdo totalmente desvanecido resucita ahora merced a la declaraciones de Tomás Limonyer y de algunos naturales testigos presenciales del mismo.

El conde de Lanzarote entregó el prisionero a Esteban de Jerez para que lo pusiese a disposición del Santo Oficio en Gran Canaria (prueba de que debía ser luterano), y en abril de 1581 ingresaba en las cárceles de la Inquisición en Las Palmas, sin que nada más sepamos de su suerte. (En: A. Rumeu de Armas, 1991)

1581 Marzo 1. Comienza la edificación de la primera Torre del templo de la secta católica  la Concepción. En Eguerew n Chinet (La Laguna-Tenerife). Actualmente pervive la tercera edificación realizada entre los años 1694-1697.

1581 Marzo 5.
A. I.: Patronato Real, leg. 267, núm. 1.: "Información sobre dos naos francesas que llegaron a la isla de Lanzarote en Canarias".

Dicha información la practicó el licenciado don Diego de Cabrera, juez de la Con-tratación de Indias en Gran Canaria el 5 de marzo de 1581 ante el escribano Lorenzo de Valenzuela.

Declararon como testigos en ella Esteban de Jerez, Gonzalo Lorenzo y el francés
"Thornas Lirnonyer", sirviéndole de intérprete Juan de Moya.

El juez de Indias mostró especial interés por enterarse de si 1os navíos iban al Brasil; “Thornas Limonyer” aseguró que no, insistiendo en que se dirigían a Cabo Verde. (En: A. Rumeu de Armas, 1991)

1581 Marzo 12. Los nuevos Inquisidores Osorio y Lorenzo anunciaron el 2 de marzo de 1581, por las plazas y calles de Las Palmas, que el 12 del mismo mes, se celebraría auto de fe en la plaza mayor de Santa Ana, con la solemnidad de costumbre.

Extenso era el desfile de las estatuas, que se habían fabricado en esta ocasión, y que llevadas cada una entre dos familiares y soldados de la fe, iban á ocupar un asiento en el tablado destinado á los reos.

Fácil es recordar, que cuando nos ocupamos del proceso del morisco Felipe, rico negociante de Lanzarote, añadimos, que se había fugado en un buque con su familia y otras personas, huyendo del auto de prisión lanzado contra él, su mujer y sus hijos, y
que después de instalarse en Berbería, ninguno volvió á las Canarias.

Estas estatuas, en número de treinta y una, eran las efigies de las personas, que habían acompañado al morisco fugitivo, y cuyo proceso, seguido desde aquella fecha, acababa de fallarse en rebeldía, condenándolas á ser quemados, por haber apostatado de nuestra Santa fe católica, y no acudir al benévolo llamamiento del Santo Oficio.

Publicaremos sus nombres, tales corno han llegado hasta nosotros.
Rufina Martínez, mujer de Sebastián de Cubas.
Isabel, negra, esclava de Juan Felipe.
Sebastián, negro) esclavo, hijo de la anterior.
Angélica, negra, esclava de Dña. Sancha de Herrera.
Inés Rodríguez, mujer de un sastre.
Catalina, negra, eslava de Juan Gutiérrez.
Juana, negra, esclava, hija de la anterior.
Diego, y María, hijos de Juan Felipe.
Isabel Ayala, hermana del mismo.
Ana, criada de la anterior.
Pedro, hijo de Diego Felipe.
Martín, morisco, esclavo de Juan Felipe.
Rodrigo, esclavo de Hernando Felipe.
Hernando, negro, esclavo de Juan Verde.
Sancha de Herrera sus bienes confiscados á la cámara y fisco
de S. M.»

Las personas, que como reos adornaban el estrado, y acompañaban las estatuas
eran:
Marcos Hernández y Juan Alemán, penitenciados con abjuración de levi.
Luisa Freile, mulata, cien azotes por bigama.
Hernando de Soria, penitenciado, con abjuración de vehementi.
Ana Perdomo, con sambenito y coroza.
Pedro de Vega, hijo que dijo ser del Canónigo Prior D. Juan de Vega, secretario
del Santo Oficio.
Jerónimo Hernández, Francisco Giménez
y Sebastián Rodríguez, reconciliados, y confiscados sus bienes.
Catalina Nuñez, penitenciada con abjuración de vehementi, era mujer de Francisco.

Juan Placeres, sacado por las calles á la vergüenza pública, y azotado.
Simón Álvarez, portugués, pajarero, condenado á que abjure de levi.

Pedro López, morisco, vecino de Tenerife, á doscientos azotes.
Luís Rodríguez, penitenciado, que abjure de levi y pague seis ducados.
y Domingo González, lanero, que abjure de levi, y se le den doscientos azotes.
Suponemos que la Inquisición tendría muchos verdugos, porque entre tormentos y azotes, se había de cansar pronto el brazo más robusto.

Tal fue el octavo acto de fe, en nada diferente á los anteriores. Lo que nos maravilla es que hubiese todavía quien dudara de unos principios religiosos, que bajo esa forma se propagaban, y que se encontrasen hombres bastantes estúpidos, que dieran ocasión a ser procesados. Verdad es, que si observamos la clase á que los reos pertenecían, nos convenceremos de que las mas elevadas estaban exentas de esos errores y blasfemias, que constituían en general el fondo de todos los delitos. Preciso era descender á las últimas capas sociales, para descubrir entre el fango de la miseria, del embrutecimiento y de la embriaguez, algunas frases, usos ó costumbres, que sirvieran de base a un proceso.

1581 Mayo 19.
Las islas, no vacilaron en reclamar, por la fecha de estas disposiciones, que fuesen de nuevo sustituidos por la Corona los gobernadores capitanes por gobernadores letrados. Así lo hizo la de Tenerife, que en sesión de su Cabildo de 19 de mayo de 1581 solicitaba del Rey la sustitución, alegando como motivo la pobreza de la ísla, que no podía sustentar a un tiempo dos jueces: el gobernador y su teniente letrado. (En: A. Rumeu de Armas, 1991)

1581 Julio 5.
Diego de Ayala y Rojas, conde de La Gomera, escribía al rey y le daba cuenta del paso por las islas de varios navíos franceses, que se entretuvieron en saquear las embarcaciones canarias en ruta, y de quienes supieron los tripulantes de estas últimas que se dirigían al estrecho de Magallanes. (En: A. Rumeu de Armas, 1991)

1581 Julio 20.

Título de Familiar del Santo Oficio de Canaria a favor de Juan Inglés del Castillo, vecino de Telde.

«Nos, los Inquisidores apostólicos, contra la herética pravedad y apostasía en estas islas y su Obispado de Gran Canaria, confiando en la bondad, quietud y llaneza de vos, Juan Inglés del Castillo, vecino de la Ciudad de Telde que es en esta Isla de Canaria, y que sois tal persona que con entera fidelidad, secreto y diligencia hacéis los negocios tocantes a la Santa Fe católica y todas las demás cosas que por Nos os fueren cometidas y encomendadas, por el tenor de la presente os nombramos y creamos Familíar de este Santo Oficio, y os admitimos y recebimos en él, para que podáis gozar y gocéis de todas las exenciones y previlegios y libertades que los tales
familiares suelen y deban gozar conforme a los sacros cánones, breves apostólicos ya las cédulas y preheminencias reales de S. M. y de los esclarecidos Reyes sus progenitores, para lo cual exortamos, amonestamos y requerimos, y si es necesario en virtud de santa obediencia y so pena de excomunión mayor y de cada 20.000 maravedises para los gastos extraordinarios de esta Inquisición, mandamos a todos y cualquier Jueces y Justicias que son o fueren en este nuestro Distrito, que no procedan contra vos en las causas criminales que tuviéredes, antes nos las remitan sin molestar ni vejar vuestra persona en bienes en manera alguna, y que en ningún tiempo ni lugar, aunque sea privilegiado, ellos ni sus ministros no vos tomen, pidan ni hagan tomar las armas ofensivas y defensivas que en vuestra persona trajéredes, ni parte dellas, y que vos reciban y tengan por tal familiar deste Santo Oficio, haciendo que en el libro del Cabildo y Regimiento, donde mandamos que os presentéis con esta nuestra Cédula, os asiente y registre el Escribano por uno de los familíares del número de la dicha ciudad de Telde, que a las espaldas della os lo dé por fe y testimonio, porque así conviene al servicio de Dios nuestro señor y al libre y recto ejercicio de este Santo Oficio, en testimonio dejo cual, y para que nadie pueda pretender ignorancía si pasase o contraviniese a lo dicho, os damos la presente, firmada de nuestros nombres y refrendada por uno de los Secretarios, en la Ciudad Real de Las Palmas a 20 días del mes de Julio de 1581 años.-Licencíado don Diego Ossorio de Cejas.-Por mandado de los SS. Inquisidores.-Pedro Martínez de Vega, secretario.(En: A.Millares torres 1977,t.III:368)

1581 Septiembre 23. Además de los autos públicos, solía celebrarse alguno ó algunos en la capilla particular de la Inquisición, en la Iglesia del Convento dominico ó en la Catedral, siempre que el Tribunal así lo disponía.

Tal fué el que tuvo lugar el 23 de septiembre de 1581, respecto del reo Sebastián Cardoso, cuya sentencia en su parte dispositiva, vamos á transcribir, porque es curiosa.
«y atento, dice, á que no hay auto de próximo. ni se espera que lo habrá tan pronto, y que éste es pobre, y come á cuenta del Fisco, que salga á la Iglesia Catedral de esta Ciudad, en día Domingo ó fiesta de guardar, en forma de penitente, con soga, coroza y vela, y que se le den cien azotes, y que abjure de levi; y que atento á que no hay comodidad por ahora para que pueda ir á galeras, sea desterrado perpetuamente de esta Isla de Canaria, el cual destierro salga á cumplir dentro de veinte días, y no lo quebrante, sopena que será castigado con muco rigor.

De modo que, porque éste era pobre, y comía á cuenta del Erario, tuvo la suerte de que despachasen pronto su causa, azotándole en seguida, y enviándolo para siempre fuera de la Isla.

Los que eran ricos, ó tenían al menos algunos recursos, se les daba de comer con el producto de sus bienes, que desde luego se embargaban y eran administrados por el receptor del Santo Oficio, cargo de mucha importancia, porque venia á ser el Tesorero ó ministro de Hacienda de aquel Estado, que vivía dentro del Estado, y que era más. poderoso que el mismo Estado.


1581 Noviembre 10.
Don Martín de Benavides, gobernador de Gran Canaria, daba cuenta al secretario Juan Delgado de un suceso ocurrido aquel verano a un navío isleño, que fue capturado por los franceses cerca de Lisboa, cuando navegaba conduciendo como emisario suyo al sargento Archidona, enviado a la corte para tratar de asuntos militares que afectaban al Archipiélago.

Archidona pudo ganar la libertad captándose la simpatía de los franceses, que accedieron a dejarle en tierra, en la isla de Gran Canaria, a primeros de noviembre de 1581. El gobernador Benavides se lamentaba en su carta del peligro en que vivían, pues eran tantos los corsarios apostados entre las islas, "que creo-decía-que no va a poder salir nadie que no lo tomen". (En: A. Rumeu de Armas, 1991)


1581 Diciembre.
En Europa a la muerte del Rey D. Sebastián de Portugal, y al objeto de que el Monarca español no uniera a su corona el reino de Portugal, Isabel de Inglaterra y Catalina de Médicis, apoyaron al pretendiente portugués D. Antonio, Prior de Crato, hijo bastardo del Infante Don Luís, tras la victoria de Alcántara de 25 de Agosto de 1580, Portugal quedó incorporado al Imperio español.

En Septiembre de ese año regresaba de América la flota de Indias cargada de riquísimos tesoros, y el pretendiente D. Antonio intentaba asaltarla para apoderarse de sus riquezas, por lo que D. Alvaro de Bazán se anticipó y salió al encuentro decidiendo apostarse en
Canarias, visitando con tal motivo La Gomera. Al anexionarse Portugal, era necesario conquistar su imperio colonial, y no obstante la oposición de Francia e Inglaterra, la Madera fue sometida por las huestes de D. Agustín de Herrera y Rojas, primer Marqués de Lanzarote. El lugarteniente de Bazán, Juan Martínez de Relcade, llegó a La Gomera en los primeros días de Diciembre de 1581; la ocupación de las Azores fue más costosa y difícil y se llevó acabo por las acertadas medidas de Bazán. (En: José María Pinto y de la Rosa. 1996)

1581 Diciembre 6.
El juez de Registros licenciado Cabrera escribía al presidente de la Casa de Contratación.

Sabemos por su misiva que los naturales de las islas de Lanzarote y Fuerteventura habían contado en los cuatro meses últimos más de 100 velas corsarias camino de las Indias Occidentales; que en el mes de agosto de 1581 los piratas franceses habían tenido la osadía de construir en la isla de Graciosa, con materiales que conducían en sus navíos., una galeota; que el 11 de noviembre una embarcación isleña, que transportaba a Lisboa vinos y mercaderías, había sido saqueada por corsarios franceses a. la altura de la isla de la Madera; que aquellos mismos piratas habían saltado luego en el sur de la isla de Gran Canaria, robando y quemando, y, por último, que dirigiéndose a las costas de Berbería habían robado otros tres navíos pesqueros del Archipiélago. (En: A. Rumeu de Armas, 1991).








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