Eduardo Pedro García Rodríguez.
Queremos ofrecer a los amantes de nuestra Historia Antigua unas notas en torno a la presencia en aguas de Añazu (Santa Cruz) de un mercader portugués, que visitó la isla en 1a segunda mitad del siglo XIV las cuales no me resisto a transcribir por la serie de datos que aporta dicho navegante, entre ellos nos habla de una “procesión” lo que nos afirma en nuestro planteamiento de la sacralidad del Barranco Santo o de Araguy, y que además vienen a confirmar nuestro aserto de que la actual ciudad de Santa Cruz de Tenerife no fue fundada por los españoles, tal como han venido sosteniendo algunos autores, indudablemente influidos por los poderes dominantes, pues antes de la llegada de los invasores existían núcleos de poblaciones guanches urbanamente organizadas, por consiguiente, no se pudo fundar lo que ya estaba fundado. En todo caso, los mencionados historiadores deberían hablar del establecimiento por la fuerza de algunos pocos colonos europeos especialmente marineros y pescadores en el desembarcadero de Añazu, pues como es sabido, Alonso de Lugo y sus huestes de mercenarios optaron por establecerse en La Jardina (La Laguna) expulsando o sometiendo a los primitivos habitantes guanches del lugar, ocupando las cabañas en que estos moraban, especialmente en las zonas hoy denominadas el Bronco (Brunku) La Concepción, y el Rodeo de la Paja (Chikayka), donde además existió un templo guanche el cual había pasado desapercibido para los colonos hasta que las obras de ampliación de la pista de rodadura del aeropuerto lo puso al descubierto siendo destruido por las maquinas excavadoras por orden del ingeniero español que dirigía las obras.
El primer establecimiento de europeos tolerado en las costas de Añazu tuvo lugar en 1465-1466, fecha de la construcción de la torre de contratación levantada por Diego de Herrera, posiblemente en las proximidades del Bufadero. Esta torre se mantuvo en activo hasta 1471-1472, fecha en que los guanches de Naga cansados de los continuos atropellos e insaciables sed de rapiña de los castellanos, decidieron ponerle cerco a la torre y destruirla.
Como vemos, la supuesta fundación de Santa Cruz de Tenerife así como la fecha atribuida, no dejan de ser una más de las tantas falacias históricas que han venido sosteniendo los historiadores oficiales u oficialistas.
Veamos lo que nos dice el viajero y mercader: <<Dimos fondo en Naga, ende sopla el mar (Bufadero) abía allí, un Bory,? Las Palmas allí no dan Támbaras, la fruta es como aceitunas negras muy gustosas, redondas sin punta. Sus casas ajustadas de piedras que llaman Zadrz, con muros muy ajustados y con orden que llaman Erhiud, que son dobles con techos de paja tierra y lajas, y dentro lo llaman Ijamen, delante un “camellon” para agua que cargan del Anu (pozo) que los hay muchos y muy güenos, y cuatro ríos Tamara azeite (hoy calle de Imeldo Serís) otro que pasa por una montaña Ayartegiote (¿Almeida?) y Argúagano (Tahodio) y Aragúy (Barranco de Santos) que tiene a la vera un canal de madera que llaman Errua.[1]
Esta gente es “Magica”, tienen “miedos” ponen piedras en los techos, para el “ojear” (para evitar el mal de ojos) que llaman Timgiziut y en las visas de los techos, en los pozos ponen una marmita (gánigo) tiznada boca abajo que llaman Zilcint. Tienen a la vera del río unas cuevas que llaman Agurran y chozas de caña que llaman Zejábez ende secan quesos y tasajos, en Añazo vimos, cosas raras, una procesión de jentío, que llevaban una joven en Parigüelas llena de flores y una banderola blanca. (¿Una princesa o sacerdotisa de Naga?) Tocaban con buen tono, panderos, pitos y tambores, con gran bulla y alegría cantaban todos ajustados Lal-l-Abuía.
En cuevas altas de las peñas, donde no llega cosa alguna, ponían sus muertos secos, los vimos, pero se ofenden y afrentan si alguien va a tocarlos.[2]
Pescan en canoas, gran cantidad de “Lejaron” con redes y rascas (nasas) de juncos.
Los niños y mujeres, cojen en los bajíos y restingas, cangrejos de dos clases “moros” y “judios”; burgados, almejas, bucinas y clacas, que comen con uffiuo. (¿gofio?)
Alevantamos ancora, dimos vela al N a un valle hermozo, que llaman Icure de Zalazar que vibe en Boavista de Porto Santo, que saca Campora Almacéga y Ambere y Orchilla del monte Naga, todo puesto en guardo en grandes Zasrafz en sus Edhar, vigilado por algunos Agr, en las montañas, por miedo al hurto, pues todo comerciaba el Rey con Zalazar.>>[3]
Febrero de 2008.
[1] Es digno de mencionar el topónimo Rua o La Rua, dado a un camino que transcurre por las faldas de la Sierra de Sejeita (Bronco, Lomo Largo) en La Laguna, por el que transcurrían las primitivas canales de madera que surtían de agua a la ciudad en los primeros tiempos de la colonización.
[2] Son notorios los trabajos de excavación realizados en necrópolis guanches de la zona por el investigador D. Luis Diego Cuscoy.
[3] Almáciga, resina que se obtiene del árbol del mismo nombre (Pistacia lentiscus). Se usa como astringente y como ingrediente de barnices y lacas. También es uno de los componentes de un adhesivo denominado masilla asfáltica. Recordemos que en Taganana existe un lugar llamado precisamente Almáciga.
Buenos días.
ResponderEliminarHace años que me dedico al estudio de la toponimia canaria en general, y en particular al mundo de las voces de origen prehispánico, así como a la etnobotánica isleña.
Me he llevado una gran sorpresa al leer este texto, pues, indudablemente, las noticias aportadas por este mercader portugués son muy interesantes. Sin embargo, observo que no se menciona aquí la fuente de procedencia de dicho texto. ¿Se trata de un manuscrito inédito? ¿Estamos ante una publicación? Creo que sería muy importante para los que nos dedicamos a la historia de Canarias conocer la referencia exacta de este texto, pues de lo contrario, siempre podría alegar algún historiador "oficialista" que el mismo es apócrifo.
Gracias de antemano por leer estas líneas, y felicitaciones por el blog.
Ahul Eduardo. Pâra no extenderme, mi pregunta es la misma que José Perera López
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