martes, 31 de enero de 2012

Las momias del Barranco de Guayonje (Tacoronte)

"Al principio de este siglo XIX, unos orchilleros descubrieron otra caverna situada en uno de los barrancos de la costa, entre los pueblos de Tacoronte y El Sauzal... Entre las momias que se sacaron de la cueva de Tacoronte, se encontró una cuyo cuerpo había pertenecido a una vieja, y que había sido desecado en una posición acurrucada, las piernas dobladas sobre las rodillas(...) La cabeza se hallaba cubierta de una capucha y parecía estar bastante bien conservada; los juanetes de la cara se hallaban muy salientes, la frente estrecha y arrugada, la nariz pequeña y la boca muy hendida" (Berthelot, 1840-42/1978: 96), una zona que se ha identificado con el Barranco de Guayonje (Rodríguez Martín, 1995: 160). Las momias nos indican que en el barranco o en sus inmediaciones residían miembros del linaje del mencey o achimencey (Espinosa, 1594/1980: 42), situándose en las inmediaciones del camino del Rey (Escribano y Mederos, 2003).

La primera referencia que señala la presencia de esta momia en los orígenes del Museo de Sebastián Pérez-Yanes Casilda en Tacoronte, probablemente una de las primeras del grupo que consiguió reunir, es la visita en 1848 de Thomas Debary (1851/1992: 37) quien señala como "lo más curioso para nosotros, una momia; estaba en postura sentada, embalsamada y envuelta en una piel de cabra". La postura sentada sólo puede identificarse en Tenerife momias sentadas en cuclillas, como sucede en ejemplares americanos.
Posteriormente vuelve a ser descrita en el Museo Casilda en la década de 1870, pues se mantienen dos elementos de identificación, su supuesta atribución a una mujer senil y la posición doblada de las rodillas. "Entre esas momias, se encuentra la de una reina: está acurrucada sobre sus rodillas, en la misma posición que tenía cuando la encontraron. Para verla mejor, he abierto la puerta de cristal del armario en que está encerrada, pero un olor nauseabundo me obligó a cerrarla rápidamente. El rostro está horriblemente contraído; los ojos, las orejas, la nariz, los labios, los dientes, incluso los cabellos, están perfectamente intactos. Estos cabellos son lisos y largos(...) El cuerpo está envuelto en pieles de cabra, cosidas con tiras de cuero y oscurecidas por el tiempo" (Leclercq, 1880/1990: 175-176).

Estas dos características, mujer y la posición doblada de las rodillas, vuelven a ser mencionadas cuando Oliva Stone visita el Museo Casilda el 30 de Octubre de 1883, acompañado por la mujer de Diego Le Brun y sus hijas, el nuevo propietario de la colección, "Otra momia, de una mujer, que , según dicen, se encontró a medio camino en la cima del Pico, tenía las piernas dobladas hacia atrás por las rodillas, hasta tocar las caderas y, en esa posición, medía tres pies y cuatro pulgadas" (Stone, 1887/1995/1: 496-497). La mención a una supuesta procedencia cercana al Teide, y explica la posterior posible atribución de la momia a La Orotava por Béthencourt Alfonso.
Esta momia fue posteriormente descrita con el número 1899 IV-7-1, de la Colección Casilda de Tacoronte, donde se mantiene el detalle de la flexión de las rodillas y es por primera vez atribuida a un hombre, " dicen hberlas encontrado en la Orotava (...) Lo primer que llama la atención es que se la ve doblada por las rodillas, e inclinada las piernas (...) el pie derecho está debajo del izquierdo (...) y la mano izquierda está como tapando la derecha, como hacia la mitad de los muslos (...) la cabeza caída sobre el hombro izquierdo; y el eje del cuerpo como doblado lateralmente sobre el mismo lado. Algunas de las correas con que le aseguran sus envolturas son del ancho de dos dedos. La capucha que cubre la cabeza tiene seis envolturas; y una de ellas sale como la forma de una abanico abierto, por uno y otro lado, con lo más delgado buscando la parte inferior de la barba, donde se anuda; también tiene algunas correas circulares en derredor del cuello, como para ajustarle las pieles al pescuezo. Los dedos de la mano están como ríspidos. Todo es de color chocolate. El aspecto del semblante y el desarrollo orgánico hacen creer que es hombre" (Bethencourt Alfonso, 1994: 545-546, 553; Rodríguez Pláceres y Sosa, 2002: 188 fot. 6.1.28).

Por otra parte, dada la especial posición que tenía la momia, "las piernas dobladas sobre las rodillas" y su carácter de hombre adulto, creemos que podemos atribuirla a una de las que se conservó en el Museo Casilda de Tacoronte, posteriormente vendida en 1898 a un coleccionista en Argentina (vide supra, 1.2), pasar después al Museo de la Plata y el de Cienciass Naturales de Necochea, y recientemente recuperada por el Museo Arqueológico de Tenerife dentro de un acuerdo de restitución del patrimonio cultural que tiene el gobierno argentino de los restos humanos depositados en museos o colecciones privadas a las comunidades de origen.

La momia corresponde a un varón adulto, entre 25 y 29 años, de constitución robusta en posición fetal lateral flexionada y 1.73m de altura. Presenta en la cabeza una lesión osea en el temporal izquierdo, fruto de un tumor maligno o infección, que se intentó curar mediante una trepanación, la cual acabó provocándole la muerte. Esto motivó que antiguamente la cabea fuese separada del tronco para ser objeto de investigación en La Plata. El cuerpo no presenta la práctica de la esviceración porque conserva el pulmón, bolsa pericárdica, hígado e intestinos. La momia ha sido datada ca. 830 d.C. El dato más interesante, y excepcional de momento en el resto de las momias canarias, es la flexión extrema de las rodillas, que debió realizarse mendiante presión cuando el cadáver había recientemente fallecido, quizás para adaptarlo a una cueva de enterramiento con poco fondo (Rodríguez Martín et alii, 2005: 101-104, fig.1 y 2005:270, fig.3).
Fragmentos de una segunda momia de esta misma procedencia es posible que sean los restos de 1899 IV-8-2, "Una calavera con parte del cuero cabelludo de color rojizo sucio, como de una cuarta de largo, fino y ligeramente ondulado, casi lana. El cráneo parece de mujer, y como de 25 a 35 años. La parte de cabello corresponde a las puntas más próximas al frontal. Son de un color rubio más subido atrás, que es como más achocolatado. Estos restos de momia, no tienen filiación; si bien está en una alhacena que dice 'momias guanches'. Esta relación con la momia IV-7-1 puede hacerse porque en la descripción de las supuestas momias de La Orotava se habla de momias en plural, como en el hallazgo de Tacoronte, y continúa así "IV-7-1.(B). Esta momia está en la alhacena, como la anterior (que está incompleta) y dicen haberlas encontrado en la Orotava" y en los dibujos originales aparecen juntas (Béthencourt Alfonso, 1994:545-546,553).
Fragmento del libro PREHISTORIA DE LA COMARCA DE ACENTEJO. EL MENCEYATO DE TACORONTE (TENERIFE).

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