sábado, 21 de enero de 2012

DIARIO DEL CAPITAN VANCOUVER

1791 abril 28.
(fragmento).

“ 1791 28  de abril, en la mañana del 28 divisamos el Pico del Teide cuando la brújula marcaba unas dieciséis leguas de distancia al suroeste; y por la tarde, cuando nos aproximába¬mos a la rada de Santa Cruz, nos encontró el práctico, quien si¬tuó el barco en lo que dijo que creía el mejor fondeadero de la rada y la embarcación auxiliar Chatham en nuestra inmediata cercanía.

Cuando el barco estuvo anclado, se envió a un oficial para informar al gobernador de nuestra llegada y solicitar su permiso para tomar a bordo tanto vino y provisiones frescas como necesitábamos. El oficial fue recibido amablemente y al día siguiente el contratista fue instruido para que nos suminis¬trara los diferentes artículos que nos eran necesarios.

Domingo, 1a de mayo.- Acompañado por Mr. Broughton, Mr. Menzies y algunos de los oficiales, el viernes por la mañana cumplimentamos a Su Excelencia, el Señor Don An¬tonio Gutiérrez, gobernador general de Canarias, que enton¬ces residía en la ciudad de Santa Cruz. Este nos recibió con la cortesía habitual en estas ocasiones y nos garantizó su buena voluntad para proporcionarnos toda su ayuda, pero presen¬tando sus excusas porque la pobreza del país le impedía invi¬tarnos a comer. Acompañado por el mismo grupo, el domingo visité La Laguna y después de haber satisfecho nuestra curio¬sidad de su aspecto exterior, regresamos a Santa Cruz y cena¬mos con Mr. Rhoney, un caballero irlandés a cuya hospitalidad estamos sumamente agradecidos. Si no hubiésemos tenido la suerte de encontrarlo inmediatamente después de nuestra lle¬gada, hubiéramos tenido muchas molestias, ya que en la isla nadie se mostró inclinado a ofrecernos un refugio contra los abra¬sadores rayos del sol o a proporcionarnos el mínimo refresco.

Jueves 5- Esta mañana tuvimos la mortificación de en¬contrar el cable de proa cortado casi por la mitad, lo que pare¬cía haber sido ocasionado por un ancla que estaba en el fondo. La pérdida de un ancla en una situación donde no se podía con¬seguir otra, era un tema preocupante; ningún esfuerzo fue aho¬rrado para recuperarla hasta que, por la tarde, todos estos es¬fuerzos se mostraron inútiles.

Temiendo que otras anclas per¬didas pudieran estar en su vecindad, levamos anclas, fuimos más afuera y anclamos de nuevo a 30 brazas, en un fondo blan¬do, oscuro y cenagoso, mezclado con pequeñas conchas blan¬cas, teniendo situado más al norte el campanario de la iglesia, en línea con el centro del malecón, marcando la brújula N. 48 O., y estando situado el fuerte más al sur, S. 71 O., a unos tres cuartos de milla de la ciudad. Este fondeadero parecía ser mu¬cho mejor que el de nuestra primera situación y era casi tan ac¬cesible al lugar de desembarco como el anterior, sin el riesgo de dañar los cables por las anclas que los pequeños navios po¬dían haber perdido cerca de la orilla y que es el único peligro que se percibe, pues el fondo es de buena tierra de asimiento y según todos los indicios perfectamente libre de rocas.

Sábado 7.- El oleaje que golpeaba con gran violencia en la orilla durante los primeros días y el mal abrigo que contra él proporciona el malecón, hicieron que hubiera mucho retraso para que el Chatham tomara a bordo lastre de guijo e impidie¬ron la conclusión de este objetivo hasta tarde en la noche del sábado. Entonces nos hicimos a la mar y pusimos rumbo al sur.

El lastre que el Chatham había tomado a bordo verda¬deramente le impedía estar muy celoso, pero no parecía haber contribuido a su navegación, ya que el Discover todavía man¬tenía una gran superioridad en este aspecto.

No habiendo imaginado que estuviéramos detenidos tanto tiempo en Tenerife, no di ningún paso para hacer obser¬vaciones astronómicas en la orilla; las que tomamos a bordo muestran que, según el cronómetro, la longitud es de 16° 17' 5", sólo 50" hacia el oeste de la verdadera longitud, como se esta¬blece en las tablas exactas; la latitud, según nuestras observa¬ciones, es de 28° 28' 38" y la variación, según el resultado me¬dio de todas nuestras brújulas, es de 16° 38', diferenciándose occidentalmente de 15° 58' a 17° 17'.

Para información de los que puedan estar inducidos en visitar Tenerife en esta época del año con la esperanza de pro¬curarse víveres, tengo que observar que encontramos el vino, el agua y la carne de vaca sumamente buenos, pues algunos días nos vimos obligados a tomar suministros de la última por mar, pero las frutas, las legumbres, aves de corral y toda clase de ganado eran muy ordinarios y exorbitadamente caros." (En: A. B. Ellis, 1993. Ed. J.A.D.L.: 131 y ss.).

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