jueves, 20 de febrero de 2014

“AFORTUNADAS”




A La historia del cabotaje en Canarias, que todavía está por escribir en profundidad, pertenece el buque “Afortunadas”, al que vemos maniobrando para atracar en el puerto de la capital palmera.  La imagen la hemos visto en la página facebook Fotos Antiguas de Tenerife y es un documento interesante. Cargado con una espectacular cubertada de troncos de madera y sacos que bien pudieran ser de carbón, da la impresión de que pudo haber cargado en los pequeños puertos y tenederos del norte de La Palma.

Este buque, de casco de madera, fue construido en los varaderos del puerto de Luz, en Las Palmas de Gran Canaria, con el nombre de “San Antonio” y entró en servicio en 1928. En sus primeros años navegó como velero puro y en fecha que no hemos podido precisar se transformó en motovelero. En 1958, la sociedad Las Afortunadas compró este buque y entonces se decidió su transformación en motonave en las instalaciones de Industrias Marítimas de Tenerife y a mediados de mayo de 1959 volvió de nuevo al servicio con el nombre de “Afortunadas”.

Por entonces era un buque de 157 toneladas de registro bruto y 200 toneladas de peso muerto, siendo sus principales dimensiones 27,90 m de eslora total, 8 m de manga, 2,92 m de puntal y 3,30 m de calado. El nuevo motor era un Alpha, fabricado por la firma danesa Burmeister & Wain, de 310 caballos de potencia, con el que alcanzó una velocidad de 10 nudos en las pruebas de mar. Tenía una autonomía de 2.800 millas, lo que equivalía a casi doce días de navegación.

A finales de 1971 el buque pasó a la propiedad de los Hermanos Negrín, armadores de Hermigua (La Gomera), manteniéndolo en servicio sin cambiar de nombre. El 19 de septiembre de 1973 zarpó de Santa Cruz de Tenerife en viaje a San Sebastián de La Gomera, con 60 toneladas de carga. En la madrugada siguiente embarrancó en la Baja de Beltrán, cerca del Porís de Abona. Debido a una explosión, el casco del buque se partió en dos, perdiéndose definitivamente, aunque los tripulantes no sufrieron daño y lograron ponerse a salvo. (Juan Carlos Díaz Lorenzo)


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