sábado, 5 de octubre de 2013

CAPÍTULO XXXV –III



EFEMERIDES CANARIAS
UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS
PERÍODO COLONIAL, DÉCADA 1731-1740 

CAPÍTULO XXXV –III 



Eduardo Pedro García Rodríguez
1744.
En la época que nos ocupa, el tipo de carta utilizada para la navegación es la carta mercatoriana. A la sazón, el uso de las cartas ya no se relaciona con el levantamiento de mapas o el reconocimiento de las siluetas de los países, sino, como señala Suay, (2000: 84) para determinar la distancia entre diversos puntos de la carta y el rumbo necesario para llegar a ellos o para evitarlos. La principal ventaja de la carta mercatoriana es que, sobre ella, la derrota loxodrómica puede trazarse como una línea recta.
La necesidad de que los pilotos de Indias tuviesen conocimientos de cartografía se pone de manifiesto desde época muy temprana, cuando el Consejo de Indias emite una Real Cédula el 2 de agosto de 1527 en la que se regulan por primera vez los contenidos de que debían examinarse dichos pilotos. Entre otras cuestiones se establece que cualquiera que quisiese ser piloto debería tener «su carta de marear» a la vez que debería saber «echar punto en ella», esto es, determinar la posición del navío. (Martín, 2003: 676-681).

1744. Isla de La Gomera. Los Gomeros se alzan una vez más contra el régimen señorial de los invasores europeos.
 
1744. La Vega, Tamaránt (G. Canaria). Los vecinos se alzan contra el alcalde y regidor perpetuo don Juan de Meneses.

1744. Octubre. Apertura de la Nueva Universidad de letras en el convento de San Agustín que es suprimida en 1747 por orden del rey español Fernando VI. Se reabre nuevamente en 1792 aunque dicha orden no se lleva a efecto hasta 1816, por orden de, Borbón  Carlos IV. Nuevos avatares históricos ocasionan un nuevo cierre en el bienio 1823-1825, reabriéndose durante el lustro siguiente. En 1845 se suprime nuevamente creándose en Eguerew (La Laguna) el Instituto Provincial.

1744 Junio.
A los cinco años de un agitado período de gobierno en esta colonia, el general Bonito se vio relevado por don José Masones de Lima, que llegó a Las Palmas en junio de 1744. Después de tomar allí posesión de su destino se trasladó a Chinech (Tenerife,) en cuyo puerto de Añazu (Santa Cruz) fijó su residencia como desde Valhermoso acostumbraban hacerlo estas autoridades coloniales.

Uno de los actos más trascendentales de su administración, fue su asistencia a la apertura de una universidad literaria en el convento de San Agustín de la ciudad de Eguerew (La Laguna,) tan pronto abierta como cerrada por las intrigas y celosa envidia de otras comunidades religiosas de la colonia.

Al año siguiente (1745), el mismo general obsequió al marqués de Caylus, jefe de una escuadra francesa de seis navíos de guerra que se dirigía a las Américas y aportó a Añazu (Santa Cruz) en febrero de aquel año. Poco después una larga y penosa enfermedad le llevó al sepulcro.

En septiembre de 1747 llegó de comandante general de esta colonia don Juan de Urbina, a quien todos elogiaban por su pericia militar adquirida en las guerras de Italia. Sin embargo, no por eso consiguió ahuyentar del Archipiélago la plaga de corsarios que arruinaba el comercio e interrumpía diariamente las comunicaciones, haciendo casi im-
posible la navegación interinsular. Por último, la paz de Aquisgrán, cuya noticia llegó a las islas en mayo de 1749, llenó de regocijo a sus habitantes, devolviéndoles, por decirlo así, la libertad de acción que tanto habían deseado, encerrados como se hallaban en sus respectivas islas sin atreverse a salir de ellas. Si bien, según acabamos de afirmar, fue grande el júbilo de los criollos canarios, lo acibaró un poco el carácter violento de Urbina que, sin reconocer fuero ni ley y obedeciendo sólo a sus caprichos, ejercía la autoridad con un despotismo tan feroz que ni las circunstancias ni los tiempos podían ya
consentir. Esta conducta dio lugar, como en otras ocasiones, a quejas y memoriales a la Corte española que dieron al fin por resultado la llegada a las islas de un visitador especial, que lo fue don Pedro Alvarez, alto empleado de hacienda, provisto de Órdenes misteriosas que a todos alcanzaban y nadie conocía; el cual, después de tomar notas y oír a los agraviados, concluyó por marchar de acuerdo con Urbina, con quien por último tuvo que reñir, saliendo de la provincia casi huyendo de la terrible cólera del general.

A pesar de estos escandalosos hechos, era aquella una época que favoreció mucho a las
poblaciones de Añazu (Santa Cruz) y Eguerew (La Laguna.) El corregidor don Anselmo Quintín y Aznar y el que en este empleo le sucedió, don Juan Núñez Flores de Arce, dotaron la capital de Tenerife con un camino de coches que enlazaba el puerto con la ciudad, aumentaron las fortificaciones, construyeron un depósito de pólvora, pusieron un reloj en la torre de la parroquia de los Remedios, adornando suntuosamente las casas consistoriales, abriendo paseos y fundando un pósito con 10.000 fanegas de trigo para atender a las necesidades de los labradores. (A. Millares T. 1977)
           
1744 Diciembre 12. El pueblo de Tazacorte en Benahuare (La Palma) sufrió grandes destrozos por la gran avenida el barranco de "Tenisque", así como los ingenios y su ermita.

1745. En el puerto de Las Nieves  en Agaete, Tamaránt (Gran Canaria), una escuadra de cuatro barcos corsarios ingleses, que había apresado dos balandras francesas y dos barcos canarios en la punta de Anaga, en Chinech (Tenerife) pretendió hacer su aguada, siendo rechazada, por los milicianos de la comarca.

1745
Señalábase aquella época en los fastos del ayuntamiento con la memorable y feliz visita que hizo de sus propios, rentas, policía y gobierno económico don Tomás Pinto Miguel, entonces regente de la Audiencia de Canarias y después del consejo real de Navarra y del supremo de Castilla. Bastante necesidad tenía la ciudad de la inspección y luces de un ministro tan inteligente como éste, que, redimiéndola de los antiguos abusos, atrasos y malas versaciones que la oprimían, la restituyese a su primitivo arreglo y esplendor.

Para desempeñar la real orden con que se hallaba, pasó el señor Pinto Miguel a La Laguna desde principios de 1745. Reconoció los instrumentos justificativos y títulos de pertenencia de los propios. Vio que el cabildo tenía muchas deudas, empeños, créditos, devociones costosas y excesivos salarios; que los caminos, calles, cañerías y demás obras públicas necesitaban de grandes reparos, y que de todo resultaban contra los concejales cargos de negligencia. Habiendo, pues, obtenido real condonación a favor de ellos y declarado la legitimidad y fincas de los propios y arbitrios, pasó: 

1º.- A hacer un nuevo plan de valores, con aumento considerable de las rentas. 

2º.- La asignación de sueldos y salarios que se debían satisfacer.

3.º.- La instrucción para la administración en lo sucesivo.

4º.- El reglamento para el desempeño y satisfacción de las deudas, que ascendían a 24.000 pesos. [...] (Viera y Clavijo, 1991)
1745 Febrero 10. El título de Marqués del Sauzal es otorgado, por Real Decreto al criollo Cristóbal Joaquín Franchi y Benítez de Lugo, I Marqués de la Candia, por Felipe V. Cristóbal de Franchi, murió en Sevilla sin descendencia, siendo  heredado el título de Marqués del Sauzal por su hermano  Juan Bautista Franchi y Benítez de Lugo.
1745 Mayo 9. En Winiwuada n Tamaránt (Las Palmas de Gran Canaria) el mayordomo de la Hermandad de San Telmo, el hawara (palmero) Valentín Concepción, solicita a la cofradía que facilitara los fondos necesarios para la construcción de una ermita de la secta católica en el lugar. Las obras comenzaron un día como hoy y finalizarían el 20 de mayo de 1747. El obispo católico Codina la convirtió en parroquia en el año de 1842, bajo la advocación de San Bernardo.

1746. Se dice que los maravedíes que hay en la isla Erbania (Fuerteventura) no pasarán de 40.000 reales en cobre, casi ninguno en plata, por lo que se comercia con frutos de la tierra, obligándose a embarcar granos a Tenerife, siempre demandante, para hacer plata en tesorería.
 
A partir de estos años calamitosos que se inician en l721, la situación en la isla se estabiliza aparentemente, puesto que unos cincuenta años después el fantasma del hambre y la miseria vuelve a rondar a la isla de "las mayores desgracias", puesto que en 1769, se inicia la gran segunda gran hambre de su historia, que culmina en la sequía bíblica  de 1771. Ya el año 1768, fue malo con falta de pastos y hierbas en la isla, hasta el extremo que el Cabildo acuerda, que el ganado se someta a control y vigilancia en las zonas donde ha de pastar. En el mismo año 1769, los habitantes de la Isla comienzan a emigrar a Chinet (Tenerife), problema que alcanza de lleno esta vez a Titoreygatra (Lanzarote), obligando a sus gentes igualmente al desplazamiento forzado, para paliar el hambre.

1746 Mayo 16. Muere Teguise, Titoreygatra (Lanzarote) a los 63 años de edad el criollo Antonio Clavijo, primer prior del convento domínico de la secta católica de Teguise, gran teólogo, predicador ilustrado y calificador del Santo oficio.
1746 Julio 9.   Sepan quántos vieren la presente como Nos. D.n Miguel Jimagara y Bargas Vesino de esta Ciudad, y Domingo Guerra Vesino de Arucas en los trapiches. Juntos de mancomun a Vos de uno y Cada uno de nos de por si invalidum con renunciasión de las leyes de la mancomunidad divición excusión authenticas y demas de este Caso: Otorgamos que por nos y nros. herederos y subsesores vendemos Realmente, y con efectos desde aora, y para siempre jamas a Joseph Rivero Vesino de Arucas para el subsodicho, y quien su dho. representante es a saver un Cercado de tierra Labradía que se compone de tres fanegadas poco mas o menos que tenemos adonde llaman la Suerte del Saus Jurisdición de Firgas que las dos fanegas, y medía son mias, y me pertenesen a mi el dho. D.n Miguel que tube y heredé de mis Padres, y la otra media fanegada me pertenese a mi el dho. Domingo Guerra que Compré a Alexandro de Mederos Cabrera por escritura ante el presente Escrivano en diez y nuebe de Febrero pasado de este presente año, que toda la dha. tierra está en un Cuerpo y linda por arriva con tierras de Marcos de la Antigua, por avajo tierras y Cercado de los Morejones por un lado tierras de D.a Josepha del Castillo Olivares y por el otro tierras de Francisco Montedoca que la vendemos con todas sus entradas y salidas Usos. Constumbres quantas tienen y les pertenece de dho. y por libres de Atributo Carga ni obligación que sobre ellas tenga persona alguna y en precio y quantía de tres mil y quatrocientos mv. que por su valor y precio nos ha dado, y pagado y da y paga en esta manera: en mil y quatrocientos mv. que confesamos haver resivido antes de aora en dinero de contado, moneda usual y corriente en estas Islas que por sesciento, y no pareser de presente renunciamos la exepción de la non numerata pecunia leyes de la entrega, y prueba de su Vesino en forma Del resto cunplimiento al precio desta venta que son mil y seiscientos mv. que de presente nos da y paga el dho. comprador en reales de a ocho moneda de plata Corriente por precencia al presente v.v.no y tgos desta carta de que Yo el de ella doy fee que por mi precencia y de dhos. tgos. de exhibio la dha. cantidad, y los vendedores la contaron y la lleuaron a su poder dandose por a su boluntad sobre que otorgamos Vesino y Carta de pago en forma, con lo qual nos. los dhos. vendedores declaramos que el dho. precio de los tres mil y quatrocientos mv. es el Justo y legitimo Valor que tiene la dha. tierra de esta venta, y lo mismo en que fue apresiada por Esteban Rodriguez y Franco de Montesdoca Peritos Labradores nombrados de conformidad por ambas partes, y no vale mas, pero si aora ó en algun tiempo mas valiere de su demacía y mas Valor que tengan, hasemos a dho. comprador gracia y donacion perfecta con todas las insignuaciones y solemnidades en dho. requeridas aCerca de lo qual renunciamos la ley del ordenamiento Real, y demas de esta rason, y desde oy dia de la fha. de esta escrituras para siempre jamas nos desistimos y apartamos de la Real tenencía pocesíon y Señorío q.e a dho. Cercado de tierra havíamos, y teníamos, y todo ello con dros. y acciones lo cedemos renunciamos y traspasamos en el dho. comprador y los suios a quienes damos poder para que Judicialmente o como quisieren tomen y aprehendan su pocesion que la tomaren, abremos por firme aora y en todo tiempo y en el interin nos constituímos inquilinos para dársela Cada que se nos pida, y demande y como R.es vendedores nos obligamos a la divicion seguridad y saneamiento de esta venta en la mas vastante forma que por dho. podemos y devemos ser obligados, y al cumplimiento de lo que dho. es, nos obligamos con nras. Personas, y bienes Rayses, y muebles havidos y por haver damos poder a las Justicias, y Juezes de Su Majestad p.a que lo manden guardar y Cumplir como veniencia pasada en Cosa Jusgada renunciamos las leyes fueros y dros. de nro. favor y la gral. q.e las prohive en forma = En Cuis Testimonio otorgamos la presente en esta Cuidad de Canaria a nuebe de Julio de mil Setez. quarenta y seís años, Y los otorgantes q.e Yo el esno doy fee conosco asi lo dijeron y firmo el dho. D.n Miguel, y por el dho. Domingo Guerra que dijo no saver un tgoo. a su ruego siendolo presentes D.n Ignacio Joseph Sardo y D.n Joseph Carros Vesinos desta Cui.d y D.n Juan Matheo Vez.o de Arucas = Miguel Jimagada, y Bargas = Por tgo. = Ignacio Jph. Sardo = Ante mi = Lorenzo Rodriguez Gomez ss.no puco = en tremv = dho. = Vale
Concuerda con su original que paso por ante Lorenzo Rodrig. Gomez, ss.no puco que fue del numero de esta Ysla mi antesesor a que me remito y en virtud del decreto que va por canesa signo y firmo presente
  En testimonio a vendas.  Lorenzo Joseph Herz. Millarez. s.no puco  
(Mª Teresa Cáceres Lorenzo)

 1747 Mayo 15. En la parroquial del templo de la secta católica en Eguerew (La Laguna) y en el de Los Remedios, los criollos,  colonos y empleados de la metrópoli celebran  funerales por el rey español Felipe V, fallecido el 9 de julio de 1746.

1747 Mayo 21. En Winiwuada n Tamaránt (Las Palmas de Gran Cnaria) se inaugura la ermita de la secta católica  San Telmo después de su reconstrucción. Esta ermita debe su nombre a San Pedro González Telmo y fue edificada en el siglo XVI. Aparece señalizada en los planos del ingeniero militar Leonardo Torriani (1509). Quedó destruida durante la invasión holandesa de Van der Doez por haber servido de fortín a los defensores de la ciudad y las obras de reedificación comenzaron en 1694. El retablo mayor se construyó en 1766 y al año siguiente se doró el techo mudéjar del presbiterio. El pequeño púlpito data de 1784. El 20 de agosto de 1849 el obispo de la diócesis decretó que la ermita de San Telmo se convirtiera en parroquia, con el nombre de San Bernardo, funcionando integrada en la de San Francisco. Esta situación se prolongó has el mes de marzo de 1868 en que comenzó a funcionar en propiedad, siendo su primer párroco Inza Morales.

1747 Septiembre.
Llegó de comandante general don Juan de Urbina, a quien todos elogiaban por su pericia militar adquirida en las guerras de Italia. Sin embargo, no por eso consiguió ahuyentar del Archipiélago la plaga de corsarios que arruinaba el comercio e interrumpía diariamente las comunicaciones, haciendo casi imposible la navegación interinsular. Por último, la paz de Aquisgrán, cuya noticia llegó a las islas en mayo de 1749, llenó de regocijo a sus habitantes, devolviéndoles, por decirlo así, la libertad de acción que tanto habían deseado, encerrados como se hallaban en sus respectivas islas sin atreverse a salir de ellas.

Si bien, según acabamos de afirmar, fue grande el júbilo de los canarios, lo acibaró un poco el carácter violento de Urbina que, sin reconocer fuero ni ley y obedeciendo sólo a sus caprichos, ejercía la autoridad con un despotismo tan feroz que ni las circunstancias ni los tiempos podían y a consentir. Esta conducta dio lugar, como en otras ocasiones, aquejas y memoriales a la Corte que dieron al fin por resultado la llegada a las islas de
un visitador especial, que lo fue don Pedro Alvarez, alto empleado de hacienda, provisto de Órdenes misteriosas que a todos alcanzaban y nadie conocía; el cual, después de tomar notas y oír a los agraviados, concluyó por marchar de acuerdo con Urbina, con quien por último tuvo que reñir, saliendo de la provincia casi huyendo de la terrible cólera del general.

A pesar de estos escandalosos hechos, era aquella una época que favoreció mucho a las
poblaciones de Santa Cruz y La Laguna. El corregidor don Anselmo Quintín y Aznar y el que en este empleo le sucedió, don Juan Núñez Flores de Arce, dotaron la capital de Tenerife con un camino de coches que enlazaba el puerto con la ciudad, aumentaron las fortificaciones, construyeron un depósito de pólvora, pusieron un reloj en la torre de la parroquia de los Remedios, adornando suntuosamente las casas consistoriales, abriendo paseos y fundando un pósito con 10.000 fanegas de trigo para atender a las necesidades de los labradores.

Se concluía entretanto en Las Palmas la iglesia de los jesuitas, cuya solemne consagración tenía lugar el 25 de febrero de 1756, y se reedificaba el célebre santuario de Teror, cuyos cimientos, minados por las aguas, amenazaban arruinar el edificio.

Levantóse, asimismo, la ermita de San Antonio Abad, en cuyo recinto habían pasado los más interesantes sucesos de la conquista; sin que, doloroso es decirlo, se conservara un diseño de su primitivo aspecto.

Alentado con la impunidad o con la complicidad vergonzosa del gobierno de la metrópoli, continuaba Urbina sus desafueros y atropellos sin que poder alguno le detuviese en su camino, hasta que, a la muerte de Fernando VI, se consiguió que la voz de la provincia fuese escuchada, dándole sucesor en el mariscal de campo don Pedro Rodríguez Moreno. Antes de su llegada, ya las Canarias habían levantado pendones por el rey Carlos III. En los tres primeros días de junio de 1760 se verificó su proclamación en La Laguna y el 25 de julio en Las Palmas, en cuya tarde, y en medio de los anunciados festejos, quisieron los criollos canarios asaltar la casa donde se hallaba establecido el estanco del tabaco, por haber supuesto que el nuevo rey había abolido aquel odiado monopolio; pero habiendo acudido las tropas de la guarnición y algunas personas principales, cesó el tumulto y se restableció el orden. La función religiosa tuvo efecto el 27 en la iglesia catedral y hubo después vistosas mascaradas, autos y comedias que se representaron públicamente en la plaza llamada de Los Alamos. Eran estas ocasiones las elegidas con frecuencia por el pueblo para dar noble muestra de su lealtad, interrumpiendo así su triste y monótona existencia. Creían los isleños al principio de cada reinado que iban a verse libres de sus empleados rapaces, de jueces prevaricadores y de despóticos generales. Inocentes esperanzas que muy luego se encargaba de desvanecer el curso mismo de los sucesos. Millares T. 1977)
1748. Se produce en Tedote n Benahuare (Santa Cruz de La Palma),  sufrió calamitosas cosechas de grano como consecuencia de la cual la isla padeció una gran hambruna.
1748 Febrero 1.
Nace en Puerto Mequinéz (Puerto de la Cruz) el criollo Agustín Bethencourt Molina.
Estudió en Madrid (España) con mucho aprovechamiento las artes mecánicas y luego las ciencias fisicas y químicas. Al estallar la guerra de la Independencia se retiró a Rusia, donde llegó a alcanzar el grado de director general de Ingenieros. Falleció en aquel Imperio el 14 de julio de 1824 a los 76 años de edad. Uno de sus libros de matemáticas ha servido de texto por muchos años en el Conservatorio de Artes y Oficios de París. Agustín de Béthencourt y Molina, hijo del teniente coronel de infantería don Agustín Béthencourt y Castro y de doña Leonor de Molina y Briones.

Comenzó su carrera como cadete de las Milicias Provinciales (21 de julio de 1777) y en 1792 era capitán agregado. Pasó a Madrid (España), donde continuó sus estudios y en 1783 fue nombrado socio honorario de Real Academia de San Fernando.

Viajó a Francia e Inglaterra y realizó diversos trabajos de sus especialidades mecánicas,
físicas e hidráulicas. Cábele la gloria de haber sido el fundador de la Escuela de Ingenieros de Caminos que comenzó a funcionar en 1802, y desempeñó el cargo de inspector general de Caminos. Tras una estancia en París, fíjó su residencia en Rusia, donde gozó ampliamente de la protección del zar Alejandro I. Su labor en Rusia fue considerable: intervino en la reconstrucción de Moscú, incendiado en 1812; fundó en San Petersburgo la Escuela de Ciencias Exactas y la de Ingenieros Hidráulicos; ideó un
ingenio mecánico para limpiar y dragar el puerto de Cronstad; dirigió trabajos tan im- portantes como la Casa de la Moneda de Varsovia, la Sala de ejercicios o Picadero de Moscú y los pabellones de la feria de Markeriep. Falleció en San Petersburgo el 14 de julio de 1834.

Ediciones: 1. Exercisios de matemáticas que ha de tener en los Estudios Reales de esta Corte D. Agustín de Betancourt y Molina, Teniente del Regimiento de la Orotava en la isla de Tenerife Madrid, por Joachin Ibarra, 1779. 2. Primera memoria sobre las aguas existentes en las Reales minas de Almadén, en el mes de julio de 1183: y sobre las máquinas y demás concerniente a su extracción.- Ms., 15 hs. 3. Mémoire sur la force expansive d.e la vapeur de l'eau, lu a l'Académie Royale des Sciences; par M. de Bétancourt.- A Paris, chez Laurent, librairxe, rue de la Harpe, 1790.- IX * 38 PP.. + 4hs.
4. Mémoire sur un nouveau systeme de navigation intérieure,présenté a l'lnstitut National de France, par M. de Bétancourt, Chevalier de l'Ordre de St. lago, inspecteur génerale des Canaux et grandes routes des Royaumes d'Espagne.- París, 1807.- 46 pp. + 4láms. 5. Essai sur la composition des machines. Par MM. Lanz et Bétancourt.- A Paris, Imprimerie Impériale, 1.808.- XVI + 120 pp. + 12 láms. 6. Descriptión de la Salle d'Exercise de Moscou para Mr. de Bétancourt St. petersbourg, Imprimerie de PP. Alexandre Pluchart, 1819.- 12 pp. + 9láms. 7. Plans, pÍ"ojils, vues perspectives et détails du pont de bateatlx de Saint-lsaaC'exécuté sur la grande Néva a Saint-Petersbourg en 1820. D'apres les projets de son excelente ma. le lieutenant général Augustin de Bétancourt Dirécteur des vois de Communications St. Petersbourg, Imprimerie d' Alexandre Pluchart, 1820.- 20 láms.

1749. Un nuevo comandante español de la colonia de Canarias, Juan de Urbina, intentó llevar adelante la construcción de un muelle en Añazu (Santa Cruz). Para ello recomendó a los comerciantes más acaudalados de la población la participación económica en los gastos de las obras. Se acordó un impuesto a todas las embarcaciones que utilizaron la Caleta, además de los donativos realizados por el propio comandante general y los comerciantes de la ciudad. Esta vez redactan estudio y proyecto los ingenieros Francisco La Pierre y Manuel Hernández quedando éstos finalizados en septiembre de 1749, mejorando en mucho el realizado por La Riviere siete años antes. Las obras se iniciaron al año siguiente, construyéndose un espigón que arrancaba desde la laja de San Cristóbal a manera de sólido rompeolas perpendicular a la costa y rematado por un martillo en forma de media luna que daba abrigo a las escaleras de acceso. Con las obras recientemente acabadas, en 1755, un temporal se llevó parte del malecón dejando el muelle en un estado lamentable. Los comerciantes que habían invertido su dinero dudaron si ese era el mejor lugar para instalarlo y empezaron a pedir que se volviera de nuevo a la Caleta de la Aduana.
1749. El comandante de la colonia de Canarias, Juan de Urbina, intentó llevar adelante la construcción del muelle en Añazu n Chinet (Santa Cruz de Tenerife). Para ello recomendó a los comerciantes más acaudalados de la población la participación económica en los gastos de las obras. Se acordó un impuesto a todas las embarcaciones que utilizaron la Caleta, además de los donativos realizados por el propio comandante general y los comerciantes de la ciudad. Esta vez redactan estudio y proyecto los ingenieros Francisco La Pierre y Manuel Hernández quedando éstos finalizados en septiembre de 1749, mejorando en mucho el realizado por La Riviere siete años antes. Las obras se iniciaron al año siguiente, construyéndose un espigón que arrancaba desde la laja de San Cristóbal a manera de sólido rompeolas perpendicular a la costa y rematado por un martillo en forma de media luna que daba abrigo a las escaleras de acceso. Con las obras recientemente acabadas, en 1755, un temporal se llevó parte del malecón dejando el muelle en un estado lamentable. Los comerciantes que habían invertido su dinero dudaron si ese era el mejor lugar para instalarlo y empezaban a pedir que se volviera de nuevo a la Caleta de la Aduana.
1749. El Cabildo de Erbania, (Fuerteventura) ante la mala cosecha de cereales: "se expone que debido a la carencia de granos que hay, a causa de las malas cosechas del pasado año y del actual, pasa la isla por una grave situación, que hace que muchos vecinos la hayan abandonado, embarcándose para las otras islas, lo que presenta también un peligro, pues se halla medio deshabitada". Ello motivaba se tomaran medidas urgentes y expeditivas como era la extracción de cantidades del arca de secuestro de Quintos, para la compra de granos, que paliaban la subsistencia de los moradores, y así evitar su inevitable huída.”

1749. Nace en Tamaránt (Gran Canaria) el criollo Manuel Verdugo Albiturría, distinguido sacerdote de la secta católica.

“El primer obispo hijo de Canarias que llevó la mitra de estas islas fue don Manuel Verdugo y Albiturría, nacido en Las Palmas en 1749. Después de ocupar en su patria y en España altas dignidades eclesiásticas y honrosos cargos, fue presentado para este obispado por el rey Carlos IV, bajo la protección del favorito Príncipe de la Paz.

Expedidas las bulas, tomó posesión de su silla en 1796. Espléndida era entonces la dotación del prelado, excediendo su renta anual a la considerable suma de 100.000 pesos que, con ilustración y amor al país, podía emplearse en mejoras útiles y magníficas empresas que fácilmente le era posible llevar a cabo. No desmintió, por cierto, el señor Verdugo tan halagüeñas esperanzas. A su iniciativa se debió la conclusión del benéfico asilo de San Martín de Las Palmas, con sus accesorios de cuna de expósitos, hospicio y casa de huérfanas e inválidos. Destinó asimismo varias sumas al ensanche de los caminos vecinales, nivelación y decorado de la plaza principal de Santa Ana y conclusión del templo catedral. A su celo se debió el baldosado interior del mismo templo (1801), la apertura de la calle nueva (1804) que hoy lleva el nombre de otro señor obispo, el suntuoso coro que ocupa la nave central (1806), la sala capitular del cabildo (1807) y el hermoso puente de piedra, de tres arcos, que une el barrio de Vegueta con el de Triana (1815). El seminario, las parroquias, los hospitales, los cemen-
terios, cuya importancia sabía muy bien apreciar, fueron siempre objeto de su generosa solicitud. Su carácter benéfico y liberal y la llaneza que en su trato íntimo se advertía, aunque por una parte le ganaban simpatías, por otra le proporcionaron algunos disgustos, especialmente con el Santo oficio, a cuya institución era poco afecto.

Era frecuente en aquel tiempo, por convicción o por conveniencia, la conversión al catolicismo de algún protestante, a quien sus negocios obligaban a aceptar la nacionalidad española. En tales casos, la Inquisición pretendía conocer y resolver estos
expedientes sin ninguna intervención extraña, dando lugar con esto a ruidosas competencias que lastimaban su orgullo y mermaban su autoridad.

Llegó a noticia del prelado que el irlandés Bartolomé Smith deseaba entrar en el gremio de la iglesia y, llamándole a su palacio, lo catequizó e instruyó en los dogmas católicos, bautizándole con el nombre de Pablo. Este hecho, que el Santo oficio consideró como grave ofensa atentatoria a sus atribuciones, fue objeto de denuncia a la Suprema.

No es, pues, de extrañar que, cuando las Cortes decretaron la supresión del tribunal, manifestase el obispo su satisfacción, diciéndole al congreso (3 de abril de 1813) "que hacía tiempo debía haber desaparecido un establecimiento no sólo antipolítico, sino también anticristiano... baluarte de la ignorancia y del fanatismo" (2). Esta exposición iba acompañada de otra que, en el mismo sentido, enviaba su cabildo y en la que se leían frases tan enérgicas como esta: " Al ver destruido este oprobio que afeaba la casa del Señor, el obstáculo que entorpecía las fuerzas intelectuales de la nación y el escándalo por el que blasfemaban los incurcisos el nombre de Jesucristo, fue extraordinaria la complacencia con que se acordó el obedecimiento de unos decretos que eran conocidamente la obra del dedo de Dios..." (3). En general, el clero ilustrado y las autoridades principales participaban de las ideas del I1tmo. Verdugo respecto al Santo Oficio, que juzgaban todos como un organismo inútil y perjudicial para los progresos de la moderna España.

El prelado tuvo en 1804 la satisfacción de ver a un compatriota suyo, al magistral don Luis de la Encina, elevado también a la dignidad episcopal, habiendo sido electo obispo de Arequipa, en el Perú, y consagrado por el mismo Verdugo en la catedral de Las Palmas el 29 de septiembre de 1806, asistido del deán don Miguel Toledo y del arcediano don Antonio María de Lugo. Esto nos prueba que en inteligencia y virtudes se hallaba el clero de Canarias a una altura digna de los elevados cargos con que le distinguía el gobierno de la nación. (A. Millares T. 1997).

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