domingo, 9 de septiembre de 2012

CAPITULO IV





LAS DATAS DE ACENTEJO

Y

BREVE RESEÑA HISTÓRICA DE LOS DATADOS


CAPITULO IV

Eduardo Pedro García Rodríguez


1.356-26.—Juan Benítez. Como a v° e conquistador q. fuistes destas islas y por los muchos trabajos q. en estas conquistas hovistes os do... un pedazo de tas. de s. q. son en Asentejo para sembrar pan, las cuales dhas. tas. habéis de echar la linde desde un pino q. está “en hante de la ranbla honda estuvimos el día del desbarato de Asentejo”[1] y ha de venir la linde dende aquel pino atravesando fasta un barranco primero como vamos a La Laguna y dende este linde hasta la montaña, os do las dhas. tas. q. han por linderos la rambla honda hasta la montaña y de la otra parte de abajo está dha. linde y del otro lado el barranquillo suso dende están unos buréeos como vamos a La Laguna y de la otra parte de arriba la montaña. Digo q. vos do 250 f. 10-11-1502.

Este invasor y colono al igual que el resto de los parientes de Alonso de Lugo que le acompañaron en la invasión, conquista y depredación de la isla, recibió importantes datas.

Además de las tierras de Acentejo obtuvo los repartimientos siguientes:   “Juan Benitez [sic]. 2 suertes de tas. de r. q. son en Taoro, q. fueron dadas a Narváez e a Varera [sic], se vos dan a vos como conquistador. Vos las do por cuanto no vinieron a residir. 7-VII-1503. [Reverso: Como a conquistador las tas. q. di antes a N. e Varea encima del acequia y para en q. ficiesen viñas. Q. se vos asienten con tal q. no sean de r. 6-VII-1503.”. Esta data le fue confirmada doce días después: “Unas Tas. de r. q. yo di a Varea y Narváez en el agua del Araotava, 9 f. las cuales teneis asentadas en el Registro del Repartimiento de las tas., yo vos mando q. las rapeis del Registro y las asenteis a J.B. como a vesino conquistador [testado] las cuales tas. quito a los sobredichos. Porq. no vinieron a conplir la venzindat como yo les mandé. 19-VII-1503.”; Juan Benitez, vº y conquistador. Un agua con toda la ta, q. la dcha. agua pudiere aprovechar en el reino de Adexe q. ha por nombre Bynça para q. en ella podais facer un engenio de bestias y mas vos do en dcho. Reino 100 f. de tas. de s. para sembrar pan, las cuales son cabe el auchon de Tegerefete de aquella parte de las tas. de Fernán García el abad, facia Tejyne. Q. digo q. abrá una azada y vos do 60 f. 8-11-1504.”. También recibió un solar en La Laguna que traspasó a María de Liria: “María de Liria. Digo q. por cuanto yo hove dado a Juan Benitez, alguacil mayor, un solar en La Laguna, a las espaldas de Juan Bordón, segund se contiene en el albalá de la dcha. Data, e agora el dcho. J. Benitez hizo donación a vos M. de L., q. yo e por bien e de nuevo vos lo do a vos la dcha. M. de L. Digo q. he por bien el traspaso q. hizo el dcho. Alg. Mayor. 16-VIII-1509. Digo yo Juan Benítez, alg. Mayor, q. que por cuanto el Sr. Adelantado… me hizo merced de un solar para una casa en La Laguna, q. vos lo doy a vos la M. de L. Fecha ut supra. Ts. El Bachiller Riquel, Pedro Negrin, Francisco Guillén, Alº. López.”; “Juan Benitez, alguacil mayor desta isla de Tenerife. Un ferido en q. podeis facer e fagais un molino de moler pan… abajo del molino de Bartolomé Benítez y encima de las canales del ingenio del señor [interlineado] duque,[2] el cual dcho. Molino ha de moler con el agua con q. muelen los cingenios y molinos del Haravtava, el cual dcho. ferido e sitio para él os doy en nombre de Su Alteza ansi como vº e conquistador q. fuites desta isla y para q. podades facer dél y del molino en él edeficardes todo lo q. quisierdes. Digo vos do el dcho. Herido. Fecho en el Realejo, a 26-I-1514. Posesion, 31-I-1514.”.

Unos años antes había vendido unas casas que tenía él o su mujer en Cádiz (España) según constas en los protocolos del escribano Hernán Guerra: “1510, diciembre 31. Carta de ratificación de Juan Benítez, alguacil mayor de Tenerife, a Fernán Sánchez de Alcaraz, esc. Púb. de la ciudad de Cádiz, ausente, de la venta verificada por María de las Cuevas, su esposa, de unas casas, en Cádiz, que lindan con casas de Lucía Nisado, Diego Sánchez de Argumedo y Francisco Catalán, situadas en el arrabal de Santiago de la ciudad de Cádiz, según pasó ante Juan de la Mar, esc. púb. de Cádiz. Ts.: Alonso Núñez y Cristóbal de Baena, vs.- Juan Benítez. (Pro. H. Guerra, 1510-1511. Fol. 562 r.). Posteriormente compra una casas colindantes a las suya en la Orotava:1511 marzo 11. Diego de San Martín, vº., vende a Juan Benítez, alguacil mayor y vº., unas casas, en La Orotava, cerca de la iglesia de San Lorenzo, con un pedacillo de tierra calma que junto a ella tiene. Las casas lindan con casas de Juan Benítez, que fueron de Antonio Cañamero, y con tierras del vendedor. Se las vende por precio de de 8,000 mrs. De la moneda de Tenerife. Ts. Pedro Gallegom Tomás Justiniano.-Diego de San Martín.”. (Pro. H. Guerra, 1510-1511. Fol. 269 r.).

Era tío de Bartolomé Benítez de Lugo, el sobrino del adelantado Alonso Fernández de Lugo, a cuyas órdenes luchó mereciendo extenso repartimiento de tierras y aguas en el Valle de La Orotava, del que fue uno de los primeros pobladores.

Juan Benítez había casado en Cádiz con la judía conversa María de las Cuevas, viuda del capitán Luís de Vibaldo Spínola, de cuyo matrimonio tuvo tres hijos; la tercera, doña Inés Benítez de las Cuevas, sucesora en la casa y heredamientos del colono invasor.


Vida política
En Tenerife-y en La Palma-, el gobernador realizaba funciones administrativas, legislativas y judiciales, ayudado por un teniente de gobernador y por un asesor letrado si no sabía de leyes. Ambos cargos solían ser nombrados por el propio gobernador.
La gobernación fue sobre todo un instrumento de control de la Corona castellana. El primer gobernador de un territorio era el conquistador que lo había sometido, el cargo de gobernador se incluía en las capitulaciones, en el caso de Alonso de Lugo la gobernación de esta parte de la colonia y la isla Benahuare le fue concedida por tres vidas. El gobernador era la máxima autoridad administrativa y judicial de la colonia, su cargo incluía también el control militar de las islas de su gobernación.

La élite del poder político constituida por el Cabildo colonial la formaban los familiares y personas de confianza del gobernador, y comienza así a constituirse una sociedad estamental al estilo castellano, que serviría de base a una jerarquización social, apoyada en los siguientes factores; la condición de hidalgo, a falta de nobles, era la más apreciada por los gobernadores; los lazos de amistad y paisanaje con los que ejercían el poder; estos individuos que a pesar de sus pretensiones de hidalguía actuaban de verdaderos sicarios  los que no necesariamente eran remunerados en metálico y mataban y /o torturaban por orden de otros por motivos religiosos, políticos, familiares o en la mayoría de los casos para obtener prebendas.

Después estaban los funcionarios reales, escribanos y los clérigos, les seguían en influencia los terratenientes, misioneros, luego los empresarios, mercaderes, esclavistas, prestamistas, dueños de medios de explotación o de transporte; a continuación estaban los propietarios de plantaciones o de ganado. En los niveles más inferiores estaban los artesanos, técnicos azucareros, los empleados y criados, los guanches libres, aventureros y vagabundos.

Estando en la península ibérica Juan Benítez es designado por el Cabildo colonial como representante del mismo ante la corona castellana el 26 de marzo de 1505:  “E luego se puso en platyca que se devia de enbiar un personero a la cor­te de sus Altezas, con poder bastante desta ysla, para dar la obidiencia y omenaje que se deve prestar a la Reyna doña Juana, nuestra Señora, y para que se preste juramento e omenaje aquel que en tal caso se requiere e para que jure todas las cosas e cláusulas que los otros procuradores de los reynos de Cas­tilla prometen e juran en nonbre de sus Concejos; y asy en efeto lo acordaron. E otorgaron que darían e dieron todo su poder conplido a Juan Benítez, ab­senté, bien asy como sy fuese presente, para todo lo que dicho es con todas sus yncediencias, etc. Otrosy le dieron poder para que presente, ante su Alteza o ante los señores de su muy alto consejo, una petición firmada de la Justicia e Regimiento para que asy presentada suplique se faga e cunpla lo en ella con­tenido; para lo asy faser e negociar, le dan poder bastante para sacar provisio­nes e fazer todas las otras cosas.”.

La gobernación de Alonso Fernández de Lugo estaba amparada por el contrato draconiano que había obtenido de la corona castellana y cimentado su absolutismo en la panda de aventureros sin escrúpulos que componía su Staff. Este Sanedrín gobernaba esta parte de la colonia bajo su mando con  un régimen de terror absoluto donde la vida de un hombre valía menos que la de una cabra, son múltiples los documentos archivados en el Registro General de Sello que registran la peticiones tanto por parte de guanches de los bandos de paces como de colonos europeos solicitando a la corona castellana cartas de amparo y licencias para portar armas ante el temor continuo de ser asesinados por los sicarios del Adelantado.[3]

El estudio de esta lacerante realidad de la invasión y conquista de esta nación africana no ha merecido un estudio en profundidad de los historiadores oficiales y oficialista, e incluso de los intelectuales canarios de servicio, quienes soslayan el hechos de que el principal objetivo de los conquistadores en estas tierras, era el saqueo la esclavitud y venta de sus primigenios habitantes, mostrándonos estos aberrantes hechos vandálicos como una empresa altruista llevada a cabo por unos caballeros de rutilantes armaduras que reflejaban la luz divina de su dios, cuya figura les sirvió para establecer su imperio despiadado, ocultándonos la realidad histórica de que aquella horda de aventureros eran unos asesinos sin escrúpulos maestros del latrocinio, desechos humanos de la sociedad europea de su tiempo.

Retomando algunos de los aspectos de la vida publica del colono Juan Benítez, vemos como en la sesión del Cabildo colonial de fecha 18 de mayo de 1507, Juan Benítez  es designado por su tío alguacil mayor de Tenerife:  “…E luego el dicho señor Adelantado tomó la vara de, alguazil mayor al dicho Pedro de Vergara e la dio al dicho Juan Benytes e dio al dicho Pedro de Vergara la vara de alcalde mayor, segund e como de antes la tenía, e les dio e otorgó todo poder conplido para usar de los dichos oficios segund e como de antes lo tenían, e fueron recibidos por el dicho Cabildo a los dichos oficios.”. (fol. 114 r.)
En sesión del incipiente Cabildo colonial celebrada el 8 de octubre de 1507 Alonso de Lugo impone como regidor a su sobrino Juan Benítez[4] y otros parientes suyos; Andrés Suárez Gallinato  y  Francisco Gorvalán: E luego el dicho señor Adelantado Governador, en nombre de su Alteza, crió por regidor desta ysla a Juan Benítez, vezino desta ysla, que hera presente, perpetuamente para todos los días de su vida para que use del dicho oficio de regidor e goze de las libertades franquezas que los otros regidores desta ysla lo usan e gozan e recibió del juramento sobre la señal de la cruz, segund forma de derecho, so cargo del qual le mandó que use bien e fiel­mente deste oficio de regidor de ques encargado, mirando el servicio de Dios nuestro señor e de su Alteza la Reyna nuestra señora, e el bien pro común de la dicha ysla, el qual dicho Bartolomé Benytes fizo el dicho juramento e otorgó en sí la jura so cargo del qual prometió de faser e conplir lo que le es encargado e luego el dicho señor Adelantado en nonbre de su Alteza le dio e otorgó todo poder conplido para usar del oficio de regidor en esta ysla, por todos los días de su vida”.(fol.117 r.)

Que sepamos Juan Benítez actuó en dos ocasiones como personero del Cabildo ante la corona de la metrópoli,  el 26 de marzo de 1505 y en marzo de 1518. En esta última representación obtuvo una serie de Órdenes, Comisiones y Receptorias  expedidas el día 10 del mes julio, entre ellas las siguientes:    “Segovia. Comisión a para el gobernador o juez de residencia de Tenerife informe de los bienes de propios, de las fuentes y ríos, de los repartimientos y sisas hechos hasta la fecha, así como de los gastos que ocasionaría a los vecinos la infraestructura necesaria para la conducción del agua hasta la villa de San Cristóbal. Se da a petición de Juan Benítez, vecino y regidor de dicha isla, quien informó de la falta de agua que padece la villa, sobre todo en los meses de verano. Esta carencia impide su regular doblamiento ya que los nacientes se encuentran a una legua de distancia, siendo necesarios 4.000 ducados para su traslado a San Cristóbal.

Medina del Campo. Receptoría al gobernador o juez de residencia de Tenerife para que informe de los pastores guanches y gomeros que andan por las montañas de la isla, y de los daños que causan. Se da a petición de Juan Benítez, vecino, regidor y representante del consejo.

Medina del Campo. Receptoría al gobernador o juez de residencia de Tenerife para que informe de los pastores guanches y gomeros que andan por las montañas de la isla, así como de los continuos daños que causan a los vecinos por el continuo robo de ganado. Se da a petición del representante del consejo de Tenerife, Juan Benítez, vecino y regidor, quien advierte que los naturales de la isla desconocen el castellano y no son cristianos. Solicita que ellos y sus descendientes, tanto si son libres como esclavos, residan obligatoriamente en la villa de San Cristóbal y no se les permita tener ganado, salvo vacas y bueyes.

Medina del Campo. Orden a don Fernando de Arce, obispo de Canarias, y a sus provisores y oficiales para que no procedan a excomulgar a las justicias de Tenerife, alegando que juzgan a delincuentes de “corona”. Juan Benítez, vecino y regidor, afirma, en nombre del consejo, que tales delincuentes no han llevado nunca hábito ni tonsura clerical, conforme a la bula papal y a la declaración de los prelados del reino, y que sólo se puede apelar en  Sevilla, con el consiguiente perjuicio. El consejo insular solicita que los jueces eclesiásticos se inhiban de juzgar a los citados delincuentes y que sólo lo hagan con los clérigos que cometan delitos.

Medina del Campo. Incitativa a don Fernando de Arce, obispo de de Canarias, y al deán del cabildo de Gran Canaria, sobre la petición hecha en nombre del consejo de Tenerife, por Juan Benítez, vecino, regidor y alguacil mayor de dicha isla. Este informó que el Obispo solicitaba, en contra de una costumbre de hace más de treinta años, el diezmo de todo el azúcar. Sin embargo, desde la conquista, los vecinos diezmaban los azucares “en cierta manera” a causa de los gastos que suponía su elaboración. Esta consistía en pagar la mitad del diezmo era en azúcar blanco, quedando la otra mitad para los gastos del “molido y purgado”, además de las “rescumas” y escumas” no pagaban diezmo. Para evitar que se abandone la labranza del azúcar, Juan Benítez, pide que lleven el diezmo  como hasta ahora o que lo reciban en cañas cortadas y limpias en el cañaveral, de diez fejos una.

Medina del Campo- Orden a los receptores de de las penas y quintos pertenecientes a la cámara real, en Tenerife y Gran Canaria, para que libren el dinero que, procedentes de las citadas rentas, se necesite para terminar la construcción de una torre defensiva en el puerto de Santa Cruz, Juan Benítez, vecino regidor y alguacil mayor de Tenerife, informó que el rey don Fernando había mandado hacer dos torres una en esta isla y otra en San Miguel de La Palma, para lo que mandó librar 150,000 maravedis de la moneda corriente en Castilla. De esta cantidad se gastaron en la torre de San Miguel 250 ducados, sin embargo, los recaudadores no quieren dar el resto para la construcción de loa de Tenerife, a pesar de ser muy necesaria por la amenaza de los corsarios franceses y extranjeros.

Medina del Campo. Orden al licenciado Bricianos, juez de residencia de Tenerife, para que reciba residencia de Juan Benítez por procurador, ya que se encuentra en la Corte resolviendo asuntos relacionados con la isla.

Medina del Campo. Orden al gobernador o juez de residencia de Tenerife, para que remita al Consejo información sobre la petición de Juan Benítez, regidor y alguacil mayor de Tenerife, en nombre del consejo de dicha isla, para que no se guarden en ella (salvo en lo tocante a la cargazón del pan para Portugal), las pragmáticas sobre que el navío mayor tome la carga del menor y sobre que los navíos extranjeros no puedan tomar cargas. Se alega para ello que la isla está muy apartada de Castilla y cercana a la isla de Madera y otras partes de Portugal, por lo que todo su trato es con los portugueses, quienes envían proveimientos necesarios a la isla en sus propios navíos. Y que a la isla van pocos navíos castellanos, generalmente  grandes, que sufren inconvenientes para cargar en las abras y caletas, por lo que esperan que los pequeños tengan tomadas las cargas y se las toman por ser mayores o por ser nacionales, lo que ha hecho cesar buena parte de los frutos de la isla.

El día 18 del mismo mes y año: “Medina del Campo. Orden a don Fernando de Arce, obispo de Canarias, y a sus provisores y oficiales para que designen  jueces eclesiásticos que residan en la isla de Tenerife, la mayor y mas y más poblada. Se da a instancias del consejo insular y de su procurador Juan Benítez, regidor y alguacil mayor ya que sus vecinos tienen que comparecer ante la cabecera del obispado de Gran Canaria cada vez que hay un pleito.”. (E. Aznar Vallejo, 1981)

Durante esta estancia en la península ibérica Juan Benítez debió experimentar los sentimientos que sienten las presas humanas cuando son acosadas por cazadores también humanos. El verse fuera del controlable perímetro de una isla y sin la protección de su  grupo de facinerosos y por supuesto con la conciencia (en caso de tenerla) nada tranquila, despertaron en él los fantasmas de su inmediato pasado, atenazándoles con el temor y la incertidumbre, por ello solicita y obtiene el 19 de septiembre de 1518 en Segovia: “Orden a las justicias del reino para que informen y puedan conceder licencia de armas, previa fianza, a Juan Benítez, alguacil mayor de Tenerife. Se dirige a Andalucía para tratar diversos asuntos de la Isla y teme le hieran o maten las personas que juzgó durante el ejercicio de su oficio. Solicita la licencia de armas, para él y dos hombres, por espacio de un año.”.

El colono Juan Benítez debió fallecer antes del 30 de diciembre de 1521 fecha en que fue sustituido en la regiduría del Cabildo colonial de Tenerife por Hernando de Villafranca.

605-6.—Bartolomé de Porcuna. 3 f. de r. en el Aravtava, más 10 c. de tas. de s. en Acentejo de la Rambla Grande hacia la ban­da de Taoro abajo del camino y arriba. Q. las tas. de r. sean las de Diego Sardina porque se fue de la tierra. S. f. Acaso de 1503.
Este Bartolomé de Porcuna no figura como conquistador en la lista de Viana ni en la de Rumeu de Armas, posiblemente fue uno de los 300 colonizadores exigidos por la corona castellana en las capitulaciones con el invasor Alonso de Lugo, además de esta data en Acentejo recibió tierras en el Menceyato de Anaga tal como está recogido en una data concedida a Fernando Tavares[5]: “Fernand Tavares, v°. 20 f. en Benico, encima de las tas. de Porcuna entre dos cerros con una fuente, de la otra banda está por linderos las tas. de Carrasco por el valle arriba, no están desmontadas salvo salvajes, más vos do otra ta. q. está aliende de la fuente en q. puede haber otras 20 o 30 f. Digo q. vos las do y en lo del agua q. dexeis abrevadero y habéis de hacer un dornajo. 13-V-1507. 544-12.—Fernand Tavares, v°. 30 f. q. son del cabo de Avexero [Benijo, testado] linderos de un cabo el barranco de Tahodio, el cual barranco va a dar a la mar e a somar sobre el Bufadero y desotro cabo el barranco de Taceycey, las cuales vos do del cabo facia Taoro donde vos las quisierdes tomar so los dhos. linderos; así mismo lindar con las tas. de Rodrigo Yanes, zapatero q. van a dar a somonte a la mar o Araguigo.[6] Vos la do. ll-V-1507”.
Este colono pasó varios contratos ante el escribano Hernán Guerra: “12 de julio de 1510. Bartolomé de Porcuna, v°., otorga poder general a Alonso Ma­nuel, pr. de c. Ts.: Lope de Carvallar y Esteban Fernández, pr.— Sin firma.(fol. 97 r.). Y el  26 de octubre de 1510. Bartolomé de Porcuna, v°., reconoce deber a Juan Zapata, v°., 3.450 mrs. (tachado) o 75 reales por 20 puercas que le compró. Los pagará a fin de mayo de 1511, en dineros de contado y no en otra cosa. Ts.: Rodrigo Escudero y Simón Montañés.—Bartolomé de Porcuna. (fol. 491 r.)”.
En la documentación de la época aparece un Bartolomé Gutiérrez de Porcuna, creemos que se trata del mismo personaje quien  recibió data conjunta en Aguahuco (Punta del Hidalgo): “Savastián Norman y Bartolomé Rodrigue de Porquna. 200 f. en la Punta del Fidalgo q. se entiende a cada uno 100. Digo q. do a vos S. N., 120 f. de sembradura y a B. de P. 80 f. por q. no tenéis tantos hijos. 25-VIII-1506.”.
También formalizó varios  contratos ante Hernán Guerra:
9 de septiembre de 1510. Bartolomé Gutiérrez de Porcuna, v°., arrienda a Gonzalo Báez, v°., un pedazo de tierra de unas 15 fs., en el valle de Araguijo, que linda con tierras de Bastían Morín, un barranquito chiquito y el barranco grande, por precio de 19 fs. de trigo, bueno y limpio, junto con los rastrojos, puestos en las eras en el mes de agosto de 1511. Ts.: El bachiller Núñez y Lorenzo Domínguez, vs. y ests.— Por no saber, el bachiller Núñez. (fol. 318 r.);
25 de noviembre de 1510. Alonso de Aroche y su mujer Leonor Márquez de Ribera adop­tan a Ana Gutiérrez, hija de Bartolomé Gutiérrez de Porcuna y de María Rodríguez, su mujer, difunta. Si Alonso de Aroche o su mujer se muriere, Ana Gutiérrez heredará la parte del fallecido; pero, si el que sobreviva se casare, le ha de dar todos los meses a Ana Gutiérrez 2.500 mrs. desde esa fecha; y, si no tuviera el matrimonio hijos, heredará Ana Gutierrez todos los bienes como hija legitima. Ts. Sebatian Ormán, Fernand García de las Olazuelas y Fernán Esteban Cárdeno. Sin firma. (fol. 591 r.)
10 de febrero de 1511. Bartolomé Gutiérrez de Porcuna, v°., reconoce deber a Gon­zalo de Córdoba, mercader, 1.000 mrs. por paño que le compró, a pagar en dineros de contado por San Juan de junio. La paga ha de ser en trigo, a como valiere de contado, en esta villa de San Cristóbal. Ts.: Fernán Esteban Cárdeno, Juan Galán.—Bar­tolomé Gutiérrez. (fol. 98 r.)
4 de agosto de 1511. Ante Gonzalo Muñoz, teniente de gobernador, y en presencia de Hernán Guerra, esc. púb. y ts., Alonso Manuel, pr. de c. y padre de los huérfanos, dice que unos cuatro o cinco años atrás María Rodríguez, mujer que fue de Bartolomé Gutiérrez de Por­cuna, presente, tuvo a Bartolomé y a Ana, hijos legítimos de María Rodríguez y Bartolomé Gutiérrez de Porcuna, que son menores de 25 años y mayores de 12 años; como Bartolomé y Ana están en poder de su padre después del fallecimiento de su madre, les conviene que se les nombre un tutor para administrar sus personas y bienes; por tanto, pide que sea nombrado tutor Bartolomé, su padre, y le sea concedida la tutela y administra­ción de sus bienes. Se acepta tal petición a favor de Bartolomé Gutiérrez, marido de María Rodríguez, y padre de los herederos de ésta, y nombra como fiador a Diego Fernández Amarillo quien aceptó. (450 r.)
11 de septiembre de 1511. Ruy García, zapatero, reconoce deber a los menores de Bar­tolomé Gutiérrez de Porcuna 17 fs. de trigo por la renta de unas tierras de los dichos menores, que están en esta isla y por esta sementera. Les pagará las fs. de trigo, puestas en las eras, a final del mes de julio de 1512. Ts.: Alonso López y Fernán Esteban.— Sin firma.(fol. 483 r.)
24 de septiembre de 1511. Juan de Espino y Bartolomé Gutiérrez de Porcuna, vs., reco­nocen deber a Juan Perdomo, v0., 280 castrados: 250 de un año y los 30 restantes de un año y 8 meses, por todo el ganado de puerco que tienen él, su yerno y Guillen Betancor. Se obligan a pa­gar 72 por año nuevo de 1512 en un año, y en adelante 42 cada año, hasta un plazo de 6 años. Ts.: Lope de Buisán y Fernán Esteban.—Bartolomé Gutiérrez. (fol. 517 r.)
No sabemos más de este colono.



[1] El Pino Santo, en el actual municipio de La Victoria de Acentejo.
[2] El Duque recibió a cuenta de los beneficios de su inversión  por parte del esclavista y futuro adelantado, más 300 esclavos guanches  que este tenía escondidos y trabajando en sus tierras de Andalucía., una nave sobre valorada, un ingenio azucarero con sus tierras correspondientes en Taoro, y un  “heredamiento”  inscrito en el “Libro del Repartimiento” de la isla., de tal importancia, que Juan de Guzmán encabezó la lista de seglares propietarios. Confirmada la posesión por los Reyes Católicos, estando en Burgos, a 5 de noviembre de 1496, el duque mando apoderado, con encargo  de hacer rentable la propiedad, poniéndola en  explotación.
 Dicho heredamiento estaba en el Reino de Abona, comprendiendo los ríos Abona y Abades, desde el "nacimiento" hasta el mar, con la tierra del entorno, siendo las poblaciones  más próximas Granadilla. Villaflor y Adexe. El medidor del Cabildo colonial, de la isla, buen conocedor de Tenerife, describe la propiedad, en 1577 como una de las mejores haciendas de la isla.  De la cabida o extensión de la heredad, tenemos información parcial y contradictoria. El medidor profesional, midió 1.500 fanegas, a la parte de Montaña Gorda, 600 hacía la mar y 300 en las Vegas de Juan Alonso, que traída el agua  se podrían  poner de caña de azúcar o viña, a más de 300  “a la parte de arriba" del sitio, señalado para el ingenio, de secano y para pan, por estar demasiado altas para que llegase el riego.  Con orden de medir el monte, “que no da fruto”, pero abundante  en madera y pastos.
A pesar de estas grandes propiedades adjudicadas al Duque por Alonso de Lugo, aún le quedo debiendo más de cuatro cuentos (cuatro millones) de maravedis que la Duquesa viuda reclamaría años mas tarde al Adelantado.
[3] Un ejemplo: “Marzo 28 de 1518. Valladolid.-Orden a las justicias del reino, especialmente a las de Tenerife, La Palma, y Gran Canaria, para que concedan carta de seguro a Juan Ruiz de Berlanga, vecino de dichas islas, que recela de don Alonso Fernández de Lugo, don Pedro de Lugo, su hijo, el licenciado Cristóbal de Valcarcel, Andrés Suárez Gallinato, Juan Benitez y Pedro de Lugo, sus hermanos e hijos.” (E. Aznar Vallejo, 1981)

[4] La regiduría le sería confirmada por la metrópoli el 29 de septiembre de 1519 septiembre: “Barcelona. Confirmación de una regiduría en la Isla de Tenerife a Juan Benítez”. En esa misma fecha se confirman las regidurías a los colonos Pedro de Vergara; Jerónimo de Valdés; Andrés Suárez Gallinato y  Bartolomé Benítez, todos de la camarilla del Adelantado.

[5] Actual Valle de Tabares en La Laguna.
[6] Es el actual Valle Colinos en las laderas norte de Sejeita (San Roque) La Laguna.

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