miércoles, 29 de julio de 2015

Genes guanches y bereberes




Francisco García-Talavera Casañas
En los últimos días ha saltado la noticia, ampliamente difundida en los medios de comunicación, de que el origen bereber de los guanches quedaba constatado, tras los estudios realizados por investigadores del Departamento de Genética de la Universidad de La Laguna, del Instituto de Medicina Legal de la Universidad de Santiago de Compostela y del Instituto de Patología e Inmunología Molecular de la Universidad portuguesa de Oporto. Este interesante trabajo de investigación fue publicado recientemente en la revista especializada BMC Evolutionary Biology.

El objetivo principal de dichas investigaciones de genética molecular era analizar el linaje paterno del cromosoma Y -que es transmitido sólo por los varones- de la población guanche de las Islas Canarias, para determinar su pervivencia en los canarios autóctonos actuales y su relación con otras poblaciones norteafricanas. También se analizaron muestras de los siglos XVII y XVIII, procedentes de enterramientos en la iglesia de La Concepción, de Santa Cruz de Tenerife, en los que se observó que en aquella época los genes masculinos guanches representaban el 31%, para seguir disminuyendo progresivamente, hasta quedar en poco menos de un 10% en la actualidad.
Todo esto está en consonancia con los avatares de la conquista y colonización del Archipiélago, debido a la lógica disminución de la población masculina guanche, a consecuencia de la gran mortandad en la guerra de conquista y posteriores calamidades (esclavitud, enfermedades, etc.).
Pues bien, desafortunadamente, lo que ha trascendido a la opinión pública es que la aportación genética guanche a la población canaria actual es de menos del 10%, siendo, por tanto, más del 90% los linajes de origen europeo, fundamentalmente ibéricos. Pero dicha información, transmitida por muchos medios de comunicación -y en comentarios posteriores- es incompleta y sesgada, pues en la publicación original de los investigadores de la Universidad de La Laguna, encabezados por Rosa Fregel, se dice que, si bien los linajes masculinos de origen norafricano (guanche) han disminuido progresivamente, los femeninos -que se transmiten por vía materna y son analizados en el ADN mitocondrial- permanecen más o menos estables en la población canaria actual, en una proporción que ronda el 50%. Esa debería haber sido la noticia completa y correcta.
Sin embargo, en otro importante estudio, también reciente (2004), publicado en la revista internacional European Journal of Human Genetics bajo el título "Análisis del ADN mitocondrial antiguo y el origen de los guanches", el mismo equipo de investigadores de los Departamentos de Genética y Prehistoria de la Universidad de La Laguna, esta vez encabezado por Nicole Maca-Meyer (junto con M. Arnay, J.C. Rando, C. Flores, A.M. González, V. Cabrera y J.M. Larruga), igualmente se constataba el origen norafricano bereber de los guanches, merced a la presencia de linajes específicos en su "pool" genético, como el U6b1. Pero lo más importante de dicho estudio son las conclusiones obtenidas tras el análisis del ADN mitocondrial -el más utilizado para comparar la genética de poblaciones- de una amplia muestra aborigen de Tenerife, Gran Canaria, La Gomera (la isla donde más genes guanches han quedado) y El Hierro. Y así, al comparar los resultados obtenidos con la población canaria actual y con otras norteafricanas e ibéricas (bereberes argelinos y marroquíes, tuaregs, saharauis y mauritanos, así como españoles y portugueses), se observó que las mayores afinidades genéticas se daban con los bereberes de las montañas de Marruecos. Del mismo modo, se llegó a la conclusión de que, "desde la perspectiva materna, a finales del siglo XVI, al menos dos tercios (66%) de la población canaria tenía un sustrato indígena (guanche), como previamente se había deducido por los datos históricos y antropológicos".
En definitiva, la genética molecular ha venido a demostrar, en los últimos años, que más de la mitad de los canarios actuales son portadores de genes guanches y, en consecuencia, descendientes de ellos. Un ancestral patrimonio genético que nos ha sido transmitido por vía matrilineal (de abuelas a madres, de madres a hijas, de hijas a nietas). Sin embargo, aunque los varones tenemos el mismo ADN mitocondrial que nuestras madres, no podemos transmitirlo.
Afortunadamente, y ya era hora, la ciencia está desmontando, paso a paso, la manipulada e interesada Historia que nos han contado y que aún algunos tratan de hacer prevalecer por todos los medios.

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