dormir en el suelo mientras mi conciencia
esté tranquila. También quiero, eso sí, mantener la libertad y el espíritu
crítico por los que pago con gusto todo el precio que haya que pagar. Quiero
toda la serenidad para sobrellevar el dolor y toda la alegría para disfrutar de
lo bueno. Un instante de belleza a diario. Echar de menos a los que tengan que
irse porque tuve la suerte de haberlos tenido a mi lado. No dejar de
sorprenderme de nada. Seguir llorando cada vez que algo lo merezca, pero no
quejarme de ninguna tontería. Y que el día en que me toque esfumarme, un
puñadito de personas piensen que valió la pena que yo anduviera por aquí.
Sólo quiero eso."
María
Gómez Díaz. Abril de 2015.
No hay comentarios:
Publicar un comentario