MIGUELON
Eduardo
Pedro García Rodríguez
Miguel
Pardo de Donlebún Macías, conocido por
“Miguelón”
Miguelón. Un anarquista cercano a la CNT que militó entre las filas del
MPAIAC y que según alguna versión posiblemente interesada acabó por suicidarse
por la presión policial del Estado español.
Algunos matriotas han muerto de manera un tanto extrañas y por aquello
de que no creemos en brujas pero haberlas haylas, es mas que posible que algunas
de estas muertes estuvieran dirigidas desde ciertos estamentos coloniales. Es
posible que uno de estos casos sea el del conmatriota Miguelon, tal como recoge
el insigne conmatriota escritor y periodista Paco Díaz en su libro Genocidio
Canario.
“En la
tranquila islita de El Hierro deben desenredarse media docena de extrañas madejas de intereses extranjeros
relacionadas con muertes y asesinatos, que nos
quieren endilgar como suicidios ¡Qué difícil entender que mientras más de 15.000 turistas extranjeros que
han venido a la isla directamente con
touroperadores no hayan tenido ningún accidente y todas
las muertes violentas estén relacionadas con "amigos" de "amigos
extranjeros" que viven en El Hierro!
12 de septiembre de 1.992, en plenas Fiestas de La Paz en El Pinar fallece el independentista Miguel Pardo de Donlebún
Macías, conocido por "Miguelón". El
cadáver de "Miguelón "apareció junto a una sabina a 80 metros de su casa con un tiro en la sien y salida
por la parte lateral posterior, lo encuentra
una alemana que dice ser amiga, y según ella, aún estaba con vida?¿sin haber escuchado disparo alguno?
según ella, él mismo le dijo que se disparó porque estaba
cansado de la vida y que había dejado un
sobre para el juez. En la casa , y ¿a 80 metros? ¿según su única
versión? Inmediatamente ella avisa a
uno de los policías locales que estaban en el pueblo el cual acudió al poco acompañado de dos funcionarios municipales, comprobando algo que le resultó
extraño, a pesar de haber muerto hacía
pocos minutos, ya le cubrían las hormigas, no había sangre alrededor, solo una hebra de sangre seca le
manchaba la camisa, mientras retirada
de su mano estaba la pistola sin olor a pólvora, como tampoco el casquillo,
el cual le pareció viejo. Acordonó la zona y volvió a buscar una cabina para telefonear al juez y Guardia Civil.
Cuando regresó a los pocos minutos se vio sorprendido exclamando mientras
señalaba el cadáver ¡Ay, quien le ha puesto a éste la pistola en la mano!
El
médico del Pinar que había llegado un poco antes no se creía la versión, dijo que "era imposible que el
fallecido articulara palabra alguna después del disparo, aunque no hubiera muerto al instante". Llegado los guardias civiles
y el juez, antes las dudas del policía local que desconfiaba de todo lo dicho y de la falta de olor a pólvora
de la pistola y el casquillo, el juez
hizo algo inverosímil! Destruyendo las huellas tomó la pistola y disparó varias veces a los pinos! Afirmando: "Sí,
ésta es el arma y estos casquillos son idénticos'. Sin dar importancia a
que el primero no olía a pólvora y
los restantes sí.
Aún
quedan más despropósitos: la alemana alejaba a todos los que se acercaban al cadáver, incluida la policía local y
los guardias civiles, a los cuales tampoco dejó
entrar en la casa. (?) Solo al juez con el cual salió mientras éste portaba otras armas. ¿Cómo sabía ella
donde las guardaba, si Miguelón había
manifestado varias veces a sus amigos de Tenerife que estaba asqueado de los extranjeros que están
acorralando a los herreños?.
La autopsia no se hizo en la casa mortuoria del Pinar, más moderna y
con mejores medios que en la que se hizo, en Guarazoca a 30 kilómetros.
Para terminar esta historia de ficción el forense
hizo la autopsia en otro municipio. Para
dejar fuera de las pesquisas al policía local y que no viera el pinchazo en la frente, que presuntamente era
profundo y hecho con un punzón o lezna, y
que no aparece en las diligencias.” (Paco Díaz, 1997)
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