viernes, 24 de julio de 2015

EFEMÉRIDES DE LA NACIÓN CANARIA


EFEMÉRIDES DE LA NACIÓN CANARIA

UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS
PERIODO COLONIAL 1501-1600
DECADA 1531-1540

CAPITULO VII-XIV



Eduardo Pedro García Rodríguez

1538.
Los colonos Miguel de Avilón y su mujer Leonor Vélez se apartan del matrimonio por mutuo consentimiento, porque, como dice el marido, «vos soys mujer moza e yo ombre viejo y de mucha hedad, de cuya cabsa el matrimonio entre nos no pasa segund devía pasar, y que el dicho Miguel menos aya cosa alguna de los dichos bienes, porque es hijo adulterino avido en la dicha Leonor Vélez por Juan de Aguirre, Regidor, durante nuestro matrimonio, y como tal hijo el dicho Juan de Aguirre lo tenía y por tal es avido y por tal lo tomó en su poder.

1538.
En esta fecha tenemos la primera noticia de la existencia de un batán en la isla Chinech (Tenerife), cuando el colono Luís Velásquez arrienda a Juan Gonzales "...Una guerta de arboleda con un batan e un molino casa e todo lo demas que le pertenece que yo tengo e poseo en el barranco de la Madalena...".
Dentro del proceso técnico de elaboración de tejidos de lana, podemos distinguir tres pasos fundamentales; la hilatura, el tejidos de los paños y el bataneado de los mismos.
Por medio de este último, llevado a cabo dentro del edificio del batán, se limpiaba el paño de las impurezas que había adquirido en los procesos anteriores, tanto de grasa y polvo, como motas, pajas, elementos adheridos, etc... Para ello, tras someter el tejido a diversos baños-el primero con agua caliente y otro con una mezcla de agua caliente y arcilla arenosa-, el paño era introducido en la pila del batán, donde mediante golpes de mazas, se encurtía el mismo, es decir, se le daba el cuerpo correspondiente y la necesaria codena o grado de resistencia de la tela. ¿En que consistía un batán?. Tras haberse canalizado el agua del barranco, esta incidía sobre una rueda vertical que imprimía el movimiento al mecanismo interior del batán. Una vez en el interior, podemos decir que el batán se componía de dos partes perfectamente diferenciadas: una pila, donde se bateaban los paños-sumergidos en agua previamente calentada en una caldera y un sistema de mazos de madera de grandes dimensiones que golpeaban el paño allí depositado. Este sistema de mazos se movía gracias a la corriente de agua, pues la rueda iba conectada a un eje que, adentrándose en el interior del mecanismo y mediante una transmisión, hacía mover una serie de levas, dientes que sucesivamente se levantaban y luego abandonaban a su propio peso los mazos del batán, que caían sobre la pila donde se hallaba el paño. Para el cuidado de los mazos, pieza básica dentro del mecanismo del batán, el arrendador disponía de "...una barrena y un escoplo y una asuela y un martillo...".
 Finalmente, debemos destacar como a lo largo de este siglo se impondrá el topónimo Batán es a la hora de referirse a nuestra área de interés. El primer documento localizado en que se utiliza este topónimo esta fechado en 1625, cuando Juan de Mesa cede en enfiteusis "...un pedazo de tierra en los Batanes onde dicen el Picacho...". A partir de de entonces, los antiguos topónimos provenientes del siglo anterior irán desapareciendo rápidamente, de tal manera que desde finales de siglo impondrá este como única denominación, situación que perdura hasta la actualidad.

1538.

Nace en Telde el criollo Agustín Báez.

El criollo canario Domingo Báez escribió el primer libro de los Estados Unidos

 El primer libro redactado en el territorio de los actuales Estados Unidos de América lo escribió un canario. Concretamente, el jesuita Domingo Agustín Báez, nacido en Telde, Gran Canaria, en el año 1538.
La historia de este hombre despertó mi curiosidad, no sólo por haber nacido en el archipiélago donde vivo, sino por el rocambolesco periplo que le llevó a Georgia, donde hoy se le conoce más que en su ciudad natal. Pero éste es el destino de todos los canarios que han sobresalido: su patria termina siendo el lugar donde mueren, porque sus paisanos suelen hacer lo imposible por borrar su memoria, cuando no han nacido en el seno de una familia poderosa.
Báez marchó a Salamanca para estudiar Artes y Cánones. Contaba entonces veintidós años de edad. A los veinticuatro años, solicitó su entrada en la Compañía de Jesús. Lo admitieron sólo como Hermano y allí estuvo ejerciendo de sacristán. Dos años más tarde, en 1564, marchó a Valladolid para ejercer de portero del convento jesuita de la ciudad. Su superior era Francisco de Borja –más tarde declarado santo–, el cual lo admitió definitivamente como Padre de la Compañía.
En 1568, el Rey de España nombró Gobernador de Cuba a Pedro Menéndez y le puso en la bolsa nada menos que 200.000 ducados para que conquistara la Florida. El hombre compró cuanto creía necesitar para la expedición, sin olvidarse de llamar a su amigo Francisco de Borja para que le facilitara una docena de misioneros. Nadie en su sano juicio se internaba en tierras del Nuevo Mundo sin llevar consigo una buena provisión de frailes.
Borja le facilitó doce jesuitas como doce soles. Entre ellos, incluyó a Domingo Agustín Báez que, siendo canario, extrañaría menos las frías noches de Valladolid.
Y se hicieron a la mar desde San Lúcar de Barrameda. Tras unos días de escala en las Islas Canarias, zarparon y, como decía don Gabriel de Cárdenas a principios del siglo XVIII, “con buen tiempo llegaron á la Florida, donde hallaron los estragos hechos por Gurgio, la infantería española hambrienta y desnuda: la pacificación de los indios en peor estado que nunca…”.
No le gustó el panorama a Menéndez; dio media vuelta y puso la proa con dirección a Cuba. Eso sí, el viaje fue malo. Tan malo que el piloto se puso a blasfemar y a decir que la culpa de todo la tenían los jesuitas.
–¡Ah, hideputas –les gritaba–, sois peores los protestantes y los turcos juntos! Con ellos he navegado sin que nunca me cogiera una tormenta como ésta.
Bien fuera por las oraciones de los jesuitas o por las blasfemias del piloto, lo cierto es que llegaron todos a La Habana vivos. Unos días más tarde, el piloto volvió a cruzar el Caribe y, bien fuera por sus blasfemias o por la oraciones de los jesuitas, sobrevino otra tormenta y pereció en ella.
El canario Domingo Agustín Báez y sus compañeros se quedaron en La Habana, en un colegio que mandó a abrir Menéndez. Algo más adelante, volvieron a la Florida. Báez fue asignado a la plaza de San Agustín para ayudar a construir casas y una iglesia. Allí encontraría a descendientes de paisanos suyos que estaban asentados desde los tiempos de Ponce de León. A la sombra de la enorme fortaleza de San Marcos comenzó a evangelizar a los indígenas.
Pronto, los misioneros se dividieron en dos grupos y abandonaron San Agustín. La razón era que estando cerca de los soldados españoles no había manera de que los indios les hicieran caso. Domingo Agustín marchó a la isla de Guale, transportando unos sacos de maíz que le había entregado el obispo de Cuba. Mientras el maíz duró, los indígenas no faltaron a una sola sesión de catequesis, pero después no hubo quien les viera más el pelo. Además, el problema del idioma continuaba siendo un impedimento.
Pero, a grandes males, grandes remedios. Báez poseía una endiablada (con perdón) facilidad para aprender idiomas. En menos de seis meses, ya hablaba con fluidez la lengua guale. De inmediato se puso a la tarea de escribir una Gramática guale, tal como haría en Brasil el tinerfeño José de Anchieta con la lengua tupí unos 25 años más tarde.
No tardó mucho en escribir también un Catecismo en guale. Báez lo escribió en verso para facilitar su memorización, al tiempo que enseñaba a sus compañeros la lengua aborigen.
Existe una cierta confusión sobre si Báez había escrito otro catecismo en la lengua tamuga de la Florida, durante su estancia en San Agustín, lo cual es muy probable.
Sea como fuere, el canario sucumbió en la isla de Guale. Un año más tarde, el Padre Domingo Agustín murió en la isla, víctima de una epidemia que diezmaba la población indígena. Se dice que falleció mientras cantaba con sus fieles un salmo en la iglesia de Santa Catalina. Más tarde, A. L. Borges escribiría:
“Pérdida lamentable, pues sabía hablar bien la lengua gualeana, la enseñaba a los demás misioneros y había traducido a ella las oraciones y doctrinas cristianas, poniéndolas en verso, para facilitar el aprendizaje de los indios. El padre provincial lo había señalado ya para predicador en la Tierra Firme. .. era ésta la segunda víctima que ofrecía su sangre por la conversión de los indios floridanos”.
En la actualidad, en Georgia se muestra una gran consideración hacia el autor de la primera Gramática que sistematizó una lengua indígena en tierra de los actuales Estados Unidos. Además del Catecismo, también dejó oraciones y salmos que fueron cantados en guale por los nativos. (Manuel Mora Morales)

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BIBLIOGRAFÍA ESENCIAL
David Arias (obispo): Lives and Faces.
Gabriel de Cárdenas: Ensayo cronológico para la historia general de la Florida.
R. Edwin Green y Mary A Green: St. Simon History.
Analola Borges: Las primera migraciones desde las islas orientales.


1538. El Conde La Gomera, tipo pintoresco en su atuendo pues con capa, pelliza, calzas y caperuza blancas, parecía un gitano, según un testigo presencial, le entregó a la mujer de Soto una hija bastarda, muy hermosa, llamada Leonor de Bobadilla. Alcanzaba ya los 17 años que, suponemos, se truncaron en la Florida a tenor del resultado de la expedición. O pudo quedarse en La Habana y no arrastrar la aventura continental, porque de Soto, el lucido jinete de la invasión y conquista peruana, acabaría su vida a orillas del Mississipi.


1538. El colono Esteban Justiniano, mercader genovés, estante, dice que Catalina Rodríguez, portuguesa, vecina que fue de la isla de San Miguel de las Azores, le ha servido cierto tiempo y estado en su compañía y le ha criado dos hijas que en ella ha abido, por ello para hacer pago y enmienda de lo dicho, le da desde hoy en adelante para todos los días de su vida unas casas que tiene en esta ciudad de San Cristóbal. 1538.

1538. Nace en Tamaránt (Gran Canaria) el criollo Bartolomé Cairaco y Figueroa, hijo de Constantino Cairasco quien era uno de de los colonos genoveses establecidos en Tamarán a raíz de la invasión y conquista castellana de la isla. Agricultor de holgada economía, dueño de un ingenio en Gáldar, Tamaránt (Gran Canaria) y de casas en Winiwuada (Las Palmas), en una de las cuales habría dé nacer su descendiente el poeta Bartolomé Cairasco. También Constantino Cairasco, Constantino de la Coba, Juan Mausel, Juan Ceberio, Cristóbal García; todos, dueños de ingenios, litigadores ante la Cancillería dé Granada por deudas supuestas con diezmos del cabildo catedralicio: el azúcar originando censuras y excomuniones. Bartolomé Cairasco Figueroa (1538-1610), hermano de Constantino y Serafín, tenía también sangre genovesa, rica en pujos aristocráticos y endulzado por ingenios y maquilas. Su abuela materna era de origen guanche de quien aprendió la lengua ancestral canaria de la cual hizo uso en algunos de sus escritos.

A Cairasco, estudiante en Sevilla desde los diez años, su padre quiso alentarlo desde Winiwuada (Las Palmas) para que, obtenidos los grados correspondientes, pudiese ocupar la tempranera canongía que comenzó a disfrutara a los 13 años. Desde1548 a 1569, viajes a Sevilla, a Portugal. Tal vez a Italia los primeros versos, las primeras aventuras y los sucesivos requerimientos del cabildo catedralicio para que terminara sus
estudios y ratificara la posesión de la canongía, cosa que ocurrió hacia el año 1572.

En los años de ausencia de la isla, versos, galanteos y ociosidad:

De famosos maestros me mandaron aprendiese las artes liberales: refiere uno de los personajes del Templo Militante; y las «artes liberales» fueron muchas y variadas.

Porque no solamente aprendió humanidades, sino que supo mucho de música, de «damas» y de amores. El profesor A. Cioranescu transcribe unos endecasílabos del poeta, bien situados dentro de la línea garcilasiana, que prueba el aire galante del autor
de los versos. Y, como dice su editor el doctor A pesar de haber tomado posesión de su canongía en 1553, solicitó nueva licencia capitular por cinc años, escribió entremeses y jácaras, alguna de las cuales fue motivo de advertencia leve por parte del “Santo Oficio”. Recibió órdenes sacerdotales en 1559; obtuvo nueva licencia para ampliar estudios -tal vez en Portugal e Italia- y volvió a aparecer en los libros del cabildo en l569,Encargos variados, comisiones: Cairasco vivia su vida canonical y escribía; bien por encargo del propio cabildo, bien por libre inspiración.

En el primer caso, autor de comedias para representar con motivo de la llegada del nuevo obispo (1582); la Comedia del Rescebimiento era el título de la obra, a la que -como señala Cioranescu deben añadirse Santa Catalina de Alejandria, la Comedia del Alma y la Comedia de Santa Susana. Cairasco, pues, como autor dramático, cuyas obras, Página del poema épico a pesar de prohibiciones episcopales, se representaban dentro y fuera del templo con motivo de fiestas litúrgicas o profanas.

A partir de 1590, aproximadamente, Cairasco conoció los horrores de la guerra y el incendio de su propia casa por manos holandesas, con quienes tuvo que servir de emisario sin obtener resultado positivo en sus gestiones. Trabajos, cartas, encargos del cabildo; y preparación de la edición de sus libros manuscritos. Peticiones, zozobras, esperas: y por fin, el primer tomo del Templo militante, cuyas ediciones de la segunda y tercera parte debieron de dejar algún dinero, dado el litigio sostenido con uno de sus apoderados. Y, además, la traducción del Godofredo famoso, de Tasso, obra que sintetiza muy bien las raíces italianizantes y renacentistas de Cairasco.

Con todo, Templo Militante, triunfo de virtudes, festividades y vidas de santos es la obra más importante de nuestro escritor. Libro de difícil lectura, tocado ya de barroquismo evidente, influido por la corriente de poesía narrativa religiosa cultivada por Bernardo Balbuena -ariostino, como Cairasco-, fray Diego de Hojeda y Cristóbal de Mesa. La «poesía a lo divino», de tan notable influencia en Góngora, y en los  pregongorinos andaluces -Rioja, Jáuregui, Espinosa, la cultivó Cairasco con extensión y con reiterada obstinación, sin que, como ya se ha dicho, su cultivo de la musa amorosa o festiva sea capítulo desdeñable para conocer su talante de escritor.

«Cairasco dice A. Valbuena: “ Es un temperamento retórico, magníficamente retórico, como después lo será Tomás Morales”. Junto con la retórica, la alegoría la lengua literaria se va haciendo más oscura y más rica en imágenes. Garcilaso se viste a lo divino; los santos inspiran a los poetas; los hechos heroicos se adornan de episodios hagiográficos. Carrasco que aprendió de sus maestros Sevilla nos e italianos mucha de su imaginería poética conserva muy bien este aire de poeta narrativo en el que los sucesos se potencian y se divinizan. Es decir, se llenan con la aureola de lo mágico.
Así era -o así [la veía el poeta- el bosque de Doramas, en su isla nativa de Tamaránt (Gran Canaria), aún vestida de verde:

Partieron luego juntas al habitáculo del rey Doramas,
no de blancos mármoles
más de columnas verdes y selváticas,
do con vueltas erráticas
la yedra ciñe los excelsos árboles
del tronco a la eminencia del pináculo
do está el sagrado oráculo
de Apolo, de sus hijos y discípulos,
de poderosas yerbas odoriferas,
al mundo salutíieras
Dioscorides hiciera y otros fisicos
para lánguidos, éticos y tísicos.

El esdrújulo -verso que caracterizó la mayor parte de su obra obnubila la descripción, envuelta entre la fantasmagoría de metáforas, de hipérboles y de hipérbaton. Cairasco usa y abusa de lo que leyó en Lope, en sus amigos los poetas andaluces y en sus maestros italianos (Tasso, sobre todo) .Nuestro poeta participa ampliamente de la cultura de su tiempo para aplicarla en gracia de su visión insular. (Alfonso Armas Ayala)

1538 mayo 26.
JUAN DE AYALA, HIJO  DE MARTÍN ALEMÁN,  CON PODER DE SU HERMANA ISABEL MARTIN,  DA A TRIBUTO Y CENSO A DIEGO  DIAZ Y BARTOLOMÉ DE TOVILLEJA,  VECINOS DE TELDE:  SIETE SUERTES DE AGUA DE DULA DE LA ACEQUIA REAL DE AGUATONA,  DOS SUERTES DE TIERRA JUNTO  AL ALBERCÓN CON QUE MUELE EL INGENIO,  CUATRO SUERTES QUE LINDAN CON LA TARIFA Y EL CAMINO QUE VIENE DE AGUIMES AL INGENIO,  DOS SUERTES LINDANTES CON DIEGO LEÓN (LEONEAS?),  DOS SUERTES JUNTO  AL CAMINO REAL TELDE-AGUIMES,  DOS SUERTES (POR  ESCRITURA DE ALONSO DE MATOS A MARTÍN ALEMÁN),  TIERRAS EN EL CAMINO REAL QUE VA A AGUIMES Y UNAS CASAS EN AGUIMES.

 “Sepas cuantos esta carta vieren como yo Juan de Ayala, hijo de Martín Alemán, difunto, que haya gloria, en nombre  y en voz de Isabel Martínez, mi hermana,  mujer  de Antonio  de Abrego, difunto,  hija y heredera  del dicho Martín Alemán, mi padre, y por virtud del poder que de ella tengo, que pasó ante  Juan Núñez,  escribano  público  de Sevilla, en viernes veinte e cuatro días  del  mes  de  septiembre   de  mil  e  quinientos   e  treinta  e  cinco  años. Otorgo e conozco que doy a tributo  e censo infetuosin desde el día de Señor San Juan de junio primero  que viene de este presente  año en que estamos de mil e quinientos  e treinta  e ocho años en adelante para siempre jamás a vos Diego Díaz e Bartolomé de Tovilleja, vecinos de la ciudad de Telde, que es en esta isla de Gran Canaria, que están presentes, siete suertes de agua por sus dulas según que se reparten  en la acequia real de la Vega de Aguatona, que  es en  esta  dicha  isla en  el término  de  Agüimes, que  la dicha  Isabel Martínez, mi hermana,  como heredera  del dicho Martín Alemán, tiene e le pertenecen en la dicha acequia real de la dicha Vega de Aguatona. E otro sí, vos doy en el dicho tributo  e censo dos suertes de tierras que la dicha Isabel Martínez, mi hermana, tiene junto al albercón, con que muele el ingenio de la dicha Vega, que linda con la dicha acequia real, e con el camino  que va del dicho ingenio a la dicha Vega de Agüimes, e con tierras del hospital de Señor San Martín, e la una suerte de ellas tiene puesta de cañas de hoj_lias o bin [sic] por arrendamiento que yo tengo hecho  de ellas por cuatro  años a precio de ocho fanegas de trigo por [¿tiempo?] de dos años, del cual dicho arrendamiento  ha  corrido  e  pasado  un  año  e  le  quedan   tres  años  por cumplir e de la dicha renta yo he cobrado  los dos años primeros, e lo demás que resta por correr e cumplir  del dicho arrendamiento lo habéis de haber e cobrar  vos los susodichos  por  vosotros  propios; e la escritura  del dicho arrendamiento pasó e se otorgó ante Hernando de Padilla, escribano  público de esta dicha isla, por el mes de febrero por escritura del año que pasó de mil e quinientos  e treinta e siete años. E la otra suerte de tierras está con suertes de cañas de azúcar de soca cortada de este año, e vos la doy con las dichas cañas de soca que en ellas están. E otro sí, vos doy en el dicho tributo e censo otras cuatro  suertes de tierras que la dicha Isabel Martínez  tiene en la dicha Vega de Aguatona que se dicen las tierras de [roto]os, que son todas juntas en un cercado que lindan  con tierras que dicen en La Tarifa y el camino  que viene de Agüimes al ingenio. E otro  sí, vos doy en el dicho tributo  e censo otras dos suertes de tierras [roto] hermana  tiene en la dicha Vega de Aguatona, que lindan [roto] de las casa de Francisco Sánchez de los Palacios e con tierras de los menores  hijos de Diego de León [roto]. E otro sí, os doy en el dicho tributo  e censo e otras dos suertes [roto] que la dicha Isabel Martínez, mi hermana, tiene en la dicha Vega de Aguatona [roto] lin- dan con el camino  real que va de Telde a Agüimes e con tierras de Álvaro de Herrera. E otro  sí, vos doy al dicho  tributo  e censo  todo  el derecho  e sucesión   que la dicha Isabel Martínez, mi hermana,  tiene e le pertenece  a otras dos suertes de tierras que son en la decha Vega de Aguatona, por razón de cierta escritura e obligación  que el dicho Martín Alemán, mi padre, e la dicha Isabel Martínez, mi hermana,  como su heredera,  tenía e tiene contra Alonso  de  Matos, vecino  de  esta  dicha  isla, para  que  las podáis  pedir  e demandar,  e recibir e cobrar, del dicho Alonso de Matos e de otro cualquier persona  o  personas  que  con  derecho  podáis  e  debáis;  e  así  habidas  e cobradas, sean propias e de vuestros herederos  e sucesores en el dicho trib- uto  e censo  [roto] tanto  que  la dicha  Isabel Martínez,  mi hermana,  y sus herederos  y sucesores no sean obligados  a vos las sanear ni hacer [roto] en ningún  tiempo. E otro sí, vos doy en el dicho tributo  e censo todo el dere- cho e sucesión que la dicha Isabel Martínez, mi hermana, como heredera del dicho  Martín  Alemán, nuestro  padre, tiene  a ciertas tierras  que  son  en la dicha Vega de Aguatona, que lindan  con el camino  real que va de esta ciudad de Agüimes e a unas casas que son en la dicha villa de Agümes e que al presente  mora  Roque Díaz, sobre  las cuales dichas tierras e casas yo en el dicho nombre  trato pleito con el dicho Francisco Sánchez, para que vos los susodichos podáis seguir, e fenecer e acabar el dicho pleito por todas suyas, e si lo vencierdes [sic] toméis e hayáis las dichas tierras e casas en el dicho tributo  e censo por vosotros, e por vuestros herederos  e sus sucesores, perpetuamente para siempre jamás, en tal manera que la dicha Isabel Martínez, mi hermana,  ni los dichos sus herederos  e sus sucesores, no sean obligados a vos las sanear ni hacer escrituras de lo que de susodicho  es. E para pedir e demandar,  e recibir  e cobrar  las dichas  dos suertes  de tierras  del dicho Alonso de Matos e las dichas casas e tierras del dicho Francisco Sánchez de los Palacios e de quien con derecho  podáis e debáis, vos instituyo  el poder que le da la dicha Isabel Martínez, mi hermana,  tengo, e en el dicho nombre vos lo cedo e traspaso  según [roto]  de ella tengo, e vos hago para ello prsco a vos [roto] en vuestro mismo fecho e causa propia. Las cuales dichas tierras, e aguas e casas, de suso contenidas  e declaradas vos doy en el dicho nombre  al dicho censo e tributo  bueno, sin lasto e derecho, sin embargo  e sin condición  alguna, con todas sus entradas  e salidas, usos, e costumbres, e servidumbres, e [roto] todas sus pertenencias  cuidadas desde hoy [roto] precio de treinta  y ocho doblas de oro [roto] de esta moneda  que hora se usa en Canaria [roto].”  .(Rafael Sánchez Valerón y Felipe Enrique  Martín Santiago. Génesis y desarrollo de Ingenio durante el siglo XVI)


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