LOS OKUPAS ESPAÑOLES EN EL
NOROESTE DE AFRIKA
Hace algunos siglos, los
inquietos y saqueadores portugueses decidieron fastidiar la tranquilidad del
bucólico Mohamed, y ni cortos ni perezosos se plantan ante la jaima de éste
último, y haciendo gala de sus flamantes arcabuces, espadas, picas y rodelas,
intimidan al pobre pastor de cabras y ovejas para que abandone el enclave donde
pastoreaba su ganado, pues convenía a los planes de los portugueses ocupar la
zona para así poder llevar a cabo las razzias contra los paganos Moros del
interior y poder esclavizarlos, para posteriormente surtir los mercados
esclavistas de Lisboa y Barcelona, donde ésta mercancía humana era altamente
cotizada, al tiempo que disponían de una base de operaciones desde donde poder
saquear impunemente a los navíos que navegaban por el estrecho de Gibraltar.
Transcurre el tiempo y los okupas
portugueses se entretienen en fortificar los terrenos robados al desolado
Mohamed ante la impotencia de éste, que ve como los extranjeros se señorean de
sus tierras sin poder impedirlo ante la escasez de medios con que poder
expulsar a los invasores. El devenir del tiempo hace que otra potencia de
piratas y esclavistas se interese por el enclave usurpado por los portugueses y
entre en negociaciones con éstos con vistas a ser sustituidos en la explotación
del lugar y sus alrededores. Como entre pillos es fácil el entendimiento, los
portugueses no dudaron en vender a los españoles sus supuestos derechos sobre
las tierras robadas a su legítimo propietario, el atribulado Mohamed, pasando
así los españoles a continuar la situación de okupación ilegal del territorio.
Como la indefensión de Mohamed
continúa siendo manifiesta, los nuevos okupas con la connivencia de otras
potencias esclavistas europeas la aprovechan para ampliar los territorios
usurpados, y a pesar de que Mohamed ofrece una valiente oposición, la enorme
superioridad armamentística de los okupas hace prácticamente imposible la
resistencia.
Ante esta situación de hechos
consumados, el paciente Mohamed decide cambiar de táctica ante los invasores, y
aparentando aceptar una situación de vasallaje, va tejiendp pacientemente la
red de liberación en la que poco a poco, van cayendo los okupas, y asi parcela
a parcela consigue ir liberando gran parte de su territorio. Posteriormente,
golpe a golpe consigue ir doblegando la altiva cerviz de los ilegales okupas
haciéndoles ahogarse en su propio orgullo y arrogancia. Ante la nueva situación
los okupas unilateralmente dan por terminada su "misión culturizadora y
civilizadora" en Afrika, reservándose parte del territorio okupado como
"propiedad" indiscutible, con lo cual pretenden perpetuarse en el
dominio de parte de la zona.
Alcanzada esta situación, Mohamed
continúa en sus justas reivindicaciones ante el altivo invasor para alcanzar la
liberación del resto del territorio que éste continúa okupando con las fuerzas
de las armas, obteniendo ciertas compensaciones económicas a cambio de una
tensa calma bajo la cual los okupantes continúan explotando los territorios
okupados y otros próximos a los dominios de Mohamed.
Como medida de presión ante los
okupantes, Mohamed decide reafirmar sus justas reivindicaciones mandando a
algunos de sus pastores a ocupar una pequeña parcela del territorio okupado que
el adversario tenía en desuso, la reacción de éste no se hizo esperar, con su
habitual altivez hace gala de su supuesto poderío militar desplazando a la zona
okupada, un porta aeronaves, fragatas, patrulleras, submarinos, helicópteros
etc., en un alarde de fuerzas motivado por la ancestral soberbia del okupante.
Esta algarada militarista no inquieta a Mohamed quien continúa con sus planes,
pues conoce muy bien la mentalidad mercantilista y rapiñera del okupante, y
prevé que al igual que en similares situaciones históricas anteriores, el
okupante ante la imposibilidad de practicar en estos tiempos una política de
tierra quemada como en él había venido siendo habitual, optara por una discreta
retirada, eso sí, no sin antes tratar de que Mohamed le pague los gastos del
combustible empleado en la algarada militar más una gratificación económica
para los chicos que han participado en la misma.
Guaire Adarguma. Julio de 2002.
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