Nos aproximamos a la fiesta del fuego; la de los
antiguos rituales. El día 23: noche de san Juan. Tiempo de trasgos,
salamandras, espíritus, hogueras y baños de mar en busca de purificación, junto
al brujería que rememora viejas recetas y ancestrales artes adivinatorias.
Noche para que las brujas se desmelenen y aconsejen agüeros de amor. Pero ya no
lo dicen, susurrantes ellas, al oído de trémulas vírgenes, sino que los
pregonan frente a la moderna cámara de televisión. Antes, a las brujas y,
también a las que no lo eran, por solo tener nariz ganchuda o giba
espaldera, o por sospechas y mala voluntad contra ellas, de algunos vecinos,
las quemaban en la hoguera o le atizaban cantidad de zurriagazos. Ahora, no.
Salen por la televisión y se autoproclaman “brujitas buenas”. Algunas,
modernas ellas, son consultadas a través de un 906 que, cuando
llega la factura del teléfono, te ciscas en la pitonisa y en toda su familia.
Canarias, en un pasado no tan lejano, tuvo sus
historias de brujas. Algunas de ellas están reflejadas en los escritos de
Bethencourt Afonso (1901) a los que vamos a recurrir en este artículo. Es
curioso comprobar como, en la mayoría de las diferentes culturas, son las
mujeres las que detectan el poder brujeril. Muy escasos son los hombres-brujos,
de los de pócimas, ungüentos y compadreo con el pateta cornudo. Y,
en Canarias, pasaba igual. Buena prueba de ello está en los legajos de la
todopoderosa Inquisición, en los que se recogen diferentes causas y procesos
criminales contra féminas supuestas practicantes de oscuras artes
nigrománticas. Las acusaciones son varias y a cual más disparatada. Ejemplos:
“Una testigo acusa a cierta señora de haberla mandado a casa de una morisca
hechicera, que le dio una piedra y un poco de plomo. La piedra era para que la
moliera y echara el polvo resultante en la comida y, el plomo, para derretirlo
y rociar con el la falda y cabeza de la victima”. (Como el lector podrá
apreciar se trata de un siniestro plan muy bien urdido y, además, sencillo de
llevar a la práctica. Es muy fácil largar plomo derretido a la cabezuela del
enemigo). “Testimonio contra una tal Isabel Rodríguez, de Tenerife, llamada la
“Chicharrona”, por sospecha vehemente de que la rea tiene pacto tácito con el
Demonio”. (Seguro que la pudieron ver hablando con él). Más legajos: -“Contra
Jerónima de Vega, de Teror, por bruja. A la reo la adiestró tía María Suárez,
“la de Tejeda”, enseñándola a volar”. (¿La pillaron sobrevolando la montaña de
Teror?), -“Pleito contra Agustina Gil, de Guia, por dar un pedazo de queso a un
hombre, que luego de curado, echó un lagarto por la boca”. (Tampoco es para
ponerse así. Si el hombre se curó, ¿qué importa que largara un lagarto por la
embocadura? Incluso podría ser flema gorda que alivió a aquel cristiano).
Varias mujeres fueron acusadas, asimismo, de “volar con el diablo”. (Otras
que sorprendieron en vuelo bajo-rasante turístico acompañadas por un guía
astado y rabón). “Proceso seguido en el Santo Oficio de Canarias contra Angela de
Paiva, por proposiciones heréticas y por haber solicitado de cierta persona le
hiciese la oración de Santa Marta “para que su marido no la viese cuando
estuviese con sus amigos a los que conocía carnalmente”. (No sabíamos que tal
oración concediese a los adúlteros el don de la invisibilidad). Último proceso
de muchos y variados que existen en los archivos y aquí –sorpresa- se trata de
un hombre, vecino de la Gomera, pero que, al mejor estilo de “Periquito entre
ellas”, pagó culpas ajenas ya que, para efectuar el maquiavélico y
satánico plan, iba acompañado de algunas mujeres. Objetivo, motivo de tal
proceso y posterior castigo: recoger el grano de helecho en la noche de san
Juan”. ¡Qué gran pecado! (Ahora nos sonreímos con estos sucesos, pero, seguro,
que los acusados, en aquellos años, tuvieron que pasarlo muy mal, siendo
juzgados por aquellos oscuros y siniestros sátrapas de la Santísima
Inquisición).
Aparte de estas “contundentes” acusaciones,
a las brujas se las veía venir ya desde lejos. Su aspecto era inconfundible.
Dice y asegura la vieja crónica: -“El tipo de las brujas es bien conocido. Cara
larga y enjuta, aguzada, más ancha por arriba, nariz de cotorra, ojos pequeños
y tan vivos que no se les puede ver la pupila porque siempre les están bailando
y miran sesgado sobre el lado izquierdo. Es tradicional que estuvieron a punto
de ser exterminadas, porque no bien los inquisidores sacaban a las calles, la
vara negra o la bula de la Santa Cruzada, las brujas se precipitaban
espontáneamente gritando: “¡Allá voy!”, para que las aprisionaran y quemaran.
Las brujas se presentan en forma de burras, mujeres y cabras, saliendo a las
doce de la noche y yéndose al canto primero del gallo, andando por esos caminos
cantando y dando “rejijides”. Oración para ahuyentar las brujas: “San Silvestre
de Montemayor/ guarda mi casa y todo el alrededor/ de brujas, hechiceras y
hombre malhechor. / Bendice mi cuerpo y alma/ la cama donde me he de acostar/ y
líbrame de las brujas y miedos/ que me “jagan” mal”.
Ahora que algunos hombres se depilan, deberían
saber que están anulando una muy buena protección contra las brujas y sus
malvados propósitos ya que “los que tienen en forma de cruz los vellos del
pecho, y si éste se extiende a los hombros para bajar por la espalda, la garantía
es absoluta. Están como vacunados contra la hechicería”. (Ahora entiendo
porqué no han podido conmigo las jodidas brujas). Por supuesto que, asimismo,
algunas damas tienen su defensa contra tales arpías: -“En el mismo caso se
hallan las mujeres que hilvanan al revés, las que comen ajos y las que duermen
boca abajo. Beneficia, y mucho, dormir en establo de vaca y usar ropa interior
con una costura del derecho y otra al revés”.
Hoy día las brujas son diferentes. Ya no tienen
“nariz de cotorra, ni miran sesgado, ni les baila la pupila”. Son hermosas,
atractivas y no llevan raída capa, sino prendas a la última moda. Son
televisivas y, algunas, amigas de armar tremendos líos ante la cámara, por
aquello de promocionarse. No se si sus invocaciones, ritos, pócimas y tisanas,
también se han modernizado y si continúan en contacto con el
cornudo-rabón pero, ahora, “on line”, es decir a través del correo electrónico.
Prefiero a las brujas del pasado, las que recomendaban a su clienta, echarle
plomo derretido sobre la cabeza de su enemigo. No me negaran que es mucho más
artesanal. ¿Aparecerá alguna bruja, de las de antes, la próxima noche de san
Juan?
Por Francisco Padrón Hernández
Fuente: Diario de Avisos – 15-06-2003
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