El miedo a lo desconocido, y a todo aquello que una determinada sociedad no ha podido controlar con respecto a su supervivencia, ha impregnado, desde el principio, el espíritu de los distintos grupos humanos que han habitado el mundo. Desde ese confuso temor surgen las religiones con sus dioses. Cuando el individuo no puede dominar o amoldar algo a sus necesidades se inventa un dios a quien puede rogar, pedir e, incluso,
chantajear con ofrendas y sacrificios de todo tipo, entre los que no se excluyen los humanos.
Es a
partir de la segunda mitad del siglo xix cuando una serie de señores
intelectuales oriundos y residentes en las islas, pero formados academicaménte
en Europa, se dedicaron de lleno a la tarea de rastrear nuestros orígenes.
El objetivo principal era forjar, en consonancia con las tesis del nacionalismo romántico, una identidad propia, distintiva de la nacional, pero enraizada en la historiografía occidental. Como consecuencia, estos orígenes se encuentran en los pobladores del archipiélago antes de la llegada de los castellanos en el S XV.
Los restos antropológicos, y por ende el estudio de las momias, o "saxos" mediante el único método científico del que se disponía en ese momento, la morfología, que tuvo un destacado papel en esta construcción. En principio, porque era adaptable a las teorías de la raciología y el evolucionismo. Por otro lado, permitía explicar, la simplicidad de su cultura material puesta de manifiesto en el escaso conocimiento de registro arqueológico y por las escasa descripciones dejadas escritas por los cronistas.La causa no estaría así exclusivamente en condicionantes
raciales sino mas bien por el aislamiento geográfico sufrido por los antiguos pobladores canarios , que de una forma u otra habían sido apartados de las corrientes evolucionistas que propulsaron la civilización en otras zonas de Europa. En esta línea de pensamiento la práctica de la momificación marcaba una conexión importante con la antigua civilización egipcia, demostrando que aunque éramos un pueblo sencillo en nuestras manifestaciones materiales eramos grandes y elevadamente espiritualmente.
A pesar de los contínuos intentos de estos intelectuales por reconstruir unos orígenes basados en sólidas evidencias científicas, estos siempre estaban condenados al fracaso. Los prejuicios etnocentristas que impregnan sus métodos excluían, por principio, cualquier manifestación cultural foránea. La mitificación del guanche era por tanto inevitable. Ya sea como objetos de veneración, souvenirs coloniales o evidencias etnohistóricas, las momias o "saxos" tienen un extraordinario potencial para transmitir mensajes culturales diversos. Es por ello que convierte a las momias o "saxos" merecedoras de ser preservadas porque, según lo que califica a un objeto como conservable no es su adscripción cultural o histórica, su calidad artística o su antigüedad, sino los significados simbólicos que lleva implícitos y su valor como evidencia.
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