DOÑA IGNACIA ORAMAS Y ORAMAS
(1842-1898).
PRIMERA MAESTRA TITULADA
TINERFEÑA Y TITULAR EN PROPIEDAD DE LA ESCUELA DE NIÑAS DE GRANADILLA DE ABONA 1
Nuestra biografiada fue la
primera mujer que obtuvo el título de Maestra Elemental de Primera Enseñanza en
la Escuela Normal
de La Laguna. Tras
ello, durante casi 27 años estuvo al frente de la escuela de niñas de su villa
natal, que obtuvo en propiedad por oposición y en la que cesó por una prematura
jubilación. Su labor fue reconocida en la prensa, pero como la mayoría de los
maestros de esta comarca sufrió continuos retrasos en el cobro de su sueldo.
Después de jubilada se estableció en Arona, donde falleció. En esta localidad
había contraído matrimonio, con un destacado vecino, don Antonio García Frías,
que ostentó diversos cargos en los dos municipios en que vivió.
NACIMIENTO Y FAMILIA
Doña Ignacia nació en Granadilla
de Abona el 24 de abril de 1842, siendo hija del capitán don Diego Oramas
Bello, natural de dicho pueblo, y de doña Rosalía Oramas Escobar, que lo era de
la Villa de La Orotava en la feligresía
de San Juan. El 1 de mayo inmediato fue bautizada en la iglesia de San Antonio
de Padua por el cura párroco propietario don Francisco Rodríguez Méndez; se le
puso por nombre “Ignacia Rosalía María del Sacramento” y actuó como padrino su
abuelo materno don Francisco Oramas, natural y vecino de La Orotava.
Creció en el seno de una familia
que gozaba de gran prestigio en la localidad, pues no en vano su padre, don
Diego Oramas Bello (1795-1879), era capitán de las Milicias Canarias,
distinguido con el sobregrado de comandante y la Cruz de la Orden Americana de
Isabel la Católica ;
desempeñó los cometidos de sargento mayor del Batallón y comandante militar del
Cantón de Abona; y, además, fue elegido en distintas legislaturas alcalde,
síndico personero y diputado del Ayuntamiento de Granadilla. En cuanto a su
hermano, don Juan Evangelista Oramas y Oramas, también ostentó la Alcaldía de este mismo
municipio; y uno de sus sobrinos, don Domiciano Oramas y González (1866-1942),
hijo del anterior, fue sargento de Artillería, maestro, vice-contador de la Cruz Roja local y juez
municipal de Granadilla.
El 7 de octubre de 1862, a los 20
años de edad, doña Ignacia contrajo matrimonio en la parroquia de San Antonio
de Padua de Granadilla de Abona con don Antonio García Frías, natural y vecino
de Arona, hijo de don Pedro Agustín García, nacido en Vilaflor, y de doña
Isabel de Frías Sarabia, natural de Arona; los casó y veló el cura párroco
ecónomo de San Antonio de Padua, Bachiller don Juan Pedro de Frías y Peraza,
actuando como testigos don Cayetano García, don Cristóbal González y don Pablo
González, de la misma vecindad.
Se establecieron inicialmente en
Arona, donde don Antonio ostentó los cargos de primer suplente del juez de paz,
en el bienio 1863-1864, y juez de paz titular del mismo pueblo, del 1 de enero
de 1868 al 31 de diciembre de 1871. También figuraba como elector contribuyente
de dicho municipio en 1877.
MAESTRA EN PROPIEDAD DE LA ESCUELA ELEMENTAL
DE NIÑAS DE GRANADILLA DE ABONA
Tras estudiar libremente las
materias exigidas, probablemente con algún maestro de su
pueblo o comarca, en el curso
1863-64 doña Ignacia se matriculó en la Escuela Normal de
Maestros de La Laguna ,
al concederse por primera vez a este centro la facultad para examinar a las
maestras, a las que no se les exigía ningún estudio oficial previo. Así en
julio de 1864 se celebraron los primeros exámenes de reválida, que nuestra
biografiada superó sin problemas, por lo que obtuvo el título de Maestra
Elemental de Primera Enseñanza, siendo la primera mujer que lo obtenía en dicho
centro, pues hasta entonces estaba reservado para los hombres; por lo tanto,
fue la primera maestra titulada tinerfeña y sin duda una de las primeras de
Canarias.2
Poco tiempo después obtuvo por
oposición la escuela elemental de niñas de su pueblo natal, de la que tomó
posesión el 27 de julio de 1866. Con motivo de este nombramiento, poco después
regresaría con su familia a su pueblo natal, donde se estableció.
Se le fijó un sueldo anual de 750 pesetas, pero este
Ayuntamiento, como los demás de las islas, solía pagar con mucho retraso, tanto
el sueldo como las cantidades asignadas para el material de la escuela y el
alquiler de la vivienda del maestro, lo que justifica la conocida expresión de
que “pasa más hambre que un maestro de escuela”, que aún era peor si se trataba
de una maestra, pues cobraba menos que un hombre por el mismo trabajo. Sirva
como ejemplo de ello, que el 1 de septiembre
de 1882 el Boletín Oficial de la Provincia de Canarias
publicaba las cantidades que el Ayuntamiento de Granadilla le debía a esta
maestra, que eran: 400 ptas de sueldo y 93,75 ptas de material durante el año
económico 1881-82, lo que sumaba un total de 493,75 pesetas de aquella época.
Su sueldo fue nivelado el 17 de
febrero de 1885, ascendiendo a partir de entonces a 1.100 pesetas al año. Pero la Sra. Oramas continuó
sufriendo un constante retraso en su salario, debido a la crónica escasez de
recursos de los pueblos del Sur de Tenerife. Por este motivo, el 22 de octubre
de 1888, trece maestros del Sur de Tenerife elevaron una exposición desde
Granadilla de Abona al presidente del Congreso de los Diputados, que fue
publicada en El Auxiliar el 16 de noviembre inmediato, en la que analizaban la
mala situación de la enseñanza en esta isla:
“Bien comprenden, señor, los recurrentes que
el estado del Magisterio público en España es en general lamentable y
desconsolador; pero tened la certeza de que jamás el Profesorado primario de
provincia alguna ha sufrido las miserias y privaciones que el de Canarias viene
experimentando desde hace ya un lapso de tiempo interminable”. Exponían que
ello era debido a la indiferencia con la que la administración trataba a las
escuelas y a los trabajadores de la enseñanza, pues no se abonaban las
cantidades consignadas para material escolar y para los sueldos, pues “¡algunos
de los firmantes han visto transcurrir cinco y seis años sin haber cobrado ni
una sola mensualidad!”, lo que hacía la situación desesperada. Tras analizar la
importancia que el Magisterio de primera enseñanza debería tener en la
sociedad, concluían suplicando al Congreso y a su presidente en representación
del mismo: “que, considerando justos los fundamentos que dejan apuntados,
acuerde el aumento y pago por conducto de la Hacienda nacional de los
haberes que devenga el Magisterio, dictando medidas para que pueda hacer
efectivos sus adeudos, por reclamarlo así la equidad de la más recta justicia”.
Entre los firmantes figuraban los maestros de Granadilla, don Patricio Perera
Álvarez y doña Ignacia Oramas, y el de Charco del Pino don Cipriano Bello
López.
Sin embargo, su labor no se vio
entorpecida por los atrasos en el cobro de su sueldo, como puso de manifiesto
el 26 de noviembre de ese mismo año 1888 el periódico del Magisterio El Auxiliar,
al recoger la
siguiente información: “Acabamos
de saber que
los exámenes generales efectuados
últimamente en las escuelas públicas de Granadilla, ofrecieron brillantes
resultados, quedando en extremo complacidas las autoridades locales y el
vecindario todo, de los esfuerzos hechos por los dignos Maestros D. Patricio
Perera y Doña Ignacia Oramas, en favor de la enseñanza de los alumnos que les
están confiados. Tenemos el mayor gusto en consignarlo así, enviando nuestro
sincero plácemes a los expresados profesores”.
Nuestra biografiada permaneció al
frente de su escuela de Granadilla de Abona durante
26 años y ocho meses, hasta su
prematura jubilación, por enfermedad, que le fue concedida el 24 de marzo de
1893, a los 51 años de edad. El 7 de julio de ese mismo año, el diario El
Liberal de Tenerife recogía los “Derechos pasivos” a los que tenía derecho: “La Junta de Derechos pasivos ha
acordado declarar á la Maestra
jubilada D.ª Ignacia Oramas y Oramas, con derecho al haber anual de 660
pesetas, abonables desde el 25 de marzo último”.
Con respecto a su esposo, don
Antonio García Frías, durante su estancia en Granadilla figuró también como
elector contribuyente, por lo menos de 1886 a 1889, para las elecciones de
diputados provinciales, diputados a Cortes y compromisarios para senadores.
Asimismo, fue designado juez municipal suplente de esta localidad, cargo que ya
ostentaba en 1891.
FALLECIMIENTO Y DESCENDENCIA
Después de jubilada, doña Ignacia se estableció con su
familia en Arona, donde vivió el
resto de su vida, colaborando con su marido en el cuidado de
las cuantiosas propiedades agrícolas de la familia.
La maestra jubilada y
“propietaria” doña Ignacia Oramas y Oramas falleció en su domicilio de la Calle Nueva de Arona
el 27 de marzo de 1898, a los 56 años de edad; se ignoraba su enfermedad “por
no haber facultativo en este pueblo” y fueron testigos de su defunción don
Evaristo Bethencourt y don Carlos Brioso, vecinos del mismo. Al día siguiente
se oficiaron las honras fúnebres en la iglesia parroquial de San Antonio Abad,
por el cura párroco propio don Julio
Mendoza y Morera,
quien a continuación mandó dar
sepultura a su
cadáver en el cementerio de dicho pueblo.
El 20 de mayo inmediato, El
Auxiliar se hacía eco de su muerte: “D. E. P.
/ Ha dejado de existir D.ª Ignacia Oramas y Oramas, maestra jubilada de
Granadilla. / Sentimos mucho esta desgracia y deseamos que para sobrellevarla
conceda Dios resignación á su apreciable familia”.
Le sobrevivió su esposo, don
Antonio García Frías, quien después de establecido en Arona, fue elegido
alcalde de dicho municipio y nombrado en varias ocasiones fiscal municipal del
mismo, como ocurrió en 1910. Murió en su pueblo natal a comienzos de febrero de
1914 y el 9 de dicho mes El Progreso se hacía eco de su muerte: “También en
Arona ha fallecido D. Antonio García Frías, quien desempeñó varias veces los
cargos de Fiscal de aquel Juzgado Municipal y de Alcalde del pueblo donde
falleció. / A su familia, y en particular a su hijo D. José García
Oramas, le significamos nuestro sentido
pésame”. En la
misma fecha, La
Opinión también recogía su defunción: “En Arona ha fallecido
el Sr. D. Antonio García Frías, ex-alcalde y ex-fiscal municipal de aquel
pueblo. / A su hijo y demás familiares, nuestro pésame”.
Doña Ignacia y don Antonio habían
procreado cinco hijos: Don Antonio García Oramas (1863-?), que fue secretario
del Ayuntamiento de Arona, delegado para las operaciones de quintas y jurado
judicial; casó en Arona en 1901, “in articulo mortis” con doña Justina Pereda y Cifuentes, natural de La Habana (Cuba) e hija de don
Ricardo Pereda García y doña Justina Cifuentes Valdés; y en 1917 se trasladó
con su familia a Madrid, donde fijó su residencia. Don José García Oramas
(1871-?), músico militar de primera de la Sección de Música del Batallón de
Cazadores y del
Regimiento de Infantería
de Tenerife, componente
de la “Sociedad de Conciertos” de
la capital tinerfeña, músico de primera y director sustituto de la Banda Municipal de
Santa Cruz de Tenerife, concertista de clarinete, profesor de la academia de
música y tesorero de la “Sociedad Filarmónica” de dicha capital, miembro del
Sexteto “Power”, vocal de la
Sociedad “Santa Cecilia” y compositor; al margen de la
música, ejerció como auxiliar de Depositaría del Ayuntamiento de la capital
tinerfeña, auxiliar de administración de la Hacienda pública y del Tribunal Económico
Administrativo de Santa Cruz, recaudador de Hacienda de La
Gomera y alcalde de la
capital de San Sebastián; contrajo matrimonio en Santa Cruz de Tenerife en 1893
con doña María Petra Mesa y Torres, hija de don José de Mesa y Gámez y doña Juana Torres Díaz. Doña Margarita
García Oramas. Doña Isabel García Oramas, que procreó con don Eugenio Severiano
Medina Cabeza a la maestra doña Amparo Medina García. Y doña Rosa García
Oramas.
(Octavio Rodríguez Delgado.) [blog.octaviordelgado.es]
Notas:
1
Sobre este personaje puede verse también otro artículo de este mismo
autor: “Personajes del Sur (Granadilla de Abona): Los Oramas, maestros y
vecinos relevantes de Granadilla”, El Día (La Prensa del domingo), 5 de febrero de 1995. Con
posterioridad, la reseña biográfica se ha visto enriquecida con nuevos datos.
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