UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS
PERIODO COLONIAL
1491-1500
CAPITULO I-XXII
Eduardo Pedro García
Rodríguez
1494 Mayo 26. Medina del Campo (f. 57). Incitativa al Ido. de
Villena, oidor de la
Audiencia y juez de términos de Sevilla, para que determine
en la petición de doña Beatriz de Bobadilla, viuda de Fernando Peraza, que
reclama la heredad de Marinilla, en el Aljarafe de Sevilla, que le tomó hace
siete años doña Ines Peraza, alegando que le fue vendida por Fernando Peraza,
venta que es ilegal por pertenecer dicha heredad a la dote que le dieron los
reyes para su matrimonio. Don Alvaro. Antonius. Gundisalvus licenciatus.
Felipus. Franciscus licencia tus. Juan Alonso del Castillo. (E.Aznar; 1981)
1494 Mayo 28?.
Uno de los acontecimientos históricos más importantes desarrollados durante el
expansionismo del entonces naciente imperio colonial español, tuvo lugar en la
comarca de Acentejo o Centehun, en el sitio que a partir de entonces
tomó el nombre de La Matanza
de Acentejo, en Chinech. (Tenerife) en este lugar en la segunda quincena del
mes de mayo, las tropas invasoras mercenarias dirigidas por el destacado
mercenario y traficante de esclavos al servicio de las coronas de Castilla y
Aragón Alonso Fernández de Lugo vio doblada su altiva e insolente cerviz, ante
el más grande caudillo que ha tenido la Matria Canaria , el
grande entre los grandes de su tiempo, Kebehi Benchomo.
La
batalla de Acentejo supuso la mayor derrota sufrida por las tropas españolas en
sus conquistas imperialistas, no sólo en Canarias (cuya conquista duró casi un
siglo), sino que, en las innumerables batallas sostenidas por la conquista del
Continente americano, las tropas españolas jamás tuvieron una pérdida de
hombres como la que sufrieron en el encuentro de La Matanza de Acentejo, donde
un cuerpo de ejército guanche compuesto por 300 hombres dirigidos por el
Achimencey Chimenchia/Tinguaro, (hermano del Kebehi Benchomo), infligió al
ejército invasor la mayor derrota que jamás sufrieran los ejércitos españoles
en sus aventuras coloniales durante la baja Edad Media.
Durante
ocho años como hemos apuntado, Alonso de Lugo alternó el cuidado de sus noventa
fanegadas de tierra usurpadas en Agaete, Tamaránt con las continuas razzias y
saqueos en las costas del continente así como en las Islas de Benahuare (La Palma ) y chinech (Tenerife),
al tiempo que iba preparando la conquista de las mismas procurando fomentar las
disensiones entre menceyatos, y la de los achicaxnay contra los achimenceyes
alimentado arteramente el odio entre las diferentes castas entre los naturales,
usando para sus fines como valiosos colaboradores en Tenerife a los menceyes de
los bandos de Güímar, Abona y Adeje, los cuales ya habían venido recibiendo
influencia cristiana por parte de los frailes que se habían instalado desde dos
siglos antes, en el eremitario de Gúímar, así cómo a un buen número de gomeros
cristianizados que fueron introducidos en la isla - conocidos como Babilones -
y quienes con posterioridad a la conquista decidieron sacudirse el yugo de los
españoles y formaron un núcleo importante de resistencia al lado de los alzados
guanches.
El
principal inductor de los disturbios internos, en los prolegómenos de la
conquista fue el Guadameñe de Güímar, hermano de Añaterve, el cual fue
apercibido por Benchomo para que cesara en sus intrigas, pero éste, confiado en
la supuesta protección que los españoles le habían prometido, continuó
fomentando las luchas internas entre las castas de los Menceyatos de las bandas
del Norte, razón por la cual Benchomo ordenó que el Guadameñe fuese ahorcado en
la montaña de Tafuriaste, (donde al presente se encuentra el hotel las Aguílas)
Mientras, el príncipe Guetón, hijo de Añaterve era retenido como rehén en
Tahoro.
LUGAR DE LA
BATALLA : Desde
el campamento de Jardina (zona que abarca desde la actual Gracia, Los Rodeos
hasta Venhu (Las Mercedes) en la segunda quincena del mes de mayo de 1493 el
ejército invasor se puso de nuevo en marcha con grandes precauciones, pues
durante su marcha hacía el Valle de Tahoro eran hostigados continuamente por
algunas partidas de guanches de los Menceyatos de Tegueste y Tacoronte, que les
hostigaban por los flancos.
El ejercito invasor continuo su avance
hacía Tahoro sin mayores dificultades, por el camino se iban apropiando de
numerosos rebaños de ganados que pastaban aparentemente abandonados y que, por
la natural rapiña de los mercenarios éstos se resistían a dejar en el campo,
así continuaron hasta la altura de la actual Cuesta de la Villa , donde decidieron
hacer un alto y formar consejo de oficiales para determinar las medidas a
tomar. En el consejo prevaleció la opinión de retornar al campamento de Añazu
(Santa Cruz) con la cuantiosa presa de ganados que tenían, seguidamente
iniciaron la contra marcha hacía Eguerew. (La Laguna ) De esta manera tan poco estratégica
retrocedía la vanguardia ufana con la rica presa cuando en el aire sonaron unos
agudos silbidos y ajijides que pusieron en movimiento desordenado a los hatos
de ganados al tiempo que caían grandes piedras y troncos de árboles sobre las
sorprendidas tropas españolas, los banotes hendían el aire yendo a encontrarse
bruscamente con los pechos de los mercenarios traspasando sus corazas.
Pasado
los primeros momentos de estupor en el Ejército invasor, cada uno buscó por
instinto, un grupo donde apoyarse y, sin previo concierto, entregados a su
propia iniciativa, se organizó una especie de defensa por pelotones ante la
imposibilidad de maniobrabilidad de los caballos el arma más efectiva de las
tropas españolas. Bien pronto la línea del frente quedó convertida en un
amasijo de cadáveres de hombres y caballos. Toda defensa ante el empuje guanche
era inútil, en el fragor de la batalla destacaron por su arrojo y valentía
Chimenchia, Sigoñé, Guadafrá, Arafo, Tigaiga y otros significados capitanes de
Benchomo y sus aliados.
La
derrota del Ejército español en la batalla, que después pasaría a conocerse
como de La Matanza
de Acentejo, fue total. De las tropas españolas, solamente logró sobrevivir un
grupo de unos trescientos de los que la mayoría eran criollo o isleños de las
islas ya sometidas y algunos portugueses que a nado se refugiaron en una baja
de la costa, y otro de unos treinta que lo hizo en una cueva, como veremos más
adelante. Entre los hechos recogidos por los cronistas destacan tres que
merecen ser narrados, el primero, la vergonzosa huida a uñas de caballo
ayudados por algunos auxiliares güimareros del capitán Alonso Fernández de Lugo
y, parte de su plana mayor, quienes abandonando a su suerte lo que restaba de sus
tropas y atravesando Chicayca (La
Esperanza ), ganaron la seguridad del torreón de Santa Cruz.
El segundo, es que, llegado Benchomo ( quien se había quedado en los campos de La Orotava en previsión de un
ataque por parte de los bandos confederados con los españoles, según algunos
autores, o para cortar la retirada de los invasores si estos hubiesen decido
replegarse a Tahoro según otros), en las postrimerías de la batalla encontrando
a su hermano Chimenchia sentado en una piedra, le recriminó de la siguiente
manera: -¿cómo es esto hermano, mientras tus hombres se baten con el enemigo,
tú estas holgando?.- A lo que respondió Chimenchia, -hermano, yo he hecho mi
oficio de capitán que es conducirlos a la victoria, ahora los carniceros hagan
el suyo,- dando a entender con ello que un caudillo guanche no tiene que
mancharse las manos con la sangre de los vencidos si no es en defensa de su
vida. El tercero, es el que un grupo de unos 30 de soldados posiblemente
informados por los isleños aliados buscaron refugio en una cueva, los cuales
concluida la batalla obtuvieron la misericordia y ayuda de Benchomo quien los
hizo conducir sanos y salvos al campamento español de Añazu. Esta aptitud
benevolente por parte del régulo tahorino se explica si, como creemos, los mercenarios
se refugiaron en la Cueva
Santa del Sauzal o en la necrópolis de la montaña de los
guanches. Es bien conocido el respeto del pueblo guanche por los lugares Santos
y el derecho de refugio que adquirían los asesino que se acogían en los lugares
sacros. Hechos similares se habían registrado durante la conquista de Tamaránt
(Gran Canaria), y posteriormente se repetiría en transcurso de la batalla de
Eguerew (La Laguna ).
En el
glorioso día de la batalla de La
Matanza de Acentejo, las armas españolas sufrieron la mayor
humillación que jamás les fuera infligida durante su larga etapa imperialista
de colonización, ocupación y masacre de
otros pueblos. Esta derrota les fue infligida por un grupo de solamente 300
guerreros guanches de los Tabores de Taoro dirigidos por el indómito Sigoñe
Chimenchia / Tinguaro.
¿DÓNDE FUE EL CAMPO DE BATALLA?: Uno de los aspectos que más interés ha
despertado entre los investigadores ha sido localizar el lugar exacto donde
tuvo lugar el enfrentamiento, en este aspecto, quizás el trabajo mejor
desarrollado sobre el particular, y sin lugar a dudas, se debe al Amusnau
tinerfeño don Juan Bethencourt Alfonso, por tanto, dejemos que sea él quien nos
sitúe en el lugar exacto de los hechos.
"...Aunque
sobrecarguemos estos antecedentes corriendo el riesgo de parecer difusos, no
podemos menos que insistir en ciertos detalles para comprender las evoluciones
que hizo el ejército invasor, por ser indispensable para precisar el campo de
batalla y la causa de la derrota.
Los
historiadores y la tradición están de acuerdo en el hecho de que el combate se
libró en el Barranco de Acentejo (nosotros diríamos a partir del barranco de
Acentejo), pero no lo están respecto a un sitio determinado. Unos dicen, han
oído a sus mayores que la batalla tuvo lugar en las Guardas, próximo a la
montaña de la Atalaya ;
otros que fue en el fondo del barranco de Acentejo, por el sitio que lo corta
el camino de San Juan; Algunos afirman que este punto del barranco fue por
donde lo atraviesa la calle de El Medio, y no pocos señalan diferentes lugares
del camino de San Juan a la ermita de Guía, con especial “Las Toscas de los
Muertos” o Callejón de Centejo , que se extiende a lo largo del borde Norte del
barranco de Acentejo o de San Antonio, entre la carretera y la ermita de Guía.
Indudablemente
hubo refriegas en todos estos sitios, que estaban en la línea de operaciones o
camino de retirada que tomó la vanguardia del ejército invasor, cuando ya sólo
se batía para abrirse paso y salvar la vida, como lo consiguieron varios.
Para
nosotros es evidente que el verdadero campo de batalla, o sea la región en que
se preparó la sorpresa, fue a lo largo del camino de Santo Domingo que
atraviesa el caserío de Bubaque, a partir a del barranco de Acentejo, o séase
del punto de unión de los caminos de los guanches o Centejo de Abajo con el de
Acentejo o Real de San Cristóbal, que se verificaba, como queda dicho, en el
borde Norte del barranco de Acentejo.
Como
quiera que de todos los lugares señalados sólo la parte del barranco de Acentejo,
que está atravesada por el camino de San Juan, es la que más se indica por los
historiadores como en la que tuvo lugar la derrota, y por otra parte se sabe
que este combate se libró sobre el camino que llevaba el ejército y en el
barranco de Acentejo, sólo falta que dilucidar si el antiguo camino de o Real
de San Cristóbal pasaba por el hoy camino de San Juan o por el de Santo
Domingo.
No
hemos encontrado ni sabemos exista ningún documento que resuelva de plano este
asunto; por manera que hay que resolverlo "a posteriori" y por
deducción.
Creemos
que el antiguo camino de Acentejo bajaba a lo largo del borde Norte del
barranco de San Antonio, hasta llegar a unirse en la ermita de Guía con el de
los Guanches, que después unidos cortaban el barranco y se continuaban por el
que hoy lleva el nombre de Santo Domingo.
1º.
Porque según la tradición el camino de San Juan, si bien antiguo, es más
moderno que el que va para abajo hasta la ermita de Guía. Entre estas
tradiciones se halla la que ya contamos respecto a los numerosos rebaños del
"principado" de Acentejo, que al pasar por este camino de 28 varas de
ancho lo cubrían por completo desde la ermita de Guía hasta la montaña de la Morra. Además , si se
estudia el camino de San Juan se ve que fue abierto después de la conquista
para las necesidades agrícolas de los nuevos caseríos o pueblos de la Victoria , pues no lleva
la dirección de las llanuras de Acentejo.
2º.
Que aún viven ancianos que vieron, antes del trazado de la carretera y las
nuevas roturaciones, que seguía el camino de San Cristóbal hasta la ermita de
Guía, de más de 15 varas de ancho pero que se fue perdiendo a medida que ganaba
el de San Juan, convirtiéndose al fin en una vereda.
3º.
Que como se sabe que el camino del Real de San Cristóbal o de Acentejo iba para
las llanuras de este nombre puestos en el terreno se observa que para que así
suceda es tanto más fácil -por no decir necesario- cuanto mas se baja hacía la
ermita de Guía; y que si el camino de Acentejo hubiera llevado la dirección de
San Juan, para ir a Tahoro no se pasaría por dichas llanuras de Acentejo.
4º.
Porque colocados sobre el terreno a ninguna otra región de los contornos es
aplicable el sitio en que dice se dio la batalla la siguiente data, concedida
en 1503:
"Yo
el Adelantado Don Alonso Fernández de Lugo, Adelantado de las islas de Canaria,
Gobernador e justicia mayor de Tenerife e San Miguel de La Palma e capitán general de
Berbería, por el Rey e la Reina
nuestros Señores e por virtud del poder de sus Altezas tengo que repartir las
tierras de riego e de sequero e heredamientos de estas dichas islas, doy a vos
Juan Benítez, como a vecino e conquistador que fuiste destas dichas Islas, y
por los muchos trabajos que en estas conquistas obistes os do en nombre de sus
Altezas, para vos y quien vos quisieredes un pedazo de tierras de sequero, que
son en Acentejo, para sembrar pan, las cuales dichas tierras haveis de echar la
linde desde un Pino que está en canto de la Rambla honda donde estuvimos el Día del desbarato
de Acentejo...".
Y 5º.
Porque, como veremos, a no ser la sorpresa en el punto de unión de los caminos
de los Guanches y Acentejo o de San Cristóbal el ejército español
hubiera tenido una retirada."
Está
ampliamente documentado, que entre los guanches en sus tácticas de guerra no
figuraba la persecución y extermino del enemigo vencido que huye en desbandada,
por esta razón Alonso Fernández de Lugo y el resto de los invasores pudieron
alcanzar el fuerte de Añazu o de Santa Cruz, y reembarcar al día siguiente los
supervivientes rumbo a Gran Canaria, transportando con ellos mediante engaños a
trescientos guanches auxiliares del bando de Güímar, los cuales fueron enviados
a España para ser vendidos como esclavos, manera que tuvo Lugo de agradecerles
el que le salvaran la vida en la rota de Acentejo. Algún autor apunta que los
restos del Ejercito español sufrieron un ataque en el fuerte de Añazu, cosa
improbable por las razones anteriormente apuntadas, lo que sí pudo suceder es
que una vez abandonado el recinto por los españoles, los guanches procediesen a
la demolición del mismo.
1494 Junio 5.
Tratado de Tordesillas: Acuerdo entre las coronas de Castilla y Aragón con la
portuguesa sobre la línea de demarcación del oeste; y sobre los «resgates» en
la costa del continente africano al sur del cabo Bojador.
1494 Julio.
Las
primeras noticias que poseemos sobre la trata de negros en las Canarias se
remontan a estas fechas un navío español pilotado por el lusitano Lorenzo Yáñez
Artero, natural de Lagos y vecino de Gran Canaria, en el que iban por capitán y
maestre, respectivamente, Alonso Morales, vecino de Cádiz, y Fernando Manzano,
natural de Gran Canaria, se dirigió, violando los tratados con Portugal, a la
costa de Guinea, donde desembarcaron y cautivaron buen número de negros, que
luego fueron a vender a las Islas Canarias y Andalucía. La reclamación del rey
de Portugal no se hizo esperar y por ella conocemos estas incidencias, así como
las enérgicas resoluciones de los Reyes Católicos para proceder al castigo de
los culpables, si bien es verdad que ignoramos la ulterior suerte que pudieran
haber corrido los mismos. (En: A. Rumeu de Armas, 1991)
1494 Julio 2. Segovia (f. 134). Orden al corregidor de Salamanca
para que informe al Consejo, a petición de Gómez de Espinosa, corregidor y
procurador de la villa de Ledesma, acerca de una casa fuerte que en el lugar de
Porqueriza, equidistante de Salamanca y dicha villa, construye un mayordomo de
Francisco Maldonado, gobernador de las islas de Canaria, y de otra que en el
lugar de Zarapicos, tierra de Salamanca que parte termino con la mencionada
villa y con el Valle, lugar de su jurisdicción, construye don Francisco de
Soto, clavero de Alcántara. Se le ordena, en caso de ser ciertas tales
informaciones, detener las obras, ya que son contrarias a las leyes del Reino y
pueden causar daño a la villa de Ledesma. Andreas. Antonius. Felipus.
Franciscus licenciatus. Petrus. Mármol. (E.Aznar; 1981)
1494 Julio 8. Segovia (f. 323). lncitativa al gobernador o juez de
residencia de la isla de Gran Canaria, para que determine en la apelación
presentada por Bartolomé de Cardela, vecino de dicha isla, contra la sentencia
dada por Francisco Maldonado, juez pesquisidor y de residencia de la mencionada
isla, a favor de Jorge Zorita, vecino de la misma, en el litigio de media
suerte de tierra; sentencia que Bartolomé de Cardela considera injusta porque
Jorge Zorita no recibió dicha tierra en los repartimientos de la isla ni
residió en ella los seis años que éstos prescriben, mientras que él fue de los
primeros conquistadores y la cultivó durante ocho años, primero con viña y
luego, a raiz de los destrozos de los conejos, la cercó y plantó con caña de
azúcar. Don Alvaro. Johannes. Andreas. Felipus. (E.Aznar; 1981)
1494 agosto 27.
Villa del Real de Las Palmas en G. Canaria.-Escritura de troque y cambio, por la que Francisco Peña
da una suerte de tierra de regadío en
término de la villa de Santiago de Agáldar
(de la que es vecino) (que linda con tierra de Batista de Riberol, el
camino real y el Barranco) y otra tierra
que compró de Gonzalo de la
Coruña (con cuevas
donde Gonzalo, difunto, vivía), a Batista de Riberol, que le da en cambio una suerte de tierra, puesta de
cañas, en término de dicha villa de Santiago, lindante con tierra de
Juan Rodriguez de la Caña y de Christóval Rodríguez, el camino real y el
Barranco, siendo testigos Francisco de Miranda, Regidor y vecino de la villa del Real de Las Palmas, y Francisco Padilla, estante en
la Ysla de Gran Canaria, ante el escribano público Diego de San Clemente, que
signa este testimonio. (V. copia íntegra
en doc. de 1 de agosto de 1509, en
Apéndice V). (M. Q., 1509, folios 685 v.-689 v.). (Francisco Morales Padrón. Canarias en
el Archivo de protocolos de Sevilla, en: mdc)
1494 Septiembre 6. Segovia (f. 284). Comisión al Licenciado de
Coalla, miembro del Consejo y contador mayor de cuentas, para que entienda en
la petición de Mari Gómez de La
Torre , viuda de Pedro Gómez de Celada, vecino de Burgos y
tesorero que fue de la bula de Canaria, que pide le sean pagados a ella y a sus
hijos cierta cantidad de padrones de bulas predicadas en el obispado de
Calahorra, ya que su marido murió en la pobreza. Don Alvaro. Johannes.
Franciscus. Ruiz de Castañeda. Franciscus licenciatus. (E.Aznar; 1981)
1494 Octubre 10. Madrid (f. 90). Comisión al Conde de Cifuentes,
don Juan de Silva, del Consejo y asistente de Sevilla, para que dictamine en la
petición de Juanoto Berardi, mercader genovés, que reclama a Alonso de Lugo,
vecino de dicha ciudad, el tercio de 700.000 maravedís y de 150 esclavos, que
le corresponde por el acuerdo de compañía para la conquista de La Palma. Don Alvaro.
Johannes. Andreas. Filipus. Franciscus licenciatus. Mármol. (E.Aznar; 1981)
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