UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS
PERIODO COLONIAL
1491-1500
CAPITULO I-XXX
Eduardo Pedro García
Rodríguez
96. Nombrado gobernador de Gran
Canaria, Lope Sánchez de Valenzuela pasó por la "isla" para recoger a
García de Burgos, nombrado escribano de las "cosas de Berbería" y a
María de Almunycar, interprete, quizá la morisca que fue lavandera en la Torre de Santa Cruz de la Mar Pequeña , en 1496.
Habiendo ofrecido el "reino de Vutata", en el Cabo de Aguer,
vasallaje a la Católica ,
fueron a recibirlo en Tagaoz. (L.A. Toledo)
1496. Sucede en el obispado de Canarias don Diego de Muros, natural de la villa de
Muros de Noya, en Galicia (España), de la cual tomó el apellido, siendo deán de
Compostela al ser elevado a la dignidad de obispo de Canarias. Cuando llegó a
Wniniwada (Las Palmas) se hallaba ya conquistada la isla Chinech (Tenerife,) en cuyo repartimiento se
le asignaron ciertos terrenos que luego donó a las iglesias de la Concepción de Eguerew (La Laguna ,) Puerto de Añazu
(Santa Cruz) y Santiago del Realejo.
Su primera diligencia fue celebrar sínodo en su Catedral,
siendo el primero que tenía lugar en la colonia desde la creación de la
diócesis.
Las constituciones aprobadas dan
una idea exacta del estado moral de la colonia en aquella época y llevan la
fecha de 23 de octubre de 1497. Mandábase en ellas abrir en cada parroquia
libros de bautismos, expresando en cada asiento el día, mes y año, los nombres
del bautizado y los de sus padres, abuelos y padrinos. Fundado en la poca gente
que había en las islas y en la necesidad de disminuir los impedimentos de
pa-rentesco espiritual, se ordenaba que sólo asistiesen como padrinos una
persona de cada sexo.
Se prohibían los desórdenes que
llevaba consigo el derecho de asilo en los templos, y se prevenía a los
párrocos, so pena de 4 florines de oro del cuño de Aragón, que remitiesen
anualmente al obispo un padrón de los vecinos de su feligresía, Con nota
expresiva. de los que habían cumplido con el precepto pascual y de los que no lo
hubiesen hecho,; para lanzar a estos últimos del seno de la Iglesia como excomulgados.
Disponíase, además, fijar en cada parroquia un pergamino en el cual estuviesen
escritos para ins-trucción de los fieles los artículos de la fe, los
sacramentos y mandamientos, los siete pecados mortales, las obras de
misericordia, las virtudes cardinales y teológales, los dones del Espíritu
Santo, los cinco sentidos y los casos reservados al obispo, que eran: homicidio
voluntario, perjurio en juicio, procurar aborto, matrimonio clandestino,
retención de diezmos y primicias y sentencia de excomunión.
En otra constitución, ordenaba
que el cura de cada parroquia o su sustituto tuviese en su iglesia otro clérigo
o sacristán docto que enseñase a los niños a leer, escribir y contar y les
explicase la doctrina cristiana, la obediencia a sus padres y el ejercicio de
las buenas costumbres, amonestando a los vecinos con la obligación en que
estaban de enviar a sus hijos a la iglesia para recibir en ella esta
instrucción primaria.
Prohibíase a los presbíteros,
diáconos y subdiáconos y a los clérigos de órdenes menores llevar coletos,
debiendo usar el cabello redondo hasta media oreja, hábito muy modesto y ropas
ni muy cortas ni coloradas, ni verde claro, ni zapatos blancos, ni borceguíes,
salvo con zapatos encima, ni cintos dorados, ni plateados, ni seda, excepto en
los forros de los capirotes. No se permitía a los mismos llevar luto por nadie,
ni dejarse crecer la barba más de un mes, y se les prevenía, inclusos canónigos
y racioneros, aparte de sí las concubinas públicas.
Firman estas constituciones el
mismo don Diego de Muros, bajo la rúbrica de Obispo Canariense y Rubicense, y
los canónigos Pedro López y Alfonso Samarinas, autorizándolas el notario
eclesiástico Alfonso de Esquivel.
Al año siguiente vemos al
infatigable prelado dar principio a su visita pastoral, empezando por el
Cabildo y siguiendo por Telde y Agüimes, cuyo señorío defendió con notable
entereza de las invasiones de la jurisdicción real; trasladándose luego a Tenerife,
recorriendo sus nacientes pueblos, deteniéndose algún tiempo en La Laguna y creando algunas
iglesias parroquiales en sus principales centros de población.
1496. En la
primavera, el duque de Medina remitió un segundo navío de Sanlúcar al puerto de
Santa Cruz, con harina, bizcocho, aceite y vino, sumando 748.840 maravedís, a
la deuda de Lugo. Como parte del pago entregó nao, valorada por el propio
gobernador, en 200.000 maravedís y 280 esclavos guanches, que mandó al Guzmán,
en diferentes partidas. Por real albalá firmada en Burgos, a 5 de noviembre
1496, Lugo quedó facultado para repartir la tierra de la isla, "según que
a vos bien visto fuere". Olvidando el real deseo de "que la dicha
ysla se pueble", adjudicó al duque de Medina cuatro leguas cuadradas,
entre los ríos de Abona y Abades, con 1.500 fanegas de sembradura y agua para
regarlas. Insatisfecho el Guzmán, que para nada quería aquella tierra, en su
testamento, redactado en 1507, hizo referencia a "los maravedís que le
pertenecen, por cuenta de Alonso de Lugo, así por los recaudos públicos, como
por la Bobadilla ,
su mujer". Impagados en 1513, Leonor de Guzmán, duquesa viuda, reclamó a
los herederos de Fernández de Lugo, 5.248.160 de maravedís, pendientes desde la
conquista de Canarias. Los que participaron en la guerra, cobraron en cautivos.
Secuestrados los más por la iglesia católica, no tardaron
en pleitear, reclamando sus emolumentos, a Lugo y la corona. Uno de los
demandantes fue Francisco Gorvalán, vecino de Sevilla. Dando a Lugo tratamiento
de capitán de Tenerife, le reclamó 40.500 maravedís, por 4 años de servicio en
la conquista, con sueldo de 9.000 maravedís, sin haber visto un chavo a más de
préstamo de 15.000[1]. Acumuladas "diferencias y
debates", en torno a esclavos, cabezas de ganado y otras rapiñas, los
reyes nombraron jueces árbitros, que solventasen la cuestión. (L. Al.Toledo)
Francisco Gorvalán reclamación a Alonso de Lugo el salario que le correspondía
romo criado y conquistador y por tiempo de cuatro año' y medio de servicios,
más cierta cantidad en metálico «que avía gastado. En cosas a él necesarias e
conplideras». lncitativa del Consejo real para que las autoridades del reino, y
de manera particular las de Sevilla, le
administrasen «entero conplimiento de justicia».
1496. La Orotava
fue Menceyato y en su campiña tenía su palacio el Rey Benchomo ó Benitomo,
también denominado Quebe-ey el esforzado, el cual era viudo é hijo de Quehebi
Imobach, y su madre se llamaba Caseloria, la que era hija del príncipe Serdeto
de Anaga. Bautizado tomó el nombre de Cristóbal Hernández, casó con la hija del
Mencey de Tacoronte conocida por Añagua y después Anna Hernández, dama de
grandes cualidades, hermosa y muy querida por todos los Menceyes. En la batalla
de la Matanza
salió herido de gravedad en un brazo, dio pruebas de generosidad devolviendo 47
prisioneros después de dicha acción de armas y lo mismo hizo con el capitán de
la caballería española Gonzalo del Castillo.
Sus palacios viviendas estaban en
el cerro llamado_de Chichimani, al naciente de la villa de la Orotava , conocidas aún hoy
día por Cueva de los siete palacios y éstas, junto con una fuente que está por
encima denominada de Tamayde, y un lote de tierra en el valle de Beniso, se lo
dieron al conquistador canario Martín Hemández. De esta unión fueron hijos los
siguientes:
1 II Dácil llamada en honor de la Reina de Castilla Isabel del
Castillo, la que casó con Antón Martín, príncipe de Abona y hubieron hijos á
saber.
1 II Francisco del Castillo que
recibió repartos. 211 Anna del Castillo, casó con Rodrigo de Cañizales. 311
María García Izquierdo casó con Juan cabeza, conquistador. 411 Cristóbal
Sánchez. 511 Luís García del Castillo Izquierdo. 611 Mariana García que casó
con Martín Yanes. 711 Pedro García del Castillo, casado con Catalina García.
211 hijo de Benchomo fué Francisca Tacoronte (alias del Castillo) casó con el
conquistador capitán de la caballería Gonzalo del Castillo. Fueron hijos Juan é
Ignés del Castillo, habiendo tenido antes un hijo natural llamado Francisco del
Castillo. 311 hijo de Benchomo, fué Collorampa, después María Hernández; casó
con el conquistador canario hijo del ex-mencey Doramas, llamado Juan Doramas,
le decían también Diego y Pedro. Fueron hijos:
1
María Doramas, casó con Juan Gómez Fregenal. 2º Francisco Doramas casó
con María Díaz. 3º Juan Doramas e1 2º, casó con Isabel Pérez. 4º hijo fue de
Benchomo, Marina Hernández, antes Rosalva, casó con Antonio Palazuelos y fueron
sus hijos. 1º Anna Hernández. 2º Juana Hernández y Sánchez, casó con Márcos Hernández.
3Q Leonor Sánchez Palazuelos. 4º Francisca Hernández, casó con Pedro Hernández.
5º Cristóbal Palazuelos casó primero con Magdalena Luís y segundo con María
Ramírez. 6º María Luís Palazuelos y Hernández Bencomo casó con Benito
Rodríguez. 7º Magdalena Luís Palazuelos.
Respecto al hijo de Bencomo
llamado Ruimán y Cristóbal Hernández que se supone casó con Guacymara de Anaga
no he podido hallar noticias de él, pues Guacymara fué mujer de Tinguaro,
hermano gemelo de Bencomo el que murió en el combate de la cuesta de San Roque.
Viana como poeta ha referido un hecho histórico que parece no existió pues no
hé visto en ningún documento antiguo noticias de Ruimán, a pesar de tener datos
sacados de todas las escribanías de la isla. (Cipriano de Arribas y Sánchez;
1993) Es probable que Arribas haya confundido a Ruimán con Derimán, al cual no
menciona en su genealogía. También confunde a Bentor-Ventor o Ventorey con su
padre Bencomo, el cual posiblemente murió en la batalla de La Laguna , el Cristóbal
Hernández a que hace referencia es en realidad hijo de Bentor y nieto de
Bencomo, quien decidió tomar el nombre de su abuelo como apellido, pasando a
llamarse Cristóbal Bencomo.
1496. Los Realejos […] allí
establecido por Lugo, por lo tanto quedo fundada la parroquia desde el momento
en que el conquistador arregló su ermita, y en el tiempo que allí estuvo
acampado con sus tropas, que fué desde Julio de 1496 hasta Enero de 1497, no
solo logró la entrega de la isla sino que después de cantarse en ella la
victoria,
bautizáronse en un lebrillo de
barro barnizado de verde los Menceyes guanches que se rindieron, sentándose en
tres cuadernos sus nuevos nombres, los que al quemarse el archivo
desaparecieron todos sus documentos antiguos parroquiales. El sitio de este
campamento lo ocupa la plaza y actual iglesia, y fué el núcleo del Realejo alto
ó sea Real español, dominando el barranco de Godinez, pues al otro lado en los
altos de Tigaiga estaban acampados los guanches y de aquí quedó su nombre del
Real guanche, después Realejo de abajo. El primer cura del Realejo que dejó
Lugo fué fray Juan de Villadiego el que recibió como conquistador sus datas de
tierras como consta del libro 2º original, cuaderno 18, fólios 65 y 67.
En 25 de Julio de 1898 celebróse -al que asistí- con gran
pompa el 4º centenario de estos gloriosos hechos. En la parte exterior de la
pared de la iglesia que corresponde á la capilla mayor se colocó para
conmemorar tan solemnes fiestas una gran lápida de mánnol blanco con la
inscripción siguiente:
"Gloriosis
hispanis honorabilibus et incolis pro Cristo subactis et ad catholi-
cam
hispaniarum gentem hic adscriptis, hoc ad perpetuam memorian in IV
centenerio XXV Julii. MDCCCXCVI Nivaria et Palma".
Realejo de abajo
Población que tomó este
nombre por acampar en su distrito el Mencey Benchomo con sus huestes, en el
alto de Tigaiga al otro lado del mismo barranco denominado después de Godinez.
Viendo Benchomo maltrechas sus fuerzas en la Victoria y que los
Menceyes de Daute y Adeje no le ayudaban y que la enfermedad llamada modorra de
los guanches, los iba diezmando; desmoralizados y muchos llenos de pavor, en
vista de la fortuna de aquellos extranjeros, comprendieron que toda resistencia
habría de ser inútil. Por de pronto hubo de rehuir el combate, acampando con
este motivo en el punto ya dicho. Por una y otra parte comenzaron las
negociaciones de paz –según tradición, por medio del capitán de la caballería
de Lugo D. Gonzalo del Castillo, influyendo para este fin la hija de Benchomo,
que más tarde fué su mujer, á la que parece amaba desde que estuvo prisionero
de Benchomo y que como se ha dicho le devolvió á los españoles con otros
prisioneros -y al fin en 25 de Julio de 1496 se sometió Bentor y sus aliados al
General Lugo como representante de los católicos Reyes. Lugo por su parte
comprometióse á considerar á los guanches como hombre libres; á no expatriarlos
y á proporcionarles las tierras necesarias para su subsistencia. Cláusulas -que
al parecer-
solo en parte había de cumplir el
conquistador .
El Realejo dicho de abajo es una
población actualmente de 3000 habitantes, situada en la pendiente que baja del
Realejo alto y continúa hasta la orilla del mar .con clima deliciosos, en
especial en su pago de San Agustín, con temperatura de 14° á 28° centígrados. Únela
la carretera que vá á Buenavista y dista 43 kilómetros de
Santa Cruz y 8 de la Orotava
y 1 kilómetro
del Realejo alto, sin carretera que les una. Su pago de San Agustín tiene un
exconvento que sirve de oficinas y escuelas públicas, desde su campanario y
mirador puede admirarse todo el valle. En su iglesia puede verse la milagrosa
imágen del Cármen muy visitada en sus festividades por habitantes venidos
de los pueblos Tinerfeños. La
techumbre del Cármen tiene un águila de San Agustín muy primorosamente tallada,
como así mismo su puerta exterior.
Desde los altos del Lance é Icod
el alto destácase á la vista media isla con preciosos panorama. El pago de la Rambla presenta vistas
encantadoras; cae ya fuera del valle y ocupa la costa. Contemplando desde la ermita
de San Pedro en la carretera se puede apreciar mejor su belleza, con nada
comparable.
Desde el barrio citado de S.
Agustín se atraviesan sus calles hasta llegar á la plaza, distante un
kilómetro, donde está situada la iglesia parroquial dedicada á
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