sábado, 27 de diciembre de 2014

EL MENCEYATO DE TEGUESTE

APUNTES PARA SU HISTORIA
CAPITULO III-X


Eduardo Pedro García Rodríguez

Jorge Grimón
[Data 778-19].
La guerra, de invasión de Granada por los denominados Reyes Católicos (Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón) iniciada en 1482, estuvo marcada más que por el poderío militar cristiano por  las desavenencias internas en el reino musulmán.  Tuvo sus principales momentos en las conquistas de Ronda (1485) y Málaga (1486). El sitio final de la ciudad de Granada, de abril de 1491 a enero de 1492,  culminó con la rendición final de Boadil renombrado el chico, el último monarca del último reino musulmán de la península ibérica. En esta contienda prestó sus servicios como mercenario en el bando cristiano el flamenco Jorge Grimón, espingardero.
Concluida la invasión de Granada el borgoñón debió quedar cesante durante largo tiempo hasta que coincidió con el también mercenario al servicio de la corona de Castilla Alonso Fernández de Lugo de visita en la corte para dar cuenta del estado de la invasión y sometimiento de la isla Chinech (Tenerife), en este encuentro el esclavista Alonso de Lugo contrató los servicios de Jorge Grimón y un grupo de espingarderos para que le facilitara las razias de los guanches  resistente etiquetados por los invasores como “alzados” a los que consideraba mercancías con la que pagar sus deudas una vez esclavizados.
“Jorge Grimón (1455-1545) o el borgoñón, natural de Namen, Borgoña-Flandes, actual Bélgica. En la segunda mitad de 1496 llega a Tenerife con un grupo de espingarderos, para reducir los últimos reductos de resistencia guanche que se habían recogido en los altos de Icode, Adexe y Abona. Casó con Juana de Aguaña, y de este matrimonio tuvo 5 hijos: Jean Grimont, muerto en 1501, en berbería; Bárbola Grimón casada con Diego Ruiz de Torres; Jerónimo Grimón, casado con Antonia García Albarracín; Jorge Grimón el Burgalés, sin descendencia; y Fray Pedro, agustino. Además, tuvo una hija natural con una esclava, llamada Margarita Grimón, que casaría con el escribano público de El Realejo, Juan Vizcaíno” (Cebrián Latasa, José Antonio; 2003: 249-51).
Los Magotes, la última batalla de la invasión y conquista militar de Chinech (Tenerife).
La actuación más relevante de este mercenario fue sin duda su intervención en la reducción de los resistentes guanches que habían proclamado el Menceyato de Adeje como menceyato único y universal de la isla Chinech (Tenerife), frente al gobierno colonial implantado por los invasores en el Valle Sagrado de Aguere, meceyato de Tegueste.
Esta batalla había sido poco divulgada por los historiadores debido posiblemente a la escasa documentación que sobre este hecho histórico había sido recogida por los cronistas, en cambio ha pervivido en la memoria popular mediante la tamusni, siendo incluso novelada por el periodista e investigador Fernando Hernández González en su novela “Taucho”, de la que se hizo eco el economista y escritor Jorge Dorta, en un artículos del cual reproducimos algunos párrafos:
“El amanecer del 29 de Septiembre del año 1496, una partida de soldados castellanos enviados por Alonso Fernández de Lugo y un grupo de nueve espingarderos alemanes comandados por el mercenario Jorge Grimón, se presentaron en batalla en la montaña de Guaza (Arona) resueltos a sofocar la insurrección 3.000 guerreros de las comarcas de Adeje y Abona que junto a los chasneros (alzados) amenazaban la hegemonía que los castellanos habían ganado en las comarcas conquistadas.
El lugar elegido por los guerreros guaxit (los legítimos), Las Mesas de Guaza para presentar batalla, obedece a las profundas creencias espirituales de los combatientes.
Cerca de aquel lugar se encuentra el oratorio de Los Magotes, lugar donde cada mañana se hacia la salutación a la deidad. Una zona donde podían contar con el favor de las divinidades en un trance donde intentaban alejar el peligro que representaban los gauripas (hijos de la cólera) para sus comarcas.
Aquel día las espingardas (armas de fuego), utilizadas por primera vez en la conquista de las islas, dieron la victoria a las tropas castellanas, que al filo del medio día levantaban los estandartes al grito de “San Miguel y España” por el triunfo. Unos de los episodios más crueles y vergonzosos de la conquista militar castellana para reducir la isla de Tenerife se dio en aquellos días. 
Los españoles, después de la Batalla de los Magotes, decidieron concentrar a todos los capturados en la batalla en la desembocadura de un barranco cercano a la montaña de Guaza. No quisieron trasladar a la población cautiva, debido al desconocimiento de los mandos sobre el terreno donde se encontraban y hacer así que las posibilidades de fuga de los capturados fueran nulas, permitiendo a las tropas castellanas una mejor vigilancia sobre ellos. Aguardaban la llegada en barco del Obispo que en aquellos tiempos había en las Islas, don Diego de Muros, y su canónigo Alonso de Samarinas, para proceder al bautismo masivo de los sometidos.
Durante los días de espera, los soldados castellanos se ensañaron con los capturados.
Asesinatos a sangre fría, maltratos físicos de niños y ancianos, violaciones sistemáticas de las mujeres guaxit... Ésta fue la tónica general en aquel período de agonía para una población que debía ser bautizada e instruida en la fe de sus verdugos.
Un campo de concentración donde los castellanos quisieron imponer mediante el terror la supremacía de su cultura y aniquilar psicológicamente cualquier intento de resistencia de la población.
Aquel lugar, donde tantas vidas se perdieron y seres humanos sufrieron lo indecible, que en época de los guaxit se llamaba los Ceres, quedó grabado en la memoria del pueblo con el nombre de “Corral de los de Adeje”, lugar evitado muchas veces por los cabreros de la zona, debido a los horrores que allí se cometieron y, más tarde, como un guiño irónico de los vencedores, se marcó para el futuro como playa de Los Cristianos. Pero la historia siempre la escriben los victoriosos, en este caso, incluso, silenciándola.
Aunque siempre quedo memoria en la tradición oral de lo que allí ocurrió. Que un grupo de guerreros guaxit fueron valientes aquel día en la defensa de sus comarcas, aun a pesar de que sabían que su bravura nada podía hacer contra las armas de fuego. Todo un ejemplo y orgullo para las nuevas generaciones de cómo con un corazón y espíritu combativo se puede encarar la adversidad; honor, gloria y memoria para aquellos valerosos guerreros guaxit cuando se cumple 516 años de la batalla.” (Jorge Dorta “Ancor”, 2012).
Otras fuentes historiográficas que se han ocupado de de estos luctuosos suceso las aportadas por los ilustres historiadores Buenaventura Bonnet y Reveron y Juan Álvarez Delgado quienes han aportado unos excelentes y documentados  trabajos en torno a los sucesos de loa Mogotes y la figura del mercenario Borgonón Jorge Gritón,  veamos algunos aspectos de dichos trabajos que están recogidos en diferentes números de la Revista de Historia de la Universidad de La Laguna:
Jorge Grimón y la rendición del Sur de Tenerife
“En la conquista de Tenerife existe un punto oscuro para la historia, a saber, como se realizó la sumisión del sur de la Isla. Núñez de la Peña es el autor que nos da noticias más ciertas. Afirma que en los Realejos se rindieron cuatro reyes o menceyes a las tropas del Adelantado.
Estos reyes fueron: Bencomo, mencey de Taoro; Acaimo, de Tacoronte; Beneharo, de Anaga, y el de Tegueste. La fecha de este acontecimiento se fija en el 25 de julio del año 1496. Pero aun quedaba una gran parte de la isla, todo el sur, y del norte el reino de Icod y Daute, que perma necía independiente. Viera y Clavijo, siguiendo a Núñez de la Peña, dice que se organizaron gruesas partidas de españoles unidas a los guanches sometidos que en los meses de agosto y septiembre persiguieron con tenacidad a los rebeldes, y éstos en una junta que celebraron en Icod, acordaron rendirse y con ellos los menceyes Pelicar, Pelinor, Romen y Adxoña. Esta rendicion, que es la última, tuvo efecto el 29 de septiembre del expresado año de 1496.
Hemos de advertir, sin embargo, que muchos fueron los guanches que  no se sometieron y se refugiaron en los montes, viviendo de los ganados.
Conocemos una severa disposición del Adelantado prohibiendo llevar armas a los guanches cuando entraban en la ciudad de La Laguna.
Todavía en el año 1526 se dictó una provisión sobre los guanches que andan alzados en los montes y robando (Lib. 1.° de ac. núm. 34, fol- 164) y otra del año 15217 sobre este mismo asunto (Lib. 1. de ac. Número 39, fol. 118). Se llegó hasta prohibir que los alcaldes fueran naturales de la isla, año de 1556, (lib. 2.», mim. 18). Otra del año 1547, (lib. n°. núm. 30, fol. 62) .para los Tenientes alcaldes y para los alguaciles.
Según escribe un autor moderno, el señor Espinosa, queda demostrado que el cautivo que exhibía Francisco Gapella, embajador de España en Venecia, fue un guanche más temible e indomable que Bencomo (Viera supone que era éste). Era el gran Arohajuaga, de Adeje, descendiente de Betzenuihya, que había jurado odio eterno a los espeiñoles, y que capitaneando a los isleños que no se sometieron en la capitulación de los Realejos, sostuvo durante cinco años una guerra de partidas desde las más inaccesibles montañas de Tenerife, siempre perseguido y nunca domado, hasta que la traición le puso en manos de Lugo, quien le envió a España con algunos centenares de prisioneros complicados en la sublevación.
Epistolas interesante
Ninguno de los historiadores entra en detalles al hablar de la campaña por el sur de la isla, olvidando la figura de un esforzado paladín, a Jorge Grimón, cabeza y jefe de una familia distinguida, cuyos descendientes llegan a nuestros tiempos.
Extrañado el V marqués de Villanueva del Prado, que Viera no citara a su ascendiente, al tratar de la rendición de la isla, le escribe una carta fechada en La Laguna a 28 de marzo del año 1774, que envía a Madrid, donde residía Viera, quejándose de tal omisión. El párrafo que nos interesa dice:
”Vmd. se olvidó demasiado de mi Jorge Grimón. que después de haber venido desde Namur, su patria, a servir a los Reyes Católicos en la guerra contra los moros, y de haberse distinguido en el sitio de Granada, donde tuvo el mando de los bombarderos alemanes, y fue uno de los que entraron en la compañía de hombres nobles de lanzas que formó don Pedro de Mendoza, hijo del conde de Tendilla, general de aquella empresa, i pasó a esta isla con alguna provisión de pólvora y mosquetes, y fue destacado hacia las partes de Abona para desbaratar a los guanches que allí se habían hecho fuertes, sin cuyas armas y diligencia, declara el Adelantado, que no hubiera podido tan presto acabar de someter a la Isla.
Todo esto consta de información hecha el año de 1506.”
Viera y Glavijo contesta desde Aranjuez, en 5 de mayo de 1774, (2) con las siguientes .palabras:
"Tiene V. S. mucha razón. Me olvidé demasiado del bravo Jorge Grimón en la conquista, y ha sido propiamente olvido, porque aunque nuestros historiadores con su silencio sobre este héroe me habían hecho también mudo en mis manuscritos, hago ahora memoria de que cuando leí el Memorial de la casa de V. S. hice propósito de atribuir la última rendición dé Tenerife, y de los Reyes, “tras los Montes”, al dicho Grimón. Pero no lo escribí al margen, y se me pasó enteramente; no obstante, todavía no es tarde, y tendrá siempre el lugar distinguido que se merece...” (Buenaventura Bonnet y Reveron).
Por su parte el catedrático Juan Álvarez Delgado siguiendo al autor anterior  Buenaventura Bonnet recoge:
e) Jorge Grimón y la rendición de Abona de Tenerife Con este título publicó B. Bonnet un corto pero excelente estudio en Reviata de Historia (nº 41, 1938, pp. 6-15) del que tomamos los siguientes datos de interés concreto.
El mismo Jorge Grimón y los testigos de la Información hecha en La Laguna en enero-febrero de 1506, dicen:
a) que se llamaba Jorge Grimón, era «borgoñón de Namur, noble y combatiente en Granada hasta 1494 (ope. cit. pp. 11 y 12);
b) vino a Tenerife unos diez años antes, por tanto en 1496, al tiempo que «aún estaban por ganar las partes de Abona y los altos de Icode” {Loe. cit, pp. 8 y 9);
c) al llegar a Tenerife Jorge Grimón, Alonso de Lugo le ordenó que «repartiese con nueve espingarderos que había» la pólvora que traía; y se fueron luego a la vuelta de Taoro y “destaparon el camino por donde pasaron después de matar muchos guanches para dominar los altos de Icod y Daute. Fue luego Grimón a las partes de Abona; desembarcaron por Los Cristianos, y redujeron a los guanches que “se habían hecho fuertes en los mogotes», con lo que acabaron de conquistar la Isla (Loe cit., pp. 9 y 10).

Llegada de Grimón
Designan con frecuencia nuestros textos a Jorge Grimón, por su naturaleza, “El Borgoñón”. Así además de citarse el «Barranco del Borgoñón» en Icod y el “Valle del Borgoñón” en La Laguna Loe. eif., p. 10; Fontes, V, p. 106), los testigos de la Reformación (Fontes, VI, pp. 32, 43, 48, 68, 69 etc.) lo llaman simplemente “El Borgoñón” refiriéndose a su conocida finca del Realejo o Icod, aunque a veces dicen «Borgoñés»; pero la Residencia {Fontes, III, p. 119) y las actas del Cabildo {Fontes, V, pp. 92, 106 etc.) lo suelen designar Jorge Grimón. Convendrá sin embargo advertir que tanto Vallejo en la Residencia como una data (27-11-1512) escriben Juan Grimón, refiriéndose al parecer a nuestro Jorge Grimón.
De tos datos de la Información de 1506 se deduce que Jorge Grimón no intervino en las batallas de La Laguna y de Acentejo, ni en la rendición de los menceyes en Taoro, circunstancia que no hubiera omitido al declarar él mismo que sólo quedaba por conquistar el Sur de la Isla.
Yerran por tanto Espinosa, Viana y Viera al incluir el nombre de Jorge Grimón entre los conquistadores reclutados por Alonso de Lugo en Gran Canaria, antes de la segunda entrada. Espinosa (III, 7, p. 106) lo incluye después de Lope Fernández, Vallejo, Llerena y Viña, sin otros detalles. Viera y Clavijo {Noticias, lib. XI, nota puesta al final) interpola el nombre de «Jorge Grimón»
Tenerife que dice toma al Poema de Viana, canto XI, donde Viana no lo consigna.
Pero es más curioso aún que se escapara a nuestro Livio que su fuente Antonio de Viana ya había metido, también indebidamente, a nuestro personaje, con su denominación usual “El Borgoñón”, en la compañía de Ibone de Armas, facilitada por Maldonado según Escudero, que no con 100 peones, sino con 103 nombres registra-Viana {Poema XI, v. 177, p. 297, ed. Moure), poniéndolo entre Alonso de Ojeda y Hernando Correa, no después de Tristán Borges, como copia Viera y Clavijo.
Es notorio que Jorge Grimón no vino en 1495, antes de la batalla de La Laguna, ni formaba parte de las tropas grancanarias ni del Duque. Tampoco vino después de la conquista de 1496, como colono o poblador. No llegó en enero de 1496 antes de la rendición de los menceyes (10 años exactos antes de la Información).
Tuvo que llegar después de la rendición de Taoro, al regresar Lugo de Almazán, con él o poco después, a su requerimiento, pues viene como combatiente esperado y con armas y municiones.
Porque Alonso de Lugo está en Tenerife a la llegada de Jorge Grimón en 1496; pero Lugo marchó a Sevilla en marzo de 1496 y semanas después presenta los menceyes en Almazán. Vuelve a encontrarse en Burgos en octubre de ese año, sin regresar hasta 1497; por lo que es evidente que las operaciones de Icod y Daute y la llegada de Grimón tienen que ocurrir entre junio y agosto de 1496.
En el mes de septiembre, segunda quincena, Lugo debe abandonar nuevamente Tenerife camino de Burgos.
La rendición de Abona
Los testigos de la Información de Grimón en 1506 bablan de la presencia y compañía de Lugo con Jore Grimón cuando “destaparon el camino por donde pasaron” con sus espingarderos hasta los altos de Icod que entendemos el actual Icod el Alto, sobre Tigaiga, suceso confirmado por las datas (II, 13, 26: «Tihaigga, que es aquel lomo por donde  Vuestra Señoría subió para Daute» (Serra: Revista de Historia, núm. 61, 1943, p. 10).
En cambio nada dicen de la presencia de Lugo en la rendición de Abona, y hasta parece desprenderse la ausencia de Luggo al declarar Armas, Trujillo y Las Hijas que “llegó Jorge Grimón con siete espingarderos” y que «el Adelantado envió al dicho Jorge Grimón» a las partes de Abona, sin cuya ayuda ninguno volviera vivo, y luego “toda la tierra estaba ya ganada” (Bonnet: Loe. cit.pp. 9 y 10).
Alonso de Lugo debió estar personalmente en Abona y Adeje, si, como parece obvio, tuvo lugar durante esta rendición la estratagema dada a conocer por Wolfel y citada por Bonnet (Loe. cit., p. 10) del Sepúlveda disfrazado de obispo para cautivar los guanches en el Corral de Adeje.
No poseemos suficientes datos de la estratagema para fecharla; puede ser anterior o de otra etapa posterior, pues Adeje es bando distinto de los de Abona y Daute e Icod» donde opera Jorge Grimón.
Si la rendición de Abona fue la última operación bélica de la toma de la Isla, y ocurrió el 29 de septiembre de 1496, día de San Miguel, como dice el real diploma del Escudo de Armas de Tenerife (Serra: Revista de Historia, núms. 86-87, 1949, pp. 239 y sgs.) de 23-111-1510, redactado bajo el informe de los conquistadores —y como siguiendo la tradición asevera Bonnet (06. cit, p. 6)—, Alonso de Lugo no pudo intervenir personalmente en ella. Pues doce días después está en Burgos para otorgar el concierto con sus armadores (12-X-1496: Ed. Castillo por M. Santiago, pp. 646-656).
Para estar Lugo en esa rendición de Abona, tuvo que ocurrir entre julio y agosto. En otro caso habría que explicar los hechos suponiendo que a Lugo le llegó la noticia de la sublevación de Abona, cuando estaba a punto de marchar a Castilla, en septiembre de 1496, y mandó a Jorge Grimón y sus espingarderos a reducirla.
Tampoco pudo Lugo llevar entonces en su viaje los 54 cautivos llegados a Valencia en 20-XI-1496, mes y medio después de estar en Burgos, la más importante partida del año, presentada por el conocido Alfonso Sanchiz, del circulo de Lugo y sus acreedores (V. Cortési art. cit., p. 540, núm. 133). El acuerdo de Lugo con. Mateo Viña (ausente de Burgos al redactarse el documento publicado por Miguel Santiago: Revista de Historia, núm. 89, 1950, p. 51, nota) y sus consocios armadores pudo determinar que Viña los retuviera, o si la captura fue después de la marcha de Lugo, él o los otros armadores realizaran la operación. Se ve que quedan particulares por concretar.

Motivo de la llegada de Grimón, y móvil de la rebelión

Jorge Grimón y sus otros combatientes (su hijo Juan Grimón, Juan Alimán, etc.) con «mucha cantidad de pólvora, con sus armas y tres espingardas» debió ser reclutado quizá en Sevilla por el mismo Alonso de Lugo o por su mandato, pues es inconcebible que viniera entonces con armas y tan a propósito espontáneamente.
Lugo había licenciado tas tropas del Duque de Medina Sidadonia, y la rebelión ocupaba un extenso territorio. Apresuradamente reclutó cuántos elementos pudo, y regresó a Tenerife rápidamente.
No es posible suponer que los guanches de Icod y Daute, como los de Abona, uno d« los bandos de paces, quedaran insumisos a la marcha de Lugo, porque sus menceyes habían ido a Almazán entre los «siete» llevados por Lugo (Bonnet: Loe. cit, p. 6).
Pero la realidad de la rebelión por mayo-junio de 1496 en el Sur de la Isla es un hecho Innegable: la información citada dice que «los guanches se habían hecho fuertes en la cuesta de Icod y en las partes de Abona. Se nos escapan, en cambio, los móviles de esa sublevación.
Pudo motivarla la misma saca por Alonso de Lugo de los menceyes y los rehenes, y su tardanza en volver, que envalentonó a los indígenas por la escasa fuerza de los conquistadores, tras el licenciamiento de las tropas del Duque. Pero quizá sea más fundado pensar en las presas de ganado, el cautiverio de los indígenas libres, con estratagemas como las del Corral de Adeje, o sin ellas, y la violación de las mujeres, que serán continuados motivos de los posteriores alzamientos y principales cargos de las residencias al Adelantado (Fontes: III, p. xxvil). (J. Álvarez Delgado, 1959).

Jorge Grimón en los protocolos de Hernán Guerra

En 3 de septiembre de 1510 al fol. 315 r.  Alvaro Gil y Antón de Ribera, ests., han de pagar a Jorge Grimón, v°., 15.000 mrs. todos los años, por los tercios, el primer año le pagarán 10.000 mrs., el segundo año 20.000 mrs., y en adelante 15.000 mrs. Si Gil y Ribera no pagan a Grimón en los plazos, éste podrá entrar sin licencia en la hacienda y los otros perderán todo lo servido; no podrán vender ni traspasar la parte de cada uno sin el consentimiento de Jorge Grimón, y si lo hicieren no tendría validez, además de perder su parte. Han de hacer en la viña de arriba del camino un parral y poner todo lo que no está puesto, y dejarlo armado después del arrendamiento; han de limpiarla de piedras y alzar las albarradas de manera que la he­redad no reciba perjuicio alguno; han de enmaderar y aderezar la casa y dejarla, a vista de hombres, bien cobijada y corregida, de manera que se pueda vivir en ella; han de cercar la casa de alba-rrada; han de alargar la huerta y poner árboles debajo de la ace­quia, como duraznos, sidras, limoneros y membrillos; han de poner los canales que hagan falta en la acequia de arriba, por donde venga el agua a la tierra, y así no se pierda agua alguna. Jorge Grimón les dará una yunta de bueyes para labrar todos los años del arrendamiento y 20 fs. de trigo; también les dará 2 yeguas para la trilla. Gil y Ribera han de partir por mitad la cosecha de trigo, cada año, que tienen que segar, y ponerlo en las eras a su costa, limpio; Han de ponerle al final del arrendamiento 300 haces de caña y planta para toda la tierra. Ts.: Marcos Pérez y Antón Merino.—Antonio Ribera y Jorge Grimón.
Al fol. 901 r., de fecha 7 de febrero de 1511: Jorge Grimón, v°., reconoce deber a Jaime Joven, mercader, 3.212 mrs. por ropa que le compró. Los pagará en dineros de contado o en tanto azúcar, puesto en un ingenio de La Orotova, a 300 mrs. la arroba, en el mes de agosto. Ts.: Juan Galán y Pedro Párraga, vs.—Jorge Grimón.
El Palacio de Nava fue construido en 1585 por Tomás de Grimón, regidor de Tenerife, y nieto del mencionado de Jorge Grimón (Palacio de Nava. Ayuntamiento de San Cristóbal de La Laguna. San Cristóbal de La Laguna). Don Tomás de Grimón se halla emparentado, a través de la línea genealógica de Alonso Sánchez de la Tienda, con su mujer doña María de Merendo Vergara y Roxas. Su hija, doña Juana Grimón es la fundadora del Mayorazgo de la Gorborana.
La Hacienda La Gorborana o Gorborana dio lugar al asentamiento poblacional Toscal-Longuera (Los Realejos). Este espacio o Hacienda, según plano de Valle de La Orotava de Cayetano Fuentes de 1890-1905, limitaba al norte con los Llanos de Méndez (Romántica I y II); al sur, con Hacienda La Zamora (límite con la carretera de La Vera); y al este con las dehesas del puerto.
“Pero la más importante de las propiedades de la zona, la constituía el mayorazgo de la Gorvorana, que corresponde al linaje de los López de Vergara y Grimón y perteneció a los marqueses de Acialcázar, para luego pasar a los marqueses de Breña y Mejorada. Dotada con abundantes aguas de riesgo, la hacienda de La Gorvorana era considerada durante el siglo XVIII como la propiedad más rentable del Realejo de Arriba, como puede comprobarse en los expedientes de arrendamiento del excusado (el diezmo del principal propietario de cada lugar) que invariablemente recaía en las propiedades de los marqueses de Mejorada” (Juan Ramón Núñez Pestano y Ana Viña Brito, 1996; Los Realejos: una síntesis histórica: Los rasgos de una economía rural. Ayuntamiento de Los Realejos. Los Realejos, página 60).
La Casona o la hacienda de la Gorvorona, “a pesar de las transformaciones sufridas en su estructura, mantiene buena parte de las construcciones de los siglos XVII y XVIII” (Gerardo Fuentes Pérez y Margarita Rodríguez, 1996; Los Realejos: una síntesis histórica: Arte. Ayuntamiento de Los Realejos. Los Realejos, página 172).
“Doña Juana de Grimón, señora de la Gorborana, es la fundadora de su Mayorazgo. Es hija de don Tomás de Grimón, maestre del campo general, y de doña María de Merendo Vergara y Roxas” (Descripción genealógica e historial de la ilustre casa de Sousa. Manuscrito de 1770 corregido. Madrid, página 353)
“Don Tomás de Grimón es hijo de don Jerónimo de Grimón. Y es nieto del conquistador Jorge Grimón, de Namur”. (Descripción genealógica de la casa de Aguayo. Antonio Ramos, Miguel de La Cuesta. Manuscrito de 1781 corregido. Málaga 1781, página 62).” (Melchor Hernández).
Este colono dejo huellas en Tegueste que han perdurado hasta nuestros días, tal como recogen los investigadores María Jesús Luís Yanes/Juan Elesmí de León Santana, en su inapreciable obra: El Ayuntamiento de Tegueste a mediados del siglo XIX. Problemas municipales e intentos de agregación a La Laguna.

“El proceso de colonización y repartimiento de tierras tras la conquista en el Valle de Tegueste se caracterizó por la formación de grandes propiedades. Una de las primeras haciendas fue la que por data o carta de repartimiento el Adelantado otorgó a Jorge Grimón, quien había participado en la conquista de la Isla.

Por cuanto viniste a poblar en esta isla de Tenerife con vuestra mujer e hijos, vos di en vecindad unas tierras de sequero que es un Valle en Tegueste en la cual tenéis edificado una casa, lindes Francisco Gorvalán y Pedro Negrín y porque parece que el alvalá que yo vos di se perdió, se las confirma. Burgos, 28-XII-1507 [esto es, 1506] 51

Originario del condado de Namur en la Borgoña52, su gentilicio, borgoñón, dio nombre a la zona situada entre El Lomo y El Molino, dentro de lo que se conoce actualmente como Valle del Infierno, así como al barranco y a una fuente o naciente. Este topónimo se conformó muy pronto por cuanto ya en 1501 se habla de las tierras del borgoñón para referirse a esta zona:

Alonso de Lugo (…) doy a vos Pedro de Ontiveros, unas tierras que son en Tegeste (…), las cuales dichas tierras han por linderos, las de Francisco Gorvalán y las del borgoñón.

De ahí a acortar el nombre –el Borgoñón- sólo va un paso. Con el tiempo, el uso deformó el vocablo de modo que podemos encontrar citado el lugar bajo los nombres del Burguñón, Gurguñón o Gorgoñón.

La hacienda, de una extensión aproximada de 100 fanegadas, estuvo dedicada desde muy temprano al cultivo de la vid. En 1518 contaba ya con casi un millar de cepas cercadas de albarrada y en 1522, se arrienda con el compromiso de que se planten 32.000 cepas más. Por casamiento de la hija de Jorge Grimón, Bárbola, la propiedad pasa a manos de Diego de Torres quien se la vendió a Bartolomé Benítez, regidor de la Isla, en 1555.

En 1844, se encuentra relacionada junto a otras fuentes y nacientes del municipio: “Fuente en el Barranco del Burguñón. Corriente natural. Permanente y escasa”.

En algunos documentos del siglo XIX se cita El Borgoñón bajo el nombre de Fuente de los Álamos o Fuente del Portugués. A mediados de dicha centuria, en la zona no cultivada se extendía un monte de hayas y brezos con algunos laureles y acebiños. Ya en el siglo XX, en 1913, Buenaventura Pérez Pérez presenta una solicitud para abrir una
galería en la Fuente del Borgoñón. En 1959, el Ayuntamiento acomete la construcción del puente que uniría los caseríos de ambos márgenes del barranco y dos caminos hasta entonces separados por éste: el Camino del Borgoñón y el Camino del Portezuelo.

Todavía hay teguesteros que recuerdan los lavaderos del barranco del Borgoñón en funcionamiento.” (María Jesús Luís Yanes/Juan Elesmí de León Santana).


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