Leonor Pérez Cabrera
Nació en Santa Cruz de Tenerife,
Islas Canarias, el 17 de diciembre de 1828, y recibió por nombre, Leonor
Antonia de la
Concepción Micaela Pérez Cabrera; murió en La Habana , el 19 de junio de
1907. Era hija de Antonio Pérez Monzón y de Rita Cabrera Carrillo, quienes
tenían algunas propiedades en casas y otros medios de vida. Aprendió a leer y
escribir contra la voluntad de sus padres, quienes consideraban este
conocimiento como impropio de su condición femenina. Se trasladó a Cuba en
compañía de aquellos, cuando aún no había cumplido la mayoría de edad. La
familia se estableció en La
Habana , donde un primer premio de lotería, ganado a poco de
llegar, les permitió comprar una amplia casa en la calle Neptuno. Leonor
contrajo matrimonio con Mariano Martí y Navarro en La Habana , el 7 de febrero de
1852. Tuvo ocho hijos que se nombraron, en orden de nacimiento: José Julián,
Leonor, Mariana Matilde (Ana), María del Carmen (La Valenciana ), María del
Pilar (Pilar), Rita Amelia (Amelia), Antonia Bruna y Dolores Eustaquia
(Lolita). En 1857, Leonor Pérez viajó a España en compañía de su esposo y de
sus hijos. La familia residió en Valencia hasta 1859, año en que regresó a La Habana precedida del padre.
En 1874 se establecieron en México, donde se les reunió José, quien había sido
deportado a España en 1871; sus padres y hermanas volvieron a La Habana el 7 de marzo de
1877. Doña Leonor quedó viuda el 2 de febrero de 1887, y el 17 de noviembre de
ese año salió para Nueva York, donde residió en compañía de su hijo, hasta
finales de enero de 1888. En 1899, cuando ya contaba setenta y un año de edad,
se vio precisada a pedir un puesto de oficial tercero en la secretaría de
Agricultura, Industria, Comercio y Obras Públicas, el cual le fue concedido por
el gobierno de ocupación norteamericano, con un sueldo de $83.33 mensuales. La
madre de José Martí pasó sus últimos años en compañía de su hija Amelia, en La Habana , sumida en la
pobreza.
A mi señora madre Dña. Leonor Pérez
Hanábana, Octubre 23 de 1862
Estimada mamá: Deseo antes de todo que Vd. esté
buena lo mismo que las niñas, Joaquina, Luisa y mamá Joaquina. Papá recibió la
carta de Vd. con fecha 21, pues el correo del sábado que era 18 no vino, y el
martes fue cuando la recibió; el correo -según dice él- no pudo pasar por el
río titulado “Sabanilla” que entorpece el paso para la “Nueva Bermeja” y lo
mismo para aquí, papá no siente nada de la caída lo que tiene es una picazón
que desde que se acuesta hasta que se levanta no le deja pegar los ojos, y ya
hace tres noches que está así.
Ya todo mi cuidado se pone en cuidar mucho mi
caballo y engordarlo como un puerco cebón, ahora lo estoy enseñando a caminar
enfrenado para que marche bonito, todas las tardes lo monto y paseo en él, cada
día cría más bríos. Todavía tengo otra cosa en que entretenerme y pasar el
tiempo, la cosa que le digo es un “Gallo fino” que me ha regalado Dn. Lucas de
Sotolongo, es muy bonito y papá lo cuida mucho, ahora papá anda buscando quien
le corte la cresta y me lo arregle para pelearlo este año, y dice que es un
gallo que vale más de dos onzas.
Tanto el río que cruza por la «finca» de Dn.
Jaime como el de la “Sabanilla” por el cual tiene que pasar el correo, estaban
el sábado sumamente crecidos, llegó el de acá a la cerca de Dn. Domingo, pero
ya han bajado mucho.
Y no teniéndole otra cosa que decirle déle
expresiones a mamá Joaquina, Joaquina y Luisa y las niñas y a Pilar déle un
besito y Vd. reciba de su obediente hijo que le quiere con delirio José Martí.
(Con información de Juventud Rebelde)
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