UNA HISTORIA RESUMIDA DE
CANARIAS
PERIODO COLONIAL
1431-1440
CAPITULO
I
Eduardo
Pedro Garcia Rodriguez
1431. Don Fernando de Calvetos (de Calverita, de Talmonte), de la secta católica de los O.S.H., es nombrado obispo de Rubicón, el 1 de febrero, por el Papa Martín V.
1431. Fray Juan de Baeza, de la secta católica de los O.F.M.,
primer vicario general de los franciscanos colono en Canarias, y el seglar guanche Juan Alfonso de
Idubaren, van comisionados por los franciscanos y el obispo Calvetos a Roma a
denunciar al Papa Eugenio IV los pillajes y esclavizaciones de Guillén de las
Casas.
1433. Gil Eanes (el Padre Las Casas, siguiendo a Barros, dice Antón
González), portugués, de vuelta de la costa africana adonde fue con propósito
de pasar al cabo Bojador (aunque no lo sobrepasó), pasa por Tamaránt (Gran
Canaria), con la excusa de defender a los portugueses que se habían querido
quedar para ayudar a los indios a recibir la fe, y lleva a Portugal esclavos
indígenas de las islas (Hist., I, 18; BAE, XCV, 68b).
1433. Martín de las Casas, obispo de Erbania (Fuerteventura), es
trasladado por el Papa Eugenio IV, el 14 de diciembre al obispado de Málaga
(¿Acaso por ser indulgente con su pariente Guillén de las Casas?). Así, todas
las islas quedan bajo la jurisdicción ecle siástica de don Fernando de
Calvetos, colono de la secta católica de los O.S.H., y obispo de Rubicón.
1434. El Papa de la
secta católica Eugenio IV le concedió una bula al gomero Chimboyo, refiriéndose
a él como "duque" de La
Gomera.
1434. El
infante portugués don Enrique el Navegante, «secundum vocationem qua vocatus
est amplificando christianum nomen», envía una armada conquistadora contra una
de las Canarias, cuyo nombre no se menciona (Tamaránt?), con propósito
evangelizador y civilizador, según dice el documento portugués por el que
consta -posterior, de 1436-. Apenas desembarcados -sigue diciendo- llegaron a
bautizar a unos 400 indígenas; otros muchos huyeron a las montañas. Pero, por
falta de provisiones (como en 1424), tuvieron que alzar velas para Portugal sin
poder conquistar la isla. Y, obligados por el hambre, arribaron a dos pequeñas
islas habitadas por cristianos (Erbania y Titoreygatra) donde se entregaron al
pillaje.
1434. Gómez Pireis dobló el cabo de Naam, sin mutarse, haciendo
lugar frecuentado de Río de Oro. Baldaia, que le acompañaba, pasó por Angra de
Caballos, donde encontró al valenciano Jacmes Ferrer, siguiendo a la Punta de la Galera , con intención de
pescar lobos marinos, mientras Antâo Gonçalves se presentaba en La Gomera. Aliados de
Portugal los naturales, aceptaron
colaborar en la conquista de Benahuare (La Palma ). Tomando refuerzos en Erbania
(Fuerteventura), Antâo inició guerra, que hubo de abandonar, al comportarse
como no debiera, expulsado por los gomeros. Complicada la situación, Guillén de
las Casas cedió su parte en Canarias, a Fernán de Peraza, que intentó
conquistar Benahuare (La Palma )
perdiendo en la empresa a su único varón, Guillén de Peraza.
Molesto por la
intromisión castellana, el infante D. Pedro, tutor de Alfonso V, concedió el
quinto de las Canarias e islas adyacentes, a Enrique el Navegante, prohibiendo
a terceros asomar por sus aguas, sin licencia del infante. Hombre realista,
necesitado de punto de aguaje para los pescadores, arrendatarios de sus
pesquerías de Bojador, Angra de los Ruivos y Río de Oro, compró Titoreygatra
(Lanzarote) a Maciot de Bethancourt, en 20.000 reís de renta anual, situados en
Madeira. No aceptó Juan II tenerlo por señor en isla de Castilla, ni lo
consintió Peraza. Ofuscado Alfonso V, en 1449 desafió a todos los pontífices y
a su colega castellano, cediendo al Navegante el comercio de "Canarea e do
Cabo do Bojador", desde el Cabo de Cantín, mintiendo al decir que el
tráfico estaba interrumpido, desde hacía 30 años. (L.A. Toledo)
1434. Don Fernando de Calvetos, obispo de Rubicón, acompañado,
prohibió hacer la guerra a los canarios y hacerles daño alguno; la cual iba
directamente contra el reciente intento de conquista de Gran Canaria por los portugueses,
quienes estaban preparando otra armada. Con esta bula el Papa se opone a la
conquista como medio o actuación previa para la evangelización.
1434. Según el investigador austriaco Dominik Josef Wölfel, “Entre
las varias cuestiones aun no dilucidadas de la historia antigua de las islas
Canarias, la más oscura es seguramente la del momento en que ocurrió la
conquista u ocupación de la isla de la Gomera por los europeos. Con ocasión de mis
investigaciones sobre las islas Canarias en los archivos, encontré un documento
de la Curia Romana
muy adecuado para aclarar decisivamente aquel problema y hasta quizá, poniendo
a contribución todas las otras noticias, para resolverlo de un modo definitivo.
Es el documento un salvoconducto por el cual el papa Eugenio IV asegura libre
paso aun jefe de tribu de Gomera llamado Chimboyo. Lo descubrí en el Archivo
Vaticano, en el tomo 373 de la Registratura Vaticana , folios 78 verso a 79
verso; y después, en el archivo de la Real Embajada Española en Roma, encontré una
copia de él, en el tomo XXII/229 Bullarum et Brevarium, folios 143 recto a
146"recto. Mientras que la Registratura Vaticana
tuvo a la vista seguramente el original, la copia de la Embajada Española
parece basarse en un traslado que en varios puntos se apartaba de aquél.
“...Como resultado del documento recién
descubierto y de su comparación con
otros documentos y hechos,
podemos dejar establecido lo siguiente:”
“Gomera tenía aún un príncipe
indígena y probablemente varios; aquél se convirtió al cristianismo con su
familia y séquito y, por intermedio de algunos europeos, tuvo relaciones con la Curia Romana. Los
intermediarios pudieron ser lo mismo españoles que portugueses; pero la
existencia de una copia del salvoconducto en el archivo de la Embajada Española
en Roma indica que fueron españoles. Gomera no fue nunca positivamente
conquistada, sino que recibió simplemente cultura y acepto un señor europeo. La
organización matriarcal de las tribus de Gomera subsistió bajo la dominación
europea hasta la sublevaci6n de 1488 y el ajusticiamiento de Hernán Peraza el
Joven. Hasta entonces no tuvo lugar ninguna inmigración europea digna de
mención.”
“Las luchas no eran entre
europeos e indígenas de Gomera, sino entre la guarnición lanzaroteña de la
torre y los indígenas. Tampoco después existe nada que indique una inmigración
más importante.”
“La ocupación de Gomera por los
europeos no ocurrió ni antes de 1434 ni después de 1445, y el primer señor
europeo de Gomera fue Hernán Peraza el Viejo.”(D.J. Wölfel 1990)
1434. El infante Enrique de Portugal apeló al Papa Eugenio IV para
obtener el derecho de conquista en las islas habitadas por paganos, y consiguió
una bula pontificia a su favor. El momento no podía ser más peligroso para los
pretendidos derechos castellanos: los navegantes portugueses descubrían en 1434
el procedimiento para pasar al S. del cabo Bojador y conseguir el retorno o
«volta», cosa hasta entonces imposible, por lo que Canarias era para ellos, a
partir de entonces, una escala mucho más interesante en el viaje de ida.
Además, el infante Enrique hacía valer ante el Papa sus propósitos misionales,
frente a los abusos de los señores sevillanos en canarias, en especial Maciot
criado de los Guillen, denunciado aquel año en Roma por el obispo lanzaroteño
Fr. Fernando Calvetos, y Eugenio IV emitía otra bula -«Regimini gregis» -por la
que prohibía la esclavización, los asaltos y depredaciones contra los
aborígenes y sus bienes, porque con ello se perturbaba la tarea misionera, al
par que concedía indulgencia plenaria a todos los que manumitieran a sus
esclavos canarios.
1435 Agosto 25.
BULA del Papa de la secta
católica Eugenio IV, dando poder y facultad para trasladar la catedral de
Rubicón a Las Palmas de Gran Canaria.
«Eugenio, obispo, etc. La conducta
del romano Pontífice es tan circunspecta, que corrige, revoca, modera o anula
algunas veces aquello mismo que había dispuesto, según conoce en el Señor que
saludablemente conviene, atendidas las circunstancias de los lugares y los
tiempos.
Poco ha que, cooperando la divina
virtud, los moradores de ciertas islas que se llaman vulgarmente de Canaria, se
convirtieron a la verdadera luz de la fe ortodoxa, dejadas las profundas
tinieblas de la infidelidad y la ignorancia, principalmente con el sudor de nuestro
venerable hermano Fernando, a quien habíamos hecho obispo con estas miras en
aquellos paises, y erigido su silla y lugar Episcopal en una de ellas que se
llama de Rubicón, la cual quisimos que se intitulase Iglesia Rubicense. Pero
habiendo entendido ahora, que dicha isla está muy expuesta a piratas y
salteadores y tan poco poblada que no puede subsistir en ella el obispo ni la
iglesia, mandamos por las presentes que esta misma iglesia se traslade a la
isla que se llama de Gran-Canaria, y que se nombre justamente Iglesia
Canariense y Rubicense para siempre y en todas las edades futuras, Nulli ergo
hominum, etc. Dada en Florencia en el año de 1435 de la Encarnación del Se-
ñor, día 25 de agosto, y el
quinto de nuestro Pontificado».
1436. El rey
Duarte de Portugal, mediante sus embajadores enviados al Concilio de Basilea,
suplica al Papa Eugenio IV, en Bolonia, en agosto de 1436, que limite la
prohibición de la bula anterior a las islas Canarias habitadas por cristianos y
le faculte para conquistar las otras habitadas por infieles y adueñarse de
ellas con el fin de convertirlos a la fe (como ya había comenzado a hacerlo el
infante) y civilizarlos a los infieles de Canarias los describe la súplica al
Papa así: «Has [insulas] indomiti silvestres fere homines inhabitant qui nulla
religione coagulati, nullisque denique legum vinculis irretiti, civili
conversatione neglecta, in paganitate veluti pecudes vitam agunt» y dice
después que son «ferocitate quadam inmanes». Este es, pues, el concepto que,
incluso el Papa -debido a tal información- tenía de los indígenas canarios.
Estamos ante el antecedente inmediato de lo que se dirá de los indios de
América: que eran infrahombres, bestias parlantes.
1436. Llega a las
costas de la isla de La Gomera
la flota portuguesa encabezada por Tavilla, Picanço y González Atayde, con el
fin de reclutar guerreros para asaltar en razzia esclavista la isla Benahuare (La Palma. )
1436. El Papa Eugenio IV, dando por buena la información y
declaración de intenciones de la súplica; y «attendentes quod, sicut asseritur,
nullus in hoc tuo incepto in aliquo reclamavit aut se verbo vel facto opposuit
neque aliquis christianus princeps in eisdem insulis paganorum ullum ius adhuc
se habere pretendit...» {nada de esto está afirmado en la súplica; debió de ser
información verbal) , o sea, considerando a las Canarias como «res nullius»,
accede a la súplica de Duárte de Portugal por la bula Romanus pontifex, de
Bolonia, a 15 de septiembre de 14367. Se ve que, aunque en 1434 el obispo
Calvetos reclamó al Papa contra las acciones de los portugueses y en favor de
la evangelización, el rey Juan II de Castilla no se cuidó de reclamar sus
derechos sobre las islas. Parece que el Papa no estaba en antecedentes sobre
estos derechos y se atuvo al hecho de no haber reclamado Castilla sus derechos
para suponer que no les tenía o poder alegar como excusa que no le interesaban.
1436. El rey Juan II de Castilla, por un Memorial de protesta de 27
de agosto de 1436, activa la revocación de la bula anterior y provoca la siguiente
del 6 de noviembre.
1436. Fray Francisco de Moya, de la secta católica de los O.F.M.,
muerto el obispo Fernando de Calvetos, es nombrado obispo de Rubicón el 26 de
septiembre de 1436 por el Papa Eugenio IV. Este nuevo obispo morirá en 1441.
1436. El Papa Eugenio IV, por la bula Romaní pontífícís, de
Bolonia, a 6 de noviembre de 1436, reforma la anterior bula subordinando la
concesión hecha a Portugal a las reclamaciones de derecho que pudiera presentar
el rey de Castilla.
1437. Fray Juan de Logroño, de la secta católica de los O.F.M., es
nombrado por el Papa Eugenio IV vicario general de los franciscanos de
Canarias.
1437. El Papa Eugenio IV, a instancia -sin duda- de Castilla,
retoca la bula Rex regum (de 1418 y 1436) subordinando las conquistas de
Portugal en África a los derechos que pueda tener el rey de Castilla,
publicando la bula Domínator Domínus, de Bolonia, a 30 de abril de 1437.
1438? Don Duarte (posiblemente fue en este momento, pues murió el 9
de septiembre de 1438) ruega a Juan II de Castilla que dé a la Orden de Cristo (de la que
era administrador don Enrique el Navegante) dos (Titoreygatra y Gomera) de las
islas Canarias (Híst., I, 18; BAE, XCV, 69b y 73a) 8.
No hay comentarios:
Publicar un comentario