martes, 1 de julio de 2014

La vendimia de antes




Un día típico de vendimia (año 1975)

En mi casa el día de la vendimia tenía un marcado carácter festivo, era una jornada de concordia, bromas entre familiares y amigos, aunque no hay que olvidar que se trataba de un trabajo intenso. La vendimia estaba perfectamente organizada, cada individuo realizaba una tarea determinada dentro de una cuadrilla y cada grupo de personas desempeñaba una función determinada en base a sus características.
Juan Enrique de Luis Bravo
Explicaré los diferentes perfiles de los participantes en las vendimias.
Los niños a jugar y hacer pequeños "mandados" (recados) y a la hora de repisar (pisar las uvas) todos dentro del lagar. Los chavales  entorno a los 15  años a cargar uvas en canastas .

Las mujeres de la  casa, madre  y abuelas se encargan de la comida  típica de ese día: papas y pescados,  además de las viandas de media mañana.

Grupo de hombres jóvenes, generalmente 4, con conocimiento de las técnicas del lagar eran los engargados de recibir la uva en la prensa y procesarla: pisado, desengasado, (quitar el raspón o raquis del racimo) y puesta de el mosto en curtimiento (maceración - fermentación).
Otro grupo de hombres en este caso  los más fuertes, eran  los encargados de cargar  los pesados cestos de uvas desde la parcela hasta la prensa o el lagar. En otras ocasiones esta faena recaía sobre animales, caballos, mulas  y en menor medida burros.
La secuencia de tareas de La Vendimia

Corte de uvas
Se realizaba generalmente por mujeres contratadas a tal efecto, (se decía: las mujeres tienen las manos más livianas, cortan más rápido) también cortaban  uvas hombres de cierta edad que ya no podían cargar. A este grupo se le sumaban el resto de personas sin una tarea específica. El racimo una vez cortado y en la manos,  se giraba  al  revés , es decir se cogía por la punta  quedando  de esa  forma "abierto" mostrando los bagos  (bago: palabra de origen gallego con la que  se denomina a cada uno   de los granos de  uva de un racimo). (Macial Valladares Núñez (1884): Diccionario gallego-castelano, Santiago, Imp. Seminario Conciliar) con esa acción teníamos  una perfecta visión del racimo con el objetivo de eliminar todos aquellos bagos en mal estado: podridos, flojos, colorados, enfermos,  etc.

Cargar uvas
El  racimo una vez limpio se depositaba en una canasta  de castaño en las mejores condiciones. Esas canastas una   vez  llenas  ( 17.5 Kg.  de uvas ) eran cargadas por los chicos  hasta un punto estratégico establecido  de antemano.

Escoger las uvas
Cuando llegaban los chicos cargados con las canastas llenas de uvas las apoyaban   en el borde del cesto de carga y las iban volcando lentamente, el escogedor con sumo cuidado separa las uvas buenas de las malas, dicho de otra manera, las sanas y bien maduras de las enfermas, verdes, coloradas y flojas. Poco a poco iba llenando cestos del  "bueno ", las uvas sanas y en buen estado, y cestos con  el "verde", uvas en mal estado. Una vez los cestos estaban llenos se marcaba el verde con un pámpano verde o con hierbas verdes, en ocasiones como broma se ponía una piedra o el sombrero birlado  al compañero.

El escogedor

La figura del escogedor recaía sobre un viticultor experimentado y que seguía las directrices del propietario de la finca. Había varias técnicas a la hora de seleccionar la uva. Lo primero era elegir un sitio llano y amplio. La posición respecto al sol también era importante. El escogedor tenía que  hacer sombra con su cuerpo a las uvas mientras pasaban de la canasta al cesto. Si a éstas les daba el sol   directamente todas parecían verdes y coloradas, y por lo tanto no serían seleccionadas adecuadamente.

No era lo mismo  escoger uva para vender que para elaboración propia. En el caso de uvas para venta  interesa cosechar muchos  kilos, por eso cuanto más racimos dudosos  para el bueno mejor. Esa picaresca tuvo como consecuencia que el escogedor en los casos que se vendía era una persona de confianza  del comprador en estos casos los racimos dudosos pa el verde, el comprador sólo se llevaba lo mejorcito de la finca. Podríamos estar hablando un buen rato de anécdotas de vendimia...

Traslado  al  lagar

El traslado  se realizaba normalmente en bestias desde el punto donde se escogía la uva hasta el lagar, bien estuviera éste en la propia finca o en otra. Cada  animal llevaba dos cestos uno a cada lado de la albarda. Para acomodar dichos cestos  bastante pesados hacía falta mucha maña y una buena dosis de fuerza. En los casos   que el lagar   estaba en la propiedad estos cestos eran cargados  por los hombres más  dispuestos y fuertes generalmente emparentados con la familia del viticultor. Muchos cestos cargué y uno terminaba echo  un  "cacharro"

En esos años, principios de los setenta ya había camiones de 3.5 Toneladas que eran contratados para el transporte de las uvas en los casos que el lagar estaba bastante distante de la parcela de vendimia.

Pesos y medidas
Las canastas llevan una capacidad de 17.5 kg. Un cesto de carga lleva  tres canastas es decir  52.5  kg  de uvas. Mis antepasados me enseñaron que un cesto bien lleno  llevaba un barril  de mosto  de los de a cuenta. En un barril de mosto o vino de los llamados de a cuenta caben 40 litros. Sabemos  por la experiencia   que  el rendimiento de la uva  a mosto y de forma muy general  lo podemos establecer en el 75 % Así que   haciendo unos números   tenemos que :

Un cesto de carga bien lleno de uvas 52.5 kg x 0.75 %  nos dá  39.37 litros de mosto o lo que es lo mismo un barril.

Resumiendo un cesto de uvas es igual a un barril de mosto. De esa manera tan sencilla sólo con contar los cestos el viticultor sabía de forma muy aproximada el rendimiento de sus huertas. ¿Curioso? Todo esta información parte de vivencias personales y las  enseñanzas de mi padre, mis abuelos y amigos de ambos.
Elementos de carga
Las uvas se cargaban en canastas (también llamadas banastas) y cestos de carga. Ambos eran confeccionados  con varas de castaño. Hace unos días estuve conversando con el artesano de La Villa de La Orotava Norberto, me contó algunas cosas interesantes sobre cestería tradicional del Valle.

Un cesto  lleva  tres veces la cantidad de carga  (17.5Kg * 3)  que una canasta, para fabricar un cesto es necesario exactamente 3 veces la cantidad necesaria para confeccionar una canasta. En la foto podemos observar que los cestos tenían dos hazas aunque los cestos para cargar las uvas en las bestias, caballos y mulas, se hacían de forma  ovalada y con tres hazas con la  finalidad  de facilitar la operación de carga en el animal, al perder su forma cilíndrica  éste se acomodaba mucho mejor a la albarda la bestia.
La dureza de la vara (follao) permite elaborar trabajos muy resistentes como cestos de mano, barcas, canastas, raposas, cestos de pan y de ropa, cestos con tapa, espuertas o serones. Los cestos de vara son típicos de La Orotava y Los Realejos, en Tenerife así como en Breña Alta y Breña Baja, en La Palma. (www.tenerife Vivela)


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