Un año más los fieles de la Iglesia del Pueblo Guanche
hemos celebrado el Año Nuevo guanche, en un mágico rincón de nuestra geografía,
en la playa El Abrigo en Los Roque de Fasnia.
Fue una
celebración hermosa, donde vivimos y sentimos la unidad y la fraternidad de
todos con todos y pudimos de manera ferviente compartir nuestra devoción por
los Espíritus de Nuestros ancestros. La comunidad participó abiertamente del
Tagoror abierto en torno a aspectos espirituales de nuestra sociedad, y también
en esta oportunidad de demostración de amor a Nuestra Magné Chaxiraxi.
Practicamos varios ritos
ancestrales, entre ellos imposición del Ungüento Sagrado Guanche, el salto del
Fuego Sagrado, el baño en la mar etc. La generosidad entre los miembros de
nuestra Congregación quedó demostrada una vez más por la abundante comida y
bebida que entre todos los asistentes
fue aportada.
Tal como estaba previsto los
actos comenzaron con las siguientes palabras de bienvenida pronunciadas por
nuestro Kanku Machial:
“ORACION GUANCHE A LA SOL
¡¡Uh!! Magné
Mastáy Achen tumba Manéy.
¡Uh! Ma gdnná,
Mastay ase-n tunwa, Maney.
Tanemir uhana gek
magék Enehana benijime
barba Enaguapa acha abezan.
Tansmmirt uyan ajeq
Mayeq n eyenna benn iyimme
Hansa n wafa ass abezzan.
¡¡Oh!! Madre del cielo Madre de la tierra.
¡Oh! Madre del cielo, Madre del
crecimiento de la hermandad,
Madre de lo nuevo.
Gracias poderosa
Sol por salir un día más para alumbrar
la noche.
Gracias, joya que
eres fulgor, Sol del comienzo del alba,
que tiñe siempre de luz toda la oscuridad (o maldad).
Queridos hermanos, gracias por
compartir con nosotros un achano mas esta noche maravillosa, impregnada de
espiritualidad milenaria canaria.
Desde tiempos
inmemoriales nuestros ancestros guanches y nosotros sus herederos espirituales
y continuadores, hemos identificado los
equinoccios y solsticios, correspondientes a la trayectoria de La Sol,
de la Diosa Magek, examinando el comportamiento de su entorno natural.
De acuerdo a esas observaciones, hemos trazado calendarios anuales que nos
permite llevar una convivencia armónica con la naturaleza. La profunda
espiritualidad guanche está directamente relacionada con la naturaleza que es
la que da la vida.
La víspera del
solsticio es la noche más larga del año, luego de ese momento clave y durante
los seis meses siguientes, las noches se acortan y los días se alargan. En el
ambiente hay más luz disponible y con ello mayor abundancia.
Pero no sólo
la naturaleza se renueva, también los seres humanos. Al sabernos parte de la naturaleza,
nuestros ancestros y nosotros establecemos con ella relaciones de reciprocidad.
La importancia
de esta relación primordial se expresa en la identidad social, cultural y
religiosa del pueblo canario, siempre vinculada al culto de la naturaleza, a los
elementos que la constituyen: La Sol, la Tierra (madre tierra), los árboles
como el Viñatigo, el Pino, el Drago, la
Palmera, todos sagrados en este mundo donde la vida es el mayor tesoro, que
nuestra Magné Chaxiraxi ha puesto al cuidado de Chayuga.
El Año Nuevo
guanche constituye un momento primordial en que ser humano y naturaleza pactan
su vida en armonía, celebrando la ceremonia ritual del Año Nuevo o del inicio
de un nuevo ciclo de vida.
No olvidemos
que la Creación de la Naturaleza es la máxima expresión de sabiduría que
nuestra Diosa Madre Chaxiraxi nos ha ofrecido.
Nuestras
intenciones durante el verano será poner especial atención en los objetivos que
nos hemos propuesto y cosecharlos con el abono de nuestro entusiasmo,
eliminando los obstáculos que se presenten para poder crecer espiritualmente.
Deberíamos subrayar que aunque actualmente en las
religiones no pertenecientes al grupo judeo-cristiano se insiste en festejar el
solsticio en la fecha astronómicamente correcta, la costumbre popular europea
ha situado universalmente la fiesta en el día de la celebración pagana de San
Juan Bautista, el 24 de junio; y todas las observancias para la mitad del
verano se reproducen la noche del 23.
La fiesta
también es una preparación para la próxima cosecha y anuncia que se acerca el
tiempo en que las fuerzas deberán centrarse en la recolección y conservación de
todos los recursos que el pueblo ha cultivado en la tierra.
La forma
tradicional de nuestros antepasados existe, ha sobrevivido, ha llegado hasta nosotros.
Aquí está ahora.
El Fuego Sagrado se halla en el centro de esta
celebración. A fin de amplificar los efectos de la energía del Fuego Sagrado,
que representa y alienta la energía de La Diosa Magek, La Diosa Sol, en las iniciaciones ritualistas de la
gran mayoría de culturas, pueblos y religiones, dejan constancia de la inmensa
importancia del culto al fuego.
La luz
interior: El fuego es el más puro, grande y noble emblema de la divinidad.
El Fuego
Sagrado es el signo visible del arte invisible, la forma de la llama que del
arte sin forma. Es la manifestación física de la espiritualidad, el emblema de
la ropa de la Divinidad, la representación de la sustancia Divina, la
presentación simbólica de la Diosa misma a nosotros.
Existe una
manera de vivir denominada “Caminar
en la Belleza”. Se dice que uno Camina en la Belleza cuando tiene su
Tierra (plano físico) y su Cielo (espiritualidad) en armonía. O dicho en otras
palabras, vive para el Espíritu pero con los pies en el suelo.
Es la antigua
organización tradicional del Camino Rojo, camino espiritual de nuestros
ancestros. El Camino Rojo, desde hace miles de años preservado y custodiado en
nuestro continente y en nuestras islas, es el camino espiritual de todos los
Hijos de la Diosa Madre Chaxiraxi. Este es el momento que nuestros antepasados
profetizaron, soñaron y desearon para nosotros, los descendientes de los
descendientes originales, de volver a la casa original de nuestra Madre.
Tal como recoge el historiador Pérez Vidal: “Sus hogueras rituales, sus baños
profilácticos y sus pronósticos mágicos sobre el amor y la muerte”.
Por su parte el Amusnau - Bethencourt Alfonso (p 156)- recoge algunos
testimonios en su encuesta de investigación sociológica: “Francisco Hernández
Graja...que fue pastor, dice que ‘los guanches acostumbraban un día del año en
el mes de junio, que cree era el mismo día de San Juan, la víspera, hacer una
hoguera y echar dentro reses degolladas con un faime (cuchillo) de
sabina (madera), hasta que el humo saliera derecho al
cielo, que creían en esto como si fuera cosa de religión’.
Pérez Saavedra (p 147) vuelve
sobre el mismo aspecto: “Y los baños de las mozas en el día de San
Juan, solsticio del verano, se han conservado hasta nuestra época”.
Y efectivamente, sólo hay que
ser un poco observadores y comprobar como aún hoy en día, afortunadamente,
nuestros conmatriotas celebran este día en nuestras playas y costas, con baños,
con comidas, con festejos, con alegría.
“Contaban
su año llamado Achano
por lunaciones de veintinueve soles desde
el día que aparecía nueva; empezaban por el estío cuando el sol entra en
cáncer, a veintiuno de junio en adelante la primera conjunción, y por nueve
días continuos hacían grandes bailes y convites, y casamientos, habiendo cogido
sus sementeras (Marín de Cubas, p 204).
Esto significa el primer
calendario más preciso de las historia de la humanidad, pues esas
lunaciones de veintinueve soles, dado que son doce las lunaciones, suponen 348
días y lo ajustan a 365 (366 si es bisiesto) empezando, como describe,
rigurosamente, Marín de Cubas, cuando el sol entra en cáncer, lo que viene
documentado en los numerosos observatorios astronómicos encontrados, como el de
la Cueva Pintada de Gáldar.
Dentro de esos bailes
naturalistas ancestrales, cabe destacar el denominado “Baile del gorgojo”, con
los bailarines en cuclillas dando saltos: “El baile del gorgojito/ se baila de
cuclillas/ doblándose las rodillas/ y de brinquito en brinquito”, el “Baile
del pámpano roto”, etc. (Pérez Sahavedra, p 310).
Este aprecio y respeto de
nuestro pueblo por sus costumbres y tradiciones lo expresa admirablemente Pérez
Vidal en la siguiente frase: “Cuando se pierde una tradición en el
continente búsquese en las islas”.
Leamos al
respecto la siguiente cita histórica: “Las frutas que tenían para su sustento eran mocanes y vicácaros y
cerezas, que son como guindas prietas; y de estas frutas solían hacer vino,
aunque poco, porque su común beber era agua, que llamaban ahemon” (Abreu y Galindo, p 88).
Hermanos, estamos arropados por
los Espíritus Vitales de nuestros ancestros, compartamos con ellos
nuestro gofio, nuestra leche, nuestra miel y nuestra sal, y con ellos bailemos
y cantemos en franca hermandad.”
Tigzirin Tiknariyin, 21 n wanzar n
achano 14 n tallit taynay tagwancet.
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