Francisco García-Talavera Casañas
Desde los años sesenta del siglo pasado ya era
conocida la existencia de estructuras submarinas (diapiros
salinos) favorables a la existencia de petróleo y/o gas en la plataforma y
talud continental del Noroeste africano. Las investigaciones oceanográficas
llevadas a cabo por países como Estados Unidos, Francia, Inglaterra o Alemania,
así lo atestiguaban. Y una de las zonas principales se hallaba entre las islas
orientales de Canarias y la vecina costa de Marruecos y el Sahara. Además, esas
investigaciones dieron a conocer también la presencia en aguas más profundas,
al oeste y sur del Archipiélago, de extensos mantos de costras y nódulos
polimetálicos (manganeso y hierro fundamentalmente) de alto nivel económico y
estratégico, provenientes de la actividad magmática, sedimentaria e hidrotermal
del océano.
Por su parte, España se sumó al carro de las
prospecciones tardíamente, como siempre, mediante las investigaciones
realizadas, sobre todo, por el B.O. “Hespérides”, a finales del siglo pasado y comienzos
del presente, en aguas de Canarias, con resultados prometedores. Consecuencia
de ello es la aprobación, en 2001, por parte del ejecutivo español que presidía
José María Aznar, de un permiso de prospección a Repsol-YPF en aguas muy
próximas a Fuerteventura y Lanzarote (¡a tan solo 9,8 Kilómetros y 19,6 kilómetros! respectivamente)
en una superficie de 600
kilómetros cuadrados, durante 6 años. Afortunadamente
para los canarios, aquellas prospecciones nunca se llevaron a cabo, gracias a
la decisión del Tribunal Supremo de negar el permiso por las graves
repercusiones medioambientales que tendrían, con lo cual se paralizó el
proyecto. También tuvo que ver en este
asunto la protesta de Marruecos en esas fechas, rechazando las prospecciones de
Repsol porque suponían la delimitación unilateral, por parte española, de la
mediana entre la zona Económica Exclusiva (ZEE) de ambos países. Da la
casualidad que los diapiros salinos con posibles hidrocarburos
se encuentran casi alineados con la mediana.
A la vista de los buenos resultados de las últimas
investigaciones, el Ministerio de Exteriores del Gobierno español,
y al amparo del artículo 76 de la Convención de Derecho del Mar, el 11 de mayo
de 2009 se apresuró a formalizar el
registro ante la ONU, de una propuesta
de ampliación de la Zona Económica Exclusiva de las aguas canarias desde las
200 hasta las 350 millas,
lo que le supondría a España derechos de soberanía sobre 200.000 kilómetros
cuadrados más de aguas y lecho marino atlántico. Derechos que, por supuesto,
nos corresponderían a los canarios si fuéramos -como seremos- un Estado
archipielágico. De ahí la prisa de Repsol y el anuncio del Ministro Soria del
comienzo de las prospecciones en el verano de 2014.
Como vemos, resulta hasta sospechoso el gran interés e
insistencia de los gobiernos de España en que esas prospecciones se lleven a
cabo a toda costa y cuanto antes. Entre tanto, han ocurrido accidentes e incidentes
muy significativos, algunos tan tremendos como el del Golfo de México, en abril
del 2010, con terribles daños ecológicos en una extensa superficie del lecho
marino del Golfo y en las costas de Louisiana y Florida, cuyos efectos
desastrosos fueron ocultados, o minimizados, a la opinión pública por las
ingentes cantidades de dinero empleadas para comprar voluntades y silenciarlo.
Tampoco se queda atrás lo sucedido con el “Prestige” en las costas gallegas, en noviembre de 2002,
producto de la cadena de errores e incompetencia de las autoridades españolas
durante la gestión de este desgraciado accidente, que tuvo catastróficas
consecuencias medioambientales en 2000 kilómetros de
litoral gallego y francés. ¿Recuerdan “los pequeños hilillos de plastilina” de
los que hablaba Rajoy? ¡Que manera de hacer el ridículo! La errónea decisión,
tomada por los responsables, de alejar el barco de la costa fue la causante. Y
gracias a que se hundió durante la travesía porque, ¿saben hacia donde se
dirigía? Pues, qué casualidad, ¡hacia Canarias! Está claro, no es lo mismo que
ocurra un accidente de esta naturaleza en las costas turísticas de Castellón o
de Ibiza que en Canarias, ¡faltaría más! Me temo que esto seguirá así mientras
que el Archipiélago Canario no sea dueño de su mar.
Y ¿qué decir del desastre del petrolero iraní “Khark 5”,
ocurrido en 1989 -en aguas próximas a Canarias, frente a la costa de
Casablanca- que vertió gran parte de las 200.000 toneladas del crudo que
transportaba, cubriendo de una gruesa capa y grandes bolas de “piche” las
playas de la Graciosa y Lanzarote? Y recientemente, tenemos el caso del
petrolero encallado en Tan Tan con 5.000 toneladas de fuel. Y van…
Señores del Gobierno español (y Repsol), con todos
estos antecedentes y con la frontal oposición de gran parte de la sociedad
canaria, balear, valenciana e internacional, ¿serán capaces de continuar? No
nos vale el argumento de que, sin embargo, Marruecos sigue adelante con lo
suyo. Si hay algún incidente con sus prospecciones (las primeras han dado
negativo) ya se les exigirán responsabilidades en su momento. Las mismas que a
ustedes.
Y usted, Sr. Soria, ejerza también de Ministro de
Turismo, rectifique (que es de sabios) y defienda los intereses de su tierra y
no los de “extraños”, apostando decididamente por las energías renovables
limpias e inagotables con que la Naturaleza ha favorecido a este Archipiélago.
Ese es el petróleo de Canarias.
Tomado de: www.elcanario.net
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