lunes, 6 de enero de 2014

CONTINUAN LOS ASALTOS DE CORSARIOS COLOMBIANOS





Eduardo Pedro García Rodríguez


1825. Marzo. Agustín Millares Cantero ha reseñado que mientras viajaba hacia Gibraltar. el navío "Carme”', a las órdenes del gaditano Joaquín Ylabert, fue capturado por el buque colombiano "María Isabel", al mando de un tal Pedro Dantant.

Conducidos al Sur de Gran Canaria el día 24, allí le despojaron de 21 prendas y dos onzas de oro, además de unos ocho mil reales de vellón.

Durante este mismo año, el místico "Nuestra Señora de las Nieves'" fue abordado por otro corsario de aquella República. Sin embargo, mientras se dirigía a Puerto Cabello en el mes de septiembre, la tripulación consiguió recuperarle tras matar al capitán enemigo y arrojar por la borda a todos sus hombres. Luego retornaron a Santa Cruz de Tenerife. (En: Manuel de Paz-Sánchez, 1994)


Desde 1825 existió el rumor de la existencia de un convenio firmado en Colombia consistente en atacar o apoderarse militarmente de alguna de las Islas Canarias y de hecho se llevaron a cabo algunos intentos. El General Pedro Briceño, el día 12 de abril de 1826, manifestaba por carta a Simón Bolivar: “es indudable que en el momento en que podamos destruir los restos de la escuadra española que cubre a Cuba, damos la libertad a aquella isla, a Puerto Rico y a las Canarias, que desean ser también americanas”.


1826.
En el Arrecife de Lanzarote se había estacionado en 1808, una goleta corsario española de Dn. Juan Gavazzo, genovés, y su contra­maestre Juan Bachicha, o Bautista, se quedó y casó allí. A éste se agregó otro genovés también del mismo nombre que casó con una hermana de la mujer de su paisano; de modo, que para distinguirlos era uso decir Bachicha el de Dolores que era el primero, y Bachicha el de Lorenza que era el segundo. Este hizo una expedición para Montevideo con su familia y más de 200 pasajeros el año 1826, en el bergantín «Andújar», y en las islas de Cabo Verde encalló y se su­mergió, el bajel, salváronse todos y tuvo que fletar otro, para condu­cir estas gentes a su destino.

Pero el cuñado y sus hijos, antes de ésta, y hasta el día han hecho varias expediciones enriqueciéndose con los bienes raíces que han per­cibido a cómodos precios a los apresurados transmigrados que en nada reparan por huir de la escasez de su sosegada patria, sin advertir, que van a desembocar al torbellino de la guerra donde los arrebatan por fuerza para servir en ella y han muerto muchos centenares faltos de quien les proteja de tales violencias. Hemos visto censurados y lamen­tados estos desastres en algunos periódicos españoles, atribuyéndolos a descuido del gobierno que no ha puesto allí un cónsul, cuando el ver­dadero mal proviene del bárbaro y venal embarcadero. (J.A. Álvarez Rixo, 1982:167-168)

1825. Mayo 11. El Co­rregidor de Gran Canaria, el servillista Salvador de Terradas, ponía en manos del Regente de la Audiencia -Juan Nicolás de Undabeytia- una comunicación reservada en la que le informaba del "convenio hecho en Colombia" para dirigir "sobre estas Islas, desde Margarita, una Escuadra, para apoderarse de alguna de ellas, o de la de La Madera, con el fin de tener expedito, y seguro en estos mares, las correrías insurgentes contra nuestra Nación; y que esto ha sido a consecuencia de las maquinaciones, ofertas y planes del que fue Doctoral de esta Santa Iglesia Catedral don Graciliano Afonso, prófugo hoy en Caracas por haber sido Diputado de las llamadas Cortes, y a quien parece le distinguen en aquellos países, y con lo que daría el último golpe de ingratitud a su Patria".

La noticia se remitió a la Corte y tanto el Regente como el Coman­dante General trataron de obtener más información al respecto, sin que, en definitiva, Terradas pudiera ampliar sus noticias. Pero, nada tenía de extraño esta clase de rumor. (Manuel de Paz-Sanchez, 1994)


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