EFEMERIDES CANARIAS
UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS
PERÍODO COLONIAL,
DÉCADA 1831-1840
CAPÍTULO XLIV-VI
Eduardo Pedro García
Rodríguez
Viene de la página anterior.
Sobre la evolución del casco urbano de la Villa de Firgas.-
Firgas nació en el mismo corazón de la mítica
Selva de Doramas. Buscó situarse en un montículo, para desee allí vigilar y
defenderse del enemigo.
Se ha dicho que Firgas es una Villa joven
levantada sobre un pueblo viejo. Cargado de historia. Abramos las crónicas
coetáneas a la Conquista
y veremos que es verdad.
Un tríptico de aspectos fundamentales destacan en
los orígenes fundacionales de la hoy Villa de Firgas:
• Primero sus antecedentes aborígenes y su
incorporación a la Corona
de Castilla, con sus repartimientos de tierras y aguas.
• Segundo, la saga de los Rodríguez de Palenzuela
fundadores de la primitiva Ermita y del Convento de San Juan de Ortega de
Frayles dominicos.
• Tercero, la creación de la Parroquia y del
Ayuntamiento con su vinculación al patronazgo de San Roque.
Parte integradora de la Gran Canaria
Primitiva y prehispánica, con sus hombres y mujeres, con sus virtudes y
cualidades, con sus costumbres ancestrales, la constituiacute;a el poblado que
llamaban Afurgad, situado como decíamos al norte de la isla a una altura
aproximada de unos 500
metros sobre el nivel del mar, con su clima envidiable,
templado en verano gracias al aire del mar que le llaga a través de sus
barrancos, y con temperaturas benignas durante el invierno. Sus paisajes son
paradisíacos que van desde los frondosos bosques de Los Chorros al verdor del
platanal de Casablanca y Cambalud, pasando por los impresionantes tajos de los
barrancos de Las Madres y Azuaje, y terminando por los idílicos remansos de paz
de Zumacal, Lomitos, Padilla y Rosales. Cuenta con una panorámica única y
extraordinaria que abarca desde la cumbre a la inmensidad del mar.
Nos dice Olivia Stone, la inglesa soñadora, en su
visita a Firgas en 1.887 “El pueblo de Firgas en sí consta de dos calles
dispuestas en ángulo recto y formando una T”.
Efectivamente, la Calle Real de Abajo y
Real de Arriba, hoy José Santos y Paseo islas Canarias, fueron el eje central
de la “T” aludida por Olivia Stone. Los brazos de esta letra los compusieron
las calles Norte, hoy Primo de Rivera, y la calle Sur, hoy Calvario. Así fue el
“Casco Histórico” de la Villa
de Firgas a finales del siglo XIX.
La evolución de la Firgas de ahora se ha ido
conformando a partir de mediados del siglo pasado, aunque sin embargo el
Cementerio Nuevo (actual) fue levantado a finales del siglo XIX y comienzos del
XX. El anterior estuvo situado en el lugar que hoy ocupan las viviendas de los
maestros (ya en desuso) en la calle de El Calvario.
Los repartimientos de tierras y aguas conllevan
naturalmente al cultivo de las minas exigiendo para ello un núcleo de población
fija más o menos numeroso. Por otra parte, se imponía en aquella época el
criterio de la fe cristiana en los asentamientos de población, según la
consigna dada por la
Reina Isabel La
Católica a sus conquistadores: “Mirad que os envío a aquellas
islas no tanto para conquistar tierras para la Corona de Castilla, cuanto
para ganar almas para el reino de Cristo, porque nuestra intención principal
–dictada al escribano real- fue la de procurar atraer a los pueblos y convertirlos
a la santa fe católica”.
Y así se comprende la preocupación de los
conquistadores de construir ermitas dedicadas al santo de su devoción,
predilecta de su constructor o patrono, y junto a ellas levantaban las moradas
de caballeros y colonos, conviviendo a la sombra del campanario.
La Primera Ermita. En Firgas, el capitán Tomás
Rodríguez de Palenzuela, en 1.484, construye una ermita dedicada a San Juan de
Ortega, entrañable devoción de su tierra natal, la ciudad de Burgos. Este dato
esta documentalmente probado, según afirman el citado Rodríguez de Palenzuela y
su esposa doña Inés de la Peña
cuando dicen en su testamento “hemos levantado una ermita en el sitio de
nuestro ingenio”.
El Convento Dominico de San Juan de Ortega.
Noventa y seis años más tarde, concretamente en 18 de noviembre de 1.613, Juan
Suárez de Palenzuela y Figueroa, biznieto de Tomás Rodríguez de Palenzuela, que
con su mujer doña Luisa de San Juan de Padilla, que habían sido los poseedores
de los bienes que habían pertenecido al Capitán Rodríguez de Palenzuela, funda
el monasterio dominico de San Juan de Ortega, señalando como bienes iniciales
del mismo la propia ermita de San Juan de Ortega y una amplia huerta. Los
padres dominicos tomaron posesión de estos bienes fundacionales el 23 de dicho
mes y año.
A este convento se opusieron los vecinos de
Arucas por temor su iglesia parroquial quedará empobrecida sin los recursos
necesarios para mantenerla, pues las limosnas irían a parar a manos de los
frailes, que no tendrían para el sustento de ellos mismos, y mucho menos para
atender las necesidades de la iglesia”.
Construcción del hotel-balneario de Aguaje.-
En 1868, la Sociedad Económica
de Amigos del País de Las Palmas de Gran Canaria encarga la realización de unos
análisis, cuyos resultados permitieron la emisión de un proyecto para la
explotación de las aguas minero-medicinales de Azueaje, de forma que los tres
surtidores debían reunirse en uno solo y construir un establecimiento
balneario, en relación con la cantidad de agua producida y las necesidades del
bien público, como recoge un informe publicado por ésta en 1.869, que citan
C.R. Alonso y E.L. Medina en su estudio.
“Construido el edificio, cada año puede estar
abierto una larga temporada y al cual debe llegar el agua por medio de tubos,
malos conductores del calórico, es preciso que se les provea de serpientes de
Eydt y de todos los utensilios necesarios para la debida aplicación al exterior
(absorción e impresión) en baños generales y locales (…)”
Sin embargo, este proyecto no encontró el apoyo
debido a trabas impuestas por caciques locales.
Años más tarde, comprobada nuevamente la
efectividad de las aguas, se construye el balneario y el hotel, el primero
propiedad de la casa de San Fernando y el segundo de Don José Cruz, quien a su
vez había arrendado el primero.
El establecimiento balneario tenía una capacidad
de 15 tinas o bañeras, mientras que el hotel estaba constituido por tres
niveles unidos por una vereda empedrada y escalonada:
1º. Junto a la entrada un edificio de una planta,
donde estaba el comedor y el salón de baile, y las cocinas con sus almacenes,
rodeando esta terraza con habitaciones destinadas a administración y
almacenamiento de víveres. La azotea sirve de mirador.
2º. Bajo el risco, un pequeño apartamiento, con
dos dependencias dormitorio y sala de esta con balcón, a modo de suite nupcial.
3º En la parte alta está el edificio destinado a
hospedaje que consta de 16 habitaciones. En el conjunto también había una
ermita para la misa dominical, así como cuadras.
En la segunda década de XX, ambos
establecimientos cambian de manos, arrendando nuevamente los propietarios del
hotel las instalaciones balnearias.
Sin embargo, el funcionamiento de dicho
establecimiento no se prolongará más allá del primer tercio del siglo XX. El hotel,
no obstante, logra sobrevivir aunque sólo una década más.
Salvada esta primera etapa en la que surgieron
diferentes edificios de bella factura con balconadas y corredores de tea y
dinteles en puertas y ventanas de estilo conopial (primera mitad del siglo XVI)
de todo lo cual aún nos queda algunas reminiscencias.
Pasaron los años, siglos quizás, donde la
fisonomía de este lugar se conservó casi inamovible. Un pueblo que vive con
escasos recursos procedentes de la propia naturaleza. Si las lluvias son pródigas
y la suerte acompaña se salvará la cosecha. En caso contrario, habrá que
esperar a la próxima temporada. ¡De esto sí que saben los sufridos agricultores
firguenses ¡
Por lo tanto, la evolución constructiva quedó
paralizada durante largo tiempo.
En los años finales del siglo XIX llegó el
cultivo de la cochinilla, y es a partir de aquí cuando el debilitado agricultor
firguense se toma un respiro. Ya sabemos que éste fue por escaso tiempo, ya que
el descubrimiento de las anilinas dio al traste con casi todas las ilusiones
que el agricultor había depositado en la grana. No obstante, este cultivo dio
al sufrido agricultor nuevos bríos.
Pasaron los años y aquel pueblecito viejo cargado
de historia y de leyendas, asomado por las montañas del norte de la isla,
seguía sumido en un largo sueño del que parecía no iba a despertar jamás.
Carecía de lo más elemental: agua corriente (parece una paradoja), fluido
eléctrico, carreteras, médico (no había medios). Las aguas fecales salían a la
calle a la vista de todos. Otros, vertían dentro del cauce de la Acequia Real, cuyas
aguas abastecían no sólo al municipio firguense, sino también a todo el término
municipal de Arucas. El caos ¡.. Enfermedades, tifus, diarreas, tuberculosis,
mortalidad infantil y, por si fuera poco cuanto aludimos, llegó la guerra
española 1.936-1.939, la cual durante algunos años las consecuencias propias
derivadas de esta confrontación: hambre y miseria.
Poco antes del comienzo de la guerra española, se
produjo en Firgas un hecho singular: son asfaltados por vez primera 703 metros cuadrados
de la calle León y Castillo a razón de seis pesetas el metro cuadrado, por un
total de 4.218 pesetas. El resto de las calles del pueblo y Plaza de San Luis
estuvieron empedradas hasta los años cincuenta del siglo pasado. El espacio
asfaltado ocupó desde la Plaza
de San Roque hasta la de San Luis, excluida ésta.
Imaginemos a un pueblecito surcado por acequias
caudalosas donde el ganado ovino pastaba a sus anchas y en el que al atardecer
del sereno encendía media docena de luces de acetileno. De madrugada, las
bestias portadoras de agua mineral desafiaban veredas y precipicios para
trasladar “el agua de las burbujas” hacia la capital, para hacer las delicias
de la gente acomodada. Los lugareños también bebían agua manantial que traían
de las fuentes de Las Madres, de Cho Lucas, de Azuaje y del Brezal.
Y así llegó la Villa de Firgas hasta la mitad del siglo pasado.
Sabemos que los hechos fueron generalizados para todos. Sin embargo, la
evolución ha sido diferente.
A partir de estas fechas comienza de forma muy
pausada la progresión para la
Villa de Firgas, y que yo fracciono en varias etapas:
1ª.- Engloba la construcción de la Casa Consistorial
y la ampliación de la entonces diminuta Plaza de San Roque (1.945). A esto
debemos añadir la construcción del primer grupo de Viviendas Protegidas
situadas en Los Llanos, al sur de la Villa. También la instalación de dos pilares de
agua potable. Uno en la parte alta y el otro próximo a la Plaza de San Roque.
2ª.- (1.955-1.965) En primer lugar se construye
el Grupo Escolar 10 Unidades denominado entonces "Martín Cobos". Se
levanta el Matadero Municipal. Se crea el Jardín Municipal situado en Los
Llanos, junto al grupo de Viviendas para maestros (hoy en desuso). Se comenzó
con la primera fase de la calle 18 de julio, que une la calle León y Castillo
con el Cine Firgas, de reciente construcción. Años después se verifica la
segunda fase uniendo la zona que va desde el Cine hasta la vereda de subida a la Montañeta. Se
construye un estanque junto a la herrería (hoy Elvira del Castillo), para
almacenar agua residual. Se asfaltan algunas calles que hasta ahora permanecían
empedradas. Se instalan pilares de agua potable en los barrios. Se habilitan
caminos vecinales. El campo del fútbol existente en Los Llanos desaparece para
iniciar las obras del nuevo estadio, de mayores dimensiones, denominado
entonces "Matías Vega Guerra". Con todo, la fisonomía de la Villa mejora hasta el punto
que el Consejo de Ministros con fecha 21 de enero de 1.964 le concede el Título
de Villa.
3ª.- (1.975-1.983). A esta etapa corresponde la
ampliación, asfaltado y conexión de la calle del Calvario hasta el Cementerio
(antes sin salida). Se amplía el Cementerio Parroquial con ayudas recibidas
para paliar el paro obrero. Se edifica el Colegio Nuevo (20 unidades). Se
amplía y se instalan gradas con alumbrado público en el campo de fútbol
denominado entonces "Vega Guerra". Se procede a la apertura de la
calle Lepanto y Barranquera Honda. Se procede al desmonte, apertura y asfaltado
de la Avenida Islas
Canarias y a la Red
de Alcantarillado. Se instalan cuatro estaciones intemperie en diferente parte
de la Villa
para mejorar el fluido eléctrico. Se instala el nuevo alumbrado en la totalidad
de la Villa. Se
amplía el viejo camino vecinal de El Estanco, convertido en la calle Elvira del
Castillo asentada sobre terrenos cedidos por esta Señora. Se procede al
desmonte y a la apertura de la cuarta fase de la calle 18 de julio, desde la Plaza de San Roque a enlazar
con la carretera de Valleseco. Se pavimenta con hormigón la subida a la Montañeta por la calle
General Franco. Se instalan dos redes de alcantarillado: una que parte desde la Villa pasando por Buen Lugar
y Casablanca hasta el emisario situado en Los Dolores, y otra desde La Cruz, pasando por Padilla
Rosales hasta enlazar con el mismo emisario de Los Dolores. Una obra
indispensable, oculta bajo el asfalto, cuyo presupuesto entonces fue superior a
los cien millones de pesetas (100.000.000 pts.).
4ª.- (1.987-2000) Resaltar entre los hechos más
relevantes la remodelación del viejo edificio conocido como La Fonda, para destinarlo a
Casa de La Cultura
de la Villa de
Firgas. Es adquirido también el viejo Molino (hoy B.I.C.) el cual se restaura
para ofrecerlo a los muchos visitantes que pasan por el municipio. A su lado,
se crea el Parque y Monumento al ganadero. Se verifica la apertura de la doble
vía en la prolongación de la calle Leopoldo Matos (que conecta las calles 18 de
Julio y Calvario). Se realiza la
Cascada y Avenida de Canarias con sus islas realizadas en
cantería. Se construye el Centro Comercial. Se crea el I.E.S. Villa de Firgas
en Lomo del Pino. Se levanta el Pabellón de Deportes Cubierto. Se construye la Piscina Municipal
climatizada, y surgen diferentes grupos de viviendas sociales y urbanizaciones.
5ª.- Y última (2.000-2009)- Para finalizar esta
memoria hemos de hacer referencia al boom urbanístico y las consecuencias
inmediatas de la denominada crisis financiera.
Es cierto que ocupa un lugar preeminente en el
norte de la isla y que las condiciones climatológicas, dada su altura sobre el
nivel del mar, le favorecen. También es digno de destacar la entrega y el amor
a la tierra de muchos de sus hijos que lo dieron todo a favor de su pueblo.
No nos olvidemos de una empresa Señera y Pujante
como lo es Aguas de Minerales de Firgas, la cual no sólo facilitó los puestos
de trabajo sino que canalizó un río de divisas.
1835.
Las islas
de Señorío en esta colonia de Canarias han tenido sus medidas particulares de
toda clase. Las varas de medir de la de Lanzarote y
Fuerteventura que estuvieron sujetas en lo primitivo a un mismo Señor eran
iguales, siendo un dos y medio por ciento mayores que la de Tenerife que ha
sido la más castellana de las Canarias. Sin embargo, era esta cosa de una línea
mayor que la de Burgos. La de Canaria era entre aquellas y éstas. Causábanse
por ello continuas molestias al traficar de isla a isla, teniendo que hacer
cálculos y deducciones a cada pieza que se compraba o se vendía, y pérdidas a
los que no están impuestos.
A
principios del año 1835, siendo gobernador civil y capan. general
de esta Provincia el Excmo. Sr. Dn. Josef Marrón y
secretario Dn. Mariano Cárdenas, resolvió
cuerdamente quitar esta pública incomodidad, haciendo que todas
las varas de medir de las islas fueran iguales a la de Burgos, la cual
principalmente rige en medidas legales y geográficas de la nación, a cuyo
efecto remitió a cada Ayuntamienin una vara chapeada de bronce,
colocada en una caja, por el peque-ño costo de 14 rvn. Esta por ser
reciente no nos parece interesante,
pero debe serlo igualmente que curioso en
los tiempos futuros, cuando se ignore
esta diversidad de medidas que existieron. Ojalá que el mismo
arreglo se hiciera con la demás mensuración usada en áridos y líquidos. Pero aún para útiles y fáciles
reformas se necesitan hombres de
buen discurso, y este por desgracia nuestra es raro en los que nos gobiernan. (José A. Álvarez Rixo,
1982:206-207)
1835.
Se
importa y ha importado siempre de las otras islas, madera, luía,
carbón, vino, frutas, azúcar, miel, dulces, loza de barro, esteras. Y antes del Arrecife engrandecerse y negociar por
sí, se recibían toda clase de efectos
extranjeros por vía de Tenerife; volviendo a suceder lo mismo cada vez que se impide el giro directo.
Los escandalosos precios a que se vendían algunos de los artículos más necesarios del consumo doméstico durante la
guerra con Inglaterra que interrumpía el cabotaje merece que
se relaten; puesto que comparados con la
mudanza tan extraordinaria que hoy día tienen merced al beneficio de la larga
paz de que gozamos, en los años futuros
parecerá cosa de fábula.
Vino de Tenerife
ordinario, el cuartillo doble
valía ps corrs. rta.
ct
Azúcar de pilón de la
Palma, la libra .............. 5. 5.
1 ó 2 naranjas, o manzanas de Canarias........ 1.
1, cebolla de Tenerife................................................................. 1.
1, resma de papel común de España............. 12.
1, botija de aceite de oliva de id.................... 5.
1, baraja ordinaria de id................................ 5. 5.
1, libra de chocolate..........................................................
6.
0.
1, Dría, de té verde, u ordinario .. .............. 4. 0. 0.
1. Dha. de jabón de Castilla ........................ 5. 5.
Cada cesto de carbón.............................. 2. 0. 0.
Medio almud colmo de id.......................... 10.
2 a 3 rajas de leña ...................................... 1.
Y por la carencia de esta es consiguiente ser
el pan crudazco vendiéndose entonces cada
libra a ............................................................................. 10 1/2.
el pan crudazco vendiéndose entonces cada
libra a ............................................................................. 10 1/2.
Todavía en 1812, un bernegal valía 1 duro= 1 talla 1
peso corr'.
Los géneros del extranjero guardaron proporción con estos, pero tenían la ventaja que se adquirían al fiado por
cuenta de barrilla u orchilla.
El valor de la importación en la isla de Lanzarote el año 1835, fue así.
Importación de la península................ …… Rs
vñ. 316.545. 22
id, del extranjero, que estando impedi do el giro directo…… 000,000. 00.
Exportación
para la península............. ……………………… 722,592.02
id. para el extranjero ........................ ………………………
1.003,200
Cuyos curiosos datos debemos al Boletín Oficial de Canarias N.° 76, de dicho año 35. Pero el lector conocerá
precisamente, que gastándose en esta isla el
vestuario y demás menajes del extranjero, cuando no se permite entrar
libremente sino que ha de ser vía de Tenerife o Canaria, con lo cual le sale mas caro a los lanzaroteños, éstos
se surten por contrabando, puesto que sus numerosas playas y desembarcaderos les brindan a ello, y el mal cálculo
del gobierno da lugar a la verdad del refrán,
que queriendo atajar rodea. (J.
Álvarez Rixo, 1982: 150-151)
1835. Macías Hernández
consideró que al menos 50.000 canarios emigraron entre 1835 y 1850, de los que
casi un tercio se dirigieron a Cuba. Si el censo de 1846 recogía la presencia
de 19.759 canarios en la Isla
antillana, el de 1862 los eleva a 45.814, a pesar del descenso en la corriente
emigratoria canaria a partir de mediados de siglo. Nuevamente reactivada a
fines de la década de los setenta, más de 60.000 canarios emigraron hasta el
inicio de la guerra de independencia cubana. La diáspora se prolongó en los
primeros decenios de la centuria, hasta que en la década de los veinte se
produce una inversión de la corriente, superando los retornos a las salidas. Si
Cuba fue el principal destino canario, esta realidad adquiere más fuerza cuando
hacemos referencia al emigrante hawara (palmero). En el bienio 1913-1914 Cuba
acogía entre el 84,9 por 100 y el 87,3 por 100 de los emigrantes salidos por el
puerto de Guiniwuada (Las Palmas), entre el 87 y el 87,2 por 100 de los que
parten de Chinet (Tenerife) y entre el 99,2 y el 99,9 de los que embarcan en
Tedote n Benahuare (Santa Cruz de La
Palma). De los 4.677 pasajeros considerados como emigrantes
que parten en 1914 de Canarias, un 40,5 por 100 lo hacen del puerto de Añazu n
Chinet (Santa Cruz de Tenerife), un 31,6 por 100 de Guiniwuada (Las Palmas) y
un 27,9 de Benahuare (La Palma).
Para 1915 la cifra se elevaba a 6.713 pasajeros.
1835 Febrero 3.
Según consta del Boletín Oficial de 11 de
dicho mes N.° 74, regresaron al Arrecife la corbeta de guerra inglesa «Etaa»
y un cúter que hacían observaciones en las costas del África e islas Canarias. En su primera estada
habían dado un baile a las damas del citado puerto que estuvieron a
bordo a ver los buques. Acerca de sus
sondeos y demás indagaciones científicas que es lo que verdaderamente
interesaba no se fatigaron por saber los señores lanzaroteños, pero la pasión por distraerse bailando a pesar de lo calurosa
de su tierra les continúa dominando.
Por lo tanto,
los diversos titiriteros, cómicos y bailarines que en estas dos últimas décadas han puesto en uso llegar a las Canarias, han venido a ejercitar sus respectivas
habilidades al Puerto del Arrecife,
y al efecto se formó un teatrito provisional: mas desde el año 1811, ya
se había visto aquí el primer bailarín de cuerda.
Pero como en el mejor prado se introduce
la cizaña, el resultado de todas éstas que
debían ser reformas sociales se ha deslucido desdichadamente, porque el lujo no guardó medio, después
el juego de naipe fuerte, cuyos dos
enemigos domésticos han arruinado familias las cuales se expatrían para Montevideo al verse pobres en el país donde
ostentaron sus vicios y garipolas.
(J. Álvarez
Rixo, 1982:120-121)
1835 Julio 1. Se
promulga el Decreto suprimiendo las Juntas de la Fe.
Art, 1º. Que cesen inmediatamente
las Juntad llamadas de Fé ó Tribunales especiales, que puedan existir todavia
en cualquiera Diócesis en que se hubiesen establecido.
Art. 2º. Que los Prelados
Diocesanos y vicario en el conocimiento de las causas de fé, y
de las demas de que conocia el
estinguiqo Tribunal de la lnquisicion se arreglen á la ley 2 título 26, Partida
7., á los Sagrados Cánones y al derecho común.
Art. 3º. Que las mencionadas
causas se sentencien, conforme en un todo á lo que se ejecutan en los demás
juicios eclesiásticos, admitiendo las apelaciones, y demás que procedan de
derecho.
Art. 4º. Que en aquellas de cuya
publicidad pueda resultar escandalo ú ofensa
á las buenas costumbres, se observe una prudente cautela, para que no se
divulguen, verificándose siempre su vista á puerta cerrada, con asistencia del
acusado y su defensor, para quienes en
ningún caso habrá cosa alguna secreta ni reservada, como en
las de igual clase se practica en
los Tribunales civiles. (En: Agustín Millares; 1981)
1835 Julio 5.
El que sería teniente general don Ignacio Pérez Galdós nació en Las Guiniwuada
n Tamaránt (Palmas de Gran Canaria) el cinco de julio de 1835. Era el octavo de
diez hermanos, de los que el menor sería el ilustre escritor don Benito. Su
padre, don Sebastián Pérez Macias, descendiente de una familia de labradores
acomodados de Valsequillo, Tamaránt (Gran Canaria), había formado parte, como
Subteniente, del batallón de voluntarios conocido como La Granadera Canaria,
que participó en la Guerra
de la Independencia.
A su regreso perteneció a las Milicias Canarias alcanzando el
empleo de capitán con grado de teniente coronel y ocupando en 1842 y 1843 la
comandancia del castillo de San Francisco o del Rey.
A los diecinueve años, Ignacio fue nombrado Subteniente
del Batallón “Provincial” de Las Palmas, nº 4 de las Milicias Canarias,
quedando en situación de provincia. Decidido a seguir la carrera militar, en
septiembre de 1958 ingresó en la
Escuela de Estado Mayor y, finalizados los estudios, ascendió
a teniente de dicho Cuerpo en 1862. Tras realizar las prácticas reglamentarias,
fue destinado a la
Capitanía General de Canarias, donde solicitó y obtuvo el
pase al Ejército de Cuba.
Como consecuencia, en 1864 obtiene una rápida serie de
ascensos: 20 de enero capitán de E. M. en Ultramar, 15 de julio capitán de E.
M. de la escala general por antigüedad y el 10 de agosto comandante de E. M. en
Ultramar destinado a la sección del Cuerpo en la Isla de Cuba.
Al extenderse a Las Villas la insurrección iniciada por
Carlos Mª Céspedes en Demajagua, el comandante Pérez Galdós fue enviado a esta
jurisdicción, compartiendo, como era habitual, el servicio propio de su Cuerpo
con la intervención directa en las operaciones militares, conduciendo convoyes,
dirigiendo columnas o mandando interinamente unidades, tanto en Las Villas como
en la zona del Cauto o en torno a Bayamo. Tomó parte en combates como los de
Humilladero, La Curia
y Bueyecito y en los ataques a los campamentos atrincherados de Cauto, Las
Brigadas y las Coloradas, quemándolos después de dispersar al enemigo. El
decreto de gracia general de 1 de junio de 1869 le concedió el grado de
teniente coronel de Caballería y en recompensa por su actuación los días 12 al
16 de abril entre los ríos Buey Jicotea y Cauto el grado de coronel de
Ejército.
Al empezar el año 1870 fue trasladado a Santiago de Cuba,
donde mandó unidades, como el Batallón de Cazadores de Reus, o columnas, como
la formada por dos compañías de este batallón, medio batallón del Regimiento de
Infantería de León y una pieza de artillería, con la que participó en la acción
de Brunís en la que resultó herido.
En marzo de 1871 es recompensado con el empleo de teniente
coronel de Ejército, por su actuación al frente de la columna de voluntarios
catalanes y poco después recibe las encomiendas de Isabel la Católica y de Carlos III.
Cumplido el tiempo máximo de permanencia en las Antillas, regresa a la Metrópoli el 5 de julio
de 1875.
Destinado a la Capitanía General
de Navarra, participó con la guarnición de Pamplona en la lucha contra los
carlistas, destacando su actuación en las operaciones de cooperación al ataque
de Montejurra, por las que se le premiaría con otra cruz del Mérito Militar. El
18 de mayo de 1876 asciende a teniente coronel de E. M. y es destinado a la Sección de dicho Cuerpo en
las Islas Canarias. En mayo de 1877 vuelve voluntario a Cuba siendo ascendido a
Coronel de E. M. en Ultramar y designado jefe de la 1ª media brigada de la 2ª
división de la Comandancia
de Holguín y Las Tunas.
La insurrección cubana, agotada por sus divisiones internas
y las presiones políticas y militares de Martínez Campos, estaba en franco
retroceso. El Pacto del Zanjón, 10 de febrero de 1878, puso fin a la lucha en
Las Villas y Camaguey, pero fue rechazado por Antonio Maceo que acordó con
Vicente García, a quien reconoció como general en jefe, proseguir la campaña en
Oriente, Las Tunas y Holguín. Galdós participó en encuentros como el Savial y la Dichosa y fue promovido a
brigadier. El 9 mayo, Antonio Maceo abandonaba Cuba y Vicente García, cuya
situación era insostenible, convino con los españoles marchar al extranjero,
acompañado de más de cien hombres, y deponer las armas, incluyendo en sus
fuerzas las del brigadier Belisario Grave de Peralta que quedó encargado de
efectuar la capitulación. Ésta tuvo lugar el 6 de junio, las fuerzas cubanas de
Las Tunas, 1 brigadier, 12 jefes, 31 oficiales, 73 sargentos y 350 individuos
de tropa y 218 hombres más, incluyendo el batallón de Holguín, se presentaron
en el campamento de Rompe a las fuerzas españolas mandadas por el brigadier
Ignacio Pérez Galdós a quien le cupo la honra de poner fin a la contienda
cubana.
Poco después regreso a Canarias, quedando en situación de
cuartel en Las Palmas. En 1879 se presentó candidato a diputado en Cortes por
la jurisdicción Sur de Gran Canaria, derrotado por Pedro Bravo no volvió a
participar activamente en política. Nombrado Gobernador militar de Santander,
permaneció allí dos años pero asuntos familiares reclamaban su presencia en
Canarias. Muerto su hermano Domingo, la administración del patrimonio de los
Pérez Galdós atravesaba malos momentos y la quiebra del marqués de Villanueva
del Prado hacía imprescindible liquidar la elevada deuda que éste tenía con
ellos y había garantizado con su hacienda de La Aldea de San Nicolás. El
pleito se presentaba largo y difícil, de hecho iniciado en 1881 no tendría su
fin hasta 1892, estaba claro que a los Pérez Galdós les era necesaria la
presencia de alguien que impusiera orden y salvase lo posible. D. Ignacio cesó,
a petición propia, como gobernador militar de Santander y quedó en situación de
cuartel en Las Palmas.
La muerte del gobernador militar de Gran Canaria hizo
posible que el brigadier Pérez Galdós fuese destinado a su tierra natal. El
puesto, no muy brillante desde el punto de vista castrense, le permitía
disfrutar de su familia, atender a sus negocios y asistir al desarrollo
económico y urbano de su ciudad natal, que en lo militar trajo su primera y
deseada unidad del Ejército activo, el Batallón de Cazadores Gran Canaria
número 2 y la construcción del Palacio Militar.
En mayo de 1891 don Ignacio fue ascendido a general de
división y destinado a Santa Cruz de Tenerife, como segundo cabo de la Capitanía general de
Canarias y gobernador militar de la plaza. Allí supo captarse el respeto de los
tinerfeños, como se pondría de manifiesto con ocasión de los graves incidentes
ocurridos durante la
Semana Santa de 1893. La alianza de los “leonistas”
grancanarios con grupos de La
Palma, Gomera y El Hierro, tradicionalmente dominadas por
Tenerife, se impuso a las facciones tinerfeñas en las elecciones a diputados en
Cortes. Pocos días después se publicó la reforma de la división territorial
militar, el Archipiélago pasaba a ser una Comandancia militar, formada por dos
gobiernos militares con cabeceras en Añazu n Chinet (Santa Cruz de Tenerife) y
Guiniwuada (Las Palmas), plazas en las que el comandante general podía residir
“indistintamente”. La reforma parecía hecha para los intereses del general
Pérez Galdós. El Viernes Santo se celebraron las elecciones senatoriales y los
“leonistas” parecían tener asegurada su supremacía. Irritados grupos de
tinerfeños atacaron a los electores partidarios de León y Castillo que tuvieron
que salir de la ciudad, entre insultos y piedras, protegidos por fuerzas militares.
Algunos de los perseguidos se refugiaron en el domicilio del gobernador militar
pero no se levantó una voz contra el general, que en una época de rivalidades
interinsulares había mantenido el más exquisito equilibrio oficial y llevado su
acendrado grancanarismo en la intimidad.
Al ascender a teniente general, 28 de septiembre e 1898,
rehusó la oferta ministerial de hacerse cargo de la Capitanía general de
Aragón y permaneció en Guiniwuada (Las Palmas), en situación de cuartel, hasta
abril de 1900 que fue nombrado capitán general de las Islas Canarias. El año
1901 trajo algunos desasosiegos políticos al Archipiélago, especialmente el
asesinato del joven Marrero por el segundo teniente de Infantería Cabrerizo, en
Guiniwuada (Las Palmas). El sepelio, al que asistió el general Pérez Galdós,
fue un exponente de la repulsa popular. Poco después nuestro general sería
designado presidente de la 1ª sección de la Junta Consultiva
de Guerra, forma encubierta de retirarle el Gobierno su confianza. La noticia
fue acogida con consternación por todos los sectores de la sociedad canaria. En
Las Efemérides de 13 de enero de 1902 podemos leer “Todas las
corporaciones y sociedades de la
Provincia han telegrafiado a S. M. la Reina, el Presidente del
consejo de Ministros y Ministro de la
Guerra solicitando quede sin efecto el traslado del Capitán
General”.
Pérez Galdós presentó inmediatamente la dimisión del nuevo
cargo y volvió a quedar de cuartel en Guiniwuada (Las Palmas).
Un año después es designado, de nuevo, capitán general de
Canarias, cargo en el que continuaba cuando falleció en Guiniwuada (Las Palmas)
el 29 de noviembre de 1905.
Su sepelio fue una multitudinaria manifestación del
respeto y cariño de sus paisanos. De él diría José Mesa y López: “El general
Pérez Galdós, tenía el justo concepto de los deberes que le imponía su alta
jerarquía. Conducta privada sin mácula, trato social intachable y energía sin
claudicaciones “. (MB)
1836. Viene al
mundo en Tedote n Benahuare (Santa Cruz de La Palma). Faustino Méndez Cabezola Licenciado en Derecho y
Filosofía y Letras por la
Universidad de Madrid (España). Su biógrafo Jaime Pérez
García, en Fastos Biógrafos de Benahuare (La Palma), lo considera propagador de la democracia,
liberal y republicano, modélico catedrático, literato profundo y periodista
incansable. A sus gestiones se debe la llegada a su ciudad natal, de la primera imprenta y la edición del
primer periódico, El Time (1863), desde el cual, y con el título El colegio en La Palma, mentalizó a políticos
y conciudadanos para la fundación del primer colegio de segunda enseñanza. Con
la república española fue gobernador civil de Logroño (España, 1873). El
político español Pi y Margall lo considera una esperanza en el Partido
Republicano; a su muerte, manifestó que había perdido a uno de sus mejores y
útiles hombres. Fallece en 1880.
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