Eduardo Pedro García
Rodríguez
1583 Febrero.
La
ocupación de las islas Azores, mucho más costosa y difícil por el apoyo que a
la resistencia prestaron los franceses, merece que nos detengamos en
estudiarla, porque había de tener como conscuencia para la isla de La Gomera el
ataque de la flota franco lusitana de Bernard de Saint-Pasteur y Manuel Serrada
en febrero de 1583.
De
todas las posesiones lusitanas en África y Asia sólo se habían resistido
eficazmente a aceptar la soberanía de don Felipe I de Portugal las islas Azores
o Terceras, prevenidas por Cipriano de Figueredo, su gobernador, que era
partidario ardiente de don Antonio, prior de Crato. Confiaba Figueredo, lo
mismo que su amo, en el poder de las reinas de Francia e Inglaterra, que por
conducto de agentes secretos ofrecían acudir con suficientes elementos a la
defensa del archipiélago.
Catalina
de Médicis había tomado la iniciativa, celosa del engrandecimiento. de la Casa
de Austria, encargando al embajador francés en Londres que insinuara en aquella
corte el peligro que a Europa traería el gran poder de don Felipe. Isabel de
Inglaterra conocía bien los móviles que impulsaban a la italiana, pero la
convenía aprovecharse de su disposición perjudicando los progresos del caudillo
del catolicismo, su perpetuo antagonísta.
De
esta manera en ambos pueblos fué recibido el pretendiente don Antonio con
tratamiento de rey de Portugal, disputándose ingleses y franceses el atenderle,
mientras autorizado para alistar una escuadra entraban a su servicio Hawkins,
Drake, Frobisher, los condes de Leicester, Oxford, Pembroke, Warvich, .etc.
La
campaña se concebía tomando como punto de apoyo las islas Azores para
interceptar desde ellas las famosas flotas de la plata, con las que el rey de
España atendía al sostenimiento de sus formidables ejércitos. (En: A. Rumeu de
Armas, 1991)
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