Angélique Kidjo,
La verdadera independencia africana llegará cuando erradiquemos la pobreza'
Paula Maraví | Madrid
Angélique Kidjo, la voz de Benín, nació con la
soberanía política de su país. "Nació con la independencia", en el
sentido exacto de la expresión. La cantante ganadora del Grammy y embajadora de
Buena Voluntad de la Unicef
vino al mundo el 14 de julio de 1960. 17 días después, el 1 de agosto, veía la
luz la República
de Dahomey, hoy República Popular de Benín.
Benín
Capital:
Porto-Novo
Gentilicio:
Beninés
Población: 8,6
millones
Superficie:
112.622 km2.
El país se llamó 'Dahomey' en
referencia al antiguo reino africano cuyos orígenes en la región se remontan al
siglo XVII. En 1974, con el golpe militar de Kérékou, el país se denominó
'Benín', que proviene de 'Bini', el nombre de los habitantes
nativos, actualmente vinculados con el sur de Nigeria.
El año 1960 fue trascendental para África: 17
países, de los 54 que forman el continente, consiguieron su soberanía. Benín
fue uno de ellos. Con una población actual que bordea los nueve
millones de habitantes, este país africano es apenas una pequeña
franja alargada y estrecha en la inmensidad del continente negro.
Si bien la cantante Angélique Kidjo nació en Ouidah,
meca del tráfico de esclavos y capital mundial del vudú, sus recuerdos de la
infancia la trasladan a Cotonou, centro político,
administrativo y comercial del país que desplaza en importancia a la capital, Porto
Novo. En la costera Cotonou, se crió la futura artista con sus padres
y nueve hermanos.
Desde un principio, el Dahomey 'libre' vivió en
una permanente inestabilidad, causada por los problemas económicos y por las
rivalidades políticas entre el norte y el sur del país. En el plano social,
Kidjo repasa el frágil sistema educativo y su disparidad en la población
infantil. "Sólo los niños podían ir al colegio. Las niñas se
quedaban en casa, aprendiendo las labores que desempeñarían en su futuro papel
de esposas y madres. La educación para las chicas era impensable y si los
padres, como los míos, mandaban a su hija al colegio, era mal visto",
cuenta. Pero a la madre de Angélique no le importó ser mal vista; ella lo tenía
claro: su hija iría al colegio y por qué no, también a la universidad.
Por otra parte, la cantante destaca el carácter
cálido de sus paisanos. "Los buenos modales, la cortesía y la acogida han
sido los principales rasgos de los habitantes de Benín. Pero no sólo en la
sociedad de los años de mi infancia, sino todavía hoy", apunta.
En 1966, con sólo seis años, la pequeña Angélique
se incorporó al grupo de teatro de su madre. Ese acercamiento le permitió gozar
de una precoz apreciación del arte. En especial, de la música. A los siete
años, ya cantaba en francés y en 'fon', la lengua oficial de
su país.
El fin de la tranquilidad
El 26 de octubre de 1972, tras 12 años de
independencia, diez presidentes y cuatro golpes de Estado, el militar Mathieu
Kérékou se hizo con el poder. "Su gobierno significó el fin de la
tranquilidad y de la libertad", afirma Kidjo.
En efecto, el régimen de Kérékou llevó a cabo una
política nacionalista, proclamó un Estado marxista-leninista e instauró la República Popular
de Benín. "De la libertad pasamos a vivir una terrible opresión en todos
los aspectos. Incluso en la música", rememora la artista.
'Darle educación a las niñas es
darles la oportunidad de tomar las riendas de sus vidas y de la vida de África'
Así, en 1983 y con 23 años, Angélique salió de
Benín rumbó a París, donde estudió jazz. El resto, es historia. Tras los
estudios, vino su incursión en un grupo de jazz local, su participación en
festivales, las grabaciones de discos, la propia banda, los conciertos, su
matrimonio con el cantante francés Jean Hebrail, el nacimiento de su hija
Naima, su colaboración con renombrados artistas, cuatro nominaciones al Grammy,
más giras, más discos, su designación como embajadora de Buena Voluntad de la Unicef , el Grammy en 2008
y...Batonga.
La relación de Angélique con Unicef data de 2002.
Desde ese año, viaja por el mundo recaudando fondos para sus programas de apoyo
a la niñez y a la educación. En 2008, el Grammy por 'Mejor Álbum Contemporáneo
de Músicas del Mundo' significó para Angélique Kidjo el inicio de un sueño
siempre pendiente: la creación de la Fundación
Batonga , que trabaja por la eliminación de la disparidad en
la educación. Esa disparidad que ella misma vivió en su infancia y contra la
que tuvo que luchar su madre. Una disparidad que hasta hoy continúa siendo uno
de los principales problemas de su país y de África. "Darle
educación a las niñas es darles la oportunidad de tomar las riendas de sus
vidas y de la vida de África", asevera.
¿Independencia?
En 1991, tuvieron lugar las primeras elecciones
multipartitas en Benín y Kérékou fue derrotado por un antiguo miembro de su
gabinete, Nicéphore Soglo. Pero la administración de Soglo,
comprometida con el desarrollo de la economía del país y que le valió el
respeto internacional, se vio interrumpida en 1996 por la irrupción,
nuevamente, de Mathieu Kérékou.
No fue hasta 2006, cuando el ex jefe ejecutivo
del Banco de Desarrollo Africano, Thomas Yayi Boni, se
proclamó victorioso en las elecciones presidenciales, que el país parecía
enrumbarse al desarrollo económico.
Esta es la historia del Benín independiente que,
al día de hoy, discurre en medio de una relativa estabilidad política y
económica es considerado el país más estable de la región pero con el
principal tema pendiente por resolver: la pobreza.
"Ninguno de los demás problemas se resolverá
si primero no eliminamos la pobreza", alega Kidjo. "Yo le
preguntaría a los líderes de los países africanos: ¿Qué independencia
celebramos? Ni Benín ni África serán verdaderamente libres si primero
no erradicamos la pobreza. Éste es mi sueño, ver una África sin pobreza, unida
y en paz", concluye la artista.
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