sábado, 11 de julio de 2015

EFEMÉRIDES DE LA NACIÓN CANARIA



UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS
PERIODO COLONIAL 1501-1600
DECADA 1531-1540

CAPITULO VII-III



Eduardo Pedro García Rodríguez

1533. Real Cédula de la potencia colonizadora que prohíbe el comercio (la venta) en los lugares de la Villa de Eguerew n Chinech (La Laguna-Tenerife) exceptuando las plazas de Abajo (del Adelantado) y la Concepción.

1533. Se encontró la fábrica de la Catedral de Winiwuada n Tamaránt (Las Palmas de Gran Canaria) sin dirección. Fallecido Alonso Motaude, fue necesario nombrar un nuevo maestro mayor que continuara la obra y la llevase a feliz término. Recayó la elección en Juan de Palacios, que bajo los mismos planos quedó encargado de su ejecución, encomendándose la parte de carpintería al maestro Ruberto que trabajaba ya en la sillería del coro.

En tanto adelantaba la fábrica, servía de Catedral la iglesia o parroquia que ocupaba el sitio donde hoy se levanta la fachada posterior del templo. Así continuó hasta que el 10 de enero de 1536 se tomó por el Cabildo el siguiente acuerdo:

«Teniendo en cuenta que el templo que los SS. Capitulares difuntos habían empezado. no sería posible concluirse por la falta de medios y la miseria del país, y viendo por otra parte que lo que está hecho es muy suficiente para la población actual, se acordó mandar disponerlo y cerrarlo de manera que se pueda usar» .

Este deseo no pudo realizarse con la brevedad que la corporación indicaba, pues si bien
la nave central estaba concluida hasta el sitio que hoy ocupan los púlpitos, faltaban las capillas laterales y especialmente el cierre de la bóveda, que ofrecía grandes dificultades. El acuerdo fue, sin embargo, de mucha importancia, porque sirvió para activar los trabajos y señalar un término breve a su conclusión.” (Agustín Millares Torres; 1977, t. III: 78)

1533. Con la reforma pedida por los cabildos de la colonia se creaba un mayor número de parroquias de la secta católica, asentadas en los lugares más poblados de las islas, y se pretendía poner freno al absentismo eclesiástico señalando que los beneficios de Canarias deberían proveerse entre clérigos naturales o criollos de ellas.

A fin de garantizar que los beneficios de estas parroquias no fuesen concedidos a clérigos foráneos, la Corona de la metrópoli concedió a los cabildos amplias facultades en el examen de los candidatos que debían ocupar los beneficios que quedasen vacantes, privilegio que mantuvieron hasta 1670 en que los obispos católicos pasaron a controlar de nuevo la selección de los clérigos para los beneficios.

El número de beneficios parroquiales en la colonia se multiplicó a partir de entonces con la erección de nuevas parroquias en los lugares que iban adquiriendo mayor entidad; sin embargo, a lo largo de los siglos XVII y XVIII, la oposición del clero beneficial a nuevas desmembraciones que implicasen una reducción de su parte en la percepción de diezmos dio lugar ala aparición de un tipo de parroquias, cuyos curas no tenían derecho a las rentas de la parroquia matriz de su circunscripción.

Este clero parroquial sin dotación económica, que se ocupaba de servir el culto en las áreas más pobres, constituía el escalón más bajo de la red eclesiástica de la colonia.

Si a comienzos del siglo XVI el clero colonial de las islas se caracteriza por su bajo nivel cultural y social, como consecuencia del absentismo de los beneficiados que residen fuera de las islas y nombran curas sustitutos sin grandes miramientos sobre su instrucción en asuntos religiosos, a partir de mediados de esa centuria el clero parroquial
Procede por lo común de linajes de la terratenencia colonial asentada en el país, de forma que la ocupación de los beneficios más importantes va a constituir una salida idónea para los segundones de las grandes familias coloniales. El control de los concursos para la provisión de beneficios por parte de los cabildos otorgará a las oligarquías municipales de las islas un mecanismo idóneo para la acomodación de deudos y parientes. Las posibilidades de enriquecimiento gracias al disfrute de estos beneficios eclesiásticos católicos se ponen de manifiesto en las fundaciones de mayorazgos por parte de clérigos que han logrado amasar una importante fortuna a lo largo de su vida, a costa de los denominados feligreses que en la práctica era siervos de templos y conventos.

En cuanto al clero secular hay que señalar que algunas órdenes están presentes en la colonia desde tiempos muy antiguos. En concreto la orden franciscana participó activamente en la invasión y conquista de la colonia so pretexto de la evangelización de las islas, antes de la conquista de las denominadas islasrealengas  fundó el convento más antiguo de la colonia en la isla de Erbania (Fuerteventura), en torno a 1414. El desarrollo del clero regular se produce, sin embargo, entre los siglos XVI y XVII, siendo en estos siglos cuando se llevan a cabo la inmensa mayoría de las fundaciones de conventos y monasterios.

La orden religiosa de la secta católica más difundida en la colonia  fue la de San Francisco, que llegó a poseer 20 conventos masculinos y 6 monasterios de monjas clarisas. La razón que explica la extraordinaria difusión de la orden franciscana en las islas estriba seguramente en la rapidez con que logró constituir una amplia red de conventos a partir de los cuales se pudieron promover nuevas fundaciones. Los franciscanos habían erigido ya a mediados del siglo XVI uno o varios conventos en la mayoría de las islas ya finales de la centuria están presentes en todo el Archipiélago, llegando a fundarse conventos franciscanos hasta en lugares de escasa población como Adeje, Granadilla en Chinet o Teguise en Erbania.

La orden de predicadores tuvo también un desarrollo notable en Canarias con un total de
13 conventos masculinos y 4 conventos de monjas. Los conventos dominicos dirigieron su función desde comienzos del siglo XVI hacia el control de la enseñanza. Los estudios de Filosofía, Latinidad y Gramática que impartían los dominicos en sus conventos les permitieron ocupar una función esencial en la formación de las élites de las islas, función que no pudieron arrebatarles los jesuitas, que tuvieron un escaso y tardío desarrollo en el Archipiélago.

La orden de San Agustín fue la menos difundida en el Archipiélago, pues de sus ocho conventos masculinos, siete estuvieron radicados en Tenerife, de manera que hasta la segunda mitad del XVII los agustinos no contaban con asentamientos  en las demás islas.

El desarrollo de las órdenes regulares en las islas llegó a ser tan espectacular que a fines del siglo XVII había 58 conventos en Canarias. En su mayoria se trataba de comunidades pequeñas, pero allí donde hallamos conventos ricos, asentados en pueblos de importancia, podemos hallar comunidades de 50 religiosos y aun más. Aunque llegaron a fundarse conventos en lugares entonces minúsculos como el pueblo de Hermigua en la Gomera, el exceso de clérigos regulares es patente sobre todo en Tene-
rife, donde se estableció la mayor parte de los conventos de monjas y frailes del Archipiélago.

Las quejas por la proliferación del clero regular son patentes ya en la segunda mitad del siglo XVII, pues las rentas de los conventos agobiaban a los pueblos y el alto número de religiosos restaba brazos útiles a la agricultura. La imagen popular del fraile perezoso y pedigüeño se puede detectar ya en aquella época. El Cabildo tinerfeño se quejaba a mediados de la centuria del excesivo número de conventos que «...traía cautivada casi toda la hacienda de la isla con sus tributos y capellanías...», añadiendo que muchos de los que tomaban el hábito lo hacían por no trabajar y sustentarse gratis en el convento, por lo cual la virtud de los frailes dejaba mucho que desear.

El desprestigio que afecta al clero regular a partir de mediados del siglo XVII no sólo estaba fundado en su escaso nivel cultural, sino que derivaba también de la condición social de los frailes. La mayoría de ellos eran hijos de campesinos o trabajadores urbanos, que buscaban en el ingreso en el convento una oportunidad para asegurarse la subsistencia y salir de su miseria. Esta circunstancia, unida a la falta de una preparación
mínima en asuntos religiosos, ahondaba en el desprestigio que estaban adquiriendo entre las élites. Por el contrario, los franciscanos y dominicos tenían un amplio ascendiente sobre las masas campesinas. Identificados por su propio origen social con los elementos sencillos e incluso supersticiosos de la religiosidad popular, los franciscanos y dominicos estaban más cerca de las clases populares que el propio clero parroquial.

Contrariamente, el carácter social del clero regular femenino es completamente diferente. Los beaterios surgieron en Canarias como una exigencia aristocrática a fin de disponer de instituciones donde recluir a las jóvenes que no disponían de un matrimonio conveniente a su status. Es por ello que la mayor parte de los conventos de monjas surgen en el siglo XVII, cuando el proceso de aristocratización de la terratenencia de las islas está muy avanzado; además estos conventos se instituyeron sólo en las localidades más importantes, donde residía la terratenencia y las diversas órdenes religiosas podían ejercer cierto proselitismo entre las familias aristocráticas.

A los enfrentamientos tradicionales entre órdenes religiosas se unió la competencia con el clero secular, cada vez más aguda cuando los frailes vieron limitadas sus posibilidades de crecimiento económico debido a su desprestigio ante la élite terrateniente. El intento de los frailes de ocupar aquellas funciones religiosas que no quería o no podía desempeñar el clero parroquial (predicando y oficiando misas en las ermitas de los barrios más alejados, promocionando santuarios populares y celebraciones festivas en los parajes rurales, instigando la religiosidad popular en bene- ficio del convento) era una forma de competencia social y económica del clero regular ante la crisis económica de finales del siglo XVII. Abandonados por los arruinados patronos aristocráticos que habían propiciado las fundaciones en fechas anteriores, los frailes se lanzan a la captación de misas de difuntos, limosnas de los fieles y oficios de entierro, amenazando con estrangular una de las fuentes de ingreso del clero parroquial. (Juan Ramón Núñez Pestano; 1991)

1533 Marzo 19.
En la ciudad de Wguerew (La Laguna) nace el criollo José de Anchieta, sacerdote católico de la secta de los jesuitas.

Hijo de padres profundamente piadosos, como todos los de su tiempo, el capitá Juan de Anchieta, originario de  familia de colonos guipuzcoana, establecida en Tenerife a raíz o con ocasión de su conquista, y de doña Mencia Díaz de Clavijo, natural de Canaria, no es extraño que el futuro taumaturgo de Indias, se sintiese llamado de una manera especial a las prácticas devotas y religiosas en su grado más alto y austero.

Dotado, además, de grandes disposiciones para el estudio, fué, a lo que parece, enviado por sus padres a estudiar a la famosa Universidad de Coimbra de Portugal, donde atraído por el ardiente celo que desplagaba la naciente Compañía de Jesús, pidió su ingreso en ella hacia 1550 cuando sólo contaba la temprana edad de diez y siete años, pronunciando sus votos solemnes en la catedral de aquella misma ciudad, tres años más tarde. Poco después, recibió la orden de sus superiores dé partir, en unión de seis religiosos de la Compañía, para la colonia portuguesa del Brasil, más tarde unida al cetro de Felipe II.

Fruto de sus afanes y observación, en medio de los peligros y de las preocupaciones de sus  misiones, fueron, una Gramática- y un Diccionario, que tanto facilitaron el conocimiento de los idiomas indios de aquella vastísima región brasileña y que hoy constituyen un monumento filológico de gran valía. Estos servicios a la lingüística prestados también por otros religiosos pertenecientes a distintas órdenes,  para el progreso de la ciencia filológica.

El talento del P. Anchieta no se circunscribió a los estudios teológicos y filologicos tan solamente, sino que fué un literato muy distinguido, como lo demuestra con su Poema Marianum, en el que su númen poético le inspiró una gran belleza de profundidad y trama en sus admirables y sentimentales páginas. A este criollo canario excelso, apóstol impasible de fé poderosa y extensa inspiración, le  cupo la honra de ser el fundador en Piratininga del primer colegio de su Instituto, religión ésta que tan buenos y excelentes servicios habían de prestar en Nuevo Mundo, sobre todo en sus inimitables Estaciones del Paraguay.

Agobiado su cuerpo, aunque no su espíritu, por toda una vida de constante estudio, sacrificios y abnegación en beneficio de aquellos  indígenas, falleció el 9 de junio de 1597.

1533 abril 8.

OBLIGACIÓN DE ALONSO DE MATOS DE PAGAR A MARTÍN ALEMÁN  POR UN PAGO QUE ÉSTE HIZO A PEDRO TALAVERA EN UN CONTRATO  QUE SE REDACTÓ EN EL INGENIO  DE LA VEGA DE AGUATONA.  “Alonso de Matos, vecino, es concertado  con  Martín  Alemán, vecino, presente, porque  Alonso de Matos debe  pagar a Martín Alemán trescientas arrobas  de azúcar  blanco  y doce mil setecientos  cuarenta  maravedises; los cuales pagó Martín Alemán por Alonso de Matos a Pedro de Talavera, veci- no. Alonso de Matos tiene dos suertes de tierra en la Vega de Aguatona, que linda con tierras del acebuche, con el albercón  que está junto a ella y otras tierras que se llaman El Pedregal que Martín Alemán plantó de cañas hacia el barranco  y que linda por otro  lado con tierras de Francisco Sánchez  de los Palacios, así como con tierras de (ORIGARICO).
Por la parte de arriba con la acequia que va a la vega de Aguatona y otro pedazo de tierra…Barranco del Algodonal.

Alonso de Matos se obliga dar a Martín Alemán dos suertes de planta con cañas de azúcar para poner y plantar en dichas tierras de los cañaverales que este tiene en los Lomos de la Vega de Aguatona que lindan de la parte de  arriba  con  el Barranco  de  Aguatona  y por  el otro  lado  con  tierras  de Francisco Sánchez. Martín Alemán podrá  cortar  las cañas desde el primer  día del mes de enero de 1534. Y si con ello no quedara saldada la deuda que de los esquil- mos que se cogieren de la primera  hoja: se han de sacar primero  todos  los costos  y gastos de  la renta  de  las (aguas) que  para  regarla  debe  arrendar Martín  Alemán. Y así con  lo que  restara  no  quedara  pagada  la deuda,  el dicho Martín Alemán tomará posesión de todas las cañas, que quedaran. Se fían ciertas condiciones  sobre el concierto.

Alonso de Matos se obliga a pagar a Martín  Alemán como  fiador de
Diego de León, difunto.

En  el momento en  que  la deuda  sea pagada, Martín  Alemán deber dejar  las tierras  para  que  Alonso de  Matos pueda  hacer  con  ellas lo que quisiese.
El contrato  se firmó en el ingenio  de Aguatona que está en Agüimes (Gran Canaria).” TS: Pedro  Hernández,   Francisco  Rodríguez  y  Alonso  de  Matos,  el mozo.- Por no saber, Alonso de Matos, el mozo.”   (Rafael Sánchez Valerón y Felipe Enrique  Martín Santiago. Génesis y desarrollo de Ingenio durante el siglo XVI)

1533 mayo 23.
SOBRE UN PLEITO DE ALONSO DE MATOS POR LA COMPRA DE TIERRAS Y AGUA EN EL VALLE DE AGUATONA.
Las Palmas.  “Alonso de Matos, vecino de Gran Canaria, otorga escritura al bachiller Pedro  de  Góngora  y a Francisco  de  Sobranis  ,  de  la misma  vecindad  y ausentes. Por ella  reconoce que está conforme  con cierta compra de tierras y agua en el valle de Aguatona que les  hizo algún tiempo  antes, y sobre la que siguió y ganó pleito ante la justicia ordinaria y así mismo en la apelación ante la cancillería de Granada. Promete no seguir el pleito si pasa de 100.000 maravedíes y declara que no es válida la cesión que de su derecho  hizo  a Jerónimo de Ocaña.” Testigos: Se cita  entre otros a Alonso de Matos el Mozo. 

1533 junio 6.
DEUDA DE ALONSO DE MATOS A BARTOLOMÉ DE   TOBILLEJA.
Las Palmas.   “Alonso  de  Matos  reconoce  deber  a  Bartolomé  de  Tobilleja  cinco doblas de oro”.

1533 junio 19.
ALONSO DE MATOS CELEBRA ESCRITURA DE   “AHORRAMIEN- TO”.  Las Palmas.  “ El bachiller Pedro de Góngora celebra escritura con Alonso de Matos sobre ahorramiento de Francisca.”

1533 julio 14.

COMPRA DE TIERRAS Y AGUA EN LA VEGA QUE VA AL CARRIZAL DEL HEREDAMIENTO  DE AGUIMES.Las Palmas. “ Manuel Lima y Catalina Alonso, vecinos de Gran Canaria, reconocen que venden a Álvaro Herrera, de la misma vecindad, una suerte de tierras de regadío  en el heredamiento de Agüimes, en la vega que  va al Carrizal, de unas  seis hanegas  con  seis horas  de  agua  con  sus  dulas,  adquiridas  por herencia de sus padres, Abrano y María Alonso, también  difuntos por el precio de 25.000  maravedíes, moneda  de Canarias, reconocen  por [roto] de la propiedad  una hipoteca  sobre ciento sesenta cabras y otras cien adquiridas últimamente de  García  de  la Coruña,  vecino  de  Gáldar,  más  un  esclavo negro llamado Antón, de treinta años de edad y doce hanegas de tierra que poseen en Tamaraceite  que linda con terreno  de Rodrigo Gallejo.” (155)
.”   (Rafael Sánchez Valerón y Felipe Enrique  Martín Santiago. Génesis y desarrollo de Ingenio durante el siglo XVI)

1533 octubre 11.
CARTA DE FINIQUITO  DE UNA COMPAÑÍA  ENTRE   ÁLVARO DE HERRERA Y BARTOLOMÉ DE TOBILLEJA   DE   DOS PEDAZOS DE CAÑAVERALES:  UNO LINDANDO  CON EL CAMINO REAL Y CON EL CAMINO QUE VA AL CARRIZAL,  Y EL OTRO  EN TIERRAS DE LA IGLESIA DE AGUIMES.
Las Palmas. 

“Alvaro de Herrera, vecino de Gran Canaria, y Bartolomé  de Tobilleja, cañaverero, estante, se dan carta de finiquito  de las cuentas de la compañía que habían  hecho  para poner  dos suertes y  ochocientas  y tantas brazas de cañaverales  en  Agüimes.  Alvaro  de  Herrera   tiene  tres  cuartas  partes  y Bartolomé de Tobilleja la cuarta parte restante. Los cañaverales son un peda- zo en que hay 1.500 brazas en tierras  de Juan Vélez lindando  con el camino real y con el camino del Carrizal y otro pedazo de 1360  brazas en tierras de la iglesia de Agüimes. Alvaro de Herrera está obligado a poner las tres cuar- tas partes del gasto de la postura  y Bartolomé  de Tobilleja el resto. Al ter- minar  la compañía  Bartolomé  de Tobilleja  quedó  a deber  cinco  doblas  a Alvaro de Herrera que pagará cuando  este quiera.”    (Rafael Sánchez Valerón y Felipe Enrique  Martín Santiago. Génesis y desarrollo de Ingenio durante el siglo XVI)


1533 Noviembre 21.
1.344-5.-Alonso de Belmonte, bachiller. «Don Pedro Bernandes de Lugo, Adelantado. ..digo que por aver sido informado q. muchos vecinos del lugar de Ycoden de los Vinos tenían e poesían tas. de viñas e parrales ansí de r. como de s. en el dho. lugar de Ycoden e sus términos, no les perteneciendo,.sino a mí, por gracia, merced, donación q. en el dho. Ycoden y heredamientos dél e otros heredamientos e aguas dellos, los Católicos Reyes hizieron al Adelantado mi señor e padre, q. santa gloria aya. E por tenerlos e poseerlos sin título del dho. Adelantado mis s. e. p., ni mío e por tener más de los les fue dado, les fue movidos pleitos por mi mandado, los cuales pleitos están pendientes. e por quanto ansí mismo me fue certificado los mismos pleitos e demandas pudiéramos poner e intentar contra vos bachiller A. de B., e por las mismas cabsas e razones, por tener e poseer en el dho. lugar de Y coden e sus términos tas. e solares e aceña e viñas e parrales de r. e de s.; e aun se publicó q. ansí tendría o quería hazer, lo qual nunca Dios quiera, porque el dho. Adelantado e padre a doña Inés de Berrera, mi muger, e yo sienpre avemos deseado vuestro acrecentamiento por lo mucho q. servistes al dho. Adelantado, mi padre, como a la dha. doña Inés de Berrera, mi muger, e a mí, e aun acatando el mucho amor q. a vos el dho. bach. A. de B. e a vuestro muger e hijos tenemos, atento lo qual» [le confirma todo y renuncia a toda reclamación]. [Versos: ]

«Otrosí dezimos q. por quanto avemos sabido q. el lugar e sitio do tenéis edeficada la dha. aceña, vienen e an venido muchas avenidas, por las quales muchas vezes se a inpidido la molienda de pan q. en la dha. aceña muele, del q. vos a venido daño y espera venir y recrecer mayor, acatando lo qual e queriendo hazer bien e merced e acrecentar la dha. donación, vos damos licencia para q. en el dho. lugar do está la dha. aceña lo podáis reedificar o acrecentar e reparar e hazer otra si quisierdes en el dho. Ycoden para q. muela e pueda moler con el agua anos pertenesciente con q. la dha. Aceña a molido e muele oyen día ...Yo el dho. Adelantado e la dha. doña Inés de Herrera lo firmamos de nuestros nonbres ...Sant X val. de La Laguna ...[s. f.]; con tanto q. si la dha. aceña ovier-
des de haser ...en otra parte ( sea sin perjuicio del agua e hazienda) [interlineado] a de ser de tal manera q. la dha. agua venga tanto aprovechado como oyen día viene ala dha. vuestra aceña abn q. para ello sea menester faser canales nuevas las quales an de ser hechas a vuestra costa en ansí mesmo todo el q. fuere menester para sienpre tenerlas estancas de manera q. el agua no se pierda. Fecha ut supra. El Adelantado. Doña Ynés de Herrera» [autógrafos]. 21-XI-1533 los dhos. señores Adelantado y la Sra. Da Y. de H., su mujer, otorgaron anti mi Alonso Gutierres, escr. de SS. MM. e público, esta alvalá e doy fee. Ts. el Sr. don Alonso Luis de Lugo e Pedro de Robles. 20-IX-1565
presentolo Bartolomé de Ponte, vo y regidor. (Datas de Tenerife, libros I al IV)


1533 Diciembre 5. A partir de carta real de la metrópoli de esa fecha la provisión de los beneficios eclesiásticos vacantes, que se cubrían por concurso oposición, ante tribunal presidido por el vicario y compuesto por dos regidores, dos ciudadanos y dos beneficiados, con preferencia, en igualdad de condiciones de los criollos del país y dentro de ellos a los pilongos. El tribunal elevaba propuesta al rey de dos nombres por cada vacante, entre los cuales se hacía el nombramiento. Este sistema, que contaba con la decidida oposición de los obispos, perduró hasta el 1670.

Preocupaciones destacadas lo eran para el cabildo colonial las de orden religioso: la necesidad de sacerdotes de la secta católica, el combatir el absentismo de los beneficiados que en un comienzo nombraron los reyes en quienes se limitaban a cobrar las rentas, sin aparecer por las islas y encomendaban los servicios a tenientes suyos. El entredicho puesto a la ciudad por delito cometido por uno de los regidores.



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