miércoles, 8 de julio de 2015

ARCHIVO PERSONAL DE EDUARDO PEDRO GARCÍA RODRÍGUEZ-LXXXI



LAS INSCRIPCIONES LIBICO-BEREBERES EN CANARIAS

Existen numerosas inscripciones de tipo líbico—beréber en las Islas Canarias, de las cuales se desconoce actualmente, al menos con detalle, cómo se originaron en su momento. Los habitantes que viven en las cercanías de dichos lugares los vienen llamando con nombres como "Los Letreros” “Barranco de los Letreros", identificando así acertadamente el carácter de los grabados desde hace mucho tiempo, incluso desde mucho antes de que surgiera interés en su investigación por parte de letrados de la cultura occidental.

Pero si bien el pueblo tenía y tiene conocimiento de la existencia de estos grabados, desconoce en la actualidad su significación e historia; hace ya demasiado tiempo que aquí no es costumbre expresarse con estos caracteres sobre la roca volcánica, y en consecuencia sólo yacen allí como testigos de un elemento cultural del pasado de un pueblo.

Cuando salió a la luz una de las primeras publicaciones de los grabados de Los Letreros en el Julan (Hierro), (Boletín de la Sociedad Geográfica de Francia, en 1875), aparecían descritos los signos alfabéticos de la siguiente manera:

"Existen inscripciones grabadas en la roca en el sentido vertical, según la inclinación de la corriente de lava, y otras en el sentido horizontal: los signos que las componen se hallan, por consiguiente, colocados unos sobre otros, o bien se suceden en el sentido de la escritura ordinaria. Todos estos caracteres así expresados, y que reproduce la fig. 11 A., forman tal vez palabras o frases.

Pero estos signos gráficos ¿pertenecen a una escritura, representarán letras de un alfabeto, o bien es preciso considerarlos como jeroglíficos, reproduciendo palabras, frases o ideas determinadas? ¿Pertenecen a un sistema gráfico de uno de los idiomas fenicios, líbicos, púnicos, berberiscos o amazirgas? He aquí lo que sólo un estudio comparativo con 'las inscripciones lapidarias encontradas en África, podrá hacer constar.

Hoy día, después de haber avanzado considerablemente la investigación de la escritura l íbico—beréber, podemos afirmar lo que antaño intuía el autor de este artículo: los signos pertenecen a un tipo de escritura alfabética, y por lo tanto son una representación grafica de un mensaje lingüístico. También la propuesta del estudio comparativo con las inscripciones norteafricanas es acertada, ya que constituye el único paralelo válido para determinar el sistema gráfico a que se asemejan los caracteres.

Asi resulta que en África Septentrional existen inscripciones muy parecidas a las que encontramos en Canarias, representantes de la escritura líbico—beréber, de la cual a su vez la nuestra forma parte.

Ahora bien, el líbico—beréber posee unas características especiales que lo diferencian de nuestra actual escritura, y que consideramos importante mencionar, porque de éstas resultan muchas de las dificultades a la hora de transcribir textos escritos con este alfabeto. Nuestra escritura, la latina, apenas tiene variantes escriba un  ingles, francés o español; todos usarán las mismas letras (con muy escasas excepciones) y ellas tendrán el mismo valor en cualquier texto. Esto no ocurre en el libicoberéber, aquí' nos encontramos que según el ámbito geográfico donde se halla la inscripción, o la época en la que se originó ésta, presenta diferencias en cuanto a sus signos. Estas se manifiestan en dos aspectos: hay letras en una zona que no existen en otra y también un signo idéntico en dos lugares puede tener, sin embargo, dos valores completamente distintos.
En la existencia de dichas variantes posiblemente habrá' influido el que los múltiples autores de las inscripciones habitaban regiones muy distanciadas geográficamente, y muchas veces con escasísimo contacto entre sí.

Para facilitar la comprensión de lo que implica la aparición de dicha escritura en Canarias, hemos creído conveniente separar este artículo en dos apartados: el primero será una breve exposición de las características generales de la escritura líbico—beréber, y el segundo de las que existen aquí en este archipiélago.

LA ESCRITURA LIBICO-BEREBER

Los signos de esta escritura son de aspecto geométrico, formados por: líneas (rectas, curvas y quebradas), cuadrados, círculos, puntos o combinaciones de cualquiera de los anteriores. Entre una letra y otra siempre hay un espacio (no es cursiva), siendo este espacio el mismo, ya sea para separar dos letras o dos palabras. Se escribe de derecha a izquierda y viceversa, y de arriba abajo y viceversa, y también una línea horizontal puede seguir a una vertical. Según la región donde se hallan estas inscripciones suele predominar un tipo de dirección concreta (en Canarias la vertical). La escritura es alfabética, pero cada signo designa a una consonante; las vocales no son representadas en la grafía.

Este tipo de inscripciones sólo se ha encontrado hasta ahora en el Norte de África (incluimos aquí a Canarias), por lo que la podemos considerar una escritura autóctona africana.

La mayoría de los pueblos que usaban dichos caracteres fueron cambiándolos por otros sistemas alfabéticos en los diferentes momentos de su historia, y en la actualidad han perdido todo contacto con ella, hasta tal punto que ni la usan, ni conocen su significado.
Sin embargo, se conoce un grupo social que sin interrupción ha mantenido la tradición de expresarse por medio de esta escritura; se trata de un pueblo beréber, el tuareg, cuyo habitat se extiende actualmente por el desierto del Sahara, ocupando políticamente parte de Argelia, Niger, Libia y Mal í. Ellos llaman a su escritura lifinagh, y es el tifinagh el representante de la escritura líbico—beréber, de la que se conoce no sólo el inventario completo de signos, sino también el valor exacto de cada uno de ellos.

Existen también unas cuantas inscripciones bilingües líbico—púnicas y líbico—latinas, cuyas interpretaciones nos proporcionan valiosas ayudas, aunque sólo abarcan regiones y épocas muy limitadas.

Otro dato es que los tuareg, conocedores del tifinagh, tampoco están capacitados para traducir textos que no pertenecen a su escritura y lengua, corroborando así el hecho de que las diferencias entre las diversas inscripciones son considerables.

En relación con la lengua que representan estas inscripciones, podemos afirmar con cierta seguridad una identidad beréber, aunque tengamos que entender este término muy ampliamente; es decir, extenderlo a varios modos de hablar que han sido aglutinados bajo el término lingüístico beréber, sin que ello implique una homogeneidad idiomática tajante.

Así, el dialecto del Ahaggar (hablado por los tuaregs), pertenece al beréber, y también el guanche tiene sus afinidades mayores con esta lengua, y es considerado como un dialecto de ella. Este es también el caso de las restantes inscripciones de África del Norte, que se encuentran en zonas de habla beréber o zonas que se supone fueron ber-berófonas en tiempos anteriores. Por último, ninguno de los invasores europeos llegó a adoptar esta escritura, pudiéndose descartar con toda seguridad que las inscripciones representen alguna lengua de ellos.

LAS INSCRIPCIONES LÍBICO - BEREBERES EN CANARIAS

Suponemos que estas inscripciones dejaron de grabarse como elemento de expresión en Canarias lo más tardar al desaparecer la lengua guanche (a la que pensamos que representaba), ya que ninguna escritura puede subsistir sin una lengua a la que representa. Por otro lado, sabemos con certeza que los colonizadores españoles-no llegaron jamás a usar esta escritura, por el simple hecho de que infravaloraban a todo elemento ajeno a su propia "cultura. En este marco de menosprecio y represión a las manifestaciones culturales del guanche (la prohibición de su lengua es un buen ejemplo), se suceden varios siglos en los que ni se investiga, ni se practica la antigua lengua y escritura del habitante del Archipiélago. Y "cuando tardíamente surge interés en el'.estudio de los temas canarios, tampoco 'se harán éstos para reivindicar a la cultura autóctona, sino ocurre todo lo contrario; solamente dan importancia a las cuestiones relativas a su autoría (si proceden de guanches o visitantes extranjeros), y su posible traducción.

En cuanto a la autoría de las inscripciones, no ha podido ser demostrada, como tan insistentemente se ha querido a veces, la presencia de supuestos forasteros en todas aquellas islas donde existen los grabados y que además cumplieran dos requisitos indispensables: tener una afinidad lingüístico—cultural con los guanches, y haber permanecido temporadas en las islas Hierro, La Palma y Gran Canaria en época anterior al dominio cultural y político por parte de los españoles.

Creemos así que la escritura líbico—beréber tiene que ser valorada como una parte más de la historia prehispánica, y solamente la reconstrucción y elaboración del conjunto de todos los elementos culturales nos permitirá conocer el pasado isleño, con sus evoluciones y contactos, que con otros pueblos habrá tenido antes de sufrir la integración a la Corona de Castilla. El estudio de los grabados líbico—bereberes en Canarias debe llevarnos en primer lugar al conocimiento de las condiciones y estructuras sociales en cuyo marco se  producirían las inscripciones.

Citamos a continuación a manera de brevísima reseña las principales estaciones donde aparecen los signos alfabéticos. Algunas de estas estaciones están en inmediata cercanía de otros restos aborígenes; junto a tagorores, enterramientos, etc. La importancia de vincular estos elementos radica en que sólo un estudio conjuntado puede aclarar la significación y objetivo de la escritura, dentro del grupo social a que suponemos pertenecía.

Las inscripciones líbico—bereberes no se hallan representadas en todas las islas, no hay indicios de que existan en Tenerife, Gomera y Lanzarote.

Hay un testimonio escrito de una inscripción en Fuerteventura, pero su autenticidad es dudosa porque su existencia no ha podido ser localizada en época reciente. Tampoco la combinación de los signos que la componen es la usual en el resto de las inscripciones canarias.

En la isla de La Palma se ha encontrado una inscripción en una cueva de Tajodeque, situada en un paso a la Caldera de Taburiente desde el Norte, y a unos 2.000 metros de altura aproximadamente.

No obstante, las manifestaciones más numerosas de estos grabados se encuentran en el Hierro (Julan, Caleta, Candía, y Bco. de Tejeleita) y Gran Canaria (Bco. de Balos).
Alfabeto Tuareg e inscripciones del Sahara

No podemos descartar que los grabados alfabéticos conocidos actualmente no sean más que una parte de los que en su día existían, ya que gran número de ellos habrán sido destruidos con el paso del tiempo; bien por factores de la naturaleza (erosiones, corrrientes lávicas posteriores, etc.) o bien por el propio hombre. Este último, dicho sea de paso, parece ser también el factor mas destructivo para los aún existentes, que corren el riesgo de sobrevivir por muy poco tiempo, si no se procede de una vez a protegerlos.

LOS GRABADOS DEL JULAN

"Los Letreros del Julan" están situados en el sudoeste del Hierro, en una zona que constituye actualmente uno de los sectores más desérticos y deshabitados de la isla. Las inscripciones se encuentran en una colada lávica, donde aparecen entremezcladas con grabados de otros tipos (espiriformes, circuliformes, etc.), ocupando ambos una superficie lo suficientemente extensa para que su real localización haya requerido una prolongada estancia de sus autores. En la vecindad de estos grabados quedan algunos ¡testigos de la vida de los aborígenes, tales como cuevas de habitación, aras de sacrificio, taros, etc. (según datos de L.D.Cuscoy). Un investigador, que realizó hace aproximadamente un siglo una expedición a este lugar, ha dejado información de haber encontrado en las proximidades de un tagoror "piedras grandes hincadas y en pie, semejantes a los menhires de los países del Nome". Describe también el hallazgo de una cueva sepulcral, donde contempló, según su propia expresión "los restos descarnados de estos hombres pobres, sencillos y pacificos, tan bien descritos por nuestros historiadores..." que "...dormían ahora tranquilamente en la misma gruta, donde tal vez su madre arrulló su primer sueño".

LA CALETA, LA CANDÍA Y BCO. DE TEJELEITA

Estas tres estaciones forman entre si un triángulo en la zona costera del NE del Hierro, de tal manera que la Caleta hace el ángulo costero, mientras la Candía y Bco. de Tejeleita están situados en barrancos tierra adentro a una distancia de aproximadamente 10 a 15 minutos caminando. Cada una de ellas posee un número considerable de inscripciones, las cuales a diferencia de las del Julan, carecen prácticamente de la compañía de grabados de otros tipos.

Las inscripciones de los barrancos se encuentran generalmente en las cornisas de las cuevas de éstos, a excepción de unas cuantas en Tejeleita.

En este último barranco hay varias cuevas que muestran señales de reciente uso por pastores, puesto que la zona es rica en pastos, y además hay charcos en el fondo del barranco, que conservan agua hasta bien entrado el verano, lo cual posibilita que fuese habitada por grupos de humanos.

D. Padrón dice de la cueva de La Candía, que había sido gruta sepulcral, y afirma haber hallado huesos humanos en su entrada, siendo estos restos de un enterramiento.

GRAN CANARIA

En esta isla se encuentran numerosas inscripciones alfabéticas en el Bco. de Balos o también llamado de los Letreros. Se hallan grabadas en las paredes de un macizo basáltico, que se eleva en medio del barranco, ocupando varios paneles. Los signos líbico—bereberes aparecen aquí' entre otros grabados, de los que predominan los antropomorfos. A. Beltrán, quien ha realizado un exhaustivo estudio del Bco. de Balos, manifiesta que "parece indudable que el macizo basáltico de Balos desempeñó el papel de un santuario y que sus grabados tienen un valor ritual"

INTERPRETACIÓN DE LA ESCRITURA

Las posibles relaciones que puedan existir entre escritura y enterramiento o escritura y tagoror tienen un interés más trascendental que el mero hecho de ser un legado de la cultura aborigen. El libico-bereber a causa de sus características particulares (representación sólo de consonantes, diferente dirección en las lineas, falta de evolución en cursiva, etc.) es de difícil lectura y escritura, y por ello inapropiada para la transmisión de largos textos informativos. L. Galland, eminente berberólogo, dice en uno de sus trabajos sobre esta escritura que se trata "de una grafía que permaneció cerca de los orígenes o magia de la escritura y que no exige del lector -caso que lo haya— el reconocimiento de las fórmulas rituales o el descifrarlo". Los guanches llamaban a esta escritura 'Tarha", que significa "señal para recuerdos", otro dato que nos indica que su finalidad se situaba más cercana a la conservación y fijación de ciertos hechos, que a la transmisión de mensajes nuevos y desconocidos, papel que nuestra actual escritura cumple fundamentalmente.

Sería interesante poseer el sistema alfabético de los signos líbico— bereberes de Canarias, pero esto es en la actualidad imposible ya que las inscripciones existentes son escasas y muchas de ellas se han conservado muy mal, por lo que es fácil equivocarse en la identificación de los signos. Sin embargo, hemos tratado de entresacar las letras que ofrecían un cierto margen de seguridad con el propósito de poder confrontarlas con el alfabeto tifinagh.

Entre ambos grupos existen diferencias muy evidentes; a excepción del punto único falta en Canarias todo el resto del grupo de los signos puntiformes, además de faltar los signos con lo cual llegamos a un número considerablemente desigual de letras que componen dichos alfabetos. A la inversa, los signos no existen en tifinagh.

Podemos deducir de todo ello que al variar un número de signos que corresponden casi a una tercera parte del alfabeto en total, la transcripción mediante el tifinagh corre un alto riesgo de resultar errónea. Y aún más, cuando hay letras que sólo aparecen en uno de ambos alfabetos (canario o tifinagh) y que representan a fonemas que son propios en las dos lenguas de dichas inscripciones. Por otra parte, tampoco queremos decir con esto que las inscripciones isleñas son indescifrables "per se", muchas otras escrituras parecían ser más difíciles de transcribir y, sin embargo, al cabo de largas investigaciones ha podido conocerse su alfabeto completo. Sólo queremos prevenir ante traducciones gratuitas, tomando signos que existen en Canarias y atribuyéndoles el valor que tienen otros signos parecidos del tifinagh, completando el texto con vocales elegidas arbitrariamente, al mismo tiempo que traducir la palabra resultante unas veces por el tamashek y otras por el guanche indistintamente.

Renata Springer, en Revista Aguayro
Año X nº 119, enero de 1980.
(Archivo Personal de Eduardo Pedro García Rodríguez)


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